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- Bastardo - el murciélago escupió sangre al suelo tras recibir el primer golpe, la sombra trató de patear a Shadow por la espalda pero logró esquivarlo.
El erizo notó que la copia real estaba listo para cortarle el rostro con las navajas. Retrocedió cubriéndose la cara con los antebrazos y escuchó el filo rozar contra sus protectores metálicos, al mismo tiempo, se preparó para el ataque de ambos y no recibió daño. El murciélago y su sombra eran rápidos, feroces, muy buenos peleadores y su único error fue haberlo subestimado.
- Sabía que no eras como nosotros - dijo él mientras el azabache lo miraba todavía concentrado - ¿Quién usaría un traje tan ridículo? - sonrió sintiéndose superior mientras la sombra se aproximaba.
Ahora, Shadow lo veía calcular con la mirada pensando en su próximo ataque.
- No lo hagas - advirtió él, atento mientras contaba el tiempo en su cabeza.
- ¿Hacer qué? - el murciélago dio un par de pasos hacia delante y la sombra comenzó a rodearlo muy lentamente.
Todo ocurrió como una ráfaga, Shadow tuvo que esquivar los ataques de ambos y sólo pudo atacar cuando reconoció el patrón de pelea. Fingió enviar un golpe al murciélago cuando en realidad se había girado para golpear a la sombra, enviándola lejos.
Necesitaba pensar en una forma de deshacerse de ella.
El murciélago quiso atacar pero Shadow respondió con un golpe en el abdomen, él logró protegerse la zona con las manos y para regresar el golpe, pateó con fuerza la zona de las piernas del azabache tomándolo por sorpresa.
- Terminemos con esto - el azabache se giró contra él arrancándole una de las navajas que llevaba. Sujetó su mano con fuerza para que no se escapara y cuando sombra se levantaba del suelo para atacarlo, logró cortar la parte del cuello haciendo que se desvaneciera.
Escuchó un gruñido adolorido viniendo del tipo, estudió su rostro y observó que tenía una ligera marca de corte en el cuello, como si las cuchillas realmente le hubiesen hecho daño a él en lugar de la sombra. Lo tomó por el cuello de la camisa sin pudor alguno para obligarlo a responder.
- El tipo del que hablaste antes, ¿Quién es? dame su nombre - entrecerró los ojos y el murciélago sonrío mostrando los dientes.
- .... - al no responder, Shadow lo agitó con fuerza y desdén para luego alzar su puño de forma amenazante contra él - ¡Espera, no sé su nombre! carajo nunca lo he visto, sólo he escuchado su voz - tosió.
- ¿Qué otros lugares piensan destruir? ¡dímelo! - apretó el agarre con la tela y hubiera seguido con el interrogatorio antes de que otra explosión hiciera temblar el piso de nuevo. Les hizo recordar el peligro en el que se encontraban.
Shadow frunció el entrecejo y apretó la mandíbula mientras el olor a quemado se extendía poco a poco dentro de su nariz. Los sentidos del erizo vibraron repentinamente, advirtiéndole que algo más fuerte iba a pasar.
Y en efecto, no se equivocaban.
- ¡Tails, llegué! - anunció Amy a través del auricular, una ola de escalofríos recorrió por su espalda al observar el oscuro edificio, teniendo en su pecho la sensación de peligro.
- ¡Date prisa!, estaré contigo si lo necesitas - respondió el zorrito a través de la línea, ella trató de infundirse confianza.
Impulsó su cuerpo a continuar y se guio por la voz de Tails hasta llegar a la puerta de emergencias, rompió una de las cajas metálicas llenas con cables de seguridad y logró entrar sin activar ninguna de las alarmas.
El corredor era oscuro y ligeramente sombrío, las luces estaban rotas y los cristales dispersos, no podía escuchar nada más que su respiración y sus pasos rompiendo los pedacitos. Trató de ir a un lugar con ruido, evidentemente el lugar de la pelea. Al principio no podía escuchar nada, ni siquiera ver a un guardia. Le pareció extraño.
¿No era uno de los lugares con mayor seguridad? se percató también que las cámaras estaban apagadas y comenzó a cuestionar al encargado.
Olió el ambiente y tuvo la horrible sensación de sentir el humo de fuego, siguió el olor hasta llegar a un comedor para empleados donde se detuvo para mirar, unas pocas hojas quemadas en el piso, decidió entrar hasta que el sonido de unas cacerolas caer le hicieron saltar del susto.
- Santo Chaos - murmuró con una mano sobre su pecho y se fijó en la cocina, asustada por encontrar una escena devastadora, avanzó.
Rodeó la esquina de la barra para bufet y al llegar a la puerta, encontró una escena muy diferente a lo que esperaba. El personal de limpieza y de seguridad con las ropas ligeramente quemadas trataban de esconderse en los pequeños gabinetes de metal.
Contuvo la respiración y notó sus cuerpos temblorosos, bañados en miedo. ¿Qué demonios estaba pasando? ¿por qué la gente estaba escondida?
Arrugó la frente y se acercó delicadamente, mostrando gentileza cuando uno de los guardias notó su presencia.
- ¿Puede decirme qué está pasando? - preguntó y una de las chicas de limpieza se asomó de su escondite, llevándose un dedo a la boca para indicarle que guardara silencio.
- Venga ¡escóndase rápido! - dijo el guardia en voz baja mientras salía del gabinete para cederle su lugar, el gesto le pareció valiente e hizo que su corazón se arrugara. Aún con su cuerpo temblando del miedo era capaz de ofrecerle su escondite, sonrió y negó de inmediato al lobo.
- Ustedes necesitan salir, si se quedan será peligroso - respondió enfocándose en la gente escondida.
- Si salimos nos va a derretir vivos - dijo otro de los guardias detrás de un refrigerador - esperemos a que GUN venga a rescatarnos.
- Ellos no llegarán a tiempo, los ayudaré a salir pero tienen que ser rápidos y no detenerse - miró a la pantera que le había ofrecido su lugar - ¿Conoces la salida de emergencia? al final del pasillo.
- Todas las puertas están cerradas, no hay electricidad en este piso y no se abren sin un código especial - la iguana encargada de la limpieza era pesimista, aferrándose a no salir.
- La abrí - dijo sorprendiéndolos - Pueden salir por ahí.
- ¿Cómo podemos confiar en ti? quizás seas igual que ellos - la iguana le provocaba dolor de cabeza, pero tenía que controlarse.
- Si, tal vez seamos iguales - continúo Amy y ellos retrocedieron mientras la veían tomar un sartén y doblarlo con tanta facilidad que les provocó ligeros escalofríos - Es mucho pedir, pero confíen en que serviré de escudo para ustedes. Les daré una oportunidad para salir, pero solo una.
Sus jade atravesaron a todos los trabajadores, la pantera observó a sus compañeros, ninguno parecía tener el coraje para seguirla, pero él asintió poniéndose a su costado. El resto notó la confianza que el guardia ponía sobre la eriza y poco a poco fueron saliendo de sus lugares para aproximarse.
Amy fue la primera en abrir la puerta, seguida por ellos que miraban por todas partes el comedor, una gacela asustada le sujetó el brazo y Amy se detuvo, bastante confundida.
Sintió una mirada salvaje sobre ella que la hizo temblar inconsciente, al observar hacia donde la gacela apuntaba, pudo encontrar la figura alta y corpulenta entre la oscuridad, con ojos felinos y un brillo diabólico que apuntaba hacia ella.
Mordió su labio inferior y reunió fuerzas para sostenerle la mirada, sin mostrar ni un signo de debilidad. El mutante se acercó dejando ver su pelaje anaranjado y rayado, Amy observó todo lo que pudo. Llevaba puesta una chaqueta de cuero y notó que al igual que ella, la analizaba.
- Me da gusto que por fin salieran del escondite - su voz era rasposa y tenebrosa que hizo que todos temblaran en sus lugares.
- No lo hagas difícil - dijo ella, buscando entablar una comunicación pacifica con aquél peligroso sujeto.
Él apretó la mirada y gruñó con fastidio mientras terminaba de barrerla con desprecio, evidentemente molesto por su presencia. Se escuchó el estruendo cuando pateó una de las sillas que se encontraba en su camino para pasar.
- Será por las malas entonces, me gusta más de esta manera - el tigre no pareció entenderla, pero tampoco se detuvo cuando comenzó a trotar, los empleados gritaron con horror y Amy alejó a la gacela para acercarse con la misma intención que él. Este parpadeó confuso cuando notó el brillo de rabia en la mirada de la eriza, la consideró tonta e ingenua por creer que podría luchar contra alguien que le duplicaba en tamaño.
No pudo pensar más después de eso, ella lo sacó volando con un simple golpe en el pecho.
La expresión de su rostro cambió por completo hasta que cayó sobre unas macetas rompiéndolas en el proceso, Amy se dio la vuelta para encontrar al grupo aún a sus espaldas, hizo un ademán brusco señalando la puerta.
- ¡Corran, ahora! - gritó y aunque algo asustados igual la miraron con admiración. La pantera hizo un ademán con la mano para sacar a los demás tomando el control y entre la preocupación por ver a todos salir, Amelia no pudo prevenir el siguiente ataque.
Primero un fuerte rugido y después un doloroso ardor y el aroma a ropa quemada en su espalda, podía imaginar una marca de fuego, arrugó la frente y se fijó de vuelta en el tigre que apenas se recuperaba.
Los ojos de él brillaron mostrando un peligroso tono rojizo como las llamas, los integrantes de limpieza gritaron asustados en medio de las mesas al verlo de pie, y Amy cruzó a grandes zancadas hasta ponerse frente a ellos para cubrirlos.
- ¡¿A dónde creen que van?! - dijo él limpiando el hilo de sangre de su labio hasta que sus ojos se posaron sobre ella, ahora impresionado - Pequeña, no sabes a quién acabas de provocar.
Su mirada volvió al brillo amenazante, ella pudo predecir lo que haría después; tomó una de esas enormes mesas metálicas y la lanzó contra él para detenerlo, sin esperar lo siguiente.
Una luz roja partió la mesa a la mitad antes de que pudiera llegar siquiera a rozarle, ella apretó los puños preparándose para lo siguiente mientras continuaba analizándolo. Alzó sin esfuerzo una pesada barra de comida como si fuese una pluma, tras la acción, él alzó ambas manos y se inclinó hacia ella para esperar el ataque.
Eso la enfureció, gritó de nuevo tras lanzarla y jadeó cuando se repitió lo mismo, no importaba cuántas mesas lanzaba, él poco a poco se acercaba con una sonrisa que comenzaba a hacerle temblar. ¿Realmente no podía hacer nada? era inútil en ataques a distancia.
- ¡BASTA! ¡Deja de acercarte! - exigió y lanzó otro mueble de vuelta, los demás animales detrás de ella comenzaron a correr por el pasillo a la salida.
El tigre soltó una carcajada repleta de satisfacción al atrapar la diminuta silla decorativa que le había tirado, parecía disfrutar ver su desesperación.
- Eres divertida - tiró el objeto al suelo y se detuvo a tan solo unos metros de ella - ¿Qué se siente haberte sacrificado por todos esos pedazos de basura? te han dejado sola, ni siquiera se preocuparon si vivirías o no.
No recibió respuesta pero el material de una barra metálica que sostenía estaba doblándose por la presión, ¿Qué demonios estaba pensando? no dejaría que un par de comentarios generados por odio la hicieran dudar.
Ella no era como ellos, nunca sería una asesina.
Tenía que demostrar que la gente podía confiar plenamente en los mutantes, ellos tenían que saber que también los protegerían.
- Saben que no moriré fácilmente - mentía.
- Luchadora, disfrutaré esto entonces - La verdadera pelea inició cuando ella se abalanzó, el tigre disparó con la misma velocidad mientras ella lograba esquivarlos, marcas en el piso y en otros objetos eran dejadas en el proceso.
El pecho de Amy se apretó y tragó grueso cuando uno de los láser alcanzó su pierna derecha, casi haciéndola caer. Retrocedió y lanzó una maceta pequeña, inconscientemente el tigre tiró a romperla y la tierra se esparció por todas partes.
Aprovechó la distracción y logró acercarse lo suficiente para no darle tiempo al tigre de atacar, solo esquivar. Él no podía dejar que ella lo tocara o sería su fin, ahora que conocía su fuerza no se dejaría golpear tan fácilmente.
Amy trataba de darle un buen golpe cada vez que veía sus ojos encenderse contra ella cuando se alejaba un poco, sí recibió un par de quemaduras, muy diminutas que apenas le habían rozado la piel. Pero él necesitaba más concentración que ella para esquivar.
- Incendio en casa - dijo él haciéndola parar - ¿Te suena, querida? - alzó el rostro para encontrarse con sus ojos cuando el tigre la tomó por el brazo, sabiendo que no lo golpearía - Lo vi todo, podría ayudarte a tomar venganza.
Vaciló, incitándolo con la mirada a continuar.
-¿Q-Qué? - su voz tartamudeaba, ella dejó que sus manos se deslizaran por sus brazos y él se inclinó, lo suficiente para que ella pudiera oler la sangre de su boca.
Su cuerpo tembló cuando su boca y colmillos rozaron contra su oreja. Después de medio segundo, él susurró con voz ronca.
- GUN - sintió una pequeña mordida en la punta y se alejó de él bruscamente, observó su sonrisa ladeada y negó con la cabeza, ahogando el dolor y la incertidumbre - Sobrevive a esto, eriza.
Sus ojos se incendiaron y el golpe del láser llegó a ella enviándola lejos hasta chocar contra la pared, su espalda sufrió el mismo ardor que su estómago mientras la quemaba. El tigre apuntó a todo en el comedor, destruyendo más muebles y cristales que rompieron en pequeños vidrios cerca de su cuerpo.
La explosión de una estufa la hizo vibrar y el humo comenzó a salir, ella trató de levantarse, se mordió el labio por el dolor y se fijó que había daño de quemadura grave en al piel.
Él giró sobre sus talones, yéndose por la puerta y ella pudo ver una sombra apenas material jalarlo por la chaqueta para llevarlo a otro lugar. Ella no lo sabía, pero las llamas ardían lentamente dentro de la cocina y pasó un momento hasta buscar el comunicador de Tails en su oreja, buen escondido y aún puesto de milagro.
- L-los saqué... si puedes, dile a Shadow que los ponga en..- cortó cuando vio a otra figura extraña acercarse entre el humo, frunció el rostro y revisó a su alrededor en busca de un objeto útil.
- ¿Cómo te atreves? - apretó su mano en un puño al reconocer la voz, trató de no mostrarse asustada - Ponerte en peligro de esta forma.
- Er, solo estaba... - trató de hablar, rápidamente él la tomó en brazos y pudo ver tras su máscara el enojo y el extraño color opaco en sus ojos como si estuviera preocupado.
- Cállate, Rose - le obligó a hundir el rostro contra su traje para que no respirara el humo.
El edificio tembló y en los pilares se formaron grietas grandes, Shadow maldijo y con ella en brazos corrió hacia la salida en donde los escombros habían comenzado a caer. Ella se apretó contra él cuando el polvo del techo comenzó a caerles encima. Su corazón temblaba hasta que pudieron distinguir el brillo de una lámpara en la salida de emergencia.
Cerca de llegar, un enorme pedazo de techo caía sobre ellos. Amy se centró en alzar ambos brazos para sujetarlo, y lo logró. La brisa les besó el rostro y Shadow se agitó, mirándola a ella con un sentimiento parecido al orgullo.
- ¡Sigue! - ambos escucharon la voz de alguien afuera, ella tiró lejos el escombro a sus espaldas por el pasillo aún oscuro, la luz atrajo su mente hacia adelante.
Cuando salieron, fueron recibidos por un grupo que suspiró apenas vieron a la eriza con vida. La pantera apagó la lámpara y la miró a ella con susto, pero la intimidante presencia del azabache le impedía acercarse.
- Viene conmigo - Amy se adelantó alzando una mano hacia el guardia - ¿Todos están bien?
- No tan bien como tú - dijo el azabache haciendo que la pantera se sintiera responsable. Su charla no pudo continuar, el sonido en el radio del guardia le avisó que la ayuda llegaría en camino, ellos no podían estar más tiempo ahí.
- Deben irse, GUN vendrá pronto - alertó el oscuro y la iguana que Amy había visto antes también se acercó, algo avergonzada tiró de la blusa de su uniforme.
- No le diremos nada a GUN sobre ustedes - alzó la barbilla y luego miró a su compañero - Gracias por rescatarnos, chica.
El rostro de Amy brilló con un leve sonrojo, el sentimiento de tranquilidad se afloró en su piel hasta que Shadow volvió a moverse con prisa buscando su auto.
- Lo olvidé ¿será un problema si traje un auto también? podrían rastrearte. Creo que puedo conducir, bájame - pidió y al contrario, el azabache la apretó más para impedirlo.
- Con una herida así no lo lograrás - Señaló su vientre descubierto, luego miró a la pantera que aún no les quitaba la mirada de encima - ¿Dejaste las llaves en el carro? - ella asintió y le hizo una seña a la pantera para que volviera.
- ¿Ocurre algo? - sus ojos se apartaron de Amy y lo miraron a él, que lo chocaron con recelo al examinarlo.
- ¿Ves ese auto de allá? - él volteó y luego pareció darse cuenta - Quédatelo, me llevaré otro.
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