37

Múnich

Las puertas de la camioneta se abren, de la parte trasera baja Jungkook y Jamal, y de adelante Johann y Rosalina.

—Suerte, sé que ganará —se dirige la rubia a su padre.

—¿Segura que te quedarás aquí? 

Ella asiente fervientemente y acota—. No puedo ver qué lo golpeen, seguro y mi corazón no lo soportará.

Johann asiente, abraza a su hija y se aleja de ella.

—¿Estarás bien aquí afuera? —la interroga Jungkook.

—Estaré bien, ahora ve y gana tu primera pelea. Enamoralos con tus golpes y dales de que hablar, es tu boleto para ingresar de a poco a la élite.

—Nos vemos pronto, Ros —se despide el pelinegro.

Jamal se despide de la rubia y luego los tres entran al local, a simple vista parecería una pelea clandestina, pero no lo es. Es una pelea de presentación desde lo más bajo, aunque Jeon ya es reconocido por algunos como boxeador.

Johann le da su espacio a Jungkook, el surcoreano se coloca la licra y luego el vendaje en sus manos. Saca la fotografía de sus padres y hermana y una más, ve la foto de su familia y luego de manera lenta mira la segunda. Su corazón se acelera al ver al sonriente y lindo chico de ojos color miel.

Deja las fotos sobre la banca y se pone de rodillas, cierra sus ojos y se inclina completamente para concentrarse. Está nervioso, es su primera pelea y teme echarlo a perder, a entrenado mucho y después de un año viviendo en Alemania volverá a pelear, no en un ring, pero si en un octágono.

—¡Jungkook, es hora!

Escucha la voz de Jamal.

Se pone en pie, toma las fotografías y las guarda en su mochila. Al salir le colocan los guantes y realiza sombra mientras Johann le da las últimas indicaciones.

—¿Estás listo, hijo?

—Sí, señor.

Minutos después ambos se abren paso entre la multitud hasta llegar al octágono.

—Es tu noche, Jeon. Tú puedes —lo motiva Jamal.

Minutos después su oponente entra al octágono, es alemán un poco más alto que él, pero con el mismo nivel de peso Welter.

—Oye, hey. Enfócate —le pide Johann al verlo despistado por unos segundos—. Vive el presente, hijo. Quiero que vivas el presente.

Le coloca el protector bucal y luego se aleja de él, al momento de presentarlo escucha que la mayoría del público lo abuchea, es comprensible aunque eso le cause molestia. Won Park se encargó de ensuciar su reputación, pero está dentro del octágono para demostrar lo quien realmente es.

El referee da las indicaciones, pero en lo único que piensa es en derribar a su oponente y noquearlo a como dé lugar, recordando cada técnica aprendida estos meses atrás.

—¡Es tu noche, Jeon! —grita de nuevo, Jamal.

La campana suena y lo primero que hace es esquivar una patada de su oponente.

—No perteneces aquí, drogadicto —parlotea el alemán.

Jeon decide ignorarlo, se acerca solo un poco y ambos intercambian golpes. Jungkook ve el costado derecho descubierto y lo golpea con fuerza haciendo retroceder al alemán.

—No te acerques demasiado —le indica Johann.

Asiente y luego sube sus puños y cubre su rostro asegurándose de poder cubrir con sus codos solo un poco su tórax. El alemán se acerca y lo golpea con una potente patada en su pierna izquierda, él niega y luego se acerca a su oponente le da un puñetazo en el bícep derecho y luego un izquierdazo abierto y un derechazo que golpea de lleno su rostro tocando parte del sentido.

Su oponente sacude su cabeza mientras van 2 minutos del primer round. 

—No dejes que te golpee la pierna de nuevo —demanda Johann.

Jungkook esquiva un golpe, pero no consigue esquivar un codazo que roza rostro, da un paso atrás y ve la pierna del alemán elevarse un poco, desciende y sostiene con una de sus manos las pierna del contrario y luego se lanza a él. Los golpes no cesan con sus manos y codos cada uno más fuerte que el anterior.

—¡Noquealo, Jeon! —exclama Jamal.

El pelinegro se descuida por unos segundos y el alemán consigue agarrar su cabeza, cómo puede escapar de la llave y se pone en pie.

—Yo puedo, yo puedo —balbucea.

—Estas en mi mundo —escupe con altanería el contrario.

Jungkook sonríe, y luego intercambia golpes con su oponente, lanza una patada con pierna izquierda y luego otra, pero a la tercera el alemán toma su pie 

Recuerda lo que aprendió, si lo recuerda. En un ágil movimiento da un salto pequeño con su pierna derecha, se gira tan rápido que lo único que se escucha es el horrible sonido del pie de Jeon estrellarse contra el rostro del alemán al que ve caer en un abrir y cerrar de ojos.

Jungkook se pone en posición de ataque mientras el referee revisa al alemán. Después de unos segundos los brazos del referee se alejan y la campana suena dando por concluida la pelea en el minuto cuatro del primer round.

—¡Lo hiciste, ganaste! —vocifera Johann dentro del octágono.

—¿Gané?

—¡Sí, lo noqueaste hijo! —responde emocionado, Johann.

Jeon suspira y ve como ponen de pie a su oponente, ahora los que lo abuchearon al inicio le aplauden y corean su nombre.

El presentador se acerca a él para felicitarlo y realizarle un par de preguntas, pero él se rehúsa, en su lugar el que habla es Johann, mientras el médico del equipo lo evalúa.

Minutos más tarde salen del local y se dan cuenta que sus entrenadores han asistido a su pelea. Lo felicitan y lo motivan a mejorar y luego ve como Rosalina sonríe grandemente mientras lo enfoca con su celular.

—¿Lo ves abuela?

—Elda —articula Jungkook, mirando fijamente la cámara.

—¡Sohn, ganaste! —canturrea la señora.

—Te dije que ganaría —le recuerda el pelinegro.

—Llegaremos pronto, abuela —se despide la rubia. —Ay, Jungkook. Eres genial —dice mientras lo abraza.

—Es todo gracias a tu padre, Jamal y los entrenadores —verbaliza él cuando han dejado de abrazarse.

—Debiste verlo, Rosi. Esa patada fue perfecta —comenta Jamal.

—Jamal, sube la mochila de Jungkook al auto —le pide Johann.

—¿Rosi? —bromea Jeon.

—Cierra la boca —lo reprende la rubia. —Te prohíbo que me llames así —le advierte.

—¿Por qué? Es algo de novios —chista Jeon, haciendo que ella se ponga roja.

—Voy a golpearte ese bonito rostro, Jungkook. Cállate.

—Ros, acaba de pelear te prohibo que siquiera vuelvas a abrazarlo —articula su padre haciendo reír a todos.

Jungkook se toma fotografías con sus entrenadores y luego sube a la parte trasera de la camioneta. Se siente destruido, le duele la pierna y en definitiva el rostro debido a los golpes que recibió, pero que no le reventaron la piel.

Aunque debe admitir que se siente feliz, un año atrás pensó que no pelearía de nuevo y ahora entró a un octágono y ganó su pelea de presentación.

Entre pensamientos positivos y negativos que divagan en su mente no se da cuenta que han llegado al restaurante de Elda hasta que alguien palpa su brazo.

—Abajo hijo, llegamos —le hace saber Johann. —Mi agente publicitario llamó, los rumores de que estás en un octágono en vez de un ring comienzan a esparcirse —le menciona mientras se alejan de la camioneta.

—¿Tan rápido? —inquiere con asombro, Jeon.

—Eras el futuro del box, hijo —le hace memoria el alemán.

Jeon desciende su cabeza y no dice nada.

—Ahora eres el futuro de la UFC —agrega, motivando al pelinegro.

—Hay mejores que yo.

—Por ahora, hijo —es lo último que dice Johann.

Elda va directo a Jungkook, primero ve a detalle el rostro inflamado y con pequeños moretones, y luego lo abraza de manera ferviente.

—Estoy muy contenta por ti —susurra la señora. —Y también muy orgullosa —confiesa.

Esas últimas palabras tocan su corazón, lo hacen de nuevo sentir en familia. Ve a su alrededor y todos celebran su victoria, está feliz. ¿Cómo no estarlo? Pero tiene claro que estaría más feliz si compartiera todo esto con Jimin.

—Bebe, Jeon. Te lo mereces —dice Jamal, luego de entregarle una cerveza.

Bebe un par de sorbos y ve sonreír a Elda, Johann y Rosalina, y piensa en lo afortunado que fue en conocer a la rubia. Gracias a ella y su familia ahora tiene una segunda oportunidad para entrar a la élite y conseguir su objetivo. Bebe un poco más y ahora piensa en que si la vida y el destino podrán darle una segunda oportunidad a su historia con Jimin.

—Sé que estás agotado, pero baila conmigo —le pide Elda.

El bebe el último sorbo de cerveza y toma una de las manos de Elda, y cuando están en el pequeño círculo de personas todos comienzan a recitar una y otra vez el nombre del surcoreano. Lo abrazan y le dan pequeñas palmadas que siente fuertes debido al dolor de cuerpo, divisa nuevamente a Elda, la acerca a él y la usa como escudo para que dejen de molestarlo.

Y nuevamente por orden de la señora Müller la música se enciende y comienzan un pequeño baile en celebración a la primera pelea de presentación de Jeon dentro del mundo del MMA.

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