Capítulo 2: Ráfaga azul

— ¿Se te perdió algo, amigo?

Shadow observó con cierto interés la energía que emanaba de la silueta, Amy miraba preocupada al individuo que la protegía. Por suerte para él, el azabache no estaba ahí para pelear.

— Por fin te encuentro - Se acercó los pasos que había retrocedido y la silueta de Ráfaga azul se mostró por fin fuera de las sombras, era un erizo cobalto con púas que le hacían honor al apodo.

— ¿Y tu eres? - Amy por sostuvo el brazo del erizo, Shadow no tenía ganas de irse por las ramas, pero antes de poder quitarse la máscara sus sentidos le alertaron de otra presencia acercándose a su espalda.

Retrocedió y esquivó un golpe justo a tiempo, un puño blanco enorme casi le derriba. Su vista se enfocó en el enorme echidna rojo cuyos ojos irradiaban furia y descontento, de apronto, su cuerpo vibró y tuvo que dar una voltereta antes que Ráfaga azul pudiera atraparlo.

Tenía una velocidad increíble, casi lo derriba, él y el echidna se unieron hombro a hombro para intentar darle un golpe y en el combate pudo darse cuenta que el echidna tenía una energía similar a la del erizo en los puños, con un color violeta. Sospechaba que intentaban dejarlo inconsciente y eso no podía permitirlo.

Antes de que la pelea subiera de nivel, Amy jaló por los codos a los dos individuos que incluso a Shadow le sorprendió la facilidad con la que los hizo retroceder. El echidna arqueó una ceja hasta que la eriza lo enfrentó a él, su mirada seguía tan fiera y el azabache se dio cuenta que con su presencia podría tener la oportunidad de explicar lo que quería hacer.

Observó con detenimiento a los tres antes de quitarse la máscara, cuando acercó sus manos a su rostro, el grupo esperó impaciente hasta que los ojos de la eriza brillaron con desconcierto, reconociéndolo.

— Eres tú... el erizo del pastel - En ese momento, Amy sonrió con disimulo, tan solo unos segundos antes de fruncir el ceño y acercarse sin escuchar a sus amigos — ¿Por qué me seguiste?

— Lo buscaba a él, y tú tenías información - Su mirada rubí miró por encima de su hombro hasta encontrar al cobalto, el erizo le achicó la mirada con duda y el echidna resopló con los brazos cruzados en defensa.

— ¿Este es el tipo raro del café?

— ¡Knuckles! - Amy le giró y le gritó con reproche.

— ¿Por qué me buscabas? - El azul se interpuso entre la eriza y él, Shadow notó que no le agradaba mucho su presencia, podía percibirlo en el aire — Espero que no seas parte de GUN o...

— También tengo habilidades - Interrumpió y el echidna le frunció el ceño, Amy lo miró incrédula mientras el cobalto la hacia retroceder — No vine a hacerle daño a nadie - aclaró — Quiero rescatar al cocodrilo que desapareció hace unos meses.

— Espera ¿Hablas del mutante de las noticias? - Shadow asintió al erizo — ¿El que GUN capturó para experimentar?

— No me agrada, nos vamos - El echidna tomó a Amy por el brazo, Ráfaga azul se interpuso en el camino del grandote y lo miró con aparente molestia, realmente quería escuchar. Shadow no quería perder el tiempo, buscó su celular y lo acercó al trío, mostrándoles las imágenes del cocodrilo que venían en el documento clasificado.

— Ahora está en el hospital, quiero sacarlo de ahí - Amy se soltó de la mano que la detenía y sostuvo el celular con cierto interés, Ráfaga azul se inclinó para ver por la pantalla mientras Shadow veía a Knuckles atravesarle con la mirada.

— Oh cielos... Sonic ¿Crees que siga vivo? - La eriza intercaló miradas con el erizo, parecía que estaban tratando de leerse la mente, Shadow sentía que estaba siendo la tercera rueda de un cuento mal contado cuando ellos se giraron a verlo — Hablemos dentro.

Los cuatro volvieron al interior de la cafetería, Amy prendió una pequeña lámpara encima del mostrador. Tras unos minutos de explicación, Shadow pudo mostrarles fotografías del archivo que le habían entregado, la extraña alianza entre GUN y un humano llamado Eggman, y su interés por querer encontrarse con otros mutantes similares a él.

Knuckles, el echidna, se había mantenido callado reposado sobre una mesa; Sin embargo, apenas Shadow terminó de hablar le pidió algo que para él era una garantía, ya había visto a Ráfaga azul, necesitaba probar que era uno de ellos. Uno que pudiera guardar el secreto.

El azabache no temió cuando levantó una navaja escondida de su traje, por instinto, Sonic retrocedió junto con Amy hasta que él se hizo un corte grande en la mano y se lo mostró. La eriza arrojó un grito ahogado de terror cuando vio la sangre escurrir por su palma, de inmediato se puso a buscar el botiquín cuando notaron con asombro como él se limpiaba la sangre y volvía a levantar la palma, ahora sin ningún corte.

— Regeneración... - Sonic acertó con sentido y Knuckles sólo lo recorrió de arriba abajo, tratando de averiguar algo más de él.

— Bueno... creo que, necesitamos pensarlo - Comenzó Amy sin apartar la vista y apretó los labios, dudando.

— No necesitamos pensar nada ¡Estoy dentro! - Sonic le extendió la mano con emoción, Shadow enarcó una ceja pero le correspondió estrechándola. Entonces, el echidna se acercó y empujó hacia atrás a su amigo azul sólo para regañarlo.

— ¡¿Qué demonios crees que haces?! - La mirada de Knuckles destellaba con intensidad. Amy, abrumada por lo que estaba pasando, decidió adentrarse en la cocina para encender la máquina de café y prepararles un poco para bajarles la tensión.

Shadow, que no estaba acostumbrado y no tenía ninguna intención de intervenir en ayuda del cobalto, por alguna razón sabía que estaría más cómodo siguiendo a la eriza. Ella se asombró de verlo tan próximo, pero le sonrió abiertamente cuando se encontraron de frente. La ponía un poco de los nervios al recordarlo en el callejón cuando la perseguía, pero ahora que todo estaba claro, esperaba relajarse.

— ¿Quieres un americano? - Él asintió y disfrutó observarla moviéndose por la cocina, podías notar la experiencia y lo fácil que era para ella; sintió por un momento que le estaba estorbando.

La mente de Shadow se interrumpió con el delicioso olor del café, el sonido de la máquina era lo único que quería escuchar. Desafortunadamente los gritos al frente no ayudaban mucho, Sonic y Knuckles seguían discutiendo y Amy no dejaba de fruncir las cejas.

Notó que estaba nerviosa, jugando con sus dedos sobre la barra mientras esperaba que la máquina terminara de triturar los granos. No quería incomodarla con su silencio, pero no era un erizo de muchas palabras.

— El cocodrilo, ¿Él estará bien? - Él reaccionó por la forma en que Amy lo miraba, le produjo un efecto que no quiso descubrir. 

— No lo sé - Dijo la verdad, él no era bueno para las mentiras y tampoco le parecía correcto ganarse su confianza a base de esperanzas vacías. Aunque, si realmente quería ser honesto, creía que el cocodrilo no iba a sobrevivir por mucho tiempo.

— Podría... me gustaría ayudarte - Ella le sonrió.

— ¿Me ayudarás? - Shadow la observó con disimulada curiosidad, entonando entre un tono irónico que a ella le hizo enojar.

— Por supuesto - Amy entrecerró los ojos y se cruzó los brazos sobre el pecho. El azabache no esperaba que ella adoptara una posición de defensa tan agresiva, pero recordó la escena de ella levantando los brazos lista para pelear y por supuesto, ese comportamiento no le desagradó. 

— Te recuerdo que se trata de mutantes, pero aceptaré tu ayuda- Pronunció sosteniendo su mirada. La expresión de enojo cambió en Amy cuando escuchó aquello — Me agradó ver tu intento de lucha allá afuera.

— ¿I-intento de lucha? Oh... bueno - Shadow la analizó de forma más detallada. Era una enclenque, pequeña, pero no quería subestimarla. Hoy descubrió una parte del carácter de ella y lo disfrutó. Además, parecía tener un poco del conocimiento en defensa, si era capaz de hacerlo, probablemente podría ser una buena aliada.

— Nunca quise hacerte daño - A Shadow le pareció correcto aclararlo. Ella lo miró y sonrió contenta de lo que escuchaba, aunque el azabache tenía una mirada amenazante, pudo encontrar honestidad en aquellos rubís.

Pasados unos segundos, Amy se giró hacia la máquina cuando esta le alertó que el café estaba listo. Tomó las tazas y mientras estaba sirviendo, lo recorrió de arriba abajo con una sonrisa aún más radiante que las anteriores.

— No hubieras podido tocarme - Dijo con una expresión arrogante que a Shadow le pareció divertida, por supuesto, no hizo ningún ademán de mostrar emoción y la ayudó a servir otras dos tazas.

— ¿Estás segura? - Le pasó la taza vacía, apenas se rozaron los dedos ella pausó un momento y le miró ahora, con una mirada un poco más seria y profunda.

— Por supuesto - Se irguió firmemente, con una expresión triste asomándose — Porque yo... soy un mutante también.


— Llegamos - El enorme echidna detuvo la camioneta frente a una vieja cabaña de madera. Había un bonito pórtico enfrente decorado con dos sillas y luces de estrellas en el techo. La casa, aunque pequeña, parecía tener un aura acogedora y familiar.

Miró a Amy antes de bajar del coche y recapituló todo lo que había pasado. 

No creyó que la eriza tuviera algo que esconder, pero cuando lo reveló y sus amigos escucharon la conversación, Knuckles se encendió de nuevo como una mecha y comenzó a amenazarlo, jurándole que no importaba cómo, iba a pagarlo muy caro si GUN se enteraba de ellos. Después de haber terminado con el café y relajarse, Sonic lo invitó a visitar la casa donde descansaban, quería que todos se sintieran en confianza ahora que iban a trabajar juntos para rescatar al cocodrilo.

El echidna cómo no, se negó. Obviamente fue ignorado por sus dos compañeros quienes lo recibieron y lo invitaron a subir al auto. Quizás había sido demasiado blando al haberlos seguido, pero si esas eran las condiciones, tenía que aceptarlas.

Y ahora estaba aquí.

Cuando salió del coche y se acercó a la entrada, levantó la mirada encontrándose con Sonic, él lo miraba curioso. Shadow intentó no mirarlo, vio a Knuckles abrir la puerta y entrar seguido de Amy, el cobalto le hizo una seña antes de pasar.

— Esto será complicado, pero no te preocupes ¡Rescataremos al cocodrilo! - Él asintió sin responder.

Al entrar encontró al echidna y a la eriza en medio de la sala, ella con las manos en las caderas como una jarra y él con los brazos cruzados sobre el pecho, ambos con expresiones enojadas.

— ¿De verdad crees que es buena idea? - La conversación entre ellos se interrumpió cuando Knuckles miró de manera despectiva hacía él. Vio a Sonic pasar por su lado y rodar los ojos de forma discreta al ver a su amigo continuar con los reproches.

El echidna vio la amenaza en los ojos de Amy, por alguna razón se puso tensó y no lo pensó dos veces y salió de la cabaña, pasando junto a él para chocarlo con el hombro.

Se quedaron en un silencio sepulcral entre los tres. Hasta que finalmente, habló Amy.

— Necesita tiempo, dejémoslo tranquilo un rato.

Shadow tenía la sensación de estar entre una pelea de hermanos, Sonic le invitó a la barra de la cocina mientras Amy y él se alternaban en preparar la cena, Sonic era más bien un ayudante poco útil.

— Espero que te guste la pasta - Amy sacó un pequeño paquete de la sopa, a él realmente no le importaba mucho la comida. Pero hizo un ademán con estar de acuerdo.

— Sigo sin creer que seas un mutante, tu habilidad está cool. Pero no tanto como la mía - Sonic se inclinó en un codo contra la madera de la barra, el azabache solo hizo un gruñido de aceptación.

Vio a Amy por detrás cocinar y quiso enfocarse, pero el cobalto no se lo permitía.

— La curación es buena, pero la velocidad es mil veces mejor, puedo correr lo que quiera sin cansarme y estar en todos los lugares que yo quiera en menos de diez segundos - Continuó el erizo.

Siguió durante algunos minutos, no dejaba de hablar sobre su habilidad, la rapidez, el viento sobre su cara cada que corría y demás otras patrañas fuera de su interés. Shadow trataba de ignorarlo y rogaba a la eriza que interviniera cuanto antes. Pues Sonic hablaba tan rápido que sus oídos comenzaban a doler. Se estaba inventando una excusa para salir de la casa y poder librarse de él.

Sus orejas se movieron al escuchar una puerta del fondo abrirse, observó con atención a un erizo adulto con barba blanca y bastón acercarse. Apenas el abuelo lo vio, le tendió la mano y la estrechó por cortesía.

— Que alegría conocer al novio de Amy - Le dijo con una sonrisa. Sonic escupió del agua que bebía y Amy casi tira los platos cuando lo escuchó.

— ¡Abuelo! - Gritaron ellos al unísono y el erizo adulto parecía burlarse de ambos.

— No soy su novio - Explicó al abuelo, quien parecía aún más intrigado por su presencia, no dejaba de analizarlo con la mirada y esto comenzaba a incomodarle bastante.

— ¿Y por qué no? - Preguntó él sonriéndole de nuevo.

— El asunto es - La gran figura de Knuckles interrumpió las presentaciones. Su entrecejo fruncido y su postura tensa seguía igual — Que este mutante quiere involucrarnos en una tontería, hazlos entrar en razón antes de que me vuelva verde del coraje.

— ¿Mutante? echemos un vistazo entonces - Dijo el abuelo mirando a Shadow, el azabache de pronto sintió un pellizco en la mano y luego un ligero toque de energía recorrer su cuerpo, bastante ligera. El abuelo lo soltó y se llevó una mano al mentón para rascarse la barba y el bigote con semblante pensativo.

— ¿Eso qué fue?

— Esta cosita - El erizo adulto le mostró un pequeño trozo de lo que parecía ser parte de uno de los meteoritos que les otorgó las habilidades en primer lugar. Según Shadow, aquellos meteoritos se convertían en arena una vez fuesen tocados.

— ¿Cómo lo consiguió? - Preguntó él. El abuelo le sonrió con complicidad.

— Cuando estos tres tocaron el meteorito que cayó en nuestro patio, uno más pequeño aterrizó y yo lo toqué. No desapareció y tampoco me otorgó nada, pero si lo acercas a un mutante este brillará ¿Lo ves? - Lo acercó de nuevo a su mano azabache y cuando sintió la corriente otra vez, una tenue luz brilló de la piedra — ¿Qué puedes hacer?

— Regeneración instantánea.

— Aunque no se puede comprar con la súper velocidad - Sonic se adelantó a decir.

Knuckles y Amy alzaron una ceja contra Sonic, hasta el abuelo estaba cansado de escucharlo. Amy decidió que sería mejor aclarar las cosas mientras cenaban y eso hicieron, todos ayudaron a la eriza a colocar la mesa y durante la comida, Shadow podía sentir la mirada inyectada de enojo del echidna. Lástima por él, porque de nuevo, la comida de Amy estaba deliciosa y quería quedarse a disfrutarla.

El erizo adulto le pidió explicaciones, pues Sonic no dejaba de interrumpir a Amy y a Knuckles cada vez que ellos trataban de contarle toda la historia. Se resumió en que, GUN trabajaba con un humano para atrapar a todos los mutantes y que él quería rescatar a un cocodrilo antes de que fuera tarde, y sentía que con el trío sería más fácil.

— Lo entiendo - El abuelo se limpió la boca con una servilleta, Knuckles se inclinó hacia delante esperando el resultado final — ¿Y ustedes están de acuerdo?

Sonic y Amy asintieron, luego miró al echidna y este evitó sus miradas, por supuesto.

— Espero que tengas un buen plan - Shadow le dio una mirada llena de determinación al abuelo, asintiendo. Amy le sonrió y Sonic irradiaba heroísmo.

— Ya es muy tarde ¿Por qué no te quedas a dormir? - Sugirió Amy, él de verdad ansiaba volver a su casa — Mañana podemos prepararnos para el rescate.

Shadow dudó. Pero se sorprendió por la rápida respuesta y disposición que le pareció perfecto, iba a aprovechar las oportunidades ahora y el tiempo que había perdido queriendo encontrar a Sonic, era recompensado.

— ¿Qué hacen? - Preguntó Knuckles de forma agresiva contra ellos.

— ¿De qué hablas bobo rojo? - Respondió Sonic.

— No quiero que se quede aquí. Qué tal si es agente de GUN y mientras dormimos nos llueven soldados - lo señaló con descontento — Este tipo no me genera confianza.

— Puedes ponerme un escolta si quieres, ya te dije que no trabajo para GUN.

Shadow terminó su plato y se quedó mirando con recelo al echidna, tratando de controlar sus propias emociones. Como comenzaba a odiar a ese sujeto con tanta insistencia.

— Mira Knux - Siguió Amy — Podemos continuar con esto toda la noche con todas las razones que des. Shadow es alguien... valioso. ¿Es que no entiendes? Cualquier agente nos hubiera atrapado ya y él no ha hecho más que mostrarse dispuesto a ayudar a un mutante, podríamos ser cualquiera de nosotros en esa cama de hospital.

Knuckles se quedó callado y pensativo.

— Déjalo Amy - Decidió Sonic por cuenta propia que, no importaba lo que dijera el echidna, él iba a arriesgarse — Somos fuertes, GUN no podrá ni siquiera pensar, tendremos al cocodrilo con nosotros mañana por la tarde.

Knuckles encolerizó.

— ¡Estoy tratando de protegerlos grupo de bobos sin remedio, piensen joder, cómo pueden echar toda su paz por un cocodrilo que no saben tan siquiera si sigue vivo o no! - Se levantó de la mesa chocando los puños contra ella — Hagan lo que putas quieran, estoy harto de tener que protegerles el culo cada vez que se meten en problemas de todas formas.

El echidna no lo podía creer, miró una última vez a Shadow con tanta rabia que no sabía de dónde había sacado las fuerzas para no abalanzarse y sacarlo a patadas de la casa. Se giró hacia el pasillo de la casa al fondo y después hubo un gran portazo.

— Se le pasará mañana, se nos unirá ya lo verás - Dijo Sonic, pero el azabache enarcó una ceja no convencido.

El erizo adulto le dedicó una sonrisa, mostrándole que ante todo estaba tranquilo pero tenía que ganarse su confianza también. Los cuatro terminaron el resto de la sopa y cuando terminaron de recoger y lavar los platos, el abuelo fue el primero en despedirse. Sonic le ayudó a Amy a enseñarle el cuarto de huéspedes a Shadow en el segundo piso, aun lado del cuarto de la eriza.

Era más bien como un cuarto de almacenamiento, pero tenía una cama. Amy salió un momento en busca de un cobertor y Sonic le explicó dónde estaba el baño, cómo usar la lámpara rota y le recomendó no tocar las cajas que estaban apiladas.

— Bueno, te dejo descansar - Se despidió él, Shadow por fin pudo disfrutar de su querida amiga soledad.

Se sentó en la cama y observó el tumulto de otras cajas cerca de la cabecera, cada caja tenía una pegatina con un color diferente: rojo, azul y rosa. Supuso que, se trataban de las cosas personales de cada uno. Antes de que sus impulsos lo obligaran a revisar las cajas, Amy apareció por el marco con una cobija y una almohada.

Se acercó a él y Shadow se percató de la preocupación que la abrumaba, se podía reflejar claramente en su rostro. Quizás el resto no se había percatado, pero él sí. Quería saber qué sería capaz de hacer, aún así, sentía que ella se había metido en donde no debía.

— ¿Te incomoda mi presencia? - Preguntó, en cualquier caso, ella no tenía por qué preocuparle. Era lo bastante grande para decidir por su cuenta y él ni siquiera le había pedido su ayuda.

— Por supuesto que no - Le dijo ella, colocando a su lado las cosas que traía cargando. Se quedó pensativa y luego juntó las cejas con una expresión triste — ¿No trabajas para ellos verdad?

Shadow resopló con frustración.

— ¡Lo siento! es que me puse a pensar, que tenías varios archivos de GUN en la cafetería - El erizo esperó paciente a que la eriza terminara — Sólo te conocí hace unos días y te ofrecí pastel... ¿Si te gustó el pastel, verdad?

El erizo sostuvo una sonrisa, de verdad, entre todo lo que ella podía pensar ahora. ¿Y recordó el pastel? Shadow se levantó de la cama, inclinándose hacia ella.

— Fueron registros que robé - Admitió, diciendo la verdad — Y el pastel sí me gustó.

El rostro de Amy se tornó rojo en cuanto lo escuchó, lo miró tan cerca que retrocedió un poco y asintió entendiéndolo mejor. Lo miró tan solo un poco, mientras buscaba salir de la habitación cuanto antes. Estaba nerviosa.

— Oh sí, mhm. Cielos, pues está resuelto - Sonrió evitando su mirada — ¡Descansa!

Salió del cuarto cerrando la puerta con ella, el azabache sonrió ligeramente y regresó a la cama para acomodarse debajo de la cobija. El colchón estaba tan duro como la piedra, el cuarto olía a humedad, sabía que no podría dormir bien esta noche.



















CAMBIOS:

Capítulo 3 y 4 unidos















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