30︱ Capítulo treinta ⚔️
Pd:leer primero la nota del final.
Narrador omnisciente.
—De verdad eres un imbécil —Vegita repitió por milésima vez, observando al saiyajin que se recargaba en el suelo.
Los sucesos eran demasiado rápidos, muy contundentes y simbólicos. Mas que nada repentinos, para haber transcurrido solo un par de horas.
A veces la vida es así ¿No?.
Bastan solo un par de segundos para que toda tu felicidad se derrumbe, o viceversa.
La vida nunca dejaba de sorprenderla constantemente, también la obligaba a tomar decisiones difíciles con frecuencia.
¿Ejecutar a Kakaroto?.
¿Abandonar el trono?.
¿Qué hacer?.
:— Maldición —quejó nuevamente, con una lágrima resbalándose por el cuenco de su ojo— te lo dije... ¡No se si pueda dejarlo todo por ti Kakaroto! —la soberana reprochó culpable.
—No te sientas mal por mí —el peli-palmera intentó consolarla— lo sé. Te escuché cuando lo dijiste.
Admitió con pesadez, con la soberana acariciando su hinchado rostro. Y él, recibiendo gustoso las caricias que esta le brindaba.
Su felicidad, se veía frustrada nuevamente por el cruel destino que estaba afrontando.
Quería memorizar sus facciones antes de morir, quería verla nuevamente y visualizar un destino diferente.
No se vive de recuerdos, pero al menos los recuerdos le serían un gran consuelo por perder lo que él mas amaba.
Nunca fue un sacrificio hacer nada por ella, incluso cuando dicho sacrificio lo llevaría a la muerte. El Son, era fuertemente emocional, de buen corazón, cariñoso y profundamente considerando cuando de una persona querida se trataba.
No sería una tortura morir por ella. Porque desde que la conoció: vivía por ella.
Vivía para hacerla sonreir, vivía para seguirla, vivía para quererla, vivía para enfadarla en ocasiones y para crear momentos en los que ambos estuvieran juntos.
Porque no podía percibir una vida que fuera distinta. Desde que irrumpió en su mente, en su alma y en su corazón sin previo aviso. Se convirtió en alguien indispensable para él.
Ese amor lo condenó.
¿Qué tan loco lo volvió enamorarse de una princesa elite?.
Lo suficiente: como para morir en una horca por causa de sus consecuencias. Consecuencias falsas, pero irrevocables a ojos de todo un planeta.
Una muerte que los separó para siempre.
Nada era sencillo—quizás en otro contexto lo fuera—. Quizas en otra realidad, con otros acontecimientos, con vidas distintas, pero no en ese caso.
No con un reino dependiendo de su existencia.
No con una alimaña ponzoñosa, amenazando sus tierras.
No con sus opciones tan reducidas, y ella viéndose en una postura obligada a actuar por el poder que le fue asignado tanto tiempo.
"Es el sacrificio por ser líder". pensó.
"Debo dejar de lado mis propios intereses, por la obligación que tengo con mi planeta" Se repitió nuevamente.
Pero ¿Cómo hacerlo?.
¿Cómo?.
Cuando veía el cuerpo de Kakaroto agonizando en el suelo por culpa suya. El había asumido la culpa para protegerla.
Fue un sacrificio para que ella viviera.
—¿Qué esperas que haga? —interrogó con pesadez, abrazando fuertemente a su soldado por última vez.
Los golpes que le fueron proporcionados en el cuerpo le impedían moverse, la escasa visión de su párpado inflamado le dificultaba ver claramente la expresión de su futura reina, la sangre que escurría de su cuerpo desnudo producía un desagradable aroma que aseguraba que todo acabaría allí.
Vegita nunca fue una persona sentimental. Ella nunca fue una persona que llorara con gran facilidad; no obstante, con una gran perdida y la persona que amaba padeciendo las consecuencias de un infeliz, no le quedó de otra que recurrir a las lágrimas en repetidas ocasiones.
El no merecía estar allí.
No merecía estar en esas condiciones tan deplorables: rodeado de ratas, con las entrañas pidiéndole a gritos una pequeña rebanada de pan y el cuerpo debilitándose con el pasar de los días.
Él era inocente.
Ella también.
Pero cuando un justo, asume la culpa de un injusto. Y dicho injusto tiene la autoridad para doblegar a la persona indicada (en este caso Vegita) una situación así sería lo mas esperado.
—Lo que hagas, estará bien —Goku aceptó su voluntad débilmente, con las escasas fuerzas que le quedaban— no importa que pasé, te amo... Vegita.
Maldito idiota sentimental, se reprochó nuevamente la heredera al trono.
Besó una vez mas sus labios con el cuerpo del contrario desvaneciéndose en sus brazos.
—Su alteza.
El la había cambiado por completo.
Sembró la semilla de la compasión en su taciturno corazón, al que no parecía importarle nada.
Con que así se sentía amar a alguien.
Era una mierda; pero una mierda linda a fin de cuentas.
Porque fue demasiado feliz el tiempo que vivió a su lado. Atesoraría cada momento en lo mas profundo de su ser —junto con las risas, besos, caricias, reproches y discusiones tontas que su subordinado le brindó por tantos meses—.
Se vio en la obligación de soltar al soldado que reposaba entre sus brazos. Debía seguir con la farsa que ambos habían montado.
Porque para todo el planeta Vegeta y para su amado "Esposo" (responsable de los últimos acontecimientos) ella odiaba a Kakaroto.
Le dio un último vistazo, antes de marcharse rumbo al gran salón.
Finalmente sería coronada.
¿A qué costo?.
No era satisfactorio o agradable ese suceso. Se veía opacado y amargo por la ejecución que se llevaría a cabo antes.
—Solo resiste un poco mas —la soberana mencionó para si misma— aún puedes hacer algo.
Las emociones fueron un frenesí irracional, jugando en su contra.
Desearía ver las cosas de manera frívola como acostumbraba hacerlo.
No estaba en su estado mas óptimo luego de tanto estrés y frustración padecido las últimas horas. Era pesimista porque el panorama no era para nada favorable —mucho menos— lo fue con la presencia de ese odioso ser, que la regresó nuevamente a la realidad con su molesta sonrisa.
Atormentando nuevamente su alma.
¿A quién quería engañar?.
Era tarde para retroceder sobre sus pasos.
Nada podía hacer para cambiar el pasado.
Nada lo traería de regreso para dar explicaciones.
Nada podía hacer por él.
—Ten cuidado —Trunks aconsejó con dulzura, viendo al futuro padre de su bebe— eres un estúpido, pero uno con gran corazón —halagó, recibiendo una mirada confusa del contrario.
—¿Gracias? —espetó en duda, acariciando levemente las hebras de cabello lila que tanto le gustaban— cuidense. Prometo vivir para contarla.
—Que no te vean en el palacio, por favor —Trunks suplicó titubeante, abrazándolo con todas sus fuerzas— Goten, eres el tipo mas loco que conocí.
Le fue inevitable reir un poco por el comentario de su novia.
—El segundo mas loco —reconoció divertido— recuerda que el primero está encerrado en un calabozo y me estoy jugando el culo por él. A él le corresponde el merito del mas loco.
Trunks asintió, despidiéndose de Goten nuevamente y preparando sus vestimentas junto con las del mencionado en una valija.
Probablemente Vegita la odiaría después de eso.
Luego de tantos años de servicio y de sacrificar mucho tiempo asegurándose de que su amiga ascendiera al trono, quería dedicarse una parte de su vida a sí misma.
Con el plan de escape apresurado que se vio en la obligación de organizar Goten, ya se había decidido.
El saiyajin le prometió velar por ella y por su bebé a cambio de seguirlo y huir con su amigo quien si todo salia bien, futuramente sería un fugitivo.
El planeta entero lo despreciaba y odiaba. Por poco y consiguió salvarle el pellejo a la princesa, por lo que la opción mas viable para los amigos y familiares del guerrero, fue escapar de su tierra natal.
Hasta ahora así lo habían decidido.
Bardock, Gine, Gohan, Goten, Raditz y Trunks se marcharían a un mejor lugar junto al asesino (Goku). Si es que todo marchaba conforme al plan.
Goten emprendió vuelo al punto de encuentro que había acordado con su hermano y Raditz. Ellos lo esperaban al igual que él con vestimenta camuflada y los materiales necesarios para la misión.
Una vez que llegaron al palacio, se escabulleron por los corredores rumbo al cuarto de inventario. Donde frecuentemente se preparaban los elementos de tortura u objetos mortíferos para posibles ejecuciones.
Hasta ahora, aturdieron con éxito a los guardias y lacayos para que no soltaran la lengua frente a ninguna autoridad.
Se estaban jugando la vida en el plan de liberación para Goku.
—¿Por qué no lo hacemos con nuestras propias manos? —interrogó Raditz quejumbroso— sería mas práctico y rápido.
—Pero llamaría la atención y podría resultar sospechoso —alegó Gohan con inteligencia, apoyando el plan de su hermano.
Reconsideró lo dicho y sin chistar procedió con el plan asignado.
Roció con nafta gran parte del inventario perteneciente a la armada real.
Luego Gohan se encargó de desparramar sobre la madera todos los fósforos que llevaba consigo.
Goten encendido la antorcha sujetada en sus manos y vio como una pequeña llama de fuego se intensificaba con el paso de los segundos.
—Hay una estufa cerca, creerán que fue una falla de gas y no intencionalmente —murmuró Raditz en volumen sigiloso.
—Soy un genio ¿No es así? —se halagó Goten a sí mismo en una pose presumida.
Gohan puso los ojos en blanco.
—Mejor salgamos de aquí, antes de que esto explote.
En silencio, como ladrón por la noche, pasaron desapercibidos de toda presencia indeseable que pudiera jugar en contra del plan. Se marcharon del palacio con una astuta velocidad y volvieron a la casa de Goku, para comer un poco y organizar los demás preparativos.
—¿Y si no funciona? —cuestionó Gohan nuevamente en duda.
—Funcionará —aseguró Goten— sin madera no hay horca y sin horca, no hay ejecución.
Alardeó como si hubiera dicho la conclusión mas inteligente del mundo.
—Podemos retrasar las cosas hasta idear un buen plan para sacar a Kakaroto de esa miserable fosa —esta vez fue Raditz quien habló atrayendo la atención de ambos.
Algo no cuadraba en el plan. Es cierto, no era algo ideado con mucha precisión y podía decirse que casi surgió al voleo pero es la única opción que quedaba. Podía que funcione, podía que no.
—¿Cómo estas seguro de eso? —cuestionó angustiado, nuevamente Gohan.
—Porque la princesa me aseguró otorgarme un poco de tiempo —informó con seguridad— no es mucho, pero es mejor que nada. Le servirá de excusa su dolor para aplazar un tiempo mas la ejecución de mi amigo.
—¿Y si no logramos escapar a tiempo? —emitió el hermano de Goku con una voz pesimista— ¿Creen que Vegita sea capaz de asesinarlo?.
—No lo se, pero si así fuera: no la juzgaría, ni le tendría rencor alguno —opinó Goten— después de todo, ella fue la mas perjudicada.
Conquista, fortuna, desdicha, muerte, una orden de ejecución y una princesa que se debatía en el problema mas grande de su vida.
¿Cómo era posible todo eso?.
En un lapso de veinticuatro horas pasaron tantas cosas. Todo se había jodido en gran manera y habían varios sucesos que merecían la pena ser recordados.
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Nota viejita que igual debe ser leída: como ya saben, se acerca el final y me pareció interesante narrar los sucesos de forma retrospectivaél de atrás para delante :v ) . Lo cual, de seguro te confunda un poco cuando leas —es normal que al principio no entiendas un carajo— (prometo que los sucesos se irán aclarando capítulo x capítulo hasta llegar a la situación actual).
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