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Eliminó de su cabeza ese pensamiento errático, esas ansias que corrían desde su pecho hasta las articulaciones de sus manos por querer tirar lejos a los dos guardias de seguridad que lo sostenían de los brazos.

— ¡Suéltenme! - gritó molesto, su voz sonaba amenazante y si, llegaba a provocar miedo viendo al erizo tan enojado.

No podía simplemente hacer uso de sus habilidades y quitárselos de encima, estaba frente a grupos grandes de zoomorfos que trabajan en ese edificio, era claro que sería descubierto y arriesgarse así..., ¿valía la pena?.

Ni siquiera prestó atención al camino, sólo quería soltarse del agarre fingiendo que no podía hacerlo, quejándose y soltando maldiciones hacia el Dr. Eggman y al que se le cruzara en su camino. claramente fue una señal de que no trabajaría más en ese lugar, no había que preocuparse por regresar.

Volvió a la realidad cuando sintió un empujón en su espalda y otro en sus brazos, como su cuerpo fue aventado fuera de las puertas de cristal que enseguida se cerraron, los guardias se pusieron detrás de estos para impedir que volviera a entrar.

Los atravesó con la mirada, sus orbes rubí brillaban, incluso sus púas se encrisparon y sus orejas se levantaron amenzantes. Pero no era su culpa, si no del doctor que ahora se encontraba dentro de su laboratorio con todas sus cosas.

Comenzó a imaginar el alboroto que causaría si intentaba entrar por otros medios, y lo menos que quería era llamar la atención en estos momentos, menos cuando la crisis de los mutantes se esparce y él resulta ser uno de ellos.

— No es el momento... - susurró para si mismo al momento de darle la espalda al lugar, y hacerse espacio entre el grupo de personas que habían presenciado la escena.

Bajó al estacionamiento, con la tarjeta de residente en su bolsillo, la usó para poder recoger su camioneta negra. Sintió el tubo de ensayo en la otra bolsa y recordó que tenía una centrifuga en casa pero no el resto de máquinas necesarias.

El enojo volvió a surgir y golpeó la llanta de su auto, ¡necesitaba controlarse!, recargó su cabeza sobre el capó del vehículo tratando de recobrar la compostura.

Tenía que llegar a casa e intentar hacer las pruebas para poder ayudar a Vector pero, ¿funcionaría?, no sin las máquinas y conseguirlas tardaría mucho tiempo aún si lss comprara.

Necesitaría permisos y mucha energía para poder utilizarlas, sentía que no le quedaba mucho tiempo.

¡Boom!

Una fuerte explosión llegó hasta sus sensibles oídos, no por nada su audición había mejorado debido a la mutación, gracias a ello tenía suficientes ventajas.

Sintió un extraño cosquilleo en las piernas, como si el suelo hubiese temblado un poco, su mente le hizo recordar a Amy, un golpe de ella en el suelo y probablemente acabe una grieta enorme. Sin embargo, no era ni siquiera un poco similar. 

Sostuvo con poco esfuerzo las dos cubetas llenas de agua, sin Knuckles, con el abuelo meditando en el pórtico y Sonic dormido sobre la hamaca, los trabajos de la casa claramente no se hacen solos.

Le preocupaba la hora, pronto se haría tarde y no había ni un solo mensaje o rastro del azabache, de solo imaginarlo y sentir esa extraña atracción en su cuerpo le provocaba mariposas en el estomago.

No había sentido aquello durante hace años, luego de haber terminado definitivamente con Sonic, creyó no tener ningún sentimiento por alguien más, oh el destino suele jugar siempre en su contra, pero esta vez le agradaba que fuese así.

— ¿Necesitas ayuda? - se asustó por la voz del cocodrilo, paró en seco casi tirando las cubetas.

— ¡¿Cómo haces eso?! - dijo sorprendida, casi se le sale el corazón - no deberías estar afuera, para empezar - dijo sin la necesidad de aceptar su ayuda, ambos comenzaron a caminar de nuevo hacía la cabaña, el agua que había recolectado era para mañana, al abuelo le gustaba regar las plantas todos los días.

— Creo que estabas muy ocupada pensando como para escuchar mis pisadas, quería un poco de aire fresco, no me agrada quedarme encerrado y..., me siento mucho mejor - sonrió, provocando confianza a su acompañante — ¿segura que no necesitas ayuda?.

— Créeme, esto no es nada - realmente no podía sentir el peso de las cubetas. 

— Entonces, todos ustedes tienen la mutación - aclaró, si tenía bastantes dudas aún, pero comenzaba a tomar un poco de confianza, ella asintió confirmándolo sin dejar de seguir el camino de piedras — ¿tu abuelo también...?

— Él es el único sin habilidad, solo somos Knuckles, Sonic y yo. Además de que ahora estás tu y Shadow, por supuesto - sonrió de vuelta.

Él pareció entenderlo, una pequeña brisa fresca atravesó el campo de pasto a lo lejos, hasta que el viento llegó a ellos y pudo disfrutar del olor campo, le gustaba que todo su alrededor fuera tranquilo, nada más que el silencio.

— ¿Te gusta mucho estar aquí, verdad? - dijo ella.

— ¿Soy demasiado obvio? - ambos rieron — la verdad es que antes ni siquiera había viajado tanto, es decir, conocer estas vistas. Fui criado en los suburbios toda mi vida hasta ahora.

Ella no podía decir que lo entendía, su vida fue diferente, nada fácil y menos siendo un mutante ahora, a ella le gustaba muchísimo la idea de vivir en un departamento o una casa dentro de algún sector privado; pero hacerlo implicaba muchas cosas y entre ellas, el peligro que corría.

— Me gustaría vivir en un vecindario privado, pero las cosas no siempre salen como deseamos, y menos si soy así... - dijo con un tono triste, Vector lo notó enseguida; ella pateó una pequeña piedra sin mucha fuerza, no quería usarla toda o la piedra sería como una bala, alguna vez lo descubrió no de la manera bonita.

— Vivir en la ciudad puede ser pesado si no conoces los lugares, ¿a qué te refieres con ser así?, la mutación y las habilidades pueden tener sus beneficios.

— No creo que ser un monstruo tenga sus beneficios - soltó con sorna, no quería escuchar ese tipo de consejos, los ha conocido salir de la boca de sus hermanos y su familia. Claro, ellos son gente que la quieren y la conocen, es obvio que dirían algo así, ¿verdad?.

Llegaron, Amy acomodó las cubetas con agua cerca del jardín, puso a un lado la regadera y se limpió las manos del poco lodo que había cogido antes, se acercó a las escaleras para quitarse las botas sucias y ponerse sus zapatos de diario.

Vector la seguí, y sabía lo que estaba pasando por su cabeza, de hecho, seguramente todos los mutantes tenían el mismo pensamiento alguna vez, ¿por qué ellos?, ¿por qué tenía que ser tan injusta la vida para darles algo que los hiciera diferentes al resto?.

Se sentó cerca de ella, mirando como retiraba sus botas lodosas y las cambiaba por zapatos bonitos y coloridos.

— Yo he extrañado mi mutación como no tienes idea, no es fácil vivir sin ella una vez que te acostumbras. Tu tienes la oportunidad para hacer cosas maravillosas y extrañas.

Ella escuchaba, abrochando los cordones de sus tenis manteniendo los ojos en ellos, con la cabeza cabizbaja. Cada palabra le llegaba al pecho como pequeñas bandas queriendo sanar algo roto.

— No te odies a ti misma por las críticas, la gente le teme a lo que no conoce.

Minutos antes

Av.Columbus, frente Dakota's bar

Carga con cuidado la bolsa de los víveres, hacían falta algunos ingredientes indispensables antes de poder abrir la cafetería, por suerte su mayor exportador de granos de café colombianos siempre tenía algunas bolsas extra para él. 

Se aseguró de despedirse con un saludo amistoso y prosiguió a irse, la calle estaba repleta de algunos puestos de comida, algunos otros pequeños puesto de comida callejera o bebidas rápidas. 

Recibió con gusto algunos saludos de viejos amigos conocidos, los podía identificar tan fácilmente por las voces, el tono carismático de algunos ciertamente le agradaba.

— ¡Knuckles! - lo detuvo una pequeña oveja, estaba emocionada por mostrarle un suéter de lana precioso que había estado tejiendo desde hace semanas pasadas, con el único motivo de sorprenderlo — Lo hice para ti, creo que he tomado las medidas correctas y..., solo espero que te guste. 

Sus pequeñas y delicadas manos extendieron el suéter hacía él, perfectamente doblado y con algunas decoraciones de costura en las orillas. 

— Chloe, no tenías que molestarte... - dejó la bolsa de cartón en el suelo mientras sostenía la prenda, extendió el suéter para poder mirar mejor los detalles. Precisamente era de su tamaño, sonrió al notar que ella consideró el tamaño de su cuerpo robusto, y sus brazos anchos por los músculos provocados por el ejercicio en el campo.

— Me habías dicho que sentías frío en el local, así que... - sus mejillas se ruborizaron, no podía dejar de sentirse nerviosa al sentir la profunda mirada del echidna. 

En cambio, él pudo notar que su cuerpo no estaba cubierto por la lana tan blanca y suave que antes portaba, se podía notar su delgada silueta, aunque su cuerpo estaba cubierto aún por la ropa, y en la zona de su cabello, la lana seguía como un pequeño afro bastante moderno, le gustaba el nuevo look. 

— Gracias por el suéter, me gustas bastante - acomodó el suéter de lana sobre su brazo y recogió la bolsa de cartón del suelo, volvió a mirar a Chloe, ¡estaba completamente roja hasta las orejas!, inmediatamente recordó lo que había dicho, y si en sí era un echidna rojo, su rostro también se ruborizó — Q-quiero decir, me gusta mucho el detalle - en su rostro se podía notar lo avergonzado que estaba. 

— Lo entiendo, no te preocupes - ella acomodó el moño de su afro, y le sonrió de vuelta, esas pequeñas sonrisas nerviosas nunca las había escuchado de él, sin duda estaba contenta.

Un extraño sonido alarmó a ambos, su atención se dirigió a otra dirección. No podían escuchar claro, el resto de los animales cercanos también miraron hacía el norte, cerca de la calle setenta y dos. 

Algo extraño pasaba, definitivamente no era normal. sintieron un pequeño temblor en sus piernas cuando el sonido de unos gritos se aproximaba. Knuckles pronto se puso frente a Chloe cuando logró divisar una corriente de viento y arena aproximarse. 

— ¡Tormenta de arena! - gritó uno de los dueños de las carretas cuando la corriente se acercaba. Pronto el resto comenzó a cubrirse el rostro. 

— Rápido, usa esto - knuckles se giró hacía Chloe para entregarle el suéter de lana que le había regalado, ella lo sostuvo y en cambio, lo miró con tristeza. 

— Pero va a ensuciarse..., además tienes que usarlo tu, yo no podría.. - ella intentaba negarse a utilizarlo como un protector para su rostro.

— Prometo que no se ensuciará - la miró a los ojos con determinación, sosteniendo una sonrisa segura, ella no creía que aquello fuera posible, pero él definitivamente no la dejaría negarse y seguramente era porque le preocupa su bienestar, su corazón daba pequeños saltitos.

Knuckles también se cubrió el rostro, se dio la vuelta y abrazó a la oveja para tratar de que la arena no la tocara. Escuchaba muy claros los latidos del fuerte corazón de la chica debido a la cercanía. 

Pasaron algunos segundos hasta que la arena dejó de sentirse, un feo presentimiento le cubrió el cuerpo. 

Cuando se giró, pudo notar dos sombras que se escondían detrás de un extraño y pequeño remolino de viento a tan pocos metros, escuchó un grito pequeño y una gran sombra de un carro se aproximó hasta ambos. 

Lo único que pensó fue en abalanzarse sobre Chloe, cuando el resto de personas del mercado comenzaban a correr despavoridas y el tornado de viento se acercaba mientras el carro les caía encima.




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