( 021 )
Mantiene la vista al frente, el olor a sudor impregna la cabina de la vieja camioneta y le molesta un poco, no esperaba que la calefacción se averiara y con el calor insoportable, es difícil llevarlo.
Maldijo en su mente, llevaba horas manejando sin parar, no podía darse el lujo de tomar descansos, mucho menos cuando la incertidumbre se generaba en su cabeza.
Las preguntas no lo dejan tranquilo, y el miedo tampoco.
Por primera vez, sentía que podía volver a perderlo todo, a su familia y amigos por decisiones que generan brechas, cada vez más y más profundas, casi imposibles de cerrar.
Aprieta la mandíbula cuando divisa a lo lejos el letrero de la herrería, justo a la entrada del viejo pueblo, casi abandonado.
Era su antiguo lugar de trabajo.
Cuando detiene el coche en en estacionamiento, observa el pequeño edificio, viejo y con índices de haber sido consumido por el tiempo.
Las ventanas están cubiertas por una capa de polvo y algunas ramas secas se han levantado en la entrada, impidiendo el paso.
Al bajar, se percata del extraño ambiente, es tenso. Si bien muy pocas, casi nada de personas viven aún en el pueblo, la herrería es uno de los lugares que menos desean visitar, hay tantos arreglos por hacer y supuso, que todas las herramientas que alguna vez estuvieron en su interior ya fueron robadas.
Camina siendo cauteloso, cualquiera pudo haberse percatado de su llegada y los seres que aún viven cerca no eran del todo amigables.
Llega hasta la puerta de la cochera, sin duda es pesada pero puede levantarla con algo de esfuerzo, se hinca y utiliza sus manos para sostenerla, el peso de la puerta cae pero logra colocar fuerza en sus brazos.
Lo suficiente para levantarla.
El polvo se levanta, tose y cubre sus ojos para no dejar que entrara, hasta lo dispersa con la mano al dar algunos pasos dentro.
Huele a metal, a lugar cerrado y viejo, para cuando recupera la vista y analiza el lugar, los recuerdos le regresan como balas.
En efecto, no había nada.
Ni herramienta, ni maquinaria, solo algunas viejas mesas de madera donde solía construir y el viejo horno para fundir, algunas cubetas y pinzas largas y era todo.
El resto era historia, acaricia la mesa polvorienta y se recompone, no viene a tener recuerdos. Quiere respuestas.
Comienza por buscar indicios de visitantes, los instrumentos como las pinzas y las cubetas estaban empolvadas, indicios de que no habían sido tocadas.
Las mesas están igual, incluso se acerca al horno para verificar marcas de carbón usado, pero no encuentra nada. Se muerde el labio inferior y agudiza el oído cuando escucha un par de movimientos en el estacionamiento.
Se asoma, procurando que no se tratase de algún ladrón que intentara llevarse la camioneta.
— Que susto... - suelta con alivio al notar un par de latas metálicas irse con el aire, y aún nadie parecía interesado en acercarse.
— ¿Susto de quién? - sobresaltado se da la vuelta, ahora que está cerca de la puerta de la cochera puede verla.
Al interior de la herrería, sentada sobre una de las mesas está una joven coneja, de no más de dieciséis.
Tiene puesto un vestido elegante con detalles al estilo victoriano de color negro con blanco, encima unas zapatillas con calcetas del mismo color y en sus párpados, maquillaje igual de oscuro.
Lo mira con atención, analizándolo de la cabeza a los pies como si fuese la dueña del lugar viendo a un intruso llegar.
— ¿Cómo llegaste ahí? - Knuckles se esfuerza por contener el asombro.
— La pregunta es ¿por qué viniste aquí? - sus ojos lo atraviesan con seriedad.
— Vine a visitar a un viejo amigo, tú deberías volver a tu casa - se da la vuelta, no tiene caso seguir investigando si ella está presente. Seguramente no lo dejará tranquilo.
Pero de cierta forma, es extraño que alguien como ella esté dentro.
— Si te refieres al toro, ya no está - sus palabras lo congelan.
— ¿Lo conoces? - inquiere dudoso y ella asciende.
— Algo sí, solo digamos que yo también vine a darle una visita - responde — pero a diferencia de ti, yo lo encontré primero.
Una sonrisa se curva en el rostro de la menor, lo que le provoca un mal presentimiento al echidna.
Imposible que ella tuviera alguna relación con ese viejo amargado, él solamente se dedicaba a las armas, primero por venta y después solo las hacía para colecciones grandes.
Pero cuando él dejó de trabajar el viejo toro se retiró, viviendo en el pueblo.
— Tú debes ser el echidna del que Fender me contó - su sonrisa se mantiene mientras agita sus pies — lo dejaste malherido, está sorprendido.
Knuckles aprieta los puños y la analiza rápidamente, ¿será ella otra clase de mutante? y... ¿estará del lado de ellos?
Si los conoce, es sumamente probable que sea parte del grupo de los mutantes rebeldes pero, ¿por qué parece ser más inteligente que aquellos dos idiotas?
— No sé qué quieres, y tampoco me interesa lo que tus amigos te hayan dicho de mi.
Sin duda, su aspecto no parece ser como el que portan las personas del pueblo.
— ¿Dónde está el viejo?, ¿por qué viniste a verlo? - confronta y ella se mantiene serena.
— Negocios, la verdad es que Fender necesitaba un arma que lo ayudara a controlar su habilidad - confiesa mirándolo a los ojos — escuchamos que era el mejor fabricante.
— El hacha... - murmuró y la imagen del logo regresó a su cabeza.
En efecto, durante la batalla se percató de los detalles del arma, desde el mango hasta la afilada hoja de corte. Estaba claro que reconocería una de las creaciones del viejo toro.
— Así es, el hacha - ella sonrío y su mirada se afiló — me temo que la reunión que quieres hacer con tu amigo tendrá que ser cancelada.
— Te conviene que me digas lo que sabes, niña - apretó los puños, acercándose un poco.
— ¿Crees que le hicimos daño al anciano? solo hicimos un intercambio, el hacha por una camioneta y gasolina - contestó con desgane, restándole importancia.
— Mentira, él nunca se iría de...
— Es la verdad - lo fulminó — dijo, que después de que su ayudante se fuera, el crimen incrementó en el pueblo y todas sus armas fueron robadas por saqueadores, sus pertenencias, vivía en la ruina - se levantó de la mesa y avanzó a paso determinado — nosotros le dimos una nueva oportunidad.
La observó sorprendido, no tenía palabras y la adolescente parecía estar reclamándole el abandono del toro.
Se recargó en la pared, pensando en lo que ella dijo.
No podía creer que fuera verdad, pero con el pueblo en su peor estado... lo mejor seria irse ¿por qué alguien con una edad tan avanzada se quedaría?, era comprensible.
Sin duda lo que había dicho le hizo llenarse de culpa, era un viejo amigo y no había tenido tanto contacto con él tras dejar el pueblo, tampoco es que él se lo hubiera pedido pues era de pocas palabras, pero si hubiera sabido que pasaba por tales problemas, no le hubiera importado manejar tantos kilómetros para visitarlo.
Suspiró rendido, quería creer en sus palabras, pero no podía entregarle su confianza todavía.
— ¿Cómo sabías que vendría aquí? - la pregunta salió de sus labios con desconfianza.
— Vi tu foto en el faro donde vivía el anciano, pero te veías más joven - respondió sacudiéndose el polvo de la falda — y una amiga me lo dijo, estuve esperándote desde la mañana.
— ¿Para darme explicaciones? no te creo, qué clase de imbécil crees que soy - elevó la voz, molesto sin poder darle ni una gota de su confianza.
La conejita cerró sus ojos y respiró profundo, tenía poca paciencia y el echidna parecía hacerla llegar al colmo, pero por otra parte, entendía su comportamiento.
— La adivina me dijo que no serías fácil... - sonrió al abrir sus párpados y se acercó a él — tenemos más en común de lo que te imaginas, los dos queremos proteger a los seres que amamos, pero GUN interfiere.
Él se detuvo a escuchar, no sabía nada sobre ella ni de los otros, pero algo era claro. Estos mutantes tienen en mente apoderarse de todo, tener el control, ser los primeros en la pirámide y erradicar con el orden.
— Tú y tu familia están en peligro estando con ese científico - Knuckles sintió un escalofrío cuando mencionó a Shadow — GUN los encontrará, pero nuestras puertas siempre estarán abiertas para ustedes, aunque creo que tú puedes entender mejor nuestra causa.
Entonces, ella sacó una pequeña tarjeta de un restaurante y se la dio.
Knuckles la revisa por completo, por detrás está escrito una dirección, la observa de nuevo con expresión seria y arruga la tarjeta con su puño.
— Yo no soy un asesino - escupe con odio frente a ella y le da la espalda de nuevo, esta vez decidido a dejar el lugar.
— ¿Y ellos tampoco lo son? - la escucha decir antes de subir a la camioneta. Abre la puerta y aprieta la manija con fuerza, sabe perfectamente que se refiere a todos los soldados.
Los rebeldes tienen una causa, buscan hacer un cambio que ofrece satisfacción para todos los mutantes, pero eso implicaría dañar a los que no lo son, le recuerda a la vez en que Chloe estuvo en peligro y esa primera impresión deja una marca.
Sube a la camioneta sin decir nada y conduce tranquilo, observando algunas veces el retrovisor para darse cuenta de que la figura de la coneja se hacía cada vez más pequeña.
Tras avanzar algunos kilómetros la perdió de vista y detuvo el coche, sintió que necesitaba tomarse un momento.
Recostó su frente en el volante y cerró los ojos para reflexionar.
Ella mencionó a una adivina, ¿otra mutante de su lado? con lo que habían dicho por la televisión no dudaba que algunos mutantes se les unieran.
Pero entonces, ¿Fender y Hendra eran los únicos en la ciudad? no entendía por qué habían sido los únicos mostrándose frente a la gente, Fender se quedó para confrontarlo pero la lémur desapareció.
¿Con qué propósito? ¿qué había hecho en ese lapso de tiempo?.
Lo seguro era que el buey estaba bien, los de GUN no pudieron atraparlo porque pudo comunicarse con la coneja, hasta le contó sobre él.
Después está la advertencia, y seguramente lo que hacía tiempo se temía, por culpa de Shadow acabarían encerrados en laboratorios.
Ya le ha quitado su cafetería, su identidad, era obvio que no podría volver a las calles sabiendo que ahora es un mutante y Chloe lo sabía, los vendedores del mercado lo sabían, los...
Los vendedores del mercado lo saben.
De pronto, toda la sangre de su cuerpo se heló y su aliento fue consumido por el miedo.
¿Cómo podía ser tan estúpido para no recordarlo? si alguno de los vendedores había dicho algo a GUN, ellos no tardarían en relacionarlo con su cafetería, con su familia y con su hogar.
Enciende de vuelta la camioneta y pisa el acelerador con fuerza, la camioneta arranca de repente encendiendo huida, en su mente solo puede desear que los agentes de GUN no sean tan rápidos, debe llegar a la casa primero.
Al llegar al aeropuerto, las escaleras del jet descendieron así como los cuatro mutantes.
El zorrito aún inseguro, no se separó en ningún momento del lado de Sonic, odiaba sentirse incomodo y su incomodidad generaba un ambiente helado entre los presentes.
— O-oye ¿t-te importaría soltar mi brazo? - dijo Sonic señalando su brazo lleno de escarcha.
El zorro lo soltó avergonzado, era cierto que tenía agarrado su brazo para no perderlo y la pequeña escarcha, generada por su incertidumbre, se estaba formando en el brazo de la chamarra del erizo.
— Tenemos suerte que el área de aterrizaje sea privada, la camioneta llegará pronto - advirtió Shadow con semblante serio.
— ¿Cómo están tus heridas? - Amy se acercó a él, quería confirmar que las heridas de las estacas de hielo estuvieran cerradas.
El azabache bajó el cierre de su prenda y le mostró la cicatrización perfecta, no había rastro de las heridas abiertas, solo la sangre en la chamarra.
— Habrá que usar mucha agua oxigenada - comentó ella cuando el erizo le dio la prenda, ir por ahí con ella generaría problemas.
— Déjala en la camioneta, yo me encargo de ella cuando llegue a casa.
Asintió y ella pudo divisar la camioneta acercarse, negra y limpia, parecía ser incluso una reciente.
Al estar frente a los cuatro, el chofer que conducía le entregó las llaves a Shadow y subieron, el zorro aparentaba no estar sorprendido pero era imposible, nunca había subido a un auto tan lujoso, ni viajado en un jet, mucho menos en avión.
Quería analizar al científico, era obvio que el dinero no era problema, pero aún no se explicaba qué tipo de relación tiene con los dos mutantes restantes.
Por suerte, el erizo azul parecía ser más amable y hablador que los dos de enfrente, Shadow no le diría nada y la eriza parecía tener problemas de ira, tampoco quería preguntarle mucho y no está en total confianza, aún.
— ¿A dónde vamos exactamente? - preguntó Tails mirando a Sonic, el azul se estaba quitando la chamarra y los guantes.
— Iremos a mi casa - sonrío — bueno, también es casa de Amy, y ahí están otras personas que también querrán conocerte.
Tímido asintió y unió las palmas de sus manos, comenzaba a tener miedo aunque no lo quisiera.
Era una tontería, ¿en dónde se había metido?. Se había dejado llevar por la confianza que soltaba el cobalto y ahora, está a miles de kilómetros de casa.
— Oye - se sorprendió cuando escuchó a Amy hablarle — tú... creo que nos adelantamos mucho al traerte así pero, cuando lleguemos a casa puedes usar mi celular para llamar a tus padres.
— ¡Es cierto! podrías decir que viniste a un campamento o algo así - agregó Sonic.
Tails miró a los dos con el entrecejo fruncido y se relajó, luego negó dejando a ambos confundidos.
— Vivo en un orfanato, somos muchos niños así que no creo que se den cuenta de mi ausencia - dijo con tranquilidad tras recostarse, se sentía cansado luego de haber usado toda esa energía.
Sonic miró a Amy enternecido, era claro que tenían muchas preguntas que hacerle pero se veía cansado, mucho.
— Lamento que tengamos que hacer esto amiguito - Sonic se rascó la cabeza — pero queremos saber si tu, realmente, lastimaste a esos chicos.
— ¿Quieren decir sobre las estacas de la carretera y la noticia de que les hice daño? - ambos asintieron — no los lastimé, solo los asusté.
— Es un alivio — soltó Amy con gusto — nos enteramos de ti por la noticia, sabíamos que teníamos que venir antes de que GUN pudiera atraparte.
— Tampoco deberías usar tus habilidades de ese modo - la voz de Shadow se elevó — pudiste haberles hecho daño de verdad.
— Ellos estaban molestándome, solo me defendí.
— Y pusiste tu identidad en riesgo, niño - sus miradas chocaron en el retrovisor — lo mejor es que mantengas un bajo perfil, aunque, la buena noticia es que te encontramos antes de los otros.
— ¿Hablan de los mutantes rebeldes?
— No parece que hayan hecho mucho, pero han sido algunos desastres a tiendas.
— Knuckles dijo que lastiman a todo ser que se les atraviese, eso incluye gente inocente - dice Amy.
— Y que quieran sobreponerse - Shadow se detiene al ver el semáforo en rojo — no estamos de acuerdo en que dañen a otros por cumplir sus ambiciones. Podemos solucionar el problema de mutantes de forma pacifica.
— Pero para eso, también tenemos que detener al doctor Eggman - Tails mira a Sonic — su maquina nos quita la mutación en el cuerpo.
— Esperen, ¿qué no el doctor Eggman es humano? - pregunta asustado — no quise creerlo pero lo vi en la tele, creí que los humanos estaban extintos luego de la guerra.
— No, una pequeña población vive muy alejada, sus condiciones de vida no son mejores que los de nuestra clase pobre, se dice que viven rodeados de máquinas que los ayudan a vivir - dice Amy.
— ¿Y no les parece raro? que un humano venga a ayudarles.
— Trabaja con el gobierno pero... - Sonic intenta descifrar a dónde quiere llegar.
— ¿Dices que el doctor Eggman trama algo más? - el azabache pregunta y todo parece confirmar sus pensamientos.
— Shadow... ¿crees que sea posible? - los ojos jade de Amy lo observan con temor, él le sostiene la mirada sin ninguna expresión.
Podría ser, tan solo, que el doctor Eggman ayude a GUN con una doble intención.
— Si ese fuera el caso, tendría que investigar más sobre el doctor - comenta él y Amy parece asustada.
— Si Eggman intentase aprovecharse de las bajas en el ejercito por las peleas con los rebeldes, ya no sería solo un problema para nosotros, sino para todos - las palabras del niño son duras, pero posiblemente reales.
La luz en verde del semáforo se refleja sobre el parabrisas, se escucha un pequeño zumbido de las bocinas del auto, Sonic mira al azabache confundido y la pantalla del tablero enfrente se enciende.
Una nueva notificación, "Intento de captura a mutantes termina en incendio" se lee con letras negras.
Los cuatro sienten un extraño escalofrío por todo el cuerpo, Shadow toca la notificación para dar paso a la reproducción de la noticia.
" — Esta tarde se registró en una zona de campo el terrible incendio de una cabaña tras el intento de arresto a un mutante, vecinos de Central Park dieron información a las autoridades sobre la pelea de los tres mutantes en la zona de comercio.
Aseguran que uno de ellos es dueño de la pequeña cafetería frente al parque y el caso se puso a disposición de los agentes de GUN.
Aún no tenemos respuesta de cómo se generó el incendio, las autoridades están haciendo lo posible por apagar las llamas, seguiremos a la espera y un equipo medico está listo para cuando sea posible ingresar, seguiremos al pendiente de las noticia."
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