Capitulo 5
Se sorprendieron al no ver vigilancia en la frontera, y muchos se confiaron, México y Chile por otro lado, no lo hicieron por tanto quisieron advertir:
-deben estar por algún lado. –dijo el mexicano
-debemos tener precaución, pasemos por otro lado de la frontera, sería muy notorio que pasásemos y sin darnos cuenta del otro lado hayan casetas de vigilancia. –dijo la chilena
Llamando la atención del resto, en ese instante estaba amaneciendo, por lo que, ahora debían ocultarse y esperar a Argentina para continuar su camino. Chile miró para todo lados, buscando un escondite, cuando a lo lejos divisó una cueva.
-escondámonos por allí dijo ella señalando la cueva
-vamos. –dijo Ecuador
Entonces todos se fueron a resguardar en aquella cueva. Al llegar, muchos estaban cansado, por lo tanto, se acomodaron en algún lugar de la cueva y se dispusieron a dormir un rato, para recargar energías, otros comieron algo, o bebieron un poco de agua.
México, quien se encontraba ya sentado en el suelo con la espalda apoyada en la pared de la cueva, miró a Chile, quien permanecía en la entrada, mirando al horizonte, hacia la ciudad, en su mirada se veía afición y preocupación, y él sabía muy bien cuál era la razón, más bien, quien era la razón.
-Chile, debes estar cansada, come algo y duerme un poco. –dijo Bolivia, quien también había notado aquello.
-no puedo... Argentina me tiene preocupada. –dijo ella
-has estado repitiendo eso todo el camino ¿Cuántas veces debemos decirte que él estará bien? –dijo Perú
Chile les miró y suspiro con cansancio, no respondió nada, México le miraba fijamente, se veía a distancia que estaba preocupada, él dijo:
-Chile, debes descansar. Duerme un poco, Argentina llegará al medio día. Si no nos encuentra llamará a alguien.
-tienes razón dijo ella sonriendo levemente, entonces se adentró a la cueva se sentó por algún lado disponible, recargo su espalda en la pared y miro el suelo.
-espero que este bien... -susurro en voz baja
Nadie la escuchó, pues la mayoría estaba durmiendo o haciendo cualquier otra cosa.
-por cierto... -dijo ella de repente alzando la mirada y mirando al resto- el chip de rastreo de sus celulares ¿esta desactivado?
-tendré la cara, pero pendejo no soy, chamaca, yo desactive el mío.
-yo igual –dijeron el resto.
-entonces estamos a salvo. –dijo Chile sonriendo leve
-espero que Argentina haya hecho lo mismo. No creo que sea tan webón como para dejarlo activado. –dijo Perú
-no creo. –dijo Chile.
Entonces se dispusieron a descansar, hasta medio día. Que era donde debían seguir su camino.
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Continuará.
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