34︱ Capítulo Treinta y Cuatro (parte II)⚔️
No imaginó que aquello sería tan duro, su dicha nuevamente se veía frustrada por la cruda realidad del destino. Todo su pueblo lo odiaba, se convirtió en un marginado social ante los prejuicios de su raza.
Incluso los guardia carcel le extendían su rebanada de pan diaria con desprecio. Aún recordaba cuando lo escoltaron por exteriores a su celda, la gente lo insultaba o arrojaba lo primero que encontrase sobre él.
Tanto sacrificio.
¿Valía la pena?.
¿Incluso si no podía estar con ella?.
Su corazon generoso recordaba la mirada de dolor de su amada.
Su expresión rendida, agobiada.
Se reprochaba a sí mismo el no poder consolarla cuando mas lo necesita. Como desearía darle un abrazo en estos momentos.
Los moretones, la sangre, las llagas que cubrían su piel, el hambre, su cuerpo agonizando con la cara empapada en lágrimas. Afligido en la nostalgia. La agonia de sus propios recuerdos lo mantenían con vida.
Sus recuerdos le daban alegría.
Flash back.
-¿Qué somos? -El Son insistió nuevamente, apretando sus mejillas con los dedos.
-No lo sé -respondió cortante.
El llamado al entrenamiento rutinario no sirvió de mucho, tuvieron que separarse. Finalmente cuando consiguió sacarle palabra alguna sobre el tema, alguien o algo -como casi siempre - interrumpía el momento.
Con un suspiro frustrado avanzó dispuesto a enfrentar el próximo entrenamiento al lugar asignado.
No pudiendo quitarle la vista de encima un solo segundo, ese sentimiento nuevo de inseguridad carcomía su mente.
¿Ella lo veía de la misma manera?.
¿Acaso lo quería o su interés por él era solo pasajero?.
Una vez culminada su sesión matutina y asignado el descanso, quiso buscarla para aclarar esa duda qué habitaba en su pecho.
Le fue imposible.
La multitud, sus obligaciones, para rematar una peli-azul que lo aprisionó por el brazo. Con una sonrisa en exceso melosa.
-Goku ¿Quiéres ir a comer conmigo hoy por la noche?.
-No creo que...
Pero una voz proveniente de la sucesora al trono lo interrumpió de golpe.
-Estaba buscándote, Kakaroto -Vegita informó en voz alta.
A propósito.
Provocando incomodidad en el menor.
Bulma rodeó su cuello en un gesto desdeñoso. Le arrojó una mirada molesta a Vegita con intenciones de que se marchara; pero como de costumbre, ella hizo caso omiso y se plantó en el suelo mas impetuosa que nunca.
-Es su descanso, lo que sea que quieras puedes decírselo mas tarde -la terrícola le reprochó a la soberana.
La falda corta ceñida en pronunciación a sus caderas. El escote en v que no dejaba lugar a la imaginación. La baba de los saiyajin's, que por poco no formaba un charco en la entrada a la cafetería.
A Bulma le gustaba llamar la atención. Eso seguro.
-No necesito pedirte permiso para llevarme a mis subordinados -su majestad aseguró de brazos cruzados.
Ninguna de las dos fue capaz de dejar esa pelea de manera pacífica. Como cada encuentro entre estas dos: no era amistoso. Incluso parecía que todo el entorno se paralizó con sus miradas gélidas.
Ahí, expectante en una esquina el son rascaba su nuca con nerviosismo.
-Sé que eres su jefa, pero eso no te da derecho a llevarte a Goku como si nada -razonó la terrícola- mucho menos cuando está descansando de un entrenamiento tan agotador. ¿Quién te crees?.
Estaba llegando al límite de paciencia de la peli-flama.
-¿Quién me creo? -dudó para sumida en impotencia. Inhalando previamente, para descargar su enojo contra la de voz chillona.
Cierto azabache de manera recelosa interrumpió.
-Bulma tiene razón -Goku musitó con cierta decepción en su labia- puedo obedecer lo que quieras en otro momento, Vegita. ¿Qué soy para ti? ¿Un esclavo?.
La contraria apretó los dientes para dedicarle una mirada de furia.
¿Por qué se ponía de su lado?.
Incluso ¿Por qué le molestaba que Kakaroto fuera asechado por ella?.
Era inaceptable.
Pudieron mas sus celos que el orgullo. Cuando vio que ajustaba la cinta de su dogi de manera insinuosa y manoseaba sus brazos sin pudor alguno.
Accionó mas rápido que Flash, empujándola lejos del guerrero.
-De nuevo ¿Quien te creés? -Bulma reprochó con fastidio- ¡Él no te pertenece!.
-Te equivocas maldita -Vegita refunfuñó.
-¡¿Piensas que eres su novia o algo así?.
Un grito agudo que llamó la atención de todos.
El comedor entero hizo silencio presenciando el escándalo formado.
Vegita suspiró profundamente, dedicando una mirada matona a todos los curiosos que se dispersaron después de eso.
-Si, soy su novia -tomó al guerrero de la mano y respondió altanera en la cara de la peli-azul- por lo tanto: si vuelves a ponerle un dedo encima...
Cierta declaración causó un gran impacto en el guerrero.
-¡¿De verdad?!-exclamó Goku entusiasta.
La capitana se ruborizó evadiendo la sonrisa luminosa de su subordinado.
Antes de que pudiera afirmar o denegar cualquier cosa, este la besó tiernamente en los labios para después abrazarla con fuerza.
Vegita correspondió gustosa observando con una sonrisa maliciosa como Bulma se retiraba indignada.
Y ese fue el comienzo de su noviazgo.
Un par de horas mas tarde.
-¿Vegita?, ¿Que hacen los novios?.
-¿Eh?.
-¿Qué se hace con una novia?.
-No se, nunca tuve una.
-Ya Vegita, deja de reir y tomarme el pelo. Responde con la verdad-Goku reclamó.
-Eres un tonto -aseguró divertida.
Fin del Flash Back.
La puerta de la celda se abrió.
Goku permaneció en el suelo con su sonrisa intacta y un sabor salado en los labios secos. Los tocó para recordar el sabor de sus besos.
Estaba tan inmerso en su mundo que ni siquiera notó cuando unas pisadas se aproximaron a él.
Lo levantaron del suelo, acariciaron su rostro de forma cariñosa con un fino tacto que recordaba perfectamente.
Entonces lo supo:
Era ella.
-Tienes que irte.
No hizo caso, fue como un pequeño niño rebelde que se negaba a tomar su sopa.
Cuando la tuvo con él, ya no quiso dejarla ir nunca mas. Estaba fingiendo una fortaleza vana.
Y Goku lo sabia.
Su piel temblaba y su cuerpo se rendía a fundirse en un abrazo eterno con el guerrero. Acarició como el cristal mas frágil del mundo su cabello, era un simple "Estoy aquí" de su parte que Vegita valoró mucho.
Si, su vida en ese entonces era una mierda.
No lo negaría y tampoco era muy difícil de deducir; pero con él a su lado, creyó que podría superar cualquier tristeza o dolor posible.
Es por eso que le costaría soltarlo mas que nunca.
No debía.
No quería actuar como una idiota sentimental en ese momento. Llevaba varios minutos preparándose para despedirse de él.
Como siempre, Kakaroto derribaba todos sus planes justo como si fueran una pila de naipes mal posicionada.
Él era su debilidad.
Lo único que le quedaba.
Y lo único a lo que no debía aferrarse demasiado.
Ya era tarde.
Estaba perdida por él.
Pero incluso cuando tuviera que vivir con ese vacío tan grande de perderlo, lo haría.
Sería demasiado egoísta poner en primer plano su felicidad arriesgándose a que se quede con ella.
Mucho mas cuando este dio la vida por ella.
Como ya le dijo antes, no podía dejarlo todo por él.
La humedad comenzaba a acumularse en su cabello. Levantó su rostro que estaba sumido en el pecho de Goku para observarlo.
Nunca antes lo vio tan triste.
Nunca antes lo vio así de destrozado.
¿Dónde está ese cabeza hueca de sonrisa encantadora?.
Ella lo mató.
Y odiaba que esté así por su culpa.
Con un nudo en la garganta, aún conservando un hilo de voz quiso animarlo.
-Hey, no seas llorón Kakaroto. No hagas esto -la soberana tranquilizó secando con la yema de sus dedos una lágrima- no tuvimos un final feliz, pero al menos fuimos felices hasta que hubo un final. Eso ya es bastante -consideró aunque ni ella creía la sonrisa de papel que estaba manifestando- y aunque no estemos juntos. Nos pertenecemos, en nuestros recuerdos, pensamientos, emociones -finalizó con una sonrisa.
-Eres mi amor.
-No, tu eres mi amor -contradijo un tanto avergonzada.
El cariño en el ambiente, era tan claro que por poco y se volvía tangible. Familia y amigos se unieron en ese momento, para alivianar aquella nostalgia que también era presente del momento.
-Yo le di la vida, es mi bebé -protestó Gine de brazos cruzados.
Bardock entorno los ojos y se interpuso en el camino de su esposa, quién marchaba dispuesta a reclamarle a su hijo y a la princesa.
-Déjalo crecer mujer.
-Deja de apartar a mi hijo de mi lado, Bardock. Él necesita de su madre.
El Son suspiró de manera pesada. Sin romper el abrazo con su princesa de fuerzas elite.
-Tranquila mamá -le dedicó una sonrisa reconfortante- les pertenezco a ambas.
Un grito ofendido resonó en la celda.
-¡¿Qué hay de mí?! -canturreó a modo de broma Goten- eras el condimento de mi guiso, eras Woody y yo Buzz, eramos como Batman y Robín. ¿Qué hice mal?.
La peli-lila, futura madre de su hijo le reclamó lo infantil que estaba siendo a lo que el contrario hizo oídos sordos.
-De a cuerdo Goten, también soy tuyo -aceptó el Son con una sonrisa divertida.
Y todos pudieron compartir una última risa grupal como era de costumbre, cuando estaban juntos.
Extrañarían eso.
Se besaron infinita y lentamente.
Con los reclamos de Gine de fondo, quien seguía preocupada por su hijo.
-Los hombres son unos ingratos.
-¿Y yo que hice mamá? -cuestionó Raditz a su lado.
-Mujer ¿Por qué dices eso?.
Seguía entre dientes protestando dicho cariño que nunca había recibido.
-Por empezar, tu nunca sacrificaste nada por mí Bardock -comentó la saiyajin de brazos cruzados- jamás me dicen que me aman y solo me ven como su refrigerador o su chef privado. ¡Qué vergüenza! ¡Tantos meses en mi vientre y no tienen ninguna consideración conmigo!.
-Calla mujer, no es momento para tus celos.
Cierta peli-lila se acercó a la que había servido por tantos años, con intenciones de disculparse por su partida.
-Vegita... Yo.
-Descuida, te entiendo -reconfortó ayudando a Goku a ponerse de pie.
-Que bueno que se tomara bien la noticia -alentó un Goten sonriente- por un momento temí que fuera a matarme.
La princesa lo fulminó con la mirada.
-No es lo mismo contigo, ladrón.
Trunks sonrió y le dió un último abrazo a Vegita. Lo correspondió muy a su manera, deseándole lo mejor para su futuro hijo.
Las cosas se estaban extendiendo demasiado y los guardias probablemente volverían si ellos no se apuraban.
-Hasta nunca, Kakaroto.
-Hasta pronto-corrigió.
-Ambos sabemos que no es así -la princesa recalcó pesimista.
Por mas que quisiera hacerse la dura, el sentimiento de dolor la consumía. No iba a llorar -al menos no frente a él- debía darle las fuerzas necesarias o no se iría.
El corazón le flaqueó y pudo mas el sentimiento. Volvió a abrazarlo con fuerza.
-Suéltame, o no voy a dejar que te vayas -le pidió al Son con cierta tonalidad suplicante.
-Si me dices que me quede -alegó su amado- lo haré.
-No, van a matarte si lo haces.
Alguien tuvo que dar el incentivo necesario para irse.
-Kakaroto, vámonos -pidió su padre.
De manera afligida, con el cuerpo pesado y su pecho subiendo y bajando con impotencia -muy a su pesar- obedeció.
Partiendo al hangar donde aguardaba su nave.
Su familia entera y mejores amigos cargaron lo necesario para irse.
Vegita prefirió cerrar la celda e ignorar su partida, por muy mal que se sintiera.
Entonces pasó.
Goku se marchó del planeta.
Y una vez que se encontró en la soledad de su dormitorio, ella dejó salir todas y cada una de las lágrimas contenidas.
Recordando al guerrero.
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