Sienna Redd:

Cuando salgo al jardín decido ir a la organización mejor. Yo no soy así, yo no faltaría a clases pero la verdad en este momento no me siento bien. Salgo con mucho cuidado, aunque los guardias no se encuentran aquí, lo que es extraño. Hay muchos carros estacionados afuera del lugar. Todos son negros con vidrios polarizados, llaman mi atención pero prefiero ignorarlos. Camino alejándome del lugar, no presto mucha atención en la calle ya que escucho música a través de mis audífonos. 

Llego a un parque y opto por sentarme en una banca que el lugar ofrece. Hay pocos niños jugando, son uno o dos, supongo que muchos aún no han salido de sus estudios.

Paso aproximadamente una hora ahí, escuchando música y viendo como los niños llegan poco a poco. Ya hay cinco niños jugando, cuatro chicos y una chica. Verlos me recuerda a mis hermanos y a mí cuando éramos pequeños y solíamos jugar en el patio de la casa. Extraño esas épocas donde todos estábamos juntos y no había nada que nos separara.

Las mamás de los niños se sentaron en la banca frente a mí pero la infraestructura de los juegos las cubre, no logro identificar la cara de ninguna están sentadas en las posiciones indicadas para taparse. El tono de mi celular me saca de mi ensimismamiento con las señoras.

-Sienna, ¿dónde estás?- Luca. SU tono es molesto, enojado.

-¿En la universidad?- mentirosa, soy una mentirosa.

Colgó.

<<¿Qué le pasa?>>.

Apago el celular, para no recibir llamadas, ni siquiera de mi familia. Me levanto decidida a irme, tomo mi mochila porque la dejé a mi lado, como si apartara un lugar. Empiezo a caminar cuando diviso a Luca con la mandíbula apretada y sus ojos están a punto de echar fuego.

-En la universidad, ¿no?- sus facciones demuestran una sola cosa; furia.

-Emmh, acabo de salir. Hace un momento culminaron las clases- sigo mintiendo. ¿Ven eso? ES mi nariz creciendo.

-Claro- sus brazos están cruzados sobre su pecho, está tenso. -¿Por qué los demás no han salido?- voy a responder pero no me deja. –Tu GPS está apagado, ¿por qué?

-¿Cómo me encontraste?- ignoro su pregunta.

-Contestaste la llamada, fue fácil.

-¿Por qué me buscaste? Apagué el GPS por eso, no quiero ver a nadie.

-Eso me ha quedado claro- se acercó un poco más. –No entiendo por qué lo hiciste. ¿Sabes el peligro que corres? No. ¿Sabes que pones en peligro mi trabajo? No. En ese momento solo pensaste en ti- bajé la cabeza, no quiero que vea las lágrimas formándose en mis ojos.

Auch. Auch. Auch.

-Sí- levanté mi cabeza, con la frente en alto. –Porque ya me cansé de pensar en los demás, de hacer lo que los demás me dicen, de actuar bajo órdenes, de no demostrar mí verdadero yo- estoy experimentando un sentimiento que casi no conozco pero lo estoy disfrutando.

-Sienna, no estuvo bien lo que hiciste. Entiendo que ya...-lo interrumpí.

-No, no lo entiendes. No sabes cómo fue mi vida- no fue mala pero nunca me había pasado esto con un chico.

-Tienes razón pero tú tampoco sabes de la mía. Cuando éramos pequeños, mis padres se sacrificaron por la organización. Pía y yo crecimos en un ambiente de peleas y entrenando desde muy pequeños- sus brazos se relajan y su mandíbula igual. –Sé que tu vida no fue fácil pero todos tenemos pruebas que superar.

Sus palabras me abren los ojos, estoy haciendo mucho drama por un chico. Recapacito y pienso dos veces.

-Lo siento, estás en lo cierto- agacho la cabeza de nuevo. –Solo estoy triste, y lo saqué contigo. Perdóname.

-No tengo nada que perdonar- sonríe y se acerca a mí un poco más. Lo rodeo con mis brazos en su cintura, fundiéndonos en un abrazo. Después de unos minutos me separo.

-¿Qué te parece si vamos por un helado?- asiento feliz. Él me guía hasta el auto y abre la puerta para mí. Es muy dulce. Arranca y nos dirigimos hacia la heladería.

Persoon Vidal:

No sé en qué momento Dana y yo paramos en su auto. Estoy sentado en el asiento del copiloto y ella a horcajadas sobre mí, su falda de porrista está casi hasta su cintura. Hace un momento estábamos besándonos pero decidí bajar y atacar su cuello, dejando marcas y mordiendo; ella corresponde a mi acción gimiendo acariciando y halando mí pelo arriba de la nuca. Estoy a punto de quitarle el top cuando el tono de un celular nos detiene.

-¿No vas a contestar?-cuestiono.

-No creo que sea importante- alarga la mano al asiento del piloto y saca el celular de su bolsa.

-¿Aló?- se tensa inmediatamente. Se queda callada, esperando a responder.

-Sí, sí, sí Charlotte- solo distingo murmuros. –Mi reina, sí, lo siento- se aleja de mí. –Está claro- cuelga.

Se acomoda la falda y se traslada al asiento contiguo. Me quedo esperando alguna respuesta de ella pero no la da.

-¿Qué pasó?- pregunté.

-Debo irme, cariño- su mano se posa en mi mejilla y me da una sonrisa triste. –Lo siento.

¿Se está encariñando conmigo? No, apenas nos conocemos.

-Oh, claro. Nos vemos- me acerco a ella y dejo un corto beso en sus labios. Su sonrisa se ensancha. Se despide con la mano cuando ya estoy parado en la acera. Guiño cuando me da una última mirada. 

Dana Riva:

Estaba en un momento genial con Persoon pero Charlotte llamó y lo arruinó todo. Sus caricias eran en puntos clave y sus besos han sido los mejores, lástima que todo es un plan.

Charlotte llamó para que me reuniera con Jaden, él se encargará de Raze. Bajo del auto cuando lo veo en el lugar acordado.

-Hey- saluda

-Hola- respondo. -¿Tienes lo que Charlotte pidió?

-Sí, sí. Ella me lo mandó con Jones.

-Ahh, vale- me entrega una botella pequeña con un gotero, la etiqueta solo dice "Elixir".

-Solo debes echar dos gotas cada 100 mililitros. O sea que si son 500 mililitros son...- lo interrumpo.

-Diez, lo sé.

-Vale. Nos vemos primor-me da un pequeño beso en la mejilla y se va.

<<No hay vuelta atrás>>.

Nota de las autoras:

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