17| Playa Hirviente

El grupo seguía presenciando el paisaje del reino de fuego, un paisaje tétrico, oscuro, y precioso al mismo tiempo. Lilith les veía con una sonrisa de superioridad.

—Hermoso, ¿No?. Mi perfecto reino.—les dijo con soberbia.

El grupo le dirigió una mirada de molestía a la elemental de fuego, era una persona realmente moleta. Por su parte Lilith los vio con superioridad, estos seres inferiores se deleitaban con la vista de su reino, habían viajado desde lejos solo para verlo. Solo Lilith noto como una bestia se acercaba a ellos.
Al lado de Lilith se posó un dragón de piel carmesí y ojos verdes, tan grande como un caballo y con grandes alas que podrían cubrir por completo a la elemental de fuego. La bestia le rugió al cuarteto, dejando escapar una pequeña flama de sus fauces y dejando relucir sus afiliados dientes; Lilith solo acarició la cabeza de la bestia mientras esté veía con una mirada feroz al grupo.

—Ya que ya visteis mi hermoso reino, ¿Se largan?.—les pregunto con una pequeña sonrisa Lilith.

—Si no es molestia, nos quedaremos.—se apresuro a hablar Aran.

—¿Quedarse?. ¿Tanto amaron mi reino?.—les pregunto sonriendo con superioridad.

—No, lo odiamos.—respondió con rapidez Elizabeth.

—Correción, odiamos al poblado, no las tierras.—le corrigió Mike provocando una mirada de pocos amigos en Lilith.

—¿Entonces por qué se quieren quedar?.—les pregunto con una chispa de molestía la elemental de fuego.

En ese momento una mirada furtiva de parte de Aran viajo a Elizabeth, aunque no le agradará este sitio solo aquí podía estar en contacto directo con su magia de fuego. Elizabeth entendió esa mirada y solo soltó un suspiro pesado provocando algo de confusión en la elemental de fuego.

—Es algo personal.—respondió la chica ignorando su disgusto.

—Extraños.—soltó como quejido Lilith mientras los veía de pie a cabeza.

—Ni siquiera notarás que estamos aquí, lo juro.—dijo Aran viéndola.

La elemental solo soltó otro quejido mientras veía al grupo; el antiguo junto a ellos no se había atrevido a decirle nada, le temia... Y eso le agradaba, luego vio a Joash, como siempre restándole la importancia a todo mientras su rostro permanecía inexpresivo, y por último el elemental de tierra y el error, uno decidido a ayudar al otro... Personas extrañas, pero para nada peligrosas. Esta vez un suspiro escapo de los labios de la elemental y luego esbozo una sonrisa torcida.

—Se pueden quedar, solo espero que no demasiado.—dijo con algo de molestía.—No pueden cazar ninguna criatura de fuego para comer, si quieren comer irán a cazar a los animales que están más allá de nuestra frontera. No nos molestan, y los dejamos en paz... Lo más en paz que podamos, ¿Okey?.—añadió con autoridad.

—Okey.—dijo a secas Aran.

—¿Ven aquella playa?.—les pregunto.—Allí vivirán, hagan un campamento o que sé yo. Ahora largo de aquí.—se apresuró a contestar.

El cuarteto se retiró en silencio del balcón, no sin antes darle una mirada a la playa que ahora sería su hogar. Las cosas podían estar realmente mejor. El dragón de Lilith soltó un sonoro rugido al ver irse al grupo peculiar de sus aposentos, por su parte la elemental se quedó viendo su hermoso reino y luego toco el diamante que reposaba en su cuello, su "corazón".

—No parecen malas personas... ¿Pero por qué razón existiría ese híbrido?.—se pregunto a si misma Lilith.

Su bestial acompañante solo soltó otro rugido, está vez dejando escapar algo de fuego de sus fauces.

—Si, tienes razón. Porque me interesaría la escoria.—dijo con un tono de superioridad y acarició a su mascota.

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De nuevo la oleada de palabras llenas de odio volaron contra el cuarteto, el poblado insultaba a diestra y siniestra, algunos lanzaban frutas y botellas, y uno de los elementales tuvo el atrevimiento de acercase al grupo dispuesto a atacar, fue pura suerte que el ataque de viento de Joash lo logrará alejar a tiempo; con rapidez el grupo se alejó del poblado, ignorando cada palabra denigrante, ignorando cada ataque... El pan de cada día de la chica, el antiguo y también del híbrido.
El grupo al fin había dejado el poblado atrás, habían caminado un poco más y en su recorrido el híbrido hizo algo que sorprendió a todos. De su mano apareció una flama azul, y con esta cerró las heridas que las erinias le habían hecho a el y sus compañeros, les quedaría una pequeña marca, pero al menos ya no sangraban. Yacían en la playa desolada, viendo el mar burbujeante y como el vapor se desprendía del mismo y subía al cielo, viendo como el agua; ahora estaba claro que no era buena idea bañarse en esas aguas; la arena también estaba caliente. Definitivamente no sería el mejor lugar para vivir, pero al menos era algo.

—Nos tratan como basura.—recalcó Aran con algo de ira.

—Bienvenido al club amigo.—le dijo con su tono monótono Joash.

—¿Qué le pasa a esta gente, por qué son así?.—pregunto un aún temeroso Mike.

—La pureza lo es todo para ellos, y solo las llamas son puras... Menuda estupidez se inventaron.—le respondió Joash sin cambiar su tono.

—Cuanto menos tiempo estemos aquí mejor, no quiero malgastar mi tiempo.—solto Elizabeth aún sintiendo odio.—¿Como entreno mis llamas?.—añadió viendo a Joash.

—Así que... ¿Solo quieres entrenar?. Eso sí es una sorpresa.—solto Joash con una sorpresa genuina.

—Entrenar no. Ella necesita controlar su magia, debe aprender.—sentenció Aran serio.

—Por su seguridad.—añadió Mike viendo a Elizabeth.—Aunque ha pasado un tiempo desde la última vez que algo malo paso.

—Lo entiendo.—solto el híbrido viendo a la chica.—Esta mierda no es fácil.

Elizabeth vio con algo de duda a Joash, ¿Como un elemental entendería su martirio?. El nació con ese don y rodeado de personas que lo podían ayudar a manejarlo... Pero ella no. Dentro de ella no aceptaba que todos los elementales de fuego fueran tan crueles, alguien debió a ayudar a ese chico; ese chico que vive solo en el bosque y es tratado como escoria. En ese momento Elizabeth desecho la idea, Joash era la única persona que realmente podría entenderla, porque él también era un monstruo delante de los ojos del mundo, y él no tenía a una persona como Mike a su lado.

—Por hoy sería bueno descansar, mucha mierda en un día. Mañana podemos empezar.—indico Joash.

—¿Dormiremos en la arena?.—pregunto Aran sin agrado alguno por la idea.

—No es tan malo como imaginas.—aclaro Mike con una sonrisa.

Sin decir nada el híbrido saco de su mochila unas mantas y las extendió sobre la arena, luego dejó su mochila a un lado y se acostó sobre la manta a ver el cielo semi estrellado. El trío solo vio a Joash y luego las mantas, había suficiente espacio para todos. Cada uno tomo una manta y la separó un poco para acostarse, y sin que nadie lo notará Mike y Aran unieron sus mantas para acostarse juntos y abrazarse. Un mirada furtiva de parte de Elizabeth fue a su hermano y al príncipe elemental, no pudo evitar soltar una pequeña risita, luego vio a su otro lado para ver a Joash; realmente no parecía ser la primera vez que dormía bajo la luz de la luna, ahora que lo pensaba, el chico era un misterio para ellos. La chico solo soltó un suspiro y vio al cielo esperando dormir un poco, sería una noche cálida... Le sorprendería si no lo fuera.

Continuará...

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Espero que les haya gustado este nuevo capítulo, compartir y estrellita ayuda mucho amigos, y hasta la otra.

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