Capítulo 34: Rostros verdaderos

Teniendo en cuenta su peso actual y altura, su índice de masa corporal es de 17.852, para un soldado de su clase, con la exigencia física que maneja su puesto esto es bastante peligroso. Voy a recomendarle un conjunto de supplemenos alimenticios, vitaminas y minerales para recuperar los elementos centrales, en las próximas semanas implementaremos una dieta alta en carbohidratos y proteinas, y realizaremos estudios periódicos para determinar cuál es el progreso. Dependiendo de eso podré habilitar al oficial Salza para comenzar nuevamente con los entrenamientos de mayor intensidad-. Dijo el médico, tratando de ser suave con sus palabras, consciente de la aflicción que crecía en el pecho de su líder.- Esto... no es algo que se solucione de la noche a la mañana Lord Cooler. Es un proceso que toma tiempo y bastante control-.

- Yo me haré cargo de todo-. Respondió en voz baja sin despegar la vista del cristal que le permitía ver a su soldado descansar sobre las suaves hebras de las sábanas que vestían la camilla. -Es lo menos que puedo hacer-. Un subsecuente tono de melancolía bañaba las palabras del tirano, el otro hombre no le pudo ser indiferente. Sentía compasión por su amo, no creía en la idea de que sus líderes carecieran de cualquier tipo de emoción o conflicto, por más que así se mostrarán ante los ojos del universo entero, aún entre esa imagen de dioses inmortales se escabullian entre las grietas los verdaderos sentimientos de aquellos supuestos demonios sin corazón. En especial Cooler, el menos maquiavélico de los Cold después del pequeño hijo del emperador.

- Señor, entiendo que pueda sentirse culpable pero debe saber que esto no es plenamente su culpa...-. Intentó consolarle sacando de su espalda una parte del peso metafórico que cargaba su conciencia, pero era una pena que estaba decidido a soportar.

-Después de todo lo que le provoque, es mi deber remediar el daño-. Su postura era clara, y el doctor sabía que no debía seguir con el capricho de tratar de animarle forzosamente. El dolor no se iría con unas miserias palabras de apoyo ciego e ignorante.

- Ustedes eran bastante cercanos, no es así?-.

"Más que con nadie más en esta vida" Pensó para sus adentros aunque el médico sólo obtuvo un silencio sepulcral como respuesta. Los orbes rubíes del príncipe detectaron el tenue movimiento del brench a través del cristal, sus pies se desplazaron por el suelo e ignorando deliberadamente los llamados del médico entró en la habitación.

Pequeñas gesticulaciones faciales, en conjunto con el revoloteo de sus rubias pestañas, permitieron al Capitán escapar de los brazos de morfeo, para finalmente abrir los ojos por completo.

-Buenos días... Lord Cooler-. Su voz era baja, pausada y algo rasposa por las condiciones en las que se encontraba pero aun así resultaba tan reconfortante de oír para el tirano.

-Buenos días capitán-. Sus suaves palabras pincelaban el aire mientras que su mano escamosa desplazaba el fleco rubio fuera del rostro del brench permitiéndole tener una vista completa de sus ojos. - Me alegro ver que te encuentras mejor...-. El silencio que interrumpió su flujo de palabras fue abrupto. Tanto que que el azulado no lo paso desapercibido.

-¿Qué sucede mi señor?-. Interrogó, con preocupación inundando sus facciones.

-Hable con el Doctor Khastachan... Vas a tardar un tiempo en recuperarte, deberás permanecer fuera del campo de batalla por un tiempo, hasta que considere que estés en condiciones de volver-. Con liberas pausas trato de explicarlo lo de mayor manera posible sabiendo muy bien cuál podría ser la reacción del otro. Salza quedó cabizbajo

- Oh...-. La calma pasajera que había habitado en el cuerpo del rubio pareció tomar vuelo rápidamente dejandolo sólo con migajas de incertidumbre y temor que ni su clásica expresión de piedra podría ocultar- ...¿Qué significa eso específicamente para mi?-.

- No es nada de lo que piensas, sólo será un tiempo de baja por facultades médicas-.

- Esta bien... Creo que puedo manejarlo. Aunque quizás... Pueda aprovechar este tiempo para ayudar en otras cosas ¿Quizás pueda ayudar la administración? Dore y Neiz podrán seguir encargándose de el trabajo pesado y yo podría encargarme de sus deberes formales. Sería mucho mejor que permanecer como un inútil gastando recursos -. Parecía que la vida había vuelto a renacer en sus ojos con sólo la idea de poder hacer algo más aparte de degradarse como una mísera planta muerta y sin energía, pero con el simple he yo de con es a sentirse útil sus hojas volvían a levantarse verdes, fuertes y vibrantes incluso si no había luz solar de donde sacar fuerzas.

El tirano negó con la cabeza, sabía que la mentalidad de su segundo al mando no cambiaría ni por la misma voluntad de los dioses, todo lo que le quedó por hacer fue reír entre dientes.

- Siempre has tenido maña con el trabajo-. Su pulgar volvió a viajar por la mejilla del azulado de forma afectuosa, trazando círculos delicados como el tacto de un fantasma.- Pero si con esto te encuentras contento, no soy quien para negartelo-.

Y así es como se sumergió en el laberinto grisáceo de las instalaciones de su nave hasta llegar a la habitación del hospitalizado. Incluso con la poca visión que tenía debido a la escasez de luz pudo notar algunos detalles que lo sacudieron.

La recamara, usualmente limpia, perfectamente organizada y prolija por la propia naturaleza de su soldado, no se encontraba en su mejor momento. No estaba sucia como tal, sólo desatendida salvo los cuidados básicos, la cama tendida sin esfuerzo por dejarla lisa como un espejo, los papeles de su escritorio dispersos, e incluso un casi imperceptible polvillo de varios días descansaba sobre la superficie de su comoda.

Cualquier ignorante de la situación pensaría que es algo normal, incluso algunos lo verían como casi perfecto, pero Cooler sabía muy bien que eso era una muy mala señal. Las únicas ocasiones en donde su lugar de trabajo o aposentos no estaban impecables, el capitán que tanto conocía se quejaria incansablemente entre murmuros hasta que todo volviera a estar en orden.

Ver que toda esa pasión que portaba su capitan hasta en las cosas mas pequeñas yacia sólo en sus recuerdos sólo lograba perturbarlo. Hizo su mejor intento de apartar esos pensamientos nocivos de su cabeza, centrándose en su objetivo de recoger la tableta gráfica que le permita trabajar al rubio.

Tras una rápida pasada logró tenerla en sus manos y se dispuso a abandonar la habitación. Entonces, un reflejo de luz, tan minúsculo y tan fugas que si no fuera por su visión tan aguda, podría haber pasado de largo.

El rojo granate de sus ojos viajó por el cuarto en busca de ese destello, encima de la pequeña mesa de luz, allí se encontraban, los pequeños destellos azules, los pedazos de una gema rota, bañada por la luz proveniente del pasillo, brillaba en soledad.

Un nudo se formó en su garganta al darse cuenta de lo que se trataba, su cerebro quizo dejarlo de lado, queriendo encontrar la dichosa tableta y salir de ese cuarto lo antes posible con tal de cumplir su cometido, sin embargo su voluntad no se lo permitió, con cautela se acercó a ella, confirmando sus dolorosas sospechas.

Era la tanzania, aquella que le habian ofrecido en busca de redención y que el había destrozado sin escrúpulos, dispersa en distintos pedasos, producto de la fuerza que el mismo le habia infligido para romperla tiempo atrás. Ya no era la misma gema vigorosa y prolija que su capitán le habia deseado entregar, sólo eran un montón de cristales despedazados.

Su dedos temblorosos se acercaron a ellos, tratando de juntarlos a como diera lugar, tratando de devolverla a su gloria, tratando de remediar el daño que había causado por culpa de su propio orgullo. Pero era imposible, el daño estaba hecho.

- No tienes idea de cómo lo siento-. Soltó susurrante sintiendo como el peso de su pecho lo consumía, asfixiandolo con la culpa.

Todo se podría haber solucionado en ese momento, todo lo que tenía que hacer era tragarse sus sentimientos y aceptar la condenada gema, darle una misión al límite de lo imposible a su soldado, para que completará y recuperará su confianza, o al menos según la tradición de su tierra natal, después podrían resolver los asuntos pentiendes en charlas privadas, conocer su versión de la historia para poder comprender sus acciones como ahora, sin hacerle pasar por todo este tormento.

Las cosas podrían haber sido diferentes, no habrían tenido que discutir de tal manera, no habrían tenido que padecer, pero esa fue la manera en la que se dieron las cosas. Su Salza, su mejor soldado, su mano derecha, el hombro en el que se consolo tantas veces, ahora yacía en una camilla, pesando sólo tres cuartas partes del peso que alguna vez acumuló. Dañado, gastado, deteriorado, y todo por su culpa.

La presa de su orgullo finalmente colapso y entre las grietas fluyeron finas lágrimas, que rodaron por sus mejillas hasta caer en el suelo. No recordaba la última vez que había llorado pero si sabía que había tenido buenos motivos para hacerlo en esos momentos.

Entre uno que otro sollozo silencioso logró reconstruir la agrietada piedra entre sus manos, sin rota y rasgada pero verla con sus trozos juntos al menos le daba algo de consuelo a su alma.

"Si tan sólo pudiera sanarte así de fácil"






















Mientras tanto en los terrenos próximos a las instalaciones de el centro de comando, hacían los 5 soldados encargados de actuar como escoltas para el cónyuge del tirano, finalmente tenían un tiempo para descansar de su deber con la llegada del emperador pero eso no logró mejorar su humor. Desanimados, molestos, enojados, todas eran palabras con las que se podía describir sus ánimos.

-No puedo creer que tengamos que cuidar a ese mocoso-. Se quejó el primero, retirando con su mano la máscara que ocultaba su rostro dejando que sus finos labios, negros como la noche finalmente conocieran el aire.

-Es un malcriado, no puedo esperar a que le sea infiel al emperador para que lo mate y no tengamos que verle la cara nunca más-. Despotrico el segundo de tonalidades más verdosas a comparación de su compañero morado cual higo, repitiendo la acción de su compañero, gesticulando exageradamente tratando de recuperar la movilidad de sus facciones. Detestaba aquellas máscaras compactas con toda su alma, cada vez que tenía que llevársela al resto cuestionaba repetidamente a su líder cual era la necesidad de portadas, "Son la órdenes de nuestro comandante supremo, nuestro emperador, no querrás saber que pasa al desobedecerle" era la respuesta más común.

- No creo que fuera de esa manera, parecía ser un poco... mejor o más íntegro que el señor Freezer -. Dijo el tercero de colores celestes y más joven que los otros, en su voz no brillaba la misma rabia reprimida de los demás, en cambio relucia la decepción. Tenía la idea que este nuevo monarca podría ser un respiro de aire fresco al exigente y demandante tirano que les hacía la vida tan imposible, una puerta de esperanza hacia un trato mejor, una vida mejor, pero esa puerta jamás estuvo ahí en primer lugar, su previa ilusión sólo habia hecho el golpe de realidad mas eficaz, más tormentoso.

-Lo único en lo que los supera es en el nivel de egocentrismo, pequeña salamandra de mier...- El cuarto azulado quizo despotricar pero rápidamente su idea fue interrumpida.

- Es suficiente muchachos-. Hablo el líder con hartazgo, dado un fuerte golpe en el suelo con su prolongada cola, cansado de las quejas incesantes de sus compañeros aunque no podía culparlos en su totalidad. - Se que están molestos, yo también lo estoy con todo este asunto, no es para lo que fuimos entrenados y tampoco es por lo que peleamos, pero las cosas no son iguales que hace 204 años. Tenemos que adaptarnos a lo que nos den para sobrevivir-.

-¿Incluso si eso consiste en lidear con el berrinchudo noviecito mimado del emperador?-. Replicó el de escamas verdosas antes de que la mirada fulminante de el capitán lo petrificara de temor en su asiento.

-Incluso si consiste en lidear con su pareja aunque nos desagrade. Además...- A la vista de todos se acercó paso a paso hasta llegar con su parlanchin soldado sacando con poca delicadeza el comunicador que aún tenía puesto descuidadamebte en su oreja izquierda, que de milagro se encontraba apagado, sólo los dioses sabrían cuál sería su fatal destino en caso de ser descubiertos hablando de aquella forma sobre sus líderes -Nuestras vidas ya están en suficiente riesgo como para empeorarlas abriendo de más la boca-.


















- Los planetas del sistema solar Barolia son los próximos que tenemos en la mira, en ese sector es más propenso encontrar planetas enanos pero estas joyas gigantes son una grata sorpresa, están llenos de paladio y radio, ideales para sustentar nuestras construcciones. Tienen alrededor de 257.311 grados sexagesimales, 73,989 821° de longitud del nodo ascendente y también...-.

-Okey! Okey! Un poco más despacio por favor, no puedo procesar tanta información así de rápido-. Suplico el pequeño y azulado demonio ante los incontables datos que le daba el emperador para que anotara. Después de terminar con sus tareas habituales se había reunido con el ya que pretendía que su celeste contraparte aprendiera todo lo posible antes de encargarle cualquier deber, no iba a permitir que le hiciera pasar el ridículo sólo por una ignorancia fácil de solucionar.

-Deberás poder, no se supone que el emperador tenga una pareja que nisiquiera conoce los procedimientos básicos-. Se defendió el tirano negándose a ser cuestionado. Pero al percatarse de la expresión angustiada del más joven, su orgullo debió afectado, tomando un tono más comprensivo procedió a explicar- Escucha Frost, se que esto te pueda resultar extraño, pero realmente es importante que des una buena impresión. Esto es por tu propio bien, eres la primera pareja que yo.. Que cualquiera de mi familia en las últimas generaciones-. Las antenas metaforicas de Frost se activaron en el momento ¿Sin parejas? ¿Como era posible?-.

- ¿Jamás hubo parejas reales?-. Pregunto atónito. El emperador soltó un bufido, y agitó la cola en el aire con molestia no por culpa de su acompañante sino por el tema que se veis obligado a tratar. Alejándose del sillón en donde estaba el de biogema azul, se aproximó al ventanal perdiendo su vista en el mar de estrellas.

- Los príncipes de la familia Cold no tuvimos permitido tener parejas en general, mi padre consideraba que sólo podría causar debilidad y mostrar una dependencia completamente irreal pero que incluso siendo así no debería ser vista, y aunque lo considero un viejo hombre invasivo y encaprichado con la tradición, no lo culpo, es un pensamiento que a trascendido por varias generaciones, como me lo impuso a mi, su padre le hizo lo mismo, solo que a diferencia de mi, el si se dejo doblegar incluso si ya no le quedaba nadie para recriminarlo-. La molestia invadía el aire, tratando de mantener al albino de buen humor para evitar cualquier peligro Frost eligió el camino del humor.

-Sin parejas eh? Parece que papá tenía una política muy fuerte de "No tendrás un novio hasta que tengas hijos" sabiendo muy bien qie necesitabas del primero para lo segindo-. Su risa entre dientes pareció ser contagiosa ya que el mayor también sonrió en respuesta.

-Desafortunadamente para el, eso fue exactamente lo que pasó-.

-¿A que te refieres?-.

-Oh! Creo que no te lo he comentado, que descuido de mi parte, pero será bueno que lo conozcas-. Pareció divertido por la idea como si fuera un chiste que el sólo conociera -Yo en realidad ya tengo un hijo, nada especial un poder de pelea decente pero nada extraordinario, espero que el entrenamiento lo mejore, sería una lastima haber gastando tantos recursos y tanta de mi energía sólo para tener una decepción con patas-. Si hubiera estado bebiendo probablemente habría escupido todo, se ahogó en saliva, su mandíbula cayó y sus ojos se abrieron en par en par.

-¿¿Tienes un hijo??-. La risa burlona del tirano le respondió todas sus dudas a excepción de una...-Pero como lo has tenido si tu... ya sabes-.

-Crei que con tu inteligencia ya lo deducirias pero parece que hice mal en especular de más. Si eso es lo que deseas saber, te lo responderé con mucho gusto. Mi hijo fue creado de manera artificial en el laboratorio con una parte de mi ADN, así es como nos llevamos reproduciendo desde las últimas décadas en mi familia al no estar habituados a la forma "de pareja" de reproducción. Podrá sonar algo improbable pero con nuestra tecnología ha sido más que viable.

- Vaya eso sí es un gran dato, que pasó de desapercibido por algún motivo...-. La condesendiencia no era más que música para los odios del emperador que no paraba de reír con el puchero del menor, que decidió cambiar de tema para ayudar a su vergüenza-. ¿Y bien?¿Como es?-.

-Es... pequeño, espero que eso se solucione con el tiempo, habla bastante, por algún extraño motivo si biogema superior tiene una terminación puntiaguda, y si mal no recuerdo hace mucho su cuidadora me comentó que le gustaban los deportes de pelota o algo así-. Le pareció una descripción bastante... superficial para describir a un hijo propio. Casi como si hablará de un extraño.

-¿Y qué más?-.

-...¿Qué más? Realmente no hay mucho más, sólo es un renacuajo, apenas empezó a conquistar planetas enanos-. Era muy extraño apenas parecía conocer de quien estaba hablando, incluso su propio padre tan despreciable como era sabía de cada cosa que hacia o al menos de las que permitía que se supieran, quizas simplemente no era una prioridad en la mente del dictador.

-Ya veo...-.

- Ya que estamos conversando, hay algo más que me quieras preguntar?-.

- Creo que eso seria todo... No. Quiciera hacerte una consulta-.

-¿De qué se trata?-. Un jugueteo con los nerviosos dedos ocurrían entre las manos del azulado, tratando de averiguar si las preguntas que tenía en su cabeza tenían tanta urgencia de ser respondidas como creía.

-Aquellos hombres... quienes me siguen para todos lados, tienen un emblema diferente a cualquiera que haya visto en tus demás soldados... ¿Quiénes son exactamente?-. Por el misticismo de sus máscaras siempre creyó que se trataba de un tema delicado de hablar, y la pequeña mueca en el labio su contrapsrte albina sólo lo confirmo.

- Bueno eso es algo bastante sencillo de responder-. Su postura se enderezo al momento que su voz se veis menos juguetona y más monótona -Se tratan de los guerreros Hyōzan, durante muchos años fueron el grupo de élite que regía directamente bajo las órdenes de mi padre, incluso después de que cediera el trono, siguieron bajo su comando. Tras nuestras muertes perdieron su rumbo, pero ahora yo estoy de regreso, pueden continuar con su digno deber, el servir a nuestra familia, a nuestra causa-.

-Wow parecen ser bastante buenos en lo que hacen-. Una broma que sólo el podría entender considerando de lo fácil que fue manejarlos en la ausencia del otro.

- Son soldados casi perfectos, lo serían por completo el día que logre reducir su... ¿Cómo se dice, su libre albedrío? Al maximo, y ya lo es quedará fuerza de voluntad ni para negarse a la más espantosa de las órdenes -.Una sonrisa oscura apareció en los labios del tirano, algo siniestro que hizo temblar las pequeño -Hasta entonces sólo queda trabajar sus mentes en todo lo que se pueda-.
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3254 palabras

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