25
Jimin se encuentra inconsolable, durante dos horas no ha podido articular una sola palabra coherente y completa. Amber simplemente lo abraza y acaricia, recordándole que ella está a su lado.
El castaño se pone en pie, la rubia lo mira deshacerse de su ropa y luego lo ve entrar al baño. Escucha la ducha y de inmediato camina hasta la puerta. Nunca había visto a Jimin de esta manera y por esa razón tiene mucho miedo de lo que pueda hacer.
Minutos después el chico sale de la ducha, se viste y luego ve a su amiga.
—Debo encontrarlo, Amber —habla por fin con voz gangosa—. Debo encontrar a Jungkook.
La rubia asiente y camina hacia él.
—Te ayudaré, Jimin. Pero no debes ocultarme cosas, necesito que hables conmigo. ¿Lo harás?
El castaño asiente y susurra—. Lo haré.
Ambos salen de la habitación, pero cuando Jimin escucha la voz de su padre en la sala detiene sus pasos.
—Ji…
—Espera en el auto, saldré enseguida —le pide el chico.
—Pero…
—Amber, por favor.
La rubia se da media vuelta y se aleja a pasos precipitados del castaño. Jimin por su parte, camina hasta la sala en la cual su padre se encuentra de pie hablando por teléfono mientras ve la chimenea.
—No quiero que nadie apadrine a Jeon. Nadie —puntualiza. —Ese muchacho va saber que en mi mundo el único que gana ocultando cosas soy yo —agrega con sorna—. ¿Hiciste lo que te pedí?
Si el corazón de Jimin está roto por su ruptura con Jungkook, escuchar y darse cuenta que todo fue planeado por su padre lo hunde un poco más, pero más haya de dolor siente odio hacia su figura paterna.
—Bien, gracias. Dile a James que todo está hecho.
—Eres increíble, eres… por Dios —alza su voz Jimin.
Won cancela la llamada al mismo tiempo que se da la vuelta para ver a su hijo con su rostro lleno de lágrimas y mucha decepción.
—Jimin... Hijo.
—No, no quiero escucharte papá. Todo esto es tu estúpida culpa, lo planteaste todo con James. James, el maldito que me golpeaba, ¿por qué no le hiciste algo así? ¿por qué solo una simple restricción cuando ahora son cómplices?
—Si tan solo…
—No, estoy harto de escucharte. Cansado de hacer lo que me pides. ¿Por qué me haces esto? ¿Por qué me lastimas así? Estoy enamorado de Jungkook y tú, tú solo…
—Él conocía las reglas, se lo advertí, Jimin.
—¿Siquiera te importo papá? —lo cuestiona su hijo.
Won suspira, lleva sus manos a su cintura, bufa y luego camina hacia su hijo el cual retrocede, alejándose en cada intento que él hace para sujetarlo.
—Jimin, eres lo único que me importa en este mundo, hijo.
El castaño suelta una risa fingida y luego sorbe su nariz.
—Pues no lo parece, papá. Acabas de arruinar la vida de la persona que quiero a mi lado. Le hiciste creer que fui el responsable de drogarlo y ahora terminó conmigo y todo esto es tu maldita culpa. Si piensas que creó esas tontas palabras sobre que lo único que te importa en este mundo soy yo, pues déjame decirte que estás equivocado —expresa con rapidez y rabia, Jimin—. Espero que hayas pensado en que tu hijo desde ahora te detesta.
—¡Jimin, espera! —exclama Won, al ver que le da la espalda y lo deja solo en la sala. —¿A dónde vas? —lo cuestiona mientras corre tras su hijo.
—A buscar a Jungkook —dice con claridad.
El señor Park se detiene, Jimin al no escuchar las fuertes pisadas de su padre tras de él se detiene y lo mira.
—¿Qué? ¿Qué hiciste ahora? —lo cuestiona el castaño.
—No creo que lo encuentres, Jimin —murmura vagamente, Won.
—¿A qué te refieres? ¿Qué es lo que eso significa? Habla de una maldita vez papá —exige desesperado.
—Jeon, tiene un vuelo programado y…
Jimin se da media vuelta, corre hacia la puerta, sale de la casa y va directo al estacionamiento. Entra al vehículo y entre gritos desesperados le ordena a Amber que arranque.
Hacen una pequeña parada en el hotel donde la recepcionista le indica que Jeon llegó al lugar, pero luego se marchó con un bolso.
—¿Y ahora? —indaga Amber.
—A su casa, debemos ir a su casa —parlotea agobiado, Jimin.
La rubia sigue todas las indicaciones del castaño, cuando llegan a la casa bajan del vehículo de forma precipitada, mientras la vecina que juega su hijo en el jardín de al lado los mira.
—¡Jungkook! —grita Jimin.
La chica le hace una seña a su hijo para detener el juego, y de manera sigilosa se acerca al auto.
—¡Jungkook!
—Él salió hace aproximadamente una hora —le plática la vecina a Amber.
—Jimin, basta —lo detiene la rubia.
El castaño la mira y ve a Summer al lado del auto.
—¿Has visto a Jungkook? —interroga a la vecina.
—Sube al auto, dice que salió hace una hora —menciona Amber. —Gracias —susurra a Summer.
Jimin desciende su mirada y desilusionado sube al auto. Amber no dice nada, posiblemente cuando lleguen al aeropuerto el vuelo de Jeon ya haya despegado. Pero no desiste y decide hacer un último intento para ayudar al hijo de su ex jefe.
—John me envió el número de vuelo —comenta, haciendo que una sonrisa y mirada esperanzadora regrese a Jimin.
Al llegar al aeropuerto van directo a la cartelera, dándose cuenta que el vuelo ha despegado hace diez minutos. El castaño suspira derrotado, por más que intenta comprender todo lo que está pasando no lo consigue. ¿Cómo es que ha pasado de estar feliz a no sentir absolutamente nada más que tristeza?
—Ji-Jimin…
—Estoy bien, Amber —dice en voz baja, derramando un par de lágrimas. —Por favor llévame a casa —le pide mientras su voz disminuye en cada palabra.
La rubia lo abraza y juntos salen del aeropuerto. Una hora después regresan a la enorme casa, Jimin ni siquiera ve a su padre, va directo a su habitación en la cual se encierra, se lanza a la cama y comienza a llorar despavoridamente.
—Espero y estés feliz, Won —se dirige la rubia a su ex jefe y ex pareja—. Acabas de ensuciar la reputación y carrera de Jungkook y como un extra, arruinaste la vida amorosa de tu hijo. El premio al padre del año en definitiva, no será para ti.
—Solo estoy protegiendo a mi hijo.
—No, no lo estás protegiendo —replica Amber—. Estás escogiendo por él, y eso no te concierne a ti.
—Pues claro que me concierne, soy el único que se preocupa y sabe lo que le favorece y conviene. Y más vale que me obedezca si no quiere perder ese maldito edificio que está a su nombre —espeta furioso, Won.
—Eres un maldito controlador que se quedará completamente solo por querer obligar a todo el mundo a que haga lo que deseas. No me pidas ayuda cuando Jimin se aleje de ti y no quiera verte.
—Él no me dejará, un día comprenderá que lo hice por su bien.
—Como tú digas, Won —articula de manera sarcástica la rubia.
—Tú te alejaste y regresaste. Ahora estás de nuevo aquí y…
—No estoy aquí por ti, Won. Estoy aquí por tu hijo, mi amigo. Lo que pasó entre tú y yo llegó a su fin ese día que decidiste unirte con James y Susie para arruinar la vida de tu hijo y la de su novio.
Won se queda en silencio, rechina sus dientes y asiente de mal gusto.
—Entiendo que estés dolida, pero…
—Olvidalo, Won. No pienso seguir perdiendo el tiempo contigo, tú hijo me necesita así que, aunque te incomode y moleste no me separaré de él desde ahora. Buenas noches.
La rubia camina hacia la habitación de Jimin, le quita los zapatos, luego se quita sus sandalias y se acuesta en el espacio vacío de la cama. El castaño se remueve y rueda hasta quedar cerca de Amber, la abraza con fuerza mientras una nueva oleada de lágrimas y sentimentalismo lo hace doblegar.
—Estoy aquí, siempre estaré aquí —masculla la rubia, mientras sus ojos se cristalizan al escuchar los hipidos y sollozos de Jimin.
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