24︱ Capítulo Veinticuatro ⚔️
Seguido de eso, la multitud aplaudió con el mismo ímpetu y entusiasmo visto en la princesa.
No cabía duda de que sabía dar discursos motivacionales. Los líderes de demás planetas se sorprendieron de su autoridad, parecía tenerlo todo bajo control. Aparentaba ser la voz que calmaba a los rebeldes, la mano dura que castigaba a los irreverentes, la dictadora que todo planeta desearía tener.
Aunque no todos parecían apreciar eso.
En la carpa del escuadrón de su hermano, se oyeron unos cuantos murmullos.
Allí reunidos, observando con envidia a la soberana que le hablaba a su pueblo. Se apartaron dos individuos de la multitud para conversar a solas.
—Bien hecho Nappa —asintió gustoso Koshiro— ¿Es el veneno mas letal que pudiste conseguir?.
—Así es —el calvo sonrió triunfante junto con su aliado.
—Vegita no se imagina lo que le espera —su "Prometido" levantó su copa y la estrechó con la del contrario— ya se lo dije una vez: lo que no se obtiene con poder, se obtiene con inteligencia.
Sacudió aquél frasco observándolo maliciosamente, frotó sus manos como villano de caricatura, mientras que ambos (escondidos en una carpa cercana) se reían a carcajadas.
—Mejor volvamos —sentenció luego de unos minutos— Tarble va a sospechar si no te vé al momento del despegue.
—De acuerdo, Koshiro.
Ambos se despidieron, separándose y volviendo a su respectivo escuadrón. El malicioso prometido de la princesa Vegita guardó aquel frasco en uno de sus bolsillos.
Con la mente en claro de para qué lo iba a utilizar; el momento, como y cuando. Siempre fue muy calculador y astuto. Aquella vez no iba a ser la excepción.
Iba muy a gusto pensando en su victoria. Su torpe manera de andar lo hizo chocar sin intenciones con su actual rival: Kakaroto.
—Ten más cuidado —Koshiro quejó apartándose de aquel individuo— ¿Cómo amaneciste Kakaroto?.
Se burló de él observando su estado deplorable.
El peli-palmera tan solo lo observó con molestia y siguió avanzando.
:—Adivino —Koshiro habló, deteniendo su paso con palabras— desdichado ¿No es verdad?. Créeme, alejarte de Vegita es lo mejor que te podría pasar.
No consideró siquiera escucharlo.
Solo parecía querer molestarlo, lo siguió deteniéndole el paso. Colocando un pie frente a él, causando que el Son caiga al piso.
—¡¿Cuál es tu problema?! —Goku se levantó de golpe, con una cara de pocos amigos en su rostro.
Nadie parecía notar su conflicto.
Nadie —excepto Goten— quien se acercó con intenciones de ayudar a su amigo, tomando distancia. Los demás, en forma de muchedumbre obedecían las tareas ordenadas por la capitana.
Después de su discurso, anunció que partirían en una hora.
Koshiro, sonrió con la arrogancia que le caracterizaba.
—¿Mi problema? —el despiadado saiyajin se acercó a él abrazándolo por los hombros— no tengo problema alguno ¿Está mal que me alegre lo patético que te sientes?. No, ¿Verdad? Apuesto que tu también te sentirías feliz con mi desdicha
Goku apartó su mano y lo observó con molestia.
—Te equivocas —el Son negó— desearía que te fuera bien. Para que no necesites buscar felicidad en una desgracia ajena y de paso no me jodas la existencia.
Goku no tenía ánimos para nada, mucho menos para discutir con Koshiro. Se marchó de ahí a su respectiva carpa.
Por suerte, cuando se trataba de peleas, Goten jamás se cansaba.
—Ah no —el menor murmuró en una esquina, viendo como Koshiro de nuevo avanzaba con intenciones de molestar al peli-palmera— mi amigo es demasiado bueno, pero yo sí te partiría la cara.
Se abalanzó contra el contrario, golpeándolo con furia en defensa de Goku. Estaba harto de ver como siempre lo molestaba y se salía con la suya.
Además, necesitaba sacar el enojo contenido por tantas angustias.
No la sacó barata, Goten lo superaba en poder y solo pudo evadir algunos de sus golpes.
Al final fueron separados por un par de soldados, quienes estaban apresurados por el despegue. El mejor amigo de Goku vio satisfecho los moretones que le proporcionó al agradable hijo de perra.
El Son, lo último en que quería preocuparse es un ex despechado. Él quería arreglar las cosas, quería sacarse ese horrible sentimiento de pesar y culpa que cargaba en su alma.
Ya no podía estar lejos de ella.
Había caído bajo sus encantos.
Él lo sabía.
La quería profundamente y no fue hasta que se distanciaron de forma tan sorpresiva y desgarradora; que se dio cuenta de lo mucho que aquella fémina significaba en su vida.
La buscó por todo el campamento, estaba reunida con los líderes de diversos planetas.
Sentada en un círculo confidencial, junto con un mapa de guerra y pequeños esquemas referenciales explicando a detalle sus planes.
Suspiró pesadamente al verla. Llamó su atención repetidamente pero se negaba a hablar con él.
No le dejó opción.
Comenzó a gritar, por lo que los guardias amenazaron con golpearlo.
A Vegita no le quedó de otra que hablar —por si acaso— y este intentara soltar la lengua sobre algo de su peculiar relación. No se iba permitir perder autoridad y temía que alguno de los soldados divulgara aquello con su padre.
—Libérenlo —ordenó a los guardias, evitando hacer contacto con los ojos del peli-palmera.
—Vegita.
Intentó abrazarla, pero fue interrumpido por un golpe seco en el estómago.
Aquella princesa ni siquiera se molestó en mirarlo a los ojos, aun recordaba lo visto y cada vez que recordaba a Kakaroto besando a Bulma su sangre hervía de rabia.
—Sígueme —la soberana entonó fríamente.
Obedeció en silencio, la siguió hasta un prado lejano al que llegaron volando; donde nadie podría oírlos.
Seguía de pie mirando el suelo, inexpresiva y absorta de cualquier actitud proveniente del Son.
Lo odiaba por hacerla sentirse de ese modo —pero justamente por esa misma razón— también lo amaba. Porque solo se sentía completa cuando él estaba cerca.
—Tienes un minuto —condicionó enojada.
—Pero...
Fue interrumpido.
—60, 59, 58, 57 —comenzó a contar de forma regresiva, causando que el azabache sintiera los nervios a flor de piel.
Estaba bloqueado.
No sabía que decir.
—Vegita, yo...
—7, 6, 5, 4, 3, 2, 1 —la princesa finalizó cortante— duena charla Kakaroto. Ahora, no me dirijas la palabra en tu vida.
Iba a marcharse, pero el azabache se acercó a ella y la sujetó en una especie de abrazo. Mas bien reteniéndola, evitando que se fuera.
—No puedo hablar si te comportas así. Dejame explicarte —el peli-palmera suplicó.
Ella solo le dedicó una mirada de desprecio.
—No hay tal explicación —aseguró molesta, intentando que este la soltara.
Goku suspiró nervioso.
Le sujetó la cara con ambas manos.
—Tienes razón —admitió molesto— no hay tal explicación para lo que viste.
—Lo sabía —Vegita espetó con furia, siendo interrumpida por el mas alto.
—Solo está mi palabra —Goku expresó decepcionado— no tengo un botón para retroceder en el tiempo, no tengo pruebas, no tengo magia alguna que te muestre el pasado —explicó intentando que esta lo viera a la cara— pero debes creerme, créeme cuando te digo que eres la única persona a la que eh amado. Soy completamente tuyo Vegita, de nadie más. Cree en mí, por favor, confía.
Tras oír todas aquellas palabras.
Vegita lo observó a los ojos.
No como él desearía que lo viera y no dijo las palabras que el quería que dijera.
—¿Confiar? —la soberana dudó como si aquello que le dijo fuera una tontería— mi confianza no puedo dártela a ti... ni a nadie Kakaroto —expresó con molestia— la confianza la perdí; luego de tantas mentiras, farsas, traiciones. Cuando confíe muchas personas le escupieron en la cara a mi confianza.
Vegita lo observó a los ojos con atisbos de lágrimas.
Al Son se le paralizó el mundo al verla así. También sintió como una puntada de molestia lo abrumaba.
—Por favor, no llores —suplicó en un susurro.
Su capitana tragó saliva, intentando liberar aquel nudo que se ubicaba en su garganta. Le era imposible no sentir ese mar de emociones cuando estaba cerca.
"Maldito" repitió nuevamente en su alma. Porque por mucho que intentase odiarlo, no podía. Otro sentimiento mucho mas poderoso rechazaba rotundamente su odio.
—No voy a llorar —esquivó la mirada del Son. Aun sintiendo con el tacto de la yema de sus dedos, el calor que emanaba el cuerpo contrario— soy fuerte. Puedo con esto, puedo con todo.
Otra vez su necedad.
Cuando estuvo lejos de sus brazos, dejó de sentir esa seguridad, comenzó a sentir que era mucho más débil sin el.
Maldita sea.
¿Por qué sentía esa dependencia emocional por él?
El azabache la sacó de sus pensamientos.
Con una voz ofendida.
—¿Acaso no te demostré ser diferente a los demás? —Goku reclamó. Aquellas palabras la dejaron anonadada — mírame, ven aquí, besame. Entonces, te darás cuenta que nunca te mentí —el Son nuevamente suspiró frustrado— no merezco tu desconfianza, Vegita.
Reaccionó un par de segundos después.
Cuando su corazón dejó de latir con tanta intensidad.
Cuando sus pulsaciones fueron a un ritmo cardíaco adecuado.
Cuando ya no sintió tanta rabia.
Vegita remojó sus labios, suspiró pesadamente. Sintió ese torturoso caminar hasta su llegada. Su cuerpo desprendió el típico calor característico de cuando estás con alguien que te gusta. Con aquella persona que agita tu mundo.
Frente a frente, lo observó con un gesto inexpresivo, acercó una mano al bolsillo de su pantalón.
Unió sus frentes buscando mas contacto, suspiró de nuevo sintiendo el cálido respirar del Son.
Con su corazón bombardeando de manera agitada y las emociones del contrario amenazando con padecer un ataque cardiaco.
Murmuró cerca de su boca.
—Buen intento —agitó aquel sobrecito plateado en su rostro. Decepcionada— casi me la creó, casi. Incluso hasta querías acostarte con ella.
—Vegita...
—¡Vegita una mierda! —su majestad exclamó furiosa— no vuelvas a mirarme, no te me acerques, ni siquiera respires cerca de mí Kakaroto —lo agitó con fuerza, para después darle una brusca bofetada en la cara — eres como un libro infantil, puro cuento.
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