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Capítulo once

La ley tiene el control

Bajé las escaleras del hospital con prisa, ayudando y guiando a la gente residente del mismo, varias personas bajaban cargando niños, el miedo en su rostro y los ojos llorosos de varios pequeños lo indican.

Un grupo de doctores se encargaba de trasladar a los otros pacientes a lugares más seguros, de una manera más rápida.

Si uno de los chicos ocasionó el temblor, fue perfecto. Aunque se haya generado pánico, todo estará bien por ahora. 

Sentí la vibración de mi celular, instantáneamente lo saqué, observé en la barra de notificaciones un mensaje de María. No han pasado ni cuarenta minutos y seguramente me está buscando. 

¿Sigues en el hospital?, debo irme - escribió — Espero que puedas replantear tus opiniones sobre los documentos, dos mutantes están prófugos, la ley y yo haremos nuestro trabajo.

No respondí y volví a guardarlo, en cuanto la gente en masa empezó a disminuir, me colé entre ellos para poder bajar las escaleras.

Debo regresar a mi casa si quiero comunicar la noticia. Necesito saber el estado de Vector y llevar medicación si es necesario. 

No me gusta como suena, y sé que a ellos tampoco les gustará, pero debo hacerle algunas pruebas a Vector para poder verificar su mortalidad. 

Ninguno sabe si sobreviviremos sin la mutación en nuestro cuerpo. Mi única duda es... ¿moriremos?. 

El zoouber se aparcó frente al portón de la mansión, con mi celular, escribí la cantidad de dinero transferido y una luz verde se encendió en la pantalla del automóvil, quité el seguro de la puerta y salí, segundos después, cerré la puerta y el auto se fué.

Busqué el código de tarjeta dentro del celular, lo extendió hacía el escáner y las puertas se abrieron.

La nueva tecnología últimamente se ha vuelto tan popular, los zoomorfos han hecho grandes maravillas. Sin embargo, muy pocos aún no deciden utilizarla.

Me apuré a subir las escaleras de mi casa una vez que entre, mis pasos apresurados provocaban un eco dentro de las paredes cuadradas de la mansión, cuando llegué abrí las puertas de mi oficina en par.

Busqué con la mirada mi portátil, hasta que lo ví acomodado sobre el escritorio, pasé mi huella por el lector y se encendió.

Inmediatamente, transferí archivos de investigación a mi teléfono celular. 

Tendría que esperar algunos minutos para que pudieran bajarse correctamente. Mientras tanto, observé los libros en las estanterías, opté por llevarme algunos libros de medicina compleja, si Vector tiene complicaciones, podré ayudarle.

Lo pensé durante el camino, si las cosas se complican, Vector podría necesitar regresar al hospital si es que no puedo mantenerlo estable, pero confío en mis habilidades, no tengo nada que temer. 

Procuré ser realista, dentro de la cabaña estaría mejor, si lo traigo a casa, o tratamos de llevarlo a otro lugar, es probable que lo encuentren.

Conozco a María, haría cualquier cosa para poder, y es obstinada, no se rendirá.

Sólo si se queda con los demás, tiene una menor probabilidad de que lo encuentren.

Metí varios de los libros dentro de una mochila de viaje, salí de ahí y camine por el resto de la casa recolectando las cosas que nos harían falta.

Comida, medicinas, herramientas, incluso algo de dinero dentro de mi caja fuerte. Si utilizo la tarjeta de crédito mi estado de cuenta me alertará, y las compras se verían sospechosas. 

Teniendo lo necesario, incluso más que eso, eliminé los datos e investigaciones sospechosas del ordenador, sólo para estar seguro.

Seguro de tenerlo todo listo, observé mi reflejo en la pantalla, mis púas se han comenzado a despeinar, mis guantes están sucios y comienzo a pensar que debería tomarme una ducha antes de irme.

Carajo, la necesito. 

Cuando terminé, acomodé mis púas y bajé cargando la mochila de viaje. Abajo estaba la hielera llena de los medicamentos e instrumentos por si se necesitan. Incluso, otra grande donde puse comida de mis reservas, debo facilitarles el trabajo.

Pero tampoco puedo quedarme en la cabaña todo el tiempo, María y la gente sospechará mi ausencia.

Abrí la puerta cerca de la lavandería, llegué al garaje, las luces se encendieron y en el centro, una camioneta con llantas todo terreno de color negra decora el centro, siempre la utilizo cuando voy de vacaciones al bosque, los caminos lodosos son mucho más fáciles de pasar, a veces necesito un descanso de los acosos repentinos de María en la oficina y de mis trabajadores ineptos como Sally.

Tomé las llaves del auto sobre el buro, apreté el botón de la cajuela y acomodé las maletas, encima, coloqué la mochila y cerré inmediatamente la puerta. 

Todo está listo, el viaje apenas inicia, y por ahora, las cosas serán complicadas. pero podemos hacerlo. 

Caminé hasta la puerta del conductor, apreté el botón de la puerta y enseguida se abrió, entré en el auto, me aseguré de llevar conmigo el control del portón y abrí la puerta. El sol comienza a ocultarse tras las montañas, el viaje en carretera para regresar será agotador. 

Pero vale la jodida pena. 

— ¿Estará bien? - Preocupado y atento, Sonic se levantó como rayo del sofá cuando observó a la eriza y a su abuelo bajar por las escaleras. 

Knuckles está en la cocina, untando mantequilla de maní a uno de los panes de caja recién preparado en la panadería al lado de su cafetería. Siempre consumían el mismo pan todos los días, o para el almuerzo. 

— No se ha despertado - Confiesa Amy, relatando lo que ocurrió en la habitación, a pesar de las veces que trataron de despertarlo, Vector simplemente no respondía — Ni siquiera me da una señal, Sonic. 

Sonic agachó la mirada, frustrándose, soltó aire por su boca mientras pensaba en lo que podrían hacer para tratar de ayudarlo. En la cabaña sólo había un kit de medicina básico, comida suficiente y mucha agua potable gracias al río. Un poco lejos, pero se encuentra ahí. 

— Debemos ser pacientes - dijo el abuelo. 

— Es lo único que podemos hacer, debemos esperar a Shadow, él sabrá que hacer - sugirió Sonic. 

— Él tiene todas las respuestas, claro...  - dijo Knuckles en voz baja, agregando un tono irónico a su voz, realmente seguía creyendo que revelarse contras las autoridades, esconder a un mutante el cual GUN lo busca, es una tontería. Exponerse así solo para salvar a gente que no conocen. No vale la pena, ¿o si?. 

— Te escuché - respondió ella, avanzando hacia él para arrebatarle de entre las manos el pan cubierto con la mantequilla de maní. 

— ¿Y qué?, ¿Acaso ninguno se ha preguntado qué haremos con él cuando despierte? - Inquirió el echidna alzando ambas cejas mientras se acercaba al centro de la sala. 

Sonic frunció el ceño en desacuerdo, sabía que una nueva pelea surgiría, pero no pensaba perder la discusión. 

— Lo vamos a ayudar a recuperarse - Indicó el abuelo, colocando su bastón en una posición donde pudiera quedar lo más firme posible. 

— Esto es peligroso, si despierta, ¿qué le diremos? - Arrepentido de haberles ayudado, formó un gesto de irritación con ambas manos, frotando la una con la otra repetidas veces — ¡Hola, somos mutantes al igual que tu, y vamos a hacer que las autoridades quiten la ley de forma pacifista, aunque es probable que nos disparen en el proceso.

— Ya basta - Sonic desafió en voz, su mirada fría y atenta a los movimientos bruscos del echidna sólo empeoraban las cosas, los ponía nerviosos. 

Amy dejó la mitad del pan sobre la barra cuando observó el ambiente, tenso y tan distante como nunca antes lo había visto.

 — Que nos maten, o que nos usen para experimentación, ¡no importa!, por que después de todo tenemos a un simple científico que seguramente, fallará y nos va a involucrar a todos en una catástrofe - Gritó, azotando los puños sobre la meza central de la sala, partiéndola en dos instantáneamente. 

Los pedazos de madera volaron en el aire hasta caer por inercia al suelo, acto seguido, el abuelo negó con la cabeza, las acciones de Knuckles mayormente representaban sus emociones, le costaba mantenerlas calmarlas, pero no lo justificaba, no era suficiente. 

Al levantar la vista, Knuckles observó a sus hermanos. Arrepentido por lo que había echo, sobó sus nudillos y se alejó pocos pasos. 

Sonic apretó los puños, Knuckles veía venir el típico discurso de héroe, esperaba por otro lado, obtener el regaño de su hermana menor, sin embargo, Amelia sólo ignoró su mirada y subió escaleras arriba, seguramente para vigilar el estado de Vector. 

Un leve momento de silencio estaba entre ambos, podía sentir la mirada fija de Sonic sobre él, hasta que sus miradas se encontraron y unas extrañas nauseas llegaron a su estómago. 

— Si vas a tener esa actitud cuando llegue Shadow - se acercó al perchero, tomando la bufanda de color azul sobre ésta — Será mejor que te vayas - Lanzó la bufanda hasta que él la atrapó con la mano. Se retiró hacia el cuarto del abuelo y lo dejó solo. 

Knuckles observó el suelo cubierto por la madera y miró atento, la mesa partida en dos mientras acariciaba la tela de la bufanda con nostalgia. Sabía a donde ir. 



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