41

Los Ángeles 

Jimin sale con su chaqueta en la mano, ha sido un día tan movido desde que la alarma de su despertador sonó.

Después de aquel encuentro con Jeon han pasado un par de semanas, ahora se le está siendo habitual escuchar más su nombre en el país. Todo el mundo espera demasiado de él, y cómo no hacerlo cuando es el número uno de los luchadores amateurs en la categoría peso Wélter posicionándolo como un perfecto retador para el cinturón de la UFC en esa categoría.

Con respecto a sus sentimientos sabe que nada ha cambiado, sigue sintiendo absolutamente lo mismo por Jungkook. No tiene una sola duda, pero tampoco puede obligar a alguien a perdonarlo y a confiar en él. Y aunque detesta que la desconfianza de Jeon sea producto de las malas acciones de su padre, ha decidido desistir y continuar con su vida con el objetivo de poder deshacerse de su padre por completo.

—Disculpa la demora, Ji —se excusa Amber al bajar del auto. —Hay demasiado tráfico —agrega mientras le entrega una caja mediana.

—Descuida, he dejado casi todo listo. Por favor asegúrate de que todo quede perfecto, no podemos dar una mala impresión —le indica el castaño.

—No te preocupes, yo me encargo —le asegura con confianza la rubia—. Estoy segura que Emma va a aceptarte.

—Eso espero, deséame suerte. Te amo —balbucea y luego sube al auto que se pone en marcha de manera rápida.

Jimin saca su celular del bolsillo de su chaqueta y le envía un mensaje a Dimarco para avisarle que va ir por Emma. Unos minutos pasan y no recibe respuesta, le llama, pero tampoco atiende.

—Seguro y está dentro del octágono con ella —murmura, viendo a John.

—Sí, ella debe estar muy, muy feliz.

—Dalo por hecho —concuerda Jimin con el moreno.

El castaño está muy agradecido con Dimarco, ahora se ofreció a cuidar de Emma aunque tenía su entrenamiento matutino. Muchas veces se pregunta ¿Cuántas veces debo agradecer a Di, por todo lo que hace por mí? 

El vehículo se estaciona y sale dejando su chaqueta y la caja en el asiento trasero, el guardia lo saluda y el resto simplemente lo mira sabedores de que el hijo de Won Park va en busca de una sola persona, Dimarco.

El castaño se acerca al octágono y ve hacia dentro, Di, realiza su sesión de sparring mientras Emma que está sobre los hombros del entrenador del italiano lo apoya fervientemente.

Un pequeño grupo de personas sale de la oficina del gimnasio, Jimin reconoce al ucraniano, Dimarco le ha mencionado que es campeón de peso Wélter y que es buenísimo.

Un jadeo se escucha y regresa su atención al octágono, el compañero de sparring del italiano lleva una de sus manos a su estómago debido al dolor. Segundos después dice que está bien y la sesión de sparring continúa. Jimin de nuevo desvía su mirada por unos segundos del octágono y puede jurar que Jungkook está con su equipo y el del ucraniano.

Cuando los ojos color negros de Jeon hacen contacto con los color miel de él deprisa desvía su mirada y se concentra en ver a Dimarco y a Emma, pero no puede controlarse entonces cuando de nuevo mira a Jungkook se percata que él tambien lo está viendo.

La corneta suena y el segundo round de la sesión de sparring culmina. El azabache divisa a Jimin y con un simple asentimiento el castaño se acerca más al octágono.

—¿Ya viste a mi fan número uno? —indaga entre risas el italiano con voz cansina.

—Sí, está vuelta loca por ti —acota Park, entre risas—. ¿Cómo estás?

—Malditamente bien —parlotea el azabache, haciendo reír a Jimin.

—Continúa —demanda su entrenador.

El italiano se coloca el protector bucal de nuevo, le guiña su ojo derecho a Park y luego se da la vuelta y camina hacia el centro del octágono.

—¡Jimin, Jimin! —lo llama entre gritos, Emma—. ¡Mírame!

El castaño alza su rostro y ve a la niña agitando sus manos, parpadea un par de veces al sentirse mareado, desciende su rostro y agita su cabeza, le pesan los ojos, mucho más de cuando venía en el auto. Alza de nuevo su rostro y cuando ve hacia el octágono no logra enfocar el rostro de Dimarco y su compañero de sparring.

Su vista vuelve a estar bien, puede ver cómo Dimarco intercambia golpes con su compañero y como esquiva golpes y luego ataca.

—Muy bien, Di —lo elogia el castaño.

El italiano cae a la lona y su compañero está por aplicarle una llave.

—¡Debes salir de ahí, Di! —exclama Jimin.

Jeon escucha a la distancia y con rapidez ve el octágono, presencia como el italiano se suelta de la llave y luego ataca, su atención viaja a Jimin de nuevo al escucharlo emocionado apoyando a Dimarco.

—¡Sí! ¡Bien hecho, Di!

Jungkook se queda mirando a Jimin hasta el punto que el castaño lo vuelve a ver. Park al sentir la fuerte mirada del pelinegro se pone nervioso, desvía por unos segundos su mirada y cuando lo ve de nuevo se da cuenta que lo sigue mirando y entonces ahora se siente solo un poco incómodo.

Jimin se gira y entonces su cabeza le da vueltas, se ha mareado. Espera unos segundos y cuando da un par de pasos cae al suelo de golpe.

El primero en salir corriendo es Jeon, se dió cuenta que se quedó de pie por unos segundos y se acercó un par de pasos, pero al verlo caer después de dar un par de pasos corrió hasta es castaño sin importarle en lo más mínimo culminar la conversación de pelea como retador por el cinturón. Simplemente corre hacia el cuerpo de Jimin, lo gira y cuando no recibe ninguna respuesta lo carga en brazos.

—¡JIMIN! —escuchan todos el desgarrador grito de la pequeña.

Rosalina despeja el camino mientras Jungkook camina hacia fuera del gimnasio con Jimin en brazos.

—Jovencito Park —dice John al reconocerlo. —Suban al auto, ahora —le pide a Jeon.

El pelinegro deja el cuerpo del castaño en la parte trasera, lo acomoda y luego entra él. Rosalina sube en el asiento del copiloto mientras John conduce hacia el hospital lo más rápido que puede.

Al llegar al estacionamiento de emergencias la primera en bajar es Ros, abre la puerta trasera y deja que Jeon salga cargando a Jimin mientras John va por ayuda.

—Subalo a la camilla y déjenos trabajar —le pide una de las encargadas a Jungkook.

—Por favor sea cuidadosa, es hijo de Won Park —le hace saber, John.

—Haremos lo mejor, señor —es lo único que dice la mujer y luego sigue a sus compañeros.

John saca su móvil y le avisa a su empleador, sabe que está fuera del país, pero se siente en la obligación de informarle sobre el estado de su hijo.

Jeon hace lo mismo, pero él llama a Amber mientras Rosalina pone al tanto a su padre por medio de mensajes de texto.

—Amber, debes venir al hospital. Jimin se desmayó, no sé qué es lo que sucedió, por favor ven.

—Dios, voy enseguida —es lo único que dice la rubia con voz quebrada.

—Necesito que alguien nos brinde un par de datos mientras logramos estabilizar al joven Park.

—Ve Jeon —le pide Amber, a través de la llamada. —Voy a tardarme, estoy lejos del hospital. Por favor ve, si te ve cuando despierte estará feliz, aunque no lo demuestre —expone ella.

John ve a Jungkook y asiente, el pelinegro accede y es el único que entra tras la enfermera aún en comunicación con Amber.

Cuando el pelinegro ha terminado de dar los datos sigue a la enfermera, hasta que consigue detenerla.

—¿Es grave? ¿Él va a estar bien?

—Está bien ahora, sufrió una hipoglucemia grave. Espere aquí, el médico saldrá pronto.

—Jeon, no te muevas de dónde Jimin está hasta que yo llegue —le suplica Amber. —Por favor —insiste la rubia.

—Sí, bien, sí —borbotea Jungkook, mientras toma asiento.

Intenta controlar el movimiento constante de sus piernas, pero no lo consigue, saber que Jimin está dentro de esa habitación y él no puede hacer nada para que esté bien lo hace sentir insuficiente e inútil.

—Familiar del joven, Park —se escucha la voz de un hombre.

—Sí, yo —dice Jeon, poniéndose en pie.

—Él sufrió una hipoglucemia grave, posiblemente sea debido a la falta de ingesta de carbohidratos o el exceso físico. Aplicamos una inyección de glucagón la cual va a ayudarle a nivelar los niveles de su azúcar en sangre —le explica el médico—. Le realizaremos un exámen para ver si es diabético o simplemente se trata de hipoglucemia.

Jeon intenta asimilar todo lo que el médico le ha dicho, pero lo único que a él le interesa es comprobar que Jimin se encuentra bien.

—¿Puedo verlo?

—Por supuesto —asiente el médico.

El pelinegro empuja la puerta y ve al castaño acostado sobre la camilla, deja semiabierto y lo ve mientras su corazón palpita tan deprisa que ni siquiera sabe si eso es normal. Suspira y lleva sus manos a su cintura, las coloca como jarra y no puede dejar de inhalar enormes bocanadas de aire y luego expulsarlas para relajarse.

Está aliviado, está tranquilo ahora que lo ve bien, está dormido, pero está bien. Va a despertar y entonces esos lindos ojos color miel volverán a mirarlo.

Cuando ha logrado tranquilizarse toma asiento en el banco al lado de la camilla, extiende su brazo derecho y coge la mano izquierda de Jimin. Mira el rostro un poco pálido de Park mientras acaricia con la yema de sus dedos el dorso de la mano del castaño. Todo va bien hasta que siente un pequeño bulto al final de uno de los dedos, lleva su vista curiosa hasta la mano y entonces se queda perplejo.

Parpadea un par de veces y el objeto sigue en el dedo de Jimin, lo palpa y cuando intenta pasar saliva se da cuenta que tiene la boca seca. Retira su mano de la de Park, pero no su mirada, sus ojos siguen clavados en aquel anillo de oro con pequeños diamantes blancos rodeándolo.

Los minutos pasan y ni siquiera se percata que el castaño por fin ha despertado. Jimin lo ve y se siente feliz de verlo sentado al lado de la camilla. Pero también se pregunta ¿Por qué sigue viéndolo a su lado si lo detesta?

Park aclara su garganta, pero ni de esa manera consigue obtener la atención de Jeon.

—Y-yo, gracias Jungkook. Ya puedes irte —titubea el castaño. —Estoy seguro que Amber viene de camino —agrega con más confianza, pero ni de esa manera el pelinegro le presta atención.

Jimin mueve sus brazos ya que se apoya en ellos para poder sentarse sobre la camilla. Jungkook bufa y lleva su mirada a la mano izquierda de Park que ahora está sobre una de sus piernas.

—Oye —le llama la atención el castaño, intentando descubrir qué es lo que tiene la completa atención de Jeon.

Jimin mueve su mano derecha y con sus dedos cubre la sortija entonces Jungkook alza su rostro y lo mira por fin.

—Yo simplemente entendí que la vida sigue, que nunca vas a perdonarme y a confiar en mí como antes. Y aunque no esté completamente de acuerdo con tú decisión quiero que sepas que lo entiendo, Jungkook.

Jeon ve esos preciosos ojos color miel y son lo único que lo hacen mantener la calma. Su corazón palpita con fuerza y está vez está seguro que no es de preocupación, es de ira. Está molesto, ¿cómo es posible que Jimin esté comprometido?

—No debes preocuparte por mi padre, ni por mí. Yo seguro que voy a mudarme a Italia y…

El chirrido del metal contra la cerámica hace que el castaño guarde silencio. Gira su rostro a la izquierda y ve a Jungkook de pie.

—¡Santo cielo, Jimin! —exclama Amber mientras entra a la habitación.

—Cálmate, estoy bien —musita avergonzado él mientras ella lo abraza.

—Te dije que no debes olvidarte de ti, los planes del evento no son prioridad, tú lo eres.

—¡JIMIN! —vocifera emocionada, Emma luego de soltar la mano del italiano.

—Emm, ven acá —le pide el castaño ofreciéndole sus brazos.

La niña sube a la camilla y abraza con fuerza a Park, cuando se sienta en las piernas de su padrino nota la presencia de Jeon y luego ve de soslayo sobre su hombro derecho al castaño.

—Debo marcharme —habla por fin, Jungkook.

—Gracias por quedarte, Jeon —le agradece Amber, acercándose a él.

—Gracias por traerlo, Jeon —se dirige Dimarco al pelinegro, caminando hacia Jimin y Emma.

Jungkook presiona su mandíbula al momento que nota la manera en la que Dimarco coge la mano de Jimin, se da media vuelta y sale de la habitación.

—Jeon —lo llama Amber.

Él escucha, pero decide no detenerse, no tiene la mente clara, no ahora, no luego de ver la sortija de compromiso en el dedo anular de Jimin.

—Jeon —lo llama de nuevo ella, está vez siguiéndolo hasta que consigue tomar uno de sus brazos y hacer que se detenga.

El pelinegro la ve sobre su hombro derecho, ella jalonea su brazo hacia abajo y él desciende solo un poco para quedar a la altura del rostro de ella.

—Sé que lo viste y escuchaste sonreír, pero todas las noches llora y sufre porque no tiene a su lado a quien realmente ama —habla en voz relativamente baja, Amber.

El pelinegro simplemente escucha mientras ella se queda a la espera de que él diga algo, pero no pasa.

—Eres la persona por la que llora y sufre, Jeon —enfatiza la rubia. 

Los ojos de Jungkook ven de manera escrutadora a Amber. Ambos se miran fijamente hasta que sienten que alguien se entromete entre ellos.

—¡Emma! —gesticula Amber, sorprendida al ver a la niña cogiendo la mano de Jeon.

—Nos das unos segundos —le pide la niña a la chica—. Soy su fan.

Amber accede y decide alejarse lo suficiente para poder enviar audios dándole indicaciones a los empleados.

—Ven acá —le pide la niña a Jeon, haciendo que el pelinegro se ponga de cuclillas. —Ella dice la verdad —agrega en voz baja, mientras le da una mirada de soslayo a Amber. —Jimin llora por ti todas las noches, llora hasta quedarse dormido —musita, realizando pucheros con sus labios. —Di, solo se quiere casar con él para ayudarlo con su padre —confiesa entre murmullos la niña, haciendo que una brecha de curiosidad embarque a Jeon.

—¿Por qué dices eso? —indaga Jungkook, muy interesado en la respuesta y en todo lo que acaba de escuchar.

—Porque el señor Park, es malo. Jimin dice que no, pero yo sé que sí —contesta la niña y luego añade—. Él es culpable de muchas cosas.

El pelinegro abre su boca, sus labios se separan, pero no emite una sola palabra al ver como Amber se da la vuelta y camina hacia ellos.

—Oye, Emma —la llama la rubia, caminando hacia ellos—. ¿Ya se fotografiaron? ¿Quieren que les ayude?

La niña se gira y sonríe mientras le extiende el celular a la rubia.

—Bien, sonrían —les pide mientras los enfoca. —Una más —les avisa y la niña lo abraza fuertemente—. Listo, despídete de Jeon. 

—Adiós Jungkook —se despide la castaña. —Confía en mí —susurra la niña luego de haberle dado un beso en la mejilla al pelinegro.

—Adiós Emma —murmura Jeon, mientras se pone en pie.

—¿Estás bien? —lo interroga Amber, al verlo actuar extraño.

Él solo asiente y luego gesticula en voz poco audible—. Sí.

—Jungkook, ¿cómo está? —escuchan todos la voz de Rosalina.

Amber la mira y luego a Jeon, coge la mano de Emma y regresan a la habitación.

—Está bien —responde el pelinegro en automático a la pregunta de su amiga.

—¿Y tú? —inquiere mientras lo sigue a la salida.

—¿Y yo? —duda él.

—Sí, ¿cómo estás?

Jungkook deja de caminar de golpe, haciendo que Rosalina choque contra su espalda ancha.

—Confundido —articula y luego comienza a caminar de nuevo.

—¿Confundido? —repite Ros. —Oye, espérame. ¿Por qué estás confundido? —lo interroga ella mientras camina rápido tras él.

Él la escucha y por más confundido y molesto que se siente, sonríe al escuchar a su amiga chismosa intentando saber porque se siente como se siente. Jungkook se detiene, a la espera, la abraza y luego suben juntos al auto.

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