La rana

N/A: SPOILER Basado en el capítulo 61 al 63.20 del manga y al capítulo 17-18-19 del volumen 3 de la Novela ligera. Con cambios en el final para conveniencia y un poco más de sustancia en ese momento tan emblemático de la pareja.

...

Salió del agua tomando una bocanada de aire, una vez que sus pulmones pudieron respirar observó a su alrededor, dándose cuenta de que estaba en la cueva que había detrás de la cascada, por lo que estaba fuera de la vista de su atacante, eso había estado lo suficiente cerca. ¿Una feita? debía reconocerlo, no pensó que intentaran utilizar con él un arma de fuego.

Observó a su alrededor en búsqueda de la chica que lo había seguido al salir de aquella cena incómoda, pero no pudo ver a la pequeña chica a su alrededor ¿donde se había metido? abrió los ojos por completo cuando una idea vino a su mente y se sumergió de nuevo en el agua, encontrándola descendiendo a las profundidad del lago.

Se movió tan rápido como pudo, estirando la mano, tomando la mano contraria y tirando de ella hasta rodearla con sus brazos y sacarla del agua, a la tierra firme que había en la cueva. Notó inmediatamente como la boticaria estaba quieta, sin reaccionar y un golpe en su estómago lo llevó a saberlo.

Había entrado agua a sus pulmones.

Sin perder más tiempo se inclinó hacia ella, con los nervios abriéndose cuerpo en su cuerpo, presionó sus labios con los contrarios, dándole el aire suficiente, respiración de boca a boca.

Levantó la espalda y presionó su pecho una, dos, tres veces, con la ansiedad abriéndose paso.

Había sido tan imprudente al lanzarse por la cascada, pero debido a la situación y su ubicación, no había otra alternativa. Pero jamás consideró que eso podría perjudicar a la boticaria. Volvió a inclinarse para darle respiración boca a boca.

El agua brotó de los labios de la boticaria, quien tosió ruidosamente, levantándose y escupiendo el agua de su boca. Jinshi se sintió mal por someterla a esa situación, por lo que acarició su espalda en un aspecto conciliador.

—Lo siento, no sabía que no podías nadar.

—Nadie...podría nadar...eso —Maomao habló sin aliento, sentía como la sangre había escapado de cuerpo, estaba mojada y el frío se colaba por sus huesos.

—El fondo es bastante profundo, así que sobrevivirás mientras consigas aterrizar en ella, suponiendo que no te ahogues.

—Correcto, suponiendo que no te ahogues — Maomao utilizó la voz más sarcástica que pudo, para dejar en claro su punto, que ella estuvo a punto de ahogarse.

Jinshi se dio cuenta de su error tarde, sentía la dura mirada de Maomao sobre él, por lo que intentó huir lo mejor posible de ella, mirando al otro lado. ¡Solo había querido salvarlos! aunque quizá debió preguntarse sobre su capacidad de resistir una caída de cincuenta metros.

El administrador del Palacio se distrajo lo suficiente, esperando que el enojo de la boticaria disminuyera, hasta que percibió que se puso de pie. Su atención se dirigió por completo en ella, hasta que vio lo que estaba haciendo y el color carmín apareció en sus mejillas de forma alarmante, al ver a Maomao deshaciéndose de su ropa.

—¡¿Q-Qué estás haciendo?!

Maomao siguió quitándose la ropa y Jinshi se esforzó en mantener la mirada al otro lado del espectáculo, recordando quien era, su educación y que no podría ver a una mujer, sea quien sea, con facilidad. Muchos podrían pensar muchas cosas de él, pero era bastante reservado e inocente en ese aspecto, a elección propia.

—Siento que tengas que ver un cuerpo tan poco atractivo, pero a este paso voy a coger un resfriado —La ropa siguió cayendo. —Y tú igual lo harás, quítese la ropa Maestro Jinshi, las escurriré por usted.

A pesar de su mente fuerte, Jinshi no pudo evitar desviar la mirada hacia la dirección de la boticaria, un solo vistazo, uno mínimo. Desde que la vio por primera vez entre la servidumbre era evidente su complexión, sin embargo, verla era otro asunto. Era delgada, tanto sus brazos como sus piernas, apreció sus caderas al estar de espaldas y la corta falda que... Jinshi se mordió el interior de la boca, obligándose a apartar la mirada.

Todo su interior se estremeció ante la imagen, que muchos hombres podrían considerar poco agraciada, pero que alteró en demasía al administrador del palacio. Jamás había tenido interés sexual o físico por alguna mujer, pero la boticaria... ella era diferente, lo despreciaba, al menos sus acercamientos y aquello solo lo animaban más, despertaba cosas en él que no podía controlar.

Celos asfixiantes que debía controlar, aquella sensación de querer encerrarla solo para él... y animaba una parte de su anatomía que no debería.

"¡No debes verla, debes guardar la compostura!"

Cerró los ojos un instante, dejó de pensar y se deshizo de su túnica. Está pronto fue tomada por Maomao que comenzó a escurrirla con total tranquilidad.

Jinshi podía sentir su corazón enloquecido por la situación en la que se encontraban, ella estaba casi desnuda, si realmente quisiera podría ver a través de la tela mojada, pero se había abstenido, muy en contra de su voluntad. Estaban solos como nunca antes, en aquella cueva oscura y sin nadie que estuviera pendiente de cada paso o palabra que decía. Podría intentar hacer algo y...

Aunque el propio Jinshi estaba enloquecido... ella parecía tan normal, sin vergüenza.

¿Por qué ella se veía tan indiferente? ¿de verdad no le ocasionaba ninguna vergüenza el estar casi desnuda y él tan cerca? Le resultaba tan frustrante que podría alterar a cualquier mujer con solo una sonrisa y a ella era indiferente aún con su desnudez, frustrante pero a la vez cautivadora.

—Puedes preocuparte de la mía después— dijo. —Ocúpate primero de la tuya.

Se acercó a ella y le arrebató la túnica, escurriéndola él mismo, era tan frustrante que se preocupara por él antes de cubrir su desnudez ¿acaso no le preocupaba lo que él podría pensar o hacer? Era un hombre a fin de cuentas y, a pesar de que podría fingir ignorarlo, su interés por ella era evidente, algo que tanto la consorte Gyokuyou había notado. Pero aún más lamentable es que su propia presencia o desnudez no la inmutara, ni la pusiera nerviosa.

Por ese mismo interés, aunque ese sentimiento era más profundo, es que él había tomado una decisión en ese viaje y por eso mismo pidió que Maomao lo acompañara. Frunció el ceño mientras escurría la túnica,

Aunque quizá era porque ella lo veía como un eunuco, desechándolo como hombre.

Una vez que ambos se colocaron sus ropas de nuevo, aún húmedas, fue cuando Maomao se permitió observar alrededor.

—¿Dónde estamos?

—Una cueva detrás de la cascada. —Jinshi habló con aire ausente mientras ambos observaban el agua descender de la cascada. —No mucha gente conoce este lugar.

—Pero tú sí. —Se aventuró Maomao, porque era evidente que lo conocía desde antes.

No se hubiera lanzado a la cascada de no tener un plan de escape ante sus atacantes.

—Un funcionario que solía jugar conmigo aquí hace tiempo me enseñó sobre él. Tengo entendido que entrar aquí se utiliza a veces como una especie de prueba de valor

—Ya veo...

Se quedaron en silencio un momento, antes de que Maomao sacará de un envoltorio de bambú un poco de alguna raíz de planta que habían desayunado aquel día, a sus palabras su deficiencia de sal era notable, algo que Jinshi admitió, debido a la gran cantidad de ropa que había utilizado para no ser reconocido, aún con ese calor.

—Me pregunto qué era eso de antes...

Jinshi captó la voz de la boticaria como un susurro, perdida en sus pensamientos.

—Era una feita. —Observó la cascada con aire ausente. — Los disparos fueron bastante seguidos, así que es muy probable que nos hayan atacado varios asaltantes.

Considerando el modo de acción de las feitas, el recargue de pólvora, debieron tomar su tiempo y esperar a que apareciera, a que él entrara en su campo de visión, siendo vulnerable para atacarlo. Por desgracia había arrastrado a Maomao en ese conflicto.

—¿Sabes si hay alguna forma de salir?" Maomao preguntó.

—Normalmente, uno simplemente nadaría más allá de la cascada.

Aunque Jinshi no estaba seguro de esa elección, podía intuir que sus atacantes estarían esperando cerca de la cascada, esperando que saliera a la superficie. Podía pensar en alguna otra opción, pero no era más fácil.

—Podría ser complicado para mí— Eso descartó por completo la idea de salir de la cascada, ella casi se ahogaba por eso, Jinshi no iba a arriesgarse a que algo así sucediera de nuevo y más con hombres armados detrás de él.

—Hay un agujero en el techo más adelante— respondió Jinshi, su segunda opción, la más segura y complicada. —Está conectado a una cueva más cercana a la residencia.

Ambos caminaron adentrándose a la cueva, un par de metros, podía escucharse el silbido del aire entrando por hueco que estaba en el techo, hasta que fue visible. Un enorme agujero que abría el techo y podía apreciarse el cielo azul con algunas nubes, una salida ideal pero casi imposible ya que estaba a tres metros de altura.

Desecharon la idea de pedir ayuda, porque debían estar lo suficiente cerca para ser escuchados y nadie sabía que estaban ahí, por lo que la opción más viable era intentar salir por sus medios...algo complicado.

Jinshi pudo verlo en la cara de la boticaria, sus cálculos mentales sobre que si uno se ponía encima del otro, quizá podrían alcanzar el borde, aunque ella era lo suficiente baja, debían aferrarse a esa esperanza o tomaría un largo tiempo antes de ser encontrados. Ella era más pequeña y menos pesada, aun recordaba cuando la cargó después de que lo salvó en la ceremonia, era tan ligera como una pluma.

Vio a la boticaria hacer un gesto de horror, claro que adivinó sus intenciones.

—No puedo hacerlo.

Jinshi supuso que tenía algo de vergüenza o que ella misma se subestimaba al no poder alcanzar la orilla, algo que realmente estaba fuera de la realidad. Maomao no podía dejar de pensar en que tan importante era Jinshi para ser atacado por feitas, además que eventos pasados lo confiaban, que no era un simple administrador del palacio ¿y quería que posara sus pies en sus hombros? ¡Ella, una sirvienta!

—¿Cuál es la alternativa? ¿Tú por debajo? Te aplastaría.— Era hasta ridículo de pensar, la vio titubear, pero debían salir de ahí. —Hazlo.

A regañadientes Maomao se acercó, subiendo poco a poco al cuerpo de Jinshi, quien se inclinó para que la acción fuera más fácil. Una vez que ella se aseguró en sus hombros, él se levantó. Maomao se apoyó en la pared lo mejor posible, buscando su equilibrio, pero cuando Jinshi se irguió pudo ver el borde lo suficiente cerca. Al inicio pensó que sería muy difícil alcanzarlo, pero ahora lo veía tan cerca...

Maomao se paró en sus hombros, con una mano se sujetaba de la pared resbalosa y estiró la otra en un intento de sujetarse. Y justo cuando el borde estuvo lo suficiente cerca, sintió algo caer a su rostro, algo pegajoso y húmedo, que hizo un sonido particular.

"Croac"

Escuchar ese sonido no la asustó, pero la descontroló lo suficiente para soltarse de la pared por la impresión y apartar la rana de su rostro, la cual saltó perdiéndose en el vacío.

"Una rana, no es nada" Maomao intentó restar importancia, pero fue cuando se dio cuenta de que había soltado la pared y percibió su cuerpo perdiendo el equilibrio.

Jinshi pudo sentir cómo el cuerpo encima se tambaleó, intentó sujetarla de las pantorrillas, pero el pequeño cuerpo terminó cediendo, cayendo hacia adelante. El eunuco reaccionó tan rápido como pudo, sujetando el cuerpo de la boticaria, y amortiguando su caída con el propio, ella cayó encima suyo.

Pudo sentir un pequeño dolor cuando su espalda golpeó el suelo sin ningún amortiguador, pero esa no era su prioridad, sino asegurar el débil cuerpo de la boticaria. Entreabrió uno de sus ojos, ya que los había cerrado por el impacto y al sentir la punzada en la espalda baja, vio el rostro femenino cerca, observándolo con sorpresa, por evitar su caída.

Jinshi se sintió tranquilo de que físicamente se viera a salvo, no se había golpeado, lo cual era su objetivo. No podría haberse perdonado si ella salía herida y más en ese viaje, donde parecía que estar a su lado la ponía en peligro, que era lo que menos quería.

Maomao pensó en el dolor que embriagaba su cuerpo ante tan alarmante caída... solo que realmente no había ningún dolor. En cambio podía sentir algo suave en su mejilla, por lo que levantó el rostro, encontrándose con que Jinshi había amortiguado su caída y que estaba lo suficiente cerca para que su belleza irreal la golpeara... todo eso la hizo sentir nerviosa y pudo intuir que él podía escuchar sus latidos alterados y se sintió aún más avergonzada.

Maomao estaba tan cerca que él se maravilló de apreciar sus facciones, recordando que esas pecas eran falsas y que su belleza era sin igual, al grado de dejar que él mismo agradecía de que no la presumiera o él estaría el problemas, de que algún otro hombre con mayor facilidad y sin lineamientos absurdos frenándolos, fuera por ella.

La calidez del cuerpo femenino encima suyo lo embriagó, su mano en su pecho y se maravilló al notar, por primera vez, de escuchar los latidos nerviosos de la chica ¿estaba tan nerviosa como él? ¿Su cercanía la estaba afectando? Aquella idea agitó su interior de manera cálida, porque ese podría ser el momento que había esperado para poder cumplir con el objetivo de traerla ahí.

De confesarle la verdad de quién era él en realidad, algo que había considerado durante un largo tiempo, pero que se había decidido. Él había aceptado sus sentimientos por Maomao, como todo en ella lo atraía como jamás nadie lo había logrado, pero para siquiera pensar en una posibilidad de ser aceptado, debía ser honesto con ella.

Y si ella sabía...

Mao Mao intentó calmarse de la cercanía del eunuco, de la caída que pudo ser letal y de la fragancia que llenaba todo su sentido del olfato, por lo que decidió concentrarse en algo más, algo que su mano estaba sujetando "¿qué era eso?

Jinshi abrió sus ojos por completo cuando sintió una presión en su entrepierna y comprendió enseguida de que la otra mano de Maomao había terminado ahí al caer.

Maomao se quedó confundida de qué era lo que su mano estaba sintiendo ¿acaso la rana que había caído en su rostro se coló en la ropa de Jinshi? Era blanda, pero la forma no coincidía para nada con la rana de tiempo atrás, además que estaba debajo de la túnica de Jinshi, estaba tan insegura de la respuesta, por lo que se aventuró a tantear con los dedos.

Jinshi sintió la presión en su entrepierna, las manos pequeñas tocando un sitio que no debería ser tocado examinando y presionando.

Hugh —Un sonido salió de sus labios, uno que fue irreconocible, porque jamás había vivido una situación como esa.

Una en la cual una mujer tocara con libertad sus partes privadas, jamás había estado a solas con una mujer y menos había sentido ningún tipo de interés en el asunto, por eso mismo había decidido el tomar aquel brebaje repugnante para disminuir cualquier función incómoda que pudiera delatar el que no fuera un eunuco.

Pero un toqueteo directo... era más de lo que podía soportar. En condiciones normales hubiera reaccionado inmediatamente, provocando una erección. Sin embargo, esas no eran condiciones normales. No había tomado ese brebaje desde que emprendieron el viaje, pero debido a su ingesta frecuente durante tanto tiempo, sentía su parte adormecida, por lo que sentir la mano femenina presionando, despertó un hormigueo ansioso en su parte baja, que fue subiendo por su cuerpo de manera creciente.

La boticaria siguió presionando y un seguido quejido salió de sus labios, sintiendo su cuerpo inundándose en un calor sofocante, en una sensación placentera, ligera pero que buscaba dominar todo su cuerpo. Y aquel suceso era sumamente vergonzoso para él, por lo que evitó mirarla a la cara, a pesar de que de reojo podía ver la confusión e incredulidad en su rostro.

—Lo- Lo siento, pero...—Tartamudeó, algo que en jamás en toda su vida había hecho. — ¿podrías mover la mano? Está haciendo las cosas bastante difíciles...

A pesar del calor agradable y el placer abriéndose paso en su cuerpo, la erección no sucedía, quizá Gaoshun tuvo razón al decir que si seguía tomando aquello, eso podría perjudicar sus futuros planes de demostrar su amor de manera más carnal con alguien.

—¿Difícil? —Maomao habló y volvió a presionar su mano, ligeramente y de manera inconsciente.

Jinshi dejó salir un ligero gemido de sus labios, sintiendo el placer eclipsando sus sentidos, podía sentirlo, el calor abrasador en su entrepierna y como en cualquier momento él...intentó resistirse, aferrarse a su raciocinio, que todo eso era una confusión y que debería mantener la compostura, debía...

Pero la mano femenina en su virilidad hacía las cosas tan difíciles...

Hasta que finalmente ella quitó su mano, sentándose en un intento de apartarse de encima, pero Jinshi, se quitó el flequillo de su frente, sintiendo como su raciocinio que pensó perdido regresaba con fuerza. Pero era ahora o nunca, por lo que evitó que ella se levantara y en cambio se sentó, quedando ella sentada en su regazo a horcajadas.

—Supongo que esto me ahorra algunos problemas. —Recuperó el aliento lo mejor que pudo.

Podía pensar por primera vez como algunos hombres perdían la cabeza en el acto físico, algo que él desaprobaba, si no fuera por ese brebaje, Jinshi no sabía lo que hubiera hecho.

—Necesito decirte algo. —Su expresión antes acalorada, se volvió seria de pronto. —Es una de las razones por la que te hice venir a este viaje.

Maomao entró en crisis ante esas palabras y lo que podrían significar ¿Qué era lo que quería decirle? No podía ser nada bueno, porque acababa de descubrir que el administrador del palacio interior, aquel lugar donde solo había eunucos para evitar algún percance con las concubinas del emperador... no era un eunuco, que todo este tiempo estuvo fingiendo.

¿Qué pasaría si ese hecho se supiera? ¿Y si él había sembrado la semilla en el jardín del emperador? ¿y si se enteraban de que ella sabía? ¡No podía ser nada bueno para ella! siempre lo había dicho, la ignorancia era lo mejor para una vida tranquila y eso es lo que ella quería. Trabajar hasta cumplir su tiempo en el palacio y regresar a la botica, con su padre, no necesitaba ninguna información necesaria.

¡No quería que la metiera en algo tan complicado como eso!

Jinshi por su parte sabía que el que ella sintiera aquello, dejaba en claro como evidencia de que él que fuera un eunuco, no era cierto. Con esa verdad sobre la mesa, lo que seguía facilitará las cosas.

—Yo...—Pero fue interrumpido en medio de su confesión.

—Lo siento señor, me temo que he aplastado una rana. —Su expresión era tan seria e indiferente, que dejaba en claro que estaba siendo sincera.

Jinshi podría haber esperado cualquier tipo de reacción, que ella misma se mostrara curiosa de la verdad, algo a lo cual se apasionaba, o que se enojara por la mentira pero... jamás pudo imaginarlo.

—¿Una rana?

—Sí, mi señor, una rana. Me disculpo de nuevo, me cayó encima desde arriba y me hizo perder el equilibrio. No estás herido, ¿verdad?—Ella tenía un gesto de total preocupación.

—Eso no era una r...

—Bien entonces, salgamos de este lugar de inmediato.

Jinshi lo entendió, que ella estaba fingiendo sobre todo ese asunto, adjudicando lo que sintió como una rana. La conocía lo suficiente para intuir su línea de pensamiento, no quería complicarse. Muchas veces él la atraía a resolver misterios o situaciones de interés con carnada, algo que la llamara lo suficiente para que dejara su rutina tranquila y que no le generará complicaciones.

Esa fue una de las razones por la que se quedó como una sirvienta normal, lavando ropa, en vez de decir que sabía leer y escribir, para vivir una vida tranquila en el palacio. La ignorancia era su mejor amiga, nunca quería saber más de lo necesario.

Pero él había planeado llevarla ahí para dejar las cosas en claro, para decirle quien era en realidad y dejar en claro sus sentimientos ¿y ahora estaba fingiendo y evitaría todo con simple ignorancia?

No se había tomado todas esas molestias por eso, lo escucharía.

Se acercó, sujetando su espalda baja y con su otra mano, la muñeca femenina, acercándose más a ella, obligándola a mirarlo, para dejar ese absurdo juego de la ignorancia. Y más al sentir su orgullo herido ante su adjetivo.

—¿A quién le estás diciendo rana?

Maomao se sentía incómoda en esa posición, había sido acorralada sin forma de liberarse, no se prestaría a su juego, seguiría en su mentira tanto tiempo como pudiera.

—Si no es una rana ¿Qué era? —Él no lo admitiría abiertamente, lo sabía.

Ella misma se repetía una y otra vez "es una rana" es su cabeza, indispuesta a aceptar que era otra cosa. Pero podía ver el ceño fruncido de Jinshi, detonando su enojo.

—Una rana hubiera sido más pequeña ¿no?

—No, mi señor, hay algunos anfibios de tamaño decente en esta época del año...—Maomao iba a aferrarse a su mentira, aunque su voz era nerviosa.

D-Decente...—Eso fue como un golpe en el rostro para Jinshi ¿decente? ¿era...decente?

Maomao aprovechó esa vacilación para acercarse al rostro de Jinshi con la suficiente confianza para encararlo.

—Si, decente. —Se preguntó porque parecía tan escandalizado por ese asunto, debía terminar con eso y enfocarse en salir de ahí. — Y si no era una rana de tamaño decente, ¿qué cosa de tamaño decente podría haber sido?

A pesar de ello, comenzó a limpiarse la mano en su ropa, en un intento de deshacerse de la sensación de tener la mano sujetando a la "rana" tanto tiempo.

—¡¿Por qué te estás limpiando?! —Jinshi se sentía cada vez más insultado.

—Por qué las ranas son asquerosas, señor.

Un segundo golpe en el rostro, directo entre los ojos y otro más en su abdomen, directo a su orgullo. Eso era demasiado, la forma en que ella se aferraba a esa burda mentira.

—¿A quién le dices asqueroso?

Ambos se miraron fijamente durante un largo tiempo, en una guerra de miradas, de voluntad y fuerza mental, de saber quién resistirá más tiempo ante sus intenciones. Verdad y mentira enfrentados, aferrándose y doblegando al otro.

Maomao sabía que había lastimado su orgullo, cualquier hombre reaccionaria mal al ser llamado asqueroso, sin embargo, ese era su método de defensa. Nunca es bueno saber demasiado y menos en el palacio interior, podría ser decapitada por conocer algún secreto. Pero si ella desconocía algo, podría jurar a sus superiores por su ignorancia sin culpa, esa vida era mejor.

Sintió como el agarre de Jinshi en su brazo disminuyó hasta soltarla, ella pensó que era una victoria, por lo que intentó levantarse. Pero terminar eso no estaba en los planes de Jinshi, por lo que la empujó, haciéndola caer al suelo sin oponerse al verse sorprendida por el acto. Jinshi actuó rápidamente, colocándose encima de ella, imposibilitando su cuerpo y que se moviera, pegándose a ella, pero al mismo tiempo evitando aplastarla.

Sabía que ella juraría hasta la muerte que "eso" que había tocado era una rana, pero él necesitaba que ella aceptara la otra posibilidad para que pudiera avanzar, además que su propio orgullo había sido dañado. No iba a perder, no ante una rana, por lo que estaba dispuesto a demostrarlo al precio que fuera, para ver hasta donde ella estaba dispuesta a seguir con su mentira.

—Bien. —Sujetó la parte trasera de su rodilla y elevó su pierna, acercándose más a ella. —¿Quieres averiguarlo por ti misma?

Maomao se dio cuenta de que quizá lo provocó demasiado, pero ya había llegado hasta ahí, no iba a retroceder.

—¿De qué hablas? —Su voz sonó más insegura de lo que quería.

—Despertemos a la "rana" —Pronunció aquella palabra con énfasis y burla. —Y veamos si realmente es una rana y lo que sucede.

Maomao tragó saliva al ver el rostro de Jinshi tan cerca y la profundidad de sus palabras, la insinuación que lo envolvió. Él solo la estaba molestando ¿no? solo debía resistir ese absurdo juego y él dejaría pasar todo eso. La tensión era tan tangible que era sofocante, al grado de que respirar dolía, en esa guerra de voluntad. Maomao no estaba dispuesta a perder, por lo que no desvió la mirada en ningún momento.

Maomao sintió los labios de Jinshi en su mejilla, en un suave toque, tan ligero pero que desató una corriente en su cuerpo y que alteró sus latidos.

Jinshi deslizó sus labios por la mejilla de Maomao tan sutilmente como el aire acariciando los pétalos de una rosa, saboreando la fragancia de la boticaria. La sintió estremecerse ante ese roce y el saber que ella estaba reaccionando ante él por primera vez, despertó aquel calor tan fuerte en su cuerpo como momentos antes. La piel de la boticaria era más suave de lo que pensaba y dulce.

Sus labios se deslizaron por su mandíbula, saboreándola, tentándola.

Maomao presionó sus manos con fuerza, resistiendo al cosquilleo extraño en su cuerpo y negándose a aceptar esa sensación como algo agradable. Aguantó la respiración cuando los labios de Jinshi recorriendo su garganta, besándola y acariciando, despertando una corriente que llegó hasta su intimidad.

Jinshi se aventuró a sacar la lengua y lamer un poco de la piel expuesta de la boticaria, ella se estremeció violentamente, algo que excitó aún más a Jinshi. Escuchaba los latidos fuertes y rápidos en el pecho de Maomao, como no respiraba, tenía los ojos cerrados y las mejillas sonrojadas.

La imagen fue un completo deleite.

Sus dedos se deslizaron por la pantorrilla de la boticaria, subiendo ligeramente, por debajo del vestido. Ella abrió los ojos por la impresión y fue cuando vio a Jinshi observándola, con un brillo en los ojos, un sonrojo en las mejillas y una mirada... tan profunda y abrasadora que le detuvo el corazón.

—Se despertó.

Maomao no podía pensar claramente, más que en el aroma de Jinshi colándose en sus fosas nasales y como su piel ardía en cada lugar que sus labios tocaron, por lo que no entendió a la primera. Pero cuando movió su pierna libre, lo sintió.

La rana se había despertado.

Jinshi se acercó a su rostro de nuevo y fue cuando sus labios se encontraron, tan ligero como un roce al inicio, pero finalmente se desató una danza desesperada, en un intento de saciar aquel calor que embriagaba ambos cuerpos.

La mano de Jinshi siguió subiendo por su pierna y aquel calor interno que le impedía pensar con claridad. Hasta que ambos lo escucharon, lo suficiente claro para que cortaran el beso y Jinshi levantó el rostro al cielo.

—¿Escuchaste eso?

Maomao, en un intento de despejar su mente, sacudió la cabeza, ignoró los latidos de su corazón e intentó concentrarse. Fue cuando se llevó los dedos a la boca e intentó silbar. Empujó a Jinshi, levantándose del suelo justo a tiempo cuando Lihaku apareció en su visión, en el borde del agujero, habían ido a salvarlos.

Por su parte Maomao se aseguró de mantener toda la distancia posible de Jinshi, negando absolutamente cualquier sensación que pudo haber sentido en la cueva, aferrándose a que eso jamás sucedió.

Y por supuesto, aferrándose a que aquello blando que sintió era una rana. 

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