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Las llamas del horno se encendieron rápidamente, el fuego salió despegado luego de que abriera la válvula de gas, por poco se quema las cejas al estar tan cerca. Sonrió contenta, por fin lo había logrado luego de cuatro intentos anteriores. Necesitaba meter ese pastel de zanahoria a tiempo.
Dejó la puerta abierta y luego cogió los guantes de cocina rosados, y algo quemados, se aseguró de que sus dedos se ajustarán correctamente, en especial los pulgares. Agarró con mucho cuidado por las orillas la bandeja circular especial para pasteles, y la puso dentro, encima de aquella rejilla especial.
Para finalizar, cerró la puerta del horno y se retiró los guantes. Solo faltaba esperar para el almuerzo.
Estaba ansiosa, y de sólo pensarlo la sangre se le subía a las mejillas, volviéndolas rojas al instante, ¡era hoy!, un nuevo día iniciando con un Vector con un aspecto mucho mejor al de ayer, su piel había cambiado de color, tomando casi su tono natural nuevamente.
Sonic y Knuckles en el desayuno aún no parecían estar listos para hablar, no directamente sobre el problema, pero si compartiendo algún par de comentarios.
Salió de la cocina luego de asegurarse que el temporizador estuviera marcando el tiempo, no quería otro fracaso de pastel. Mucho menos cuando lo recordaba a él y lo especial que significaba también.
El erizo azabache prometió visitarlos para el almuerzo, momento en que ella no pudo resistir la euforia y decidió recibirlo con algo delicioso para el almuerzo. Un pastel de zanahoria casero y delicioso.
Arregló la cabaña, un poco de limpieza nunca era de más.
El abuelo afuera con Sonic, y Knuckles cortando madera antes de irse a la cafetería, hoy era día de sólo cafés, la barra abierta pero cocina cerrada. Sería fácil siendo que no muchos alumnos iban durante los fines de semana.
— Don't go breaking my heart~ - Empezó a cantar, tras encender su pequeña disco en casa, objeto realmente viejo que el abuelo mantenía como su maravilloso tesoro, incluyendo un par de discos.
Su melodiosa voz combinaba tan perfecta, amaba esa canción, y aprovechaba para cantarla cada que podía, aunque no a todos pudieran gustarle los géneros viejos y los clásicos inicios.
Agitó la escoba un poco en la entrada, para quitarle el polvo que tenía encima, las partículas si que volaban rápidas.
Volvió dentro, sacudiendo un poco el tapete de la sala, ahora estaba muy preocupada por la limpieza de su hogar, claro que la mantiene en buenas condiciones, pero ver llegar a alguien especial y atractivo a casa siempre quieres tener las mejores impresiones, ¿no?.
— Mhm, ooh - Ladeó la cabeza un poco, sus pequeñas caderas agitándose al unísono, sosteniendo la escoba de por medio, que usaba como si fuera el mismo micrófono.
¿Quién podría reprimir ese ritmo?.
— Bailas bien - logró escuchar y todo se detuvo, su concentración había sido tal que no le había prestado atención al cocodrilo que bajaba las escaleras.
Peló sus ojos, más por la sorpresa de verle bajar que por ser descubierta bailando tan terriblemente.
— ¡Vector!, ¿no necesitas ayuda?, ¿estás bien? - Soltó la escoba, dejándola caer al piso de madera mientras se acercaba para percatarse que el reptil, en efecto se encontraba mucho mejor.
— Tranquila, lo siento por asustarte, pero necesitaba estirar las piernas - Respondió agotado, le había costado mucha energía levantarse de la cama y bajar las escaleras, aunque no quisiera admitirlo, su rostro y su cuerpo lo demostraban.
Sus manos aún temblaban, incluyéndole las piernas, necesitaba recuperar correctamente las fuerzas. Seguía sintiendo ese calor en el pecho y abdomen, algo seguía quemando su interior.
— Deberías, quizás...
— Insisto, necesitaba ésto - Interrumpió a la eriza, soportando el dolor y usando la poca fuerza que tenía, llegó al sofá, recargándose en la parte trasera para descansar — Carajo.
Amy colocó su mano en la espalda ajena, y se posó a su lado, brindando algo de apoyo. Verlo así y compararlo con los vídeos que circulan las redes es... es casi irreconocible. Nada que ver al antiguo Vector.
— Te traeré algo de agua helada, la puse en el congelador tan pronto desperté - Anunció, dejándole un poco de espacio para buscar en el congelador la jarra de cristal.
A Vector le costó un poco volver a recomponerse, le costaba más que nada mantener sus piernas erguidas. Caminó hasta llegar a la barra, donde su nariz no tardó en detectar el dulce aroma a canela y zanahoria.
— ¿Preparas algo?. ¿qué es que huele tan delicioso? - Preguntó con bastante curiosidad, sus tripas ya rugían muy hambrientas por el simple olor tan riquísimo que había inundado la cabaña entera.
Mientras la eriza rozada le servía agua en un vaso de cristal, observó de reojo el reloj, todavía faltaba mucho tiempo, pero quería asegurarse que quedara perfecto. Le extendió el vaso de cristal lleno de agua por la barra, y el cocodrilo bebió hasta la última gota del líquido fresco.
Sus mejillas volvieron a tomar el color rosado, los halagos del cocodrilo parecían no faltar y agradecía los buenos cumplidos.
— Se está cocinando un pastel de zanahoria, será para el almuerzo - Anunció emocionada, recibiendo por parte de Vector una cálida sonrisa.
— Estaré ansioso de que llegue la hora del almuerzo, ¿te gusta mucho cocinar? - recargó sus codos en la barra para escucharla con más atención.
— No en realidad, será algo extraño pero, Sonic es el que más cocina entre los tres - explicó sin rodeos, también le gustaba cocinar, si. Pero en realidad el experto era el erizo azul, de hecho, aprendieron juntos pero él tuvo el mejor toque — En la cafetería él se encarga de la cocina, Knuckles de las bebidas y yo soy la mesera, mhm.
— Me hubiera encantado ir a visitar su local - exclamó con pesadez, todo se escuchaba muy bien, y había algunas fotos del negocio en casa que le daban oportunidad de imaginar el lugar con más precisión.
— Algún día, Vector... algún día - Cogió sus manos escamosas, uniéndolas mientras le regalaba una sonrisa verdaderamente sincera; no entendía como un cocodrilo que parecía ser tan buena persona, terminó en una condición así, pasó por tantas cosas, una vida más difícil de lo que se puede imaginar.
Un día tienes toda la fuerza del mundo, y al siguiente, despiertas conectado de agujas y máquinas para enterarte que toda esa fuerza, se ha desvanecido.
Sintió un fuerte nudo apretando su garganta de sólo recordar el olor de la medicina, el silencio y la oscuridad que logró ver en aquella fría habitación. Y cuando cargó su cuerpo... más ligero que el papel.
— Oye.. ¿está bien, si?, confío en que ustedes me ayudarán, ayudarán al que lo necesite - reconfortó a la chica, podía notar en su mirada perdida el miedo y la tristeza.
— Haremos todo lo posible, ¿mhm?, lo prometo. Además, Shadow tiene esa muestra tuya de sangre, seguramente ya traerá los resultados de su investigación- sollozó, creyendo más en el cocodrilo que en ella misma. Seguramente los chicos podrían hacer algo para solucionarlo, pero ella... sola no tendría muchas posibilidades.
— ¡Ahí va! - gritó el abuelo al ayudarle a Sonic, lanzando algunos troncos de madera que él, con su habilidad que cada día necesitaba rebajar la energía, necesitaba correr, y por eso vivir en el campo era una buena idea, tenía esos prados vacíos y cubiertos por pasto a montón.
Donde podía correr más y más por todo el terreno una y otra vez hasta que su cuerpo se sentía satisfecho.
Cuando la madera fue lanzada, cayó a una distancia corta, era claro que al abuelo no le quedaban muchas energías ya, y no específicamente por su edad, si no que no era el mejor para ayudar a entrenar a Sonic, Knuckles solía hacerlo todas las mañanas, hasta la pelea.
— Bueno, eso estuvo mejor que los diez anteriores - llegó Sonic con acento burlón, con el cacho de madera en la mano mientras se sentaba sobre el pórtico con su abuelo. A su lado estaba la maceta con la flor de aquella vez, tan preciosa y floreciendo con otras pocas más.
— Deberías haberle dicho a Amy que te ayudara - gruñó él, sintiéndose despreciado por su propio nieto. Aunque estuviera fingiendo un poco, realmente — seguramente con ella nunca hubieras alcanzado ese tronco.
Un escalofrió fue el que sintió de solo recordar la última vez que Amy le ayudo a practicar, terminó en el hospital con un brazo roto por cogerlo muy rápido, y con la fuerza, ¡carajo!, era como una bala ese tronco.
— Prefiero que no sea así - tragó saliva, el sudor frío comenzó a bajar por su frente y su abuelo soltó una carcajada victoriosa, orgullosa de la eriza.
A lo lejos, una silueta roja llegaba caminando desde el sendero con una pila de troncos recién cortados, todo para la fogata en la noche. Estaban planeando darle una sorpresa a Vector por su grata recuperación.
Cuando ambos lo vieron, Sonic sintió de nuevo aquel molesto enojo que creyó, había logrados dispersar, su abuelo notó aquello, y no pudo evitar comentar al respecto.
— ¿Todavía siguen peleados...?
— Si, él no se ha querido disculpar - asintió relamiéndose los labios.
— Me pregunto si debería, ya sabes, no creo que lo haga y tú tampoco - Sonic no quiso escuchar lo que su abuelo tenía para decir, suspiró y se alzó de donde estaba para empezar a caminar hacia las escaleras, entrar a la casa luego de su fallido entrenamiento, aún sentía aquellas ganas de correr y gastar esa energía acumulada.
— Yo tampoco tengo por qué darle el gusto de ser el primero - susurró, para sí mismo mas que para su abuelo. No quería que el echidna los escuchara hablar de él, o también iría en contra del abuelo y era lo que menos quería.
Por que una familia que empieza a descomponerse, empieza a romperse.
Atención a todas las unidades, nos informan de dos posibles mutantes en la zona éste de Central Park, repito, posibles mutantes, envíen refuerzos de GUN.
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