42

Dentro del auto Rosalina no deja de indagar sobre la confusión de Jeon, y él simplemente disfruta verla sufrir.

—¿Cómo entraste al hospital?

—Converse con el de seguridad —responde ella con rapidez. —Ahora puedes por favor decirme qué parte te hizo sentir confuso —le recalca con ahínco.

—Eres demasiado chismosa, Ros —la acusa él.

—Sí, lo soy ahora habla, Jungkook —replica la rubia molesta.

—Bien, no te enfades.

—No estoy enfadada —objeta ella mientras se cruza de brazos. —Y olvídalo, ya no quiero saber nada —musita, dirigiendo su atención hacia la ventana.

Jeon la ve de soslayo y sonríe, gira hacia la izquierda y luego sigue recto.

—Bueno, entonces ya no te mencionaré que Amber dijo que Jimin llora todas las noches. Tampoco voy a contarte porque la niña de la fundación que se llama Emma, dice que el compromiso es falso y que Won Park es malo —borbotea el pelinegro tan rápido como puede.

Los ojos de la alemana se ensanchan y de inmediato se gira en el asiento.

El surcoreano se desvía a la izquierda y entra despacio al estacionamiento subterráneo del hotel en que se hospedan.

—Espera, dí las cosas en orden para entender mejor.

—No hay nada que entender, y tú dijiste que ya no querías saber nada —la señala él mientras ríe de manera sarcástica.

—Déjate de tonterías, Jungkook —protesta ella con seriedad, provocando que él deje de reír—. ¿Qué es lo que sucede?

El pelinegro suspira, el auto está perfectamente estacionado, pero no salen. Él recarga su cabeza en el asiento y ya decidido abre su boca para contarle todo con lujo de detalle a su amigo. Lo primero que le dice es lo de Amber y por último lo de Emma.

—Entonces si él llora todas las noches es porque te ama y quiere estar contigo —expresa la chica emocionada. 

Él solo la mira por el espejo del retrovisor y niega con lentitud.

—Amber es su amiga y ex pareja del padre de Jimin. No puedo creerle por completo.

—Pues no le creas a ella, creele a la niña —objeta Rosalina. —La abuela dice que los ebrios y los niños siempre dicen la verdad —agrega con voz de sabelotodo.

—Ros, no me digas que…

—¿Por qué te cuesta creer tanto las cosas, Jungkook? ¿Por qué te sientes confundido? 

—Porque confíe en él, Ros. Confié y perdí todo, ahora estoy levantándome de nuevo y no lo sé, nada es lo mismo si no lo tengo a él.

Ella extiende su brazo izquierdo y coge la mano derecha de él. 

—Jungkook, sé que es difícil de creer que el compromiso es falso y que el señor Park es malo. Pero quiero que sepas que he visto la manera en la que ese chico te mira y amigo, te puedo asegurar que eso es amor.

—Basta, Rosalina. él dijo que no debo preocuparme por su padre y tampoco por él, porque es obvio que mudará a Italia —recuerda dolido mientras finge una sonrisa y luego cierre sus ojos por unos segundos. —Como si el que se mudé de país y se mantenga lejos de mí lo sacará de mi corazón. Él está haciendo su vid, se casará pronto y yo..., solo tengo que sacarlo de mi interior y olvidarlo —gesticula entre dientes.

—Tal vez deberías investigar y…

—No, no haré nada —la interrumpe él mientras suelta su mano.

—¿Por qué actúas como un tonto, Jungkook? 

—Hora de entrar, sal del auto y ve a tu habitación —le indica al mismo tiempo que abre la puerta del auto y luego sale.

Rosalina ve el celular de Jeon sobre el asiento del conductor, seguramente debió caérsele, lo coge y luego sale del vehículo.

—¿Vas a acompañarme a correr mañana? —indaga él mientras entran al elevador.

—No, creo que iré de compras, la abuela quiere que le lleve especias y otras cosas —balbucea ella.

—Bien, entonces descansa —se despide el pelinegro para luego caminar hacia su habitación.

Ella entra una habitación antes y al estar dentro, le envía un mensaje a Amber desde el móvil de Jeon. Le da indicaciones del lugar y la hora, que lleve a Emma y que no le mencioné nada a nadie. Y como un agregado que no lo contacte porque estará entrenando.

El timbre suena y la rubia sabe que es él, borra los mensajes para no dejar huella de lo que ha hecho. Bloquea el móvil y lo guarda en el bolsillo de su chaqueta.

—¿Qué quieres que vaya y te cante una canción de cuna para dormir? —lo cuestión ella divertida.

—No prefieres que te abrace el cuello —contraataca él alzando sus cejas.

—¿Qué es lo que quieres? 

—De casualidad no cogiste mi móvil, no lo encuentro.

Ella palpa su chaqueta e introduce su mano al bolsillo, lo toma y luego se lo entrega.

—¿Qué harías sin mí, Jungkook?

—Muchas cosas, Ros. Muchas cosas —responde él mientras se da la vuelta.

—Oye, agradece —le exige la rubia.

—Ah, sí. Gracias Rosi —cuchichea Jeon.

—¡Jeon Jungkook! —vocea ella molesta.

—¡Rosalina Müller, baja la voz! —la reprende su padre desde la cama.

La rubia entra a la habitación y cierra la puerta con un fuerte azote, se acomoda al lado de su padre y minutos más tarde se queda dormida.

Al día siguiente, Ros se despierta cuando su padre se ha marchado a entrenar junto a Jungkook, se arregla y luego baja al restaurante del hotel. Toma asiento y espera a que Amber llegue.

Han pasado treinta minutos más y no hay señales de ella, ve el vaso con agua a la mitad, lo coge y bebe de prisa. Ha perdido la cuenta de cuántos vasos con agua ha bebido, ve la hora en la pantalla de su celular y luego recarga su espalda en el respaldo de la silla, alza su rostro y suspira desesperada.

Al menos lo intento, desciende su rostro y ve a la rubia caminando entre las mesas, sujetando a la niña mientras busca con la mirada a Jeon.

Rosalina se pone en pie, alza su brazo izquierdo y agita su mano, cuando Amber la ve ensancha sus ojos y con duda camina hacia la mesa junto a la pequeña.

—Estás aquí por Jungkook, ¿verdad?

—¿No va a venir? —inquiere Amber, mirando su celular.

—El mensaje lo envíe yo —confiesa la alemana, ganándose una mirada confusa por parte de la estadounidense—. Yo te cité aquí, envíe el mensaje desde el número de Jungkook.

—¿Por qué harías algo así? Sea lo que sea que quieras, Jimin y él no tienen nada que ver y…

—Pero deberían —la interrumpe Ros—. Por eso te cité aquí, él mencionó un par de cosas, no las cree, pero yo sí.

—Disculpa, no estoy entendiendo nada —musita entre dientes, Amber.

—Quiero que Jungkook esté con Jimin. Qué regresen, que sean novios de nuevo.

—¡Yo también! —exclama Emma, soltándose del agarre de Amber para luego tomar asiento en una silla.

—Pero entonces tú y Jeon… —vacila la estadounidense confundida.

—Es mi amigo, bueno, más bien mi hermano —explica Rosalina mientras se sienta—. Creo que está bien que sepas que él también ha sufrido todo este tiempo. No lo ví llorar, pero estoy segura que lo hacía en su casa a solas. Pero lo ví rechazar citas y buenas oportunidades porque está enamorado de Jimin. 

Amber se relaja y toma asiento al lado de Emma, la cual juega con dos Barbies pequeñas sobre la mesa.

—¿Qué es lo que quieres en realidad? —indaga la estadounidense.

La alemana sonríe al verla dispuesta a escucharla y a posiblemente ayudarla. Bueno, eso es lo que espera.

—Jungkook, me dijo que le mencionaste lo de Jimin —le comenta Rosalina. —Espera un segundo —masculla al sentir su celular vibrar.

Lee el mensaje de Jungkook y luego presiona el botón del micrófono y lo desliza hacia arriba para poder grabar la conversación y luego enviársela a su amigo para que la escuche.

—Disculpa, pero….

—Dile que es mentira lo del compromiso —habla la niña, evitando que Ros siga hablando.

—¿Eso es verdad? —interroga la alemana.

—Sí —contesta Emma. —Dile, Amber. Dile que Di, solo está ayudando a Jimin porque su papá es malo —le suplica la niña. —Vamos, dile —insiste dejando sus muñecas en segundo plano.

Rosalina clava su vista sobre la estadounidense, la chica suspira y con pesadez asiente.

—Won, no dejará a Jimin hasta que se case con alguien con mucho dinero, un buen puesto en la élite y reconocimiento mundial —articula con vergüenza—. Di, lo sabe todo. Sabe sobre la relación de Jimin y Jungkook, y lo abusivo y persuasivo que puede ser Won. Gracias a él las propuestas de pretendientes cesaron, poco a poco está desligándose de su padre, pero es un proceso largo ya que tiene mucho poder.

—Ok, entonces esa relación es falsa.

—Para Jimin, sí. Dimarco, bueno, él…, él parece estar dando su máximo aún sabiendo que Jimin aún está enamorado de Jungkook —especifica la estadounidense.

—Entiendo —murmura Ros. —¿Qué hay sobre el dopaje? Jungkook, está muy dolido. Cada vez que lo menciona puedo notar el dolor en sus expresiones y su voz. ¿Qué ocurrió realmente? —pregunta de manera inteligente.

Amber pasa saliva y se queda en silencio por unos segundos. Emma la mira y luego ve a Rosalina la cual le dedica una tierna sonrisa.

La niña sonríe y verbaliza con rapidez—. Jimin es inocente, el único culpable es su papá.

—¡Emma! —vocea Amber, llamando su atención. —¿Cómo lo sabes? —la cuestiona sorprendida.

—Jimin me lo dijo, me contó todo y por eso sé que su papá es malo —acota la niña con tranquilidad.

Rosalina finge una sonrisa y se dedica a mirar a Amber, a la espera de una respuesta.

—Emma dice la verdad —susurra la estadounidense. —Won, lo planeó todo. James, el ex novio de Jimin y Susie la amiga de adolescencia de Jeon, lo citaron en una habitación, yo lo acompañé por eso lo sé. Ellos le confesaron y confirmaron que Jungkook tenía una relación con Jimin, entonces Won, se sintió traicionado y desobedecido no solo por su hijo, sino por el chico que apadrinó e introdujo a la élite del boxeo —ella hace una pausa breve y luego prosigue—. El resto sucedió sin que Jimin y yo nos dieramos cuenta. Todo pasó tan rápido, fue desastroso. Jimin le llevó una bebida adulterada a Jeon que su padre le entregó, él bebió y cuando subió al ring el efecto…, todo el desastre fue provocado por Won. Jimin lo descubrió y me lo dijo, pero Jeon lo escuchó y terminó con él, y desde ese entonces jamás le permitió a Jimin decirle lo que realmente sucedió.

Rosalina alza sus cejas, suelta un suspiro y emite un bajo wow mientras la niña y la chica la ven.

—Jimin, intentó buscarlo o no sé…

—Por supuesto, fuimos a la casa que Jeon compró, a su apartamento y por último al aeropuerto. Todo fue en vano, intenté conseguir su ubicación, pero Won se encargó de cerrarle a Jimin toda posibilidad de encontrarlo.

—Su padre es un… —Ros se detiene al ver a Emma.

—Sí que lo es —concuerda con una sonrisa, Amber. —Pero ahora dime ¿por qué estás tan interesada en este tema? —curiosea.

—Porque quiero que mi amigo sea feliz, está creciendo de nuevo, está por entrar a la élite del MMA y está feliz, pero no por completo. Sé que desea tener a Jimin a su lado, y y-yo solo quiero ayudarlos.

—¿Ayudarlos? —duda Amber.

—Sí. Jungkook me dijo que Jimin va en serio con el italiano. Estoy segura que no quiere lastimarlo de nuevo y por eso no buscará acercarse a él, sabe que si su padre lo sabe intentará arruinarlo otra vez —responde la alemana.

—Jimin habló con el entrenador de Jeon.

—¡¿Qué?! ¡¿Cuándo!? ¡¿Dónde!? —inquiere, aturdida Ros.

—En el gimnasio del hotel —contesta la estadounidense y agrega—. Un día antes, Jimin me pidió investigar quién era su entrenador y dónde se hospedaban. Puedes preguntarle a él, es tu padre ¿verdad?

La alemana asiente mientras disimuladamente pausa la grabación y envía la larga nota de voz. Para luego en voz baja decir—. Debemos hacer algo.

Amber la mira de manera extraña, sus cejas se arrugan y están casi por tocarse una contra la otra.

—¿Qué haremos? —inquiere Emma, haciendo desaparecer la seriedad e intriga en el rostro de la estadounidense.

—Debemos hacer que se encuentren y hablen —gesticula con rapidez, Rosalina.

—No creo que Jimin esté dispuesto a eso. Won, seguro y estará más al pendiente de él.

—Pero si se ven en un lugar en el que es casi imposible evitar que conversen y se encuentren —replica la alemana.

Amber ladea su rostro y hace esos típicos mohines que las personas hacen cuando se están esforzando en recordar o pensar en algo.

—John, viene por nosotros —anuncia la niña al ver al moreno caminando hacia ellas. 

—Debemos ir a la fundación —balbucea Amber, mientras saca el celular de su cartera.

Lee los mensajes y antes de responder alza su vista y mira a Rosalina.

—El evento de la fundación de Jimin —canturrea la estadounidense—. Asistirán muchos millonarios de la élite, no solo del boxeo. La fundación busca que los deportistas, artistas, accionistas y empresarios apadrinen o adopten un niño. Tal vez, Jeon aún no está por completo en la élite, pero tú padre sí.

—Papá es la élite de la MMA en Alemania —fanfarronea Ros. —No accederá sin invitación —enfatiza al ver la mirada de Amber.

—Te las enviaré cuando llegue a la fundación —asevera la estadounidense—. La única pregunta que me resta es ¿Cómo haremos que se encuentren por casualidad y así hablen? 

Rosalina suspira, todo iba bien hasta esa pregunta. Emma se pone en pie corre hacia John, le entrega una de sus muñecas sin cabeza para que él la repare.

—La niña —murmura la alemana—. Podemos, bueno, si ella quiere.

—¿Quieres que usemos a Emma?

—Es que Jungkook no va a seguirme luego que descubra este encuentro y…

—Bien, hablaré con Emma. Estoy segura que aceptará quiere mucho a Jimin y admira demasiado a Jeon —la interrumpe Amber mientras se pone de pie. —Debo irme, un gusto… —vacila al no saber el nombre de la chica con la que ha compartido información importante y delicada de la familia Park.

—Rosalina —verbaliza la alemana, poniéndose en pie para luego estrechar sus manos. —Gracias por venir, por contarme lo que en realidad sucedió y por aceptar ayudarme —borbotea.

—Lo hago por Jimin, también quiero verlo feliz —se sincera Amber. —Así que, si descubro que tú o Jeon lo quieren lastimar, te juro que los haré pagar por ello —le advierte.

—Pues haré lo mismo si intentan joder a Jungkook. Hundiré a quien sea por mi amigo —replica a la defensiva, Rosalina

Amber sonríe ladinamente y luego asiente, coge el celular de la alemana, le pide que lo desbloquee y luego introduce su número y le coloca su nombre.

—Escribeme, nos vemos mañana —dicho eso, le entrega el celular y sale del restaurante del hotel siguiéndole los pasos a Emma y a John.

Rosalina siente su celular vibrar, lo desbloquea de nuevo y ve un mensaje de Jeon, lo abre y lo único que ve es un emoji con una carita seria.

—Te espero en mi habitación, debemos hablar —graba la nota de voz y luego la envía. —Ah, y lo lamento —vuelve a grabar y enviar.

Pide comida para que se la lleven a la habitación y luego va hacia el elevador, pensando en cómo hará para que Jungkook no se enfade con ella. Y en cómo va a convencerlo que asista al evento de la fundación de Jimin.

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