Capítulo 30: Corazones oscuros

Narra Frost:

Mi cabeza no paraba de dar vueltas, todo era parecía demasiado ridículo como para ser real. Las escenas se repetían en mi mente a gran velocidad, tanta que no podía ordenarlas de forma lógica.
No lograba entender lo que pasaba, pero quería hacerlo sin embargo los ruidos estridentes que provenían de afuera de la celda no hacían más que desconcentrarme.

El ataque de los invasores no había cesado en lo más mínimo. Sin abandonar por completo mi aturdimiento me acerqué a rastras hasta el borde de la puerta para poder tener una visión un poco más amplia. En el corto radio que tenía fui capaz de divisar a tres soldados aciendo de guardias, eran los mismos que me habían traído de regreso aquí por ordenes de Freezer... Freezer.

Un fuerte tono azulado no tardó en cubrir mis mejillas al pensar en su nombre. Pase mis dedos por mis labios recordando la presion de los suyos.
La seguridad de sus palabras y en sus acciones... No parecía estar jugando, esto era real. Freezer... El genuinamente sentía algo por mí. Cayendo en cuenta de mi realidad, tape mi cara con mis manos sintiendo la adrenalina subiendo por mis venas. De todas las personas posibles en el universo ¿Por qué yo?

Narrador Omniciente:

Mientras la mente se Frost luchaba por soportar la información que atentaba en contra de ella, una pila de cuerpos ensangrentados crecía a la par de la compuerta de eyección.

Dodoria: Ahí va el último-. Dijo arrojando el último cadáver que faltaba al montón.

Zarbon: Estos sanganos son un dolor de cabeza-. Comentó mientras que con la manga de su calentador limpiaba la sangre que había manchado su perfecto rostro.

Dodoria: Ni que lo digas-.

A unos cuántos metros de los dos generales se encontraba el emperador supremo que a causa de la situación tenía una expresión de disgusto en su rostro, todos los atentados de grupos asaltantes sólo lograban empeorar aún más su humor. Este caso no fue la excepción, en especial por lo que estaba haciendo antes de que esos malnacidos aparecieran para arruinarlo todo.

Freezer: Soldado Dodoria, da la orden de eyeccion, saca a estos bárbaros de mi vista-.

Dodoria: Si señor-.

Freezer: Soldado Zarbon, quiero que vayas al puesto de comando inmediatamente y te pongas en contacto con el resto de las naves, para que localicen cualquier posible amenaza en nuestro radar. Será mejor que no haya más "sorpresillas" en nuestro viaje de regreso, o alquien va a pagar-. Ante la amenaza del tirano, el príncipe de cabellera verde no pudo evitar tragar saliva.

Zarbon: C-Como usted desee gran Freezer-. Cada uno de los generales se dispuso a cumplir con las nuevas órdenes asignadas, mientras que el demonio sin decir una palabra más se alejó de la escena, caminó por los pasillos de su nave pensando en su situación, uno de los pasillos perpendiculares al que recorria llevaba a la celda en donde permanecía Frost, miro por unos segundos en aquella dirección,  deseaba ir allí para saber su condición, pero no fue capaz de dar un sólo pasó, los nervios y la paranoia le jugaban en contra en este momento, resignado continuó con su ruta original asqueado por su propia cobardía.

Dos semanas después del ataque a la nave del tirano, después de un largo viaje parte de sus brigadas de ataque ya habrían regresado a la base central. El emperador se encontraba reposando en su trono disfrutando de una copa del mejor vino del sistema solar. El alcohol siempre era bueno para apaciguar a su errática mente, eso era justo lo que necesitaba en estos momentos.
Las múltiples dudas que atacaban su cerebro no parecían tener fin.

Finalmente había sido capaz de reunir el suficiente valor para confrontar a Frost por sus propios sentimientos, y todo resultó ser en vano. Ahora tendría que volver a hacerlo pero había un nuevo problema en su camino, uno que quizás no pueda solucionar por su propia cuenta.

Se sentia atrapado entre la espada y la pared, podía ir y encarar la situación arriegandose a un rechazo de parte del azulado, su parte más narcisista prefería ver esa situación como un escenario impensable, pero su lado más racional lograba comprender que por toda la historia que ellos habían tenido, sería estúpido el creer que todo el resentimiento que el menor había estado acumulado por años habría desaparecido por completo. Es por eso que en todo este tiempo no se había vuelto a acercar a su contraparte más joven, la confrontación y la incertidumbre de lo que pudiera ocurrir lo volvían loco, o más de lo que ya estaba.

No sabía cómo debía proceder, afortunadamente para el, una mujer audaz de ojos naranjas acababa de entrar por la puerta, tratando consigo la respuesta a sus problemas.

Berryblue: Veo a has regresado, ¿Cómo resultó tu viaje?-. Preguntó la peli-lila sorprendiendo al emperador.

Freezer: Oh! Berryblue no sabía que estabas allí y respondiendo a tu pregunta, estuvo bien, a pesar de algunos pequeños inconvenientes que tuviemos en el transcurso del mismo-.

Berryblue: Creo que la compañía ayudo en eso, ¿No es así?-. Freezer abrió los ojos como platos al oír esto.

Freezer: ¿No vas a detenerte hasta escucharme decirlo?-. La mujer negó con la cabeza manteniendo una sonrisa arrogante en su rostro- Pues que pena por ti, porque jamás sucederá-.

Berryblue: Con saber que tengo razón me conformo-. A pesar de la presunta tranquilidad que el chang-long quería mostrar, ella sabía que realmente el asunto del demonio menor lo tenía muy intranquilo. -Por lo que escuche tus interacciones con Frost fueron positivas, ¿Has podido llegar a algo?-. El cuerpo del demonio no tardó en tensarse, sabía exactamente a lo que se refería la fémina.

Freezer:...Estoy en eso-. Respondió El albino a duras penas.

Berryblue: Ya veo, en ese caso ¿Cómo planeas proceder?-.

Freezer: A decir verdad estoy perdido Berryblue-. Suspiró admitiendo su "derrota".

Berryblue: En ese caso, ¿Aceptarías mi ayuda?-. El demonio titubeo unos segundos sin saber si aceptar la guía de la mujer, pero aunque a su ego le doliera, realmente la necesitaba.

Freezer: Creo que no tengo otra opción-.








En otro sector del universo un brench rubio de ojos naranjas empezaba a despertar, abandonando su pequeño reino de paz. Su mirada quedó pérdida en el alto techo que lo cubría, no tenía ninguna intención de moverse de aquella posición. Quiso cerrar los ojos nuevamente, queriendo permanecer así por más tiempo, pero el repetido llamado de la alarma sonando se lo impidió.
Desganado se obligó así mismo a levantarse de la cama para comenzar el día. Deslizó la tela de su uniforme morado por su cuerpo cubriendolo con este, lo mismo hizo con sus botas y blancos guantes posteriormente.

Antes de salir por la puerta miro su reflejo por unos instantes en el espejo de su recala. Su condición era deplorable. Su cabello sucio y despeinado le daban un aspecto sumamente descuidado al mismo tiempo que unas profundas ojeras marcaban la parte inferior de sus ojos, no había logrado conciliar de manera correcta la noche anterior, ni las anteriores a esa. Hasta altas horas de la mañana sus propios pensamientos lo habían estado atormentando sin descanso.

Paso su mano derecha por las hebras de su cabello tratando de domarlo un poco, pero al no poner mucho esfuerzo en ello, no hubo un gran cambio. Quizás en otros momentos se habría esmerado más en mantener su inmaculada apariencia, pero para este punto ya varias cosas le daban igual.

Salió de su cuarto y avanzó por las estructuras de la base sin prestarle atención a la gente que pasaba a su lado, ni a nada en particular. Llegó al comedor en donde varios trabajadores yacían disfrutando de su desayuno. Se acercó a la fila para obtener su porción de comida y en el momento que la bandeja estuvo en sus manos miro en ambas direcciones queriendo encontrar una mesa vacía en la que pudiera estar en calma.

Camino hacia ella ajeno a todo lo que lo rodeaba, hasta que los gritos estridentes de sus compañeros captaron su atención.

Neiz: Buenos días capitán!-. Pronunció el anfibio lleno de energía, como en todas las mañanas.

Dore: ¿Qué onda?-. Su tono era más relajado que el de su amigo pero aún reflejaba un buen ánimo.

Salza: Bonjour- Respondió sin mucho entusiasmo. Los 3 soldados se sentaron juntos en la misma mesa, los dos mayores conversaban animadamente sobre temas triviales, sus misiones, algunas bromas y alguno que otro rumor que habían oído por ahí. Por el contrario, el rubio permanecía ajeno a la conversación, lo único que hacía era jugar con la cuchara metálica que tenía con su porción de avena, desagradable ante sus ojos.
Había tomado una ración pequeña de comida, minúscula a comparación de los platillos de sus compañeros, pero aún así parecía interminable. Miraba el platillo con cierto asco incluso si su gusto no lo encontraba desagradable. Era más el hecho de llevar comida a su boca lo que le incomodaba, lo veia como algo sin sentido como si se tratara de un mero desperdicio. Cansado de realizar ese "juego", sacó definitivamente la cuchara y tomo en manos el recipiente.

Salza: Oye Dore-. Llamó al de cabellera negra-. ¿Quieres?-. Dijo extendiendo el recipiente.

Dore: ¿No lo vas a comer?-. Interrogó el verde y como respuesta recibió una negación con la cabeza del parte del brench -Oh bueno, gracias-. Sin pensar demasiado las cosas tomo el recipiente para comenzar a engullir la comida casi al instante, al tiempo que el de ojos naranjas apoyaba sus brazos sobre la mesa para usarlos como almohada y descansar un poco más.

Sin embargo está acción no pasó desapercibida para el demonio de ojos rojos que observaba la escena desde la distancia. Ya días anteriores había visto al capitán de su escuadrón con ese mismo animo decaído. No lo veía sonreír, ni reír, no parecía tener interés en el trabajo, ni en nada en general, ni siquiera se molestaba en reclamar cuando sus otros dos subordinados no cumplían con sus expectativas, ese no era el mismo soldado que tanto había llegado a conocer.

Sabía que el extraño comportamiento de su soldado era en gran parte su culpa. Al principio no quiso aceptarlo pero a medida que los días pasaban comprendía mejor el daño que su respuesta le había provocado al de piel celeste. A pesar del remordimiento que esto le provocaba no hizo nada al respecto, creyó que sólo era cuestión de tiempo hasta que el brench mejorara, pero eso jamás ocurrió.

Atravesó el comedor con un paso lento pero firme, ganándose la mirada de varios de sus trabajadores. Al llegar a la mesa en donde se encontraban sus soldados de élite recibió un saludo al unísono de sus hombres.

Cooler: Escuchad, partiremos en unas horas al sistema Krov para las invasiones de los planetas vecinos Belyy y Krasnyy- Sin siquiera pudo terminar de hablar antes que las palabras de emoción de Neiz y Dore lo interrumpieran, mientras que el rubio no se inmutó en lo absoluto- Será un viaje largo así que espero que coman bien-. Esto último fue una indirecta dirigida al brench, que en vez de mostrar algun cambio permaneció con la cabeza gacha tratando de evitar la mirada acusadora de su jefe. Desde su fallido intento de redención no se sentia capaz de ver a los ojos al mayor sin revivir el desgarrante sentimiento de humillación que había padecido en aquel momento.

Al no obtener la respuesta deseada, el chang-long soltó un bufido con molestia y se retiró sin decir una palabra más, Dore y Neiz se miraron extrañados por el actuar de su jefe sin embargo no le dieron mucha importancia y continuaron con su platica habitual, queriendo restablecer la normalidad en aquella mesa.









Varias horas más tarde el demonio más joven yacía con tranquilidad en su nueva celda estacionaria, pero su paz no iba a dudar mucho pues tras escuchar fuertes golpes en la compuerta, una brigada de 5 soldados aparecieron ante el.

Frost: ¿Ahora que demonios quieren?-. Su expresión de molestia por aquella intromisión, no era para nada discreta, pero al grupo soldados no pareció importante en lo más mínimo. De un tirón lo obligaron a ponerse de pie y a caminar con ellos fuera de la celda, el oji-rojo maldecia y refuniaba, sin obtener ningún resultado.

XXX: Lord Freezer nos ordenó llevarte a él para su velada-. Fue la única respuesta que obtuvo.

Frost: ¿Velada? ¿A qué te refieres con eso?-. Continuó chillando el resto del camino en vano, pues ni el hombre que le había hablado ni el resto de los escoltas parecía dispuesto a decir ni una palabra más. Recorrieron las instalaciones del ejército por un lado tiempo hasta que salieron de ellas y comenzaron a caminar sin descanso a la intemperie, pero la atención de Frost fue robada por una centenar de luces brillantes a la distancia que reflejaban la vida nocturna de una ciudad imperial. Avanzaron por el perímetro de la metrópolis hasta llegar a uno de las edificaciones más alejadas del lugar, pero no por eso menos lujosas. En la entrada de aquel lugar, se encontraba una persona que conocía muy bien.

Frost: Freezer....¿Qué es todo esto?-. Miro al mayor con duda sin entender lo que estaba pasando.

Freezer: ¿Qué tal si me acompañas para averiguarlo?-. Al decir esto extendió su mano en dirección a Frost invitandole a tomarla. Titubeando el menor acepto la oferta, con una leve sonrisa el emperador comenzó a avanzar siendo seguido por Frost y los guardias que los escoltaban. Subieron unos pisos por las escaleras de mármol hasta llegar a su destino, se trataba de un restaurante extremadamente lujoso, las decoraciones, los platillos e incluso las prendas de los comensales que estaban allí, reflejaban un nivel de sofisticación superior a la media.

El encargado del restaurante se apresuró para giarlos a la mesa que el tirano había demandado. Por el bien de su vida y la de todos sus trabajadores era mejor que las expectativas del emperador fueran cumplidas. Los dos demonios llegaron a una mesa apartada ubicada en el balcón principal del establecimiento, todo estaba ambientado a la perfección, las copas pulidas, los cubiertos relucientes y las velas encantadoras, todo era simplemente maravilloso.

Freezer: Como sabes la última vez que nos vimos, dejamos algunas cosas pendientes, pensé que podríamos hablar de ellas en un ambiente diferente-. El azulado miraba con asombro la belleza del lugar- Adelante toma asiento-. Habló con confianza el chang-long de piel blanca, Frost deslizó una de las sillas y se sentó en ella, mientras que Freezer repetía esa acción pero con el sillón de en frente. Mientras que los guardias se ubicaron rodeando a los dos chang-longs, decidios a resguardar a su líder supremo incluso de su propia contraparte.

La cena trascurio con relativa calma, platicas triviales, platillos exquisitos, vinos refinados, todo era perfecto. Internamente el tirano agradecía a su antigua cuidadora por haberlo instruido en la planeación de la cena, el no había tenido ninguna relación romántica sería en el pasado, principalmente porque no creía en esas cosas, nadie creería que el emperador del mal podría sentir algo más aparte de sentimientos de odio y rencor absoluto. Para el final de la velada habían dejado de lado sus asientos y ahora sólo se concentraban en apreciar el brillo de las estrellas radiantes.

Freezer: Es una noche maravillosa ¿No te parece?-.

Frost: Si... es muy bella-. Contestó intentando sonar lo más calmado posible mientras en su mente se desataba una tormenta de pensamientos.

Freezer: Frost...-.

Frost: ...¿S-Si Freezer?-. El mayor tomo una bocanada de aire antes de tomar la mano del más pequeño, y una vez armado de valor habló.

Freezer: Soy consciente que los actos del pasado a dejado una huella muy profunda que aún tiene peso en el presente, pero quiero ver hacia adelante, quiero un futuro contigo Frost, quiero tomar posesión de cada mísero escombro del vasto universo y reinar con puño de hierro sobre el contigo a mi lado, juntos seremos imparables, juntos seremos omnipotentes, juntos seremos su todo... ¿Qué me dices Frost, deseas ser mi príncipe de la oscuridad?-. Frost quedó impactado por aquella declaración, tan romántica y macabra a la vez, parecía alguna clase de fantasía, incluso logró provocó que un sonrojo pintará sus mejillas.

Pero luego... todos los recuerdos vinieron a el, su traición, su humillación, todo, ¿Ahora tenía que dejar todo eso atrás como si nada, sólo para vivir en una fantasía terrenal?

No lo creía, la punta de su cola comenzó a moverse de un lado a otro, quería atacar, pero por un segundo dejo de prestarle atención al rostro de Freezer y miro a la persona detrás de él, uno de los guardias, el y los demás podrían aniquilarlo antes de que pudiera hacer un sólo movimiento, incluso si lograba librarse de ellos, no tendría el poder para pelear, no podría escapar, ni siquiera sabía en qué maldito planeta estaba.

No podía dejarse llevar por sus emociones, tenía que ser más inteligente que eso. Lentamente tomo las manos de Freezer y entrelazo sus dedos con suma delicadeza. Sus miradas se toparon una con la otra, ambos sabían que era lo que venía.
Incluso si eso no era lo que deseara el azulado, estaba dispuesto a hacerlo. Estaba dispuesto a cruzar tales límites si eso le significaba obtener su venganza.

Frost: Sería todo un honor para mí, Freezer-. De esta manera ambos unieron sus labios, sellando su destino.
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- 3022 Palabras-.

Hola a todos, a pasado un largo tiempo desde la última actualización, los últimos meses estuve muy ocupada con todos los trabajos escolares y proyectos de ese tipo pero después de un largo año finalmente puedo descansar y escribir a gusto. :)

En el capítulo de hoy han pasado muchas cosas, la unión entre Frost y Freezer se ha concretado después de mucho tiempo mientras que los lazos que unen a Cooler y el capitán de su escuadrón, Salza, están cada vez más dañados. Espero que les haya gustado y nos vemos en el siguiente capítulo. Chao!✨

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