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Capítulo catorce
Hay que saber leer entre líneas
Pulso el botón del elevador, piso trece. Tengo la muestra de sangre de Vector en mi bolsillo, sólo tengo que llegar a mi laboratorio para buscar una forma de ayudarle en su recuperación.
Sin embargo presiento que no será fácil, hay mucha gente trabajando hoy, en todos los sectores.
Me pregunto si tendré oportunidad de encontrar un lugar disponible, o tendré que quitarle el lugar a uno de ellos, nada personal.
El elevador se detiene en el piso tres, diablos. Cuando las puertas se abren puedo distinguir a la loba, Jéssica ugh. sonríe al verme y yo le ruedo los ojos con fastidio, de toda la gente en el edificio, tenía que ser ella.
— ¡Shadow, que sorpresa!. El jefe ha preguntado por ti, "¿Dónde está Shadow?, necesito a Shadow, maldita sea ¿por qué no contesta su celular?", has sido muy buscado por aquí - Ríe con ironía mientras me hago a un lado para que pueda entrar; inmediatamente de ella, las puertas se cierran y el elevador regresa a su recorrido, no sin que antes ella haya apretado el botón de su piso — Por suerte no eres el único que trabaja en éste maldito edificio.
Jéssica es jefa del laboratorio de mi competencia, desde la universidad formamos una rivalidad que al inicio, pudo convertirse en algo sexual, sin embargo nunca estuve interesado.
— Supongo que aprovechaste el momento de mi ausencia, ¿Cuántos análisis pudiste hacer?, déjame pensar... ¿el chico de bacterias ya no te pudo ayudar?, pobrecillo, está muy enfermo desde que tiraron las pruebas con su, "pequeña inspección" - Me burlo con sorna. Si supiera que me importa un bledo si lo ha hecho, si no lo hizo, será más tonta de lo que creí.
Aquella vez que fueron atrapados con las bacterias encima en medio de un acto, ¡carajo, como reí ese día!. Fueron el tema de todo el edificio y gracias a sus fingidas lágrimas, aclaró que todo era un malentendido, si claro.
— Ríe todo lo que quieras, cerebrito - Su tono enfadado me deja contento, la hice enojar — Pero, efectivamente, hicimos más experimentos que tú laboratorio en éstos dos días - responde con un nivel de orgullo que me viene pasando por los... — Mis nuevos descubrimientos han sido reconocidos, apareceré en la revista White, en la portada de ésta semana.
Su cola se menea con felicidad; seguramente su mejor logro hasta ahora. Debo admitir, que la revista White siempre ha sido tan prejuiciosa.
No sólo lo digo porque se trata de exclusivamente mujeres, no es que me importe no salir en ella, por favor, tengo otras cosas más importantes que hacer, además debo repetir que sólo es exclusiva para mujeres.
Pero ese corriente rectángulo de papel suele hacer menos a otras mujeres cuando se supone que debe apoyarlas, ¿no de eso se trata?.
— ¿Ah si, cómo cuales? - Observo el número de pisos en la pantalla, falta muy poco.
— Nada que te importe, seguramente - Me dice cortante observando y anotando en su toma notas — Vas a tener más cosas importantes que hacer, jodido erizo con suerte.
¿A qué se refiere?, sus palabras me dejan con la duda, escucho claramente el sonido del plástico romperse, la pluma que traía en las manos se ha roto, ha ejercido mucha fuerza como para haberse tratado de un simple accidente.
Antes de poder decirle algo con respecto a lo que ha mencionado, el elevador se detiene, seguramente en el piso que ella eligió al subirse. Trato de cogerla del brazo pero es más rápida y no lo logro, y tampoco quiero hacer un escándalo en el piso por ella; me dirige una mirada cargada de ira y recelo antes de marcharse, maldita loca.
Las puertas casi se cierran en mi cara si no hubiera retrocedido por reflejo, no quisiera admitirlo, pero esa loba me ha dejado un primer mal sabor de boca que me va a estar fastidiando, seguramente era lo que quería.
El tiempo pasa y nada me preocupa más que todo lo que sucede a mi alrededor, la ley, los mutantes, el gobierno y los zoomorfos que sólo evaden parte de la conciencia para centralizar todos sus problemas y miedos, en un sólo ser diferente. Al contrario, deberían generalizar el entendimiento.
No hay que temer a algo que no conoces, si puedes conocer, hazlo.
Sin embargo gente como María y el resto de los altos mandos han provocado ese terror, lo han implantado en cada ciudadano con tal de someter, controlar. Por supuesto que hay seres y cosas por las que tenerles miedo, si son altamente peligrosos, hay que alejarse pero... esto es tan diferente.
El mismo se detiene, repitiendo las mismas acciones de abrir las puertas y mientras salgo, pienso en todo el trabajo que tengo que hacer, sigo el camino de pasillos llenos de puertas y paredes con cristales hasta encontrar el 002, laboratorio extenso.
Cuando toco el pomo, y por el rabillo del ojo una silueta se forma en mi laboratorio, sobresale del mismo. Alzo mi vista y puedo divisar una espalda con un traje rojo bastante distinto. Cabello corto, sus manos traen guantes negros y parece examinar los tubos de ensayo, es un humano. ¿Qué hace aquí?.
No tardo ni un segundo más en quedarme como estúpido viendo tras el cristal, que abro la puerta para detener su curiosidad y obtener respuestas.
— ¿Puedo saber quién es usted?, ¿y qué hace en mi laboratorio?, por favor deje eso en donde estaba y no toque nada más, podría tirar algo y dañar mi trabajo, o peor, poner en riesgo la seguridad de los zoomorfos de éste edificio - Interrumpo al entrar.
Gira ligeramente la cabeza, me escucha y suelta una pequeña risa que no me da a entender que algo en mí le parece gracioso, ¿qué es?.
— Justo como esperaba del jefe en laboratorio - dice mientras deja el tubo en su lugar, observo rápidamente la etiqueta, sólo es un tubo con agua. Por suerte; se gira completamente hacía a mi y su aspecto humano me sorprende, completamente arreglado de pies a cabeza con un traje... muy extravagante.
Rojo, con un cinturón en medio y un bigote muy peinado, su risa en el rostro no me provoca nada más que confusión por él y su extraña presencia.
— Siempre preocupándose por su trabajo y la seguridad de sus trabajadores, usted debe ser Shadow, ¿me equivoco? - Se acerca y me estrecha la mano, lo cual me saca de mi estado de análisis; lo hace con algo de fuerza y la agita con rapidez hasta que la suelta cuando me ve incómodo — ¡Lo siento, no quería ser grosero!, pero no pude evitar notar que tiene tantas cosas profesionales en su laboratorio...
Empieza a caminar nuevamente entre las mesas, observando cual niño pequeño el resto de los artefactos utilizados y llenos de químicos altamente peligrosos. Luce muy contento.
— Tubos por aquí, por allá, algunos mecheros, una estantería llena de materiales inusuales que tengo, por cierto, una gran cantidad en mi propio laboratorio también. Pero siento que el mío es muy pequeño si, pero no sabe lo mucho que me divierto. ¡Y sumamente pequeñas las mesitas que tienen, por cierto!, ¿yo estoy más alto que el promedio?, que digo, claro que si, ¡míreme, soy como uno de sus postes.
— Disculpe la interrupción, parece estar muy contento por estar aquí. Pero aún no me dice quién es - Repito con fastidio, su extrema emoción me está provocando un pequeño dolor en la cabeza, habla demasiado.
— Creí que ya lo había deducido, eso me duele, soy el Doctor Eggman, - Anunció con energía colocando una de sus manos en su pecho — y vengo a traerle una gran oferta, créeme me han hablado muy bien de ti. - vuelve a pasar por las mesas hasta llegar a la central, mi área de trabajo — En especial la agente María, una eriza muy linda ¿no te parece?, ella me ha comentado que tiene ciertas dudas con respecto a... mis planes, las leyes, el libreto.
— Si, tiene razón - Inclina su cabeza sin comprender. Quizás haya llegado con la idea de ofrecerme algo a cambio de aceptar formar parte de la experimentación. Pero no habrá nada que me pueda convencer — Le advierto que nada podrá convencerme, Dr. Robotnik.
— Piensa un poco las cosas, esto te puede beneficiar - Agita las manos hacía mi, inesperadamente llega a mi lado y para su mano por mi hombro para unirme a él y acercarnos a la mesa, de nuevo esa carpeta de archivos —Si reconsidera la idea de trabajar para mi, podrá ganar el doble de su salario, ¡ya he hablado con su jefe!, y aquí entre nosotros dos... me gustaría que fuera parte de mi mano derecha, ¿Qué le parece?. Podrá estar todo el día siguiendo paso a paso las investigaciones.
Aprieta mi hombro y su mano con euforia. Esto... ¿todo el día siguiendo las investigaciones?, puede ser que luzca prometedor, sin embargo, sé que aunque decida aceptarlas podrían descubrirme en el proceso, yo también soy parte de los mutantes y ellos aprovecharían la notifica para generar más hundimiento hacía nosotros.
— Suena muy tentador, doctor - su sonrisa se vuelve amplia, pero aleja su mano de mi hombro para separarnos y mantener una distancia, prudente. — Como le dije antes, no me interesa participar.
Su rostro luce asombrado, pues sus facciones cambian y parece que no puede creer en mis palabras. nervioso abre el documento en la mesa.
— Pero, le estoy ofreciendo algo ÚNICO, espero entienda con quién y a qué se refiere cuando rechaza mi oferta. Nadie, rechaza al doctor Eggman - niega una y otra vez con la cabeza muy desesperado, carajo, si lo he alterado.
— No hace falta que busque el informe, lo leí todo; cada párrafo, todas las paginas, cada pequeña letra entre todas las hojas - detengo sus rápidos movimientos, interrumpiéndolo mientras aplasto los papeles con la palma de mi mano sobre la mesa metálica. — Lo que hace me parece simplemente repugnante, antimoral, y es una desgracia que nuestros representantes hayan aceptado su experimento.
Aprieto la mandíbula con fuerza, se tensa ante cada palabra que suelto con veneno hacía el supuesto doctor que tengo enfrente mío. Y él sigue sin creerlo. Cierra los ojos mientras su sonrisa se vuelve demacrada y regresa a la normalidad, tomando la postura firma desde un inicio y palmea sus manos con sus costado para tratar de relajarse.
Conozco esos movimientos, algo similar a la impotencia combinado con enojo provoca ciertas ganas de aventar objetos, sabe que necesita golpear, romper, dañar para relajarse pero intenta controlarse. No es algo normal en un doctor, un humano como él, debería estar en un psiquiátrico pese a ser muy inteligente.
— De verdad esperaba que dijera que iba a aceptar - manifiesta con decepción en su voz, formando una sonrisa bastante triste y fingida — me temo que si no aceptas, tendrás que marcharte - Aprieta sus labios y luego los suelta mientras sus manos y brazos se expanden hacía arriba y su cabeza se inclina hacía atrás — FUERAAA DE AQUÍ.
Alarga sus palabras como si fuera una melodía, retrocedo lentamente hasta chocar contra una de las mesas, ¡está jodidamente loco!.
— ¿De qué mierda está hablando?, ¡Yo soy el jefe de éste laboratorio y exijo que se largue ahora mismo!, llamaré a seguridad o lo echaré con mis propias manos... - Busco mi celular en el bolsillo izquierdo, chocando con el tubo de sangre, ¡maldición!, un poco más y saco ambas cosas carajo.
El doctor Robotnik vuelve a tomar la compostura, o eso parece, pues estoy tan concentrado en buscar el contacto de la seguridad del edificio.
— Si no estás de acuerdo con mis condiciones, y que quede claro que te ofrecí de buena manera siendo taaan amable contigo; no trabajas más en éste edificio, ¿mhm? - La puerta se abre abruptamente, los guardias han llegado pero no me han dejado alzar la voz cuando ellos dicen.
— ¡Doctor Robotnik!, ¿se encuentra bien, necesita algo? - incrédulo, alzo mis cejas y rápidamente lo observo, me muestra en su muñeca un brazalete con los mismo códigos en mi celular, se regocija en su propia sonrisa.
— Por favor muchachos, escolten al científico Shadow y no le permitan entrar más a éste edificio. Desde ahora, tiene prohibido acercarse ya que no ha aceptado los términos del edificio, osea... los míos - Se acomoda su bigote mientras me da la espalda, tomando de nuevo algunos de los tubos de ensayo.
No puede ser, no puede ser que me echen de mi trabajo, ¡debe ser una maldita broma!, ¡¿por qué el jefe aceptaría que éste maniático trabaje aquí?!.
— ¡No se me acerquen! - advierto con furia a los chicos de seguridad, acercándome amenazante hasta mi mesa de trabajo para golpear la mesa con el puño, dejándole una abolladura. Su atención se vuelve hacía mi no sin antes darle un vistazo a la mesa dañada — Usted no puede echarme de mi laboratorio.
— Ya no te pertenece más - su rostro, tras sus ojos se oculta la enorme sonrisa maléfica que se burla de mi y de mi actitud, el coraje que tengo no lo puede apagar — ahora es mi laboratorio, tanto que probar, tanta sangre de mutante que experimentar... dígame doctor Shadow, ¿Por qué le provoca tanta rabia?.
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