09

El elegante multimillonario Won Park, se encuentra de pie al lado de Jeon Jungkook, el nuevo boxeador revelación en la industria del mundo del boxeo y la élite.

Cada uno toma su turno para posar solo y luego se reúnen para saludar a un par de personas que los saludan.

—Por favor, fotografíate con mi hijo —le pide uno de sus fans.

Jeon de inmediato ve a su padrino, Won asiente y los dos guardaespaldas se acercan a la barricada.

—Oye, no empujes —reprende uno de los matones a un joven.

Jungkook coge al niño de aproximadamente dos años en brazos, lo acomoda como puede y cuando cree que está listo sonríe hacia el frente. El hombre llama la atención de su hijo el cual después de cinco intentos por fin sonrió y miró en la dirección correcta.

—Muchas gracias, Jeon —le agradece el hombre, mientras recibe a su hijo.

—Nos vemos —se despide el pelinegro.

Jungkook agita sus manos en el aire y luego es escoltado junto a su padrino hasta dentro de las instalaciones.

—¿Nervioso? —lo cuestiona Park.

—Solo un poco —responde Jeon, mientras ve hacia todos lados.

—Vas a acostumbrarte con el tiempo —menciona Won.

—¿Sí? Yo creo que no —parlotea el pelinegro mientras divisa a Amber caminando hacia ellos.

—Hola chicos —los saluda a ambos la rubia.

Su jefe la observa de pies a cabeza, luce bellísima, el rojo del vestido se le ve perfecto. Cuando termina de contemplarla se da cuenta que solo está ella.

—¿Dónde está, Jimin? —la interroga.

—Bueno, él…

—Amber, necesito que dejes de defenderlo.

—No lo estoy defendiendo —se defiende de manera rápida la chica. —Le llamó —le hace saber, mientras le entrega el celular—. El auto de Albert se quedó sin combustible. 

—Si esa es una de sus excusas voy a mandarlo a qué realice servicio comunitario —brama, molesto.

—Me pidió que enviará a John por él. Vienen en camino. 

—Won, amigo. Sabía que vendrías —se escucha la voz animada de un hombre.

—Jake, es un gusto verte —lo saluda Park.

—Oye, tú chico es genial —balbucea, elogiando a Jungkook.

—Lo sé, lo sé —concuerda con aires de grandeza, Won.

Acto que a Jungkook le hace recordar a Jimin.

—Jeon, acércate —le pide su padrino. —El es Jake —señala al de cabello negro con destellos rubios a su lado—. Es uno de los reclutadores de Adidas. 

El pelinegro ensancha sus ojos, sonríe y de inmediato extiende su mano derecha para estrecharla con el contrario.

—Tienes una zurda extraordinaria —lo alaba Jake. —Gana la siguiente pelea y te asegurare un jugoso contrato con nosotros —se mofa con seguridad.

—Una motivación más para ganar mi siguiente pelea —expresa con confianza, Jungkook.

—Ya sabes que hacer chico —murmura Jake, le da una palmada amistosa en su bícep izquierdo y luego se aleja un poco junto a Won.

—¿Cuándo es que empezaste a ser tan popular? Adidas te tiene en la mira. Eres sorprendente, Jeon —habla Amber.

Jungkook ríe mientras ve la costosa decoración, nota los candelabros colgando y lo único que se le viene a la mente es que uno de ellos puede llegar a caer y lastimar a alguien.

—Vamos a tomar asiento, me duelen los pies —se queja la rubia. —Ven, por aquí —le indica guiando al pelinegro.

—Lo de Jimin…

—Es verdad, aunque cueste creerlo —lo interrumpe Amber. —Le gustan las galas benéficas, sabe que los periodistas lo critican a él y a su padre, pero es algo que su madre y esposa del señor Park le inculcó —añade.

Jeon guarda silencio al ver que el señor Park se acerca a la mesa.

—¿Dónde estás? —lo escuchan indagar la rubia y el pelinegro cuando toma asiento.

—En el estacionamiento, llegaré en unos minutos —responde y luego cancela la llamada.

—Jimin, Jimin —lo llama, se aleja del móvil y se da cuenta que lo ha dejado hablando solo. 

Amber se hace la despistada y le da un codazo a Jeon para que la imite, así le evita la vergüenza a su jefe.

Luego de unos segundos algunas de las grandes personalidades suben al pequeño escenario, se presentan, dan un discurso y por último presumen su donación ante todos.

—Llegue.

Todos ven al responsable de la voz, en especial su padre.

—No me mires así —le pide Jimin con sentimiento. —No puedo tener el control de todo. Y lo importante es que estoy aquí —expresa con soltura, intentando que el ceño de su padre deje de lucir fruncido. —¿Te dije que te ves hermosa? —se dirige ahora a Amber.

—Gracias por el vestido. Siempre escoges lo mejor para mí.

—Es porque eres tú, Amber —cuchichea el castaño.

Una pausa musical se lleva a cabo y el señor Park se pone en pie, extiende su brazo derecho en dirección a Amber, la cual se pone en pie de inmediato. Jimin ni siquiera los mira, se concentra en enviar unos cuantos mensajes de texto mientras Jungkook ve con atención cada detalle.

—¿Es normal que ellos dos bailén? —curiosea el pelinegro.

El más bajo alza su mirada, ve a Jeon y luego busca en la pista de baile a su padre y a su asistente.

—Mi padre y Amber —verbaliza el castaño, regresando su mirada a la mesa—. Sí, desde que la contrató. Si mi padre viene sin compañía, que es casi siempre, Amber baila con él.

—Posiblemente se atraigan mutuamente —balbucea Jungkook, ganándose la atención de Jimin.

—Posiblemente sí —replica despreocupado el castaño.

—¿No te molesta?

Jimin ríe grandemente y acota.
—No, porque es Amber. Conozco a su familia y a ella, si alguna mujer sería capaz de soportar y no estafar a papá es ella. Además, si hay algo que detesto es involucrarme en la vida amorosa de mi padre.

Jeon está por hablar, pero la voz chillona de una mujer se lo impide.

—¡Jovencito Park!

—Genial —murmura con desagrado. —Señora Walker —canturrea, mientras finge una sonrisa y ni siquiera hace el intento de ponerse en pie.

—Creí que no lo vería por aquí luego de la demanda que su padre le interpuso a James. Después de uno más de sus escándalos —parlotea la venenosa lengua de la mujer—. ¿Qué tal está, Won?

—Pues le diría que vaya a preguntárselo usted misma —dice Jimin, mientras señala la pista de baile. —Pero, papá dice que debo comportarme así que, entonces voy a responderle su pregunta de manera amable —hace una ligera pausa y luego prosigue—. Papá está bien, no, no está bien. Está excelente ya que tiene un hijo que genera escándalos y publicidad a sus negocios y no un hijo drogadicto y ebrio que le da mala imagen a los negocios como el suyo.

Los ojos de la mujer se ensanchan, desciende sus manos y golpea con su palma la mesa derribando las copas.

Jungkook y Jimin se ponen de pie para no mojarse.

—Tú, insolente —brama furiosa la mujer.

—La única persona insolente aquí es usted —interviene Jeon, ganándose la atención no solo de la señora Walker, sino también de Jimin—. Creo que es tiempo que regrese a su mesa ya que, estropeo la nuestra.

La mujer tensa su mandíbula, ve fijamente a Jimin y luego sin decir más nada se da la vuelta y los deja solos.

—¿Estás bien? —lo cuestiona Jeon.

Jimin se queda paralizado luego de haber visto a James a unos cuantos metros lejos de él.

—Oye, ¿qué te sucede? 

El castaño pasa saliva, sus ojos se cristalizan y luego su respiración empieza a descontrolarse y luego a faltarle.

—Yo… yo…

—Jimin, ¿qué ocurre?

—Sá-sácame de aquí —tartamudea el castaño.

Jungkook se acerca a él y sin pensarlo e indagar la razón, lo sostiene y lo saca lo más rápido que puede del lugar. Llegan a la parte trasera y salen. Jimin se aleja de Jeon y con desesperación lucha por volver a tener el control absoluto de su respiración.

—Jimin —lo llama el pelinegro, dando un par de pasos para acercarse a él.

El más bajo alza una de sus manos y de esa manera le pide que se detenga. Jungkook se detiene, pero se mantiene atento ante cualquier situación.

Minutos después Jimin está mejor, aclara su garganta y obtiene la atención de Jeon.

—Gracias —susurra.

—Creo que debemos de dejar de agradecernos demasiado —propone el pelinegro, haciendo reír al más bajo—. ¿Estás mejor? ¿Qué fue lo que sucedió? 

—Sí, ya estoy bien. Y bueno, vi a James dentro y pues…

—Entraste en pánico

Jimin asiente.

—Parece una estupidez, pero él sabe cómo tener el control sobre mí. Sabe que si me alza la voz, me amenaza y me golpea haré lo que sea —confiesa el castaño.

—¿Por qué?

—Porque soy un idiota —bromea Jimin.

—No, enserio. ¿Por qué?

—Porque soy yo, porque lo tengo todo y porque nunca en la vida papá me ha levantado la voz y una de sus manos para lastimarme. Soy hijo único de un multimillonario, Jungkook. Tengo lo que quiero cuando quiero.

Jeon asiente mientras dice.
—Entiendo, pero debes aprender a defenderte, Jimin. Bueno, tienes un maestro de defensa personal, esfuérzate y cuida de ti.

—No soy tan fuerte como tú. Y ese entrenador no lo contraté yo.

—Amber dijo que fuistes tú.

—Eso fue lo que yo le dije a ella, pero la verdad es que lo envió la amiga con la hablaba por teléfono la vez que me alzaste la voz antes de tu pelea de presentación.

—¿Y por qué lo recibiste sino lo contrataste tú?

—¿Disculpa, eres ciego?

—Obviamente no —objeta Jungkook mientras señala sus ojos.

—Pues yo creo que sí, es claro porque acepté. El tipo es alto, musculoso y demasiado guapo —borbotean con emoción los labios del castaño.

Jungkook se ve así mismo y mentalmente piensa en que el tiene las mismas cualidades, sonríe ladinamente ante la idea que cruza su mente 

—Bueno, en ese caso yo también soy alto, musculoso, guapo y como un extra, tengo tatuajes —presume Jeon, acercándose amenazadoramente al más bajo.

—¿Y? —emite con nerviosismo, Jimin.

—¿Cómo que y? —lo cuestiona Jungkook. —Yo puedo ser tu entrenador de defensa personal —sugiere el más alto.

El castaño niega en repetidas ocasiones.

—¿Por qué no?

—Porque… porque tú debes entrenar y si te desconcentras tú estúpido equipo va a culparme y me acusara con papá. Y si me acusan con papá corro el riesgo de ser desheredado y gracias, pero no gracias —habla con rapidez, Jimin.

—Eso tiene solución —dice con parsimonia, Jeon.

—¿Qué rayos te sucede, Jungkook? —lo interroga, confundido el castaño.

—Te enseñaré defensa personal al final de mi práctica. Entonces solo estará Brad en su oficina haciendo sus cosas para luego cerrar y marcharse.

—¿Por qué quieres ayudarme? Me dijiste que no te agrado —le recuerda con voz acusadora, pero mirada decepcionada.

—Solo creo que es importante que aprendas a defenderte, John no estará siempre a tu lado y…

—Ok, ok, está bien —interviene el más bajo, alejándose del más alto.

—Jimin, Jungkook —los llama Amber con voz agitada.

Los dos ven a la rubia y por unos segundos se quedan en silencio.

—Empezamos mañana a las seis —le indica en voz baja el pelinegro.

—Bien, gracias —musita Jimin, haciendo reír al más alto. —Sí, ya sé, debemos dejar de agradecer —balbucea mientras camina hacia la chica.

—Debemos irnos, tu padre vió a James y casi lo mata a golpes —le comenta la rubia.

—¡¿Qué!? —exclama, sorprendido y preocupado Jimin.

—¿El señor Park, está bien? —inquiere Jungkook.

—Sí, pero creo que se lastimó la mano —contesta Amber, mientras guía a los chicos al callejón. —John, está aquí —les hace saber.

Amber sube a la limusina primero y luego los dos jóvenes.

—Papi —lloriquea Jimin, al ver a su padre adolorido.

—Debía hacerlo, hijo. Debía golpear a esa basura que te golpeó —dice Won.

—Ok, sí 

—Jimin —lo reprende Amber, molesta.

—Ok, no —se retracta el castaño. —A la próxima que golpees a alguien intenta no lastimarte tú también quieres —suelta, desesperado.

Todos ríen ante el comentario de Jimin. John hace una parada en el hospital, luego lleva a Jungkook a su apartamento y por último regresa por Jimin, Amber y su jefe y los lleva a la enorme casa a la espera de una contra demanda luego que el señor Park, golpeara al bastardo de James.

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