Capítulo 22 💥

Un poco mas cerca. 

.....


Al caer la noche finalmente yo sabía que Dominic y al menos mi abuelo me buscaban. Ya habian pasado como una hora y mis piernas estaban ya adormecidas y mis pensamientos solo se iban para recordar a mi abuelo me daba dolor, no tenía idea en este momento si él se había enterado y en cierta parte rogaba que ese no fuera ese el caso. Mi abuelito tenía el corazón débil y con otro susto de mi parte solo me hacía imaginar lo peor.

Joe temblaba y por mas que lo abrazara el frio me calaba los huesos, estábamos en un lago donde nos podía matar o los maleantes o un caimán que podía estar cerca y peor podía ser una serpiente. La noche estaba callada y por lo visto el peligro cercano se había calmado, sigilosamente atravesamos el terreno, olía a barro y trataba de mantenerme en pie.

Unos minutos más de camino vi unas luces débiles, al llegar a una pequeña granja tipo taller sonreí aliviada.

¿Estábamos de suerte tal vez?

— Vamos, es un refugio.— salté emocionada por al menos estar más lejos de ese infierno en el cual aquellos maleantes nos habían arrastrado.

— ¿Y si es de los malos?— Preguntó asustado y lo calme.

— Yo tengo un plan, tranquilo..—le aseguré así sea... una mentirilla pronto se me ocurriría algo, había visto un maratón de películas de acción con Taylor además, en prisión había escuchado las mejores historias sobre escapes y peleas.

— Siempre tienes un plan Macgiver—. Dijo girando los ojos.

— Deja de quejarte, Joe. Nos ganamos dos horas extras de vida. Si vamos a morir vamos a darlo todo ¿ o quieres morir sin luchar? —. Le pregunté y Joe giró los ojos fastidiado.

Siguiendo nuestro camino al pequeño depósito pensando que todo estaría bien, era una forma de engañarme tanto a mi misma cómo al muchacho. Al entrar al Garaje de la pequeña casa, era un sitio bastante amplio de lo que parecía ser una especie de clínica casera de metanfetaminas creado en un especie de taller automotriz o simplemente el dueño de esta cochera le gustaba reparar autos por la cantidad de piezas en nuestro alrededor. Buscando en nuestro alrededor algo para secarnos o escondernos vi estacionado un automóvil de los 80 o algo así ya que de carros solo sabía que era viejo, sin motor aparentemente, de color azul gastado; nuestro a plan era huir en esta chatarra ni iba a llegar a la puerta, a su lado estaba una motocicleta menos gastada y por lo visto si funcionaba ya que estaba con las llaves, sabía cual era nuestra salida... Ahora tenía que planear la huida a casa y la forma en cómo regresar en una pieza y no en una caja.

— Tenemos que esperar que todo se calme por lo menos una hora más, no van a dejar irnos... por lo qué pronto pensare en algo— buscaba reconfortarlo pero mis palabras por lo visto hicieron lo contrario. Cubriéndolo con una chaqueta que estaba sobre la mesa me miraba con esos ojos desafiantes tan parecidos a los de su padre.

— ¿Tú no tenías un plan verdad?— me había descubierto y a pesar que juzgaba todas mis acciones, mientras yo para calmarlo sólo trataba de secarle el cabello, suspiró — Gracias... por protegerme, si muero... al menos sé que me ayudaste y debo confesar que quiero que hagas feliz a mi papá, no eres una gorda 5tonta... eres genial — susurró y colocando el dedo pulgar levantado en aprobación.

Conmovida por oírlo decir que era "genial", lo abracé y sonreí mientras las lagrimas se corrían por mi mejilla, tenía miedo y al menos ninguno de los dos estábamos solos en este garaje lleno de tubos y de químicos.

Realmente él me había salvado ya que me motivó a luchar para pensar un escape, porqué sola aun estuviera tratando de desatarme o no tendría esta motivación.

Luego de tratar de ponernos cómodos en el asiento trasero del automóvil, escuchando los ruidos del pantano yo sólo quería que al menos esa banda se cansaran de buscarnos, sin saber que hacer o distraer nuestra mente, entre susurros nos confesábamos secretos...

Sí no íbamos a vivir... solo teníamos horas extras en nuestro día.

— Yo estuve en un internado cuando era más joven... siempre antes de ir a algún sitió yo escuchaba los comentarios sobre mí, decían que era una "puta" adinerada que no sabía comportarse, era lo mismo en todos lados, se fijaban en mi apellido y en mi historial. Y mientras las semanas pasaban se complicaba mucho mas, estaba pequeña aún y tendría cómo casi 10 o 11 años... ya esos detalles los quiero olvidar, solo mi amiga Olivia de la universidad lo sabe y... — hice una pausa para respirar y tratar se calmarme, no era una historia la cuál compartía con la gente. Era algo que me avergonzaba y lo peor de todo era que sentía que moriría con toda esa culpa en mi mente.— El motivo por el cual me comporte tan mal en ese lugar e imitando ese accidente con el altar cuando estaba en el colegio católico, yo... esa vez lo hice apropósito.— confesé llena de culpa mientras Joe me observaba — Yo quería realmente que me expulsaran... Y cada vez era difícil lograrlo. Ese verano luego de ese encierro por pocos veces al regresar de un campamento fui... a uno mixto y a tu edad con la curiosidad.... Ya había besado a algunos chicos, y mi internado era solo femenino, las chicas se volvieron celosas por mi aventura ... y una de ellas que era mi "amiga" fue al mismo campamento, contándole a todas las chicas lo que había ocurrido le agregó mucho mas a esa historia.

— Que perra.

— Lo era, y una vez... en las duchas ella se acercó a mi y... no fue muy bonito lo que paso, el abuso no solo siempre es de un hombre, viene de donde menos te lo esperas... Me dio miedo que le seguí por tratar de no empeorar , pero todo se fue al caño — confesé ras limpiaba mis lágrimas de vergüenza, sentía que me liberaba un peso, ya si moría iba a morir tranquiila— siempre pensé que yo solo servía para ser una zorra.. acostarme con cualquiera y luego tener un cargo de conciencia que me seguiría unos cuantos días... pero solo quiero tener amor. Yo no merezco a tu padre y pensar que me atrae mas de lo que yo quiero aceptar y me molesta, te puse en peligro y..

— Cálmate, no me pusiste en peligro... yo también escuche que nos matarían y tú solo ayudaste a salvarme, no eres una puta... eres valiosa, de verdad Eli... te quiero.— Dijo abrazándome con cariño, pero aquel emotivos momento fue silenciado por el ruido de unos disparos en el aire a lo lejos.

— ¡Mierda!... están buscándonos y al parecer están cerca—.

Los pasos se escuchaban en toda la propiedad, el sonido de los motores por la zona me alertaban, tenía que pensar rápido y vi el maletero del auto.

— esconderte aquí.— le ordené mientras hacía espacio en el maletero, apenas entraba él y preocupado me miró al ver que yo no lo acompañaba.

— ¿Y tu?

— No te preocupes..., allí está la motocicleta puedes huir, si me tienen a mi se olvidaran de ti. Yo puedo darles mas dinero y tú no.. — tomando la llave se la di y sonreí — cuando me lleven, espera a que todo se calme, creo que conducirla es fácil es solo mover la palanca y ..— le trate de explicar como encenderla y frenarla, cosa que ni yo sabía hacer pero al menos él debía hacerlo mejor que yo— no confíes en nadie; sé que eres inteligente así que pide un teléfono para que llames a Dominic ...

— Eli, no digas eso, nosotros podemos.

— Busca a mi abuelo y dile que lo quiero cómo un padre, que no fue su culpa nada.

— Eleine.— sollozando yo cerré la cajuela nerviosa.

Tomando la pistola y viendo como era que Joe me había dicho que se le quitaba el seguro, inhalando y observando mi alrededor con las piernas temblando y el corazón me latía con fuerza, salí a defenderme y a rogar que no buscaran en este lugar a fondo.

.....

Punto de vista de Dominic.

—Esa mañana—

Habían pasado ya veinte minutos que Eleine y joe no llegaban al punto de encuentro, por algún motivo ninguno de los dos atendían los teléfonos y me hizo sentir más impaciente.

La gente y los carros pasando sin control me estresaban, odiaba ir al centro de la ciudad y peor aún que me dejaran esperando en una esquina, al otro extremo estaba una mujer ya de unos 30 años y veía que me observaba ¿ Pensaría que me dejaron plantado? Ignorándola seguí dando una vuelta y mi teléfono sonó, no sé porqué mi vista volvió hacía la mujer rubia que seguía mis movimientos y luego se perdió entre la gente, vi el número y era un número desconocido.

Habían pocas personas que me llamaban y al atender su odioso saludo me hizo inhalar aire para calmarme.

No podía ser él.

—¿Qué quieres tony? — Le grite ya que seguramente me llamaba para molestarme o para encargarme algún dulce para la próxima visita, como si yo hubiera sido el culpable de que él hubiera acabado en... si tuve la culpa, pero no iba a ser su mandadero.

— Con la información que tengo no deberías hablarme así, primo. — dijo riéndose ¿Él tenía información? — Negociemos: primero quiero a Marina en mi habitación y quiero que me traigas un teléfono nuevo que esté no tiene la cámara muy buena y si tienes una tanga de la culona, también lo acepto.

— ¿ No quieres 8 kilos de cocaina de la buena? ¿recién salida del culo de una mula?— Pregunté sarcástico ante tantas estupideces que escuchaba tan temprano.

— Lo del culo esta demás... pero ¿ puedes conseguir? Aquí dentro se vende bien.— dijo interesado y yo gire los ojos.

— Cállate, Tony. No me hagas perder el tiempo,Te voy a colgar.

— Antes que me cuelgues te diré algo: hay una alianza entre los rusos de Brooklyn, aquí escuché que van detrás de un pez gordo, hablaron del antiguo Rumano a cargo de la zona norte y una mocosa que le partió la cara a uno de sus hombres.

— ¿Qué? .

— Si no es demasiado tarde ya se la habrán llevado y...— respondió sin importancia y apreté los puños molesto.

— ¿Ahora es que me lo dices?

— Si tuve que conseguir el teléfono primo y...

— ¡ Te la pasas con un puto teléfono todo el día!— le reclamé molesto.

— Si, pero ya nos decomisaron hace días muchas cosas y éste es prestado. Vamos Dominico, entiéndeme por eso necesito amor— dijo haciendo puchero como un infante para intentar "convencerme" y me rasque las sienes impaciente por esa maldita noticia.

— Cállate y escúchame ¿Estas seguro de lo que dices? — pregunte y él asintió —Préstame a tus hombres primo...

— ¡Stop, primo!. Tú mismo querías salirte de la organización. Tú nos traicionaste con esa mercancía y aun así te protegí aquí por ser mi primo menor ¿Y ahora quieres que te de hombres cómo si fuera un qué? ¿Un idiota? — me reclamó molesto— Esto no es un gimnasio que puedes entrar y salir cuando te plazca, existen leyes y tradiciones ...

— ¿me vas a prestar a los hombres o quieres que acabe con todo? Estoy afuera y tu adentro. Tengo algunos archivos y cosas que sabes que no deben salir a la luz— aquella amenaza debía funcionar, yo aun sabía dónde mi tío había ocultado el dinero de la organización y solo nosotros conocíamos ese lugar y la contraseña de la caja fuerte. Suspirando resignado respondió.

— Entiendo, esta bien... ve a buscarlos, igual eres parte de la familia y por mas que seas un traidor mereces ayuda. Yo llamaré diciendo que vas a ir. — le corté y al menos con esa buena respuesta no podía odiar a Tony ya que siempre iba a estar para mi.

En menos de un momento una cabellera rubia paso frente mi, entregándome un sobre y perdiéndose entre la gente lo que menos quería era ver alguna carta de confesión de una desconocida, pero curioso lo abrí y descubrí algo que me heló la sangre.

Dejándolo caer busque al mujer entre la multitud y levantando la vista hacía la cámara. Había venido posiblemente de un punto ciego y yo maldije por mi incompetencia.

Era una pulsera de brillantes y a su lado tenía el carnet de identificación de estudiante de Joe.

Confirmaba lo que me dijo Tony.

Mi mente solo procesaba información en búsqueda de una solución, no era yo mismo y de camino rápidamente me dirigí a la pequeña capilla que quedaba cerca. Necesitaba ayuda y alli me encontraría a mi mejor amigo y él iría conmigo, llamando a todos los rastreadores de Tony que me quedaban en la agenda...Y los pocos que quedaban en libertad no me atendían, me odiaban por haber arruinado todo.

Ansioso al llegar a la casa parroquial de una pequeña capilla que simplemente era un rincón olvidado cercano a Central park, toqué la puerta y salió una joven un poco más joven que Eleine, delgada y alta de cabellos largos y castaños, con un niño en sus brazos de unos 3 años aproximadamente. Sí, el niño tenía mismo tiempo que mi ultima aventura había sido realizada.

— Señor Elliot ¿usted por acá? — preguntó sorprendida al verme agitado.

— Necesito ver a Fernando, ¿esta aquí?— Pregunte preocupado la muchacha me miraba sorprendida y dejo al niño en el suelo.

— Por tu cara siento que hay problemas... Fer — lo llamo sin quitarme la vista, mi amigo salió a la puerta observándome agitado y por su rostro ya sabía a lo que había venido.

— ¿Problemas de nuevo? Por tu cara me hace sentir que esta vez iremos a la cárcel.

— No iremos, creó. Pero te necesito, este es el favor que debo cobrarte Fernando. Le dije y él suspiró preocupado.

— Nathy, yo... tengo que ir y si algo me pasa por lo que veo...

— No seas de mal Agüero. Nosotros te esperaremos, todo estará bien.— Dijo ella acariciando el rostro de Fernando y yo tosí algo incómodo y él sonrió y sostuvo su mano como si iba a decirle algo, pero apartándose me llevo al carro que estaba aparcado en un garaje cercano.

Fernandi me observaba tenso mientras encendía el automóvil, solamente a la espera de los rastreadores o de Tony, quién me llamará primero.

Tenía que pensar en blanco y no dejarme caer en la desesperación ya que cómo decía mi padre "una mente perturbada trae consecuencias graves al momento de ir a la pelea" no quería perder,realmente no quería.

— ¿Qué paso esta vez?

— Secuestraron a joe y... a una mujer especial para mi, su abuelo me llamó de camino para acá y me dijo que ya lo llamaron para pedir una enorme cantidad de dinero, pero a mi no me han llamado... llamado significa que esto es un golpw para mi.

— ¿ Por lo de tu padre? Vamos si exageras seguramente...— lo miré sorprendido, siempre Fernando buscaba lo mejor de todo y suspiró—, no le van a hacer daño a un niño...

— Tú bien sabes que esta gente no se anda con juegos, si eran capaz de ir a matar a una mujer embarazada o a un bebé, un niño es una papilla. —. Le reclamé y él se quedó en silencio por lo que dije.

Fernando lo había vivido y simplemente la realidad del mundo criminal era mas fuerte que solo verla en una novela policial o en libro. Mientras conducíamos todas las pistas que los rastreadores enviaban eran hacía el mismo lugar. Un pantano.

Ese lugar a varias horas de camino estaba ya de salida del territorio de mi padre o de Tony, ya ese lugar era el sitió ideal para desaparecer a alguien debido a las hectáreas de terreno y a las pocas cámaras de seguridad.

— Ese lugar es enorme, esta lleno de depósitos y no vamos a ir tocando la puerta de cada uno.— se quejó preocupado y yo arroje el teléfono frustrado a un ladi.

— Lo sé Fernando... solo conduce y buscaremos el lugar que nos digan, ya mis hombres esta buscándolos y si todo va bien... los mataremos.

— Pero estás sin armas y...

— ¿ Sin armas? Nunca salgo sin ella y menos desde que Tony me dijo que estaba en peligro. – le interrumpí señalándole la pistola a mi costado — y tu también debes tener alguna en tu guantera, con tu noviecita heredera del titulo de jefe de la frontera española, no creo que no tengan enemigos.

— Primero, están en la cajuelas y segundo Nathi no es mi novia... es una amiga. Además ella esta en protección del gobierno— me reclamó carraspeando y yo levante la ceja.

— Amiga que duerme en la misma casa parroquial, si nuestro profesor te viera— dije sacando un revólver con varias balas, por lo visto nadie se imaginaba que el carro de un simple sacerdote era blindado y con varías armas ocultas.

— ¡Es Protección!...

— Fernando, quítate ese hábito y ya ponte a vivir con esa mujer... por engañarme a mi mismo cuando tenía la oportunidad de hacerlo bien esa mujer que secuestraron no hubiera sufrido tanto. Me he autoengañado toda mi vida, así que quítate ese maldito hábito y disfruta de Nathalia, si no quieres que estés como yo arrepintiéndome he imaginándome lo peor por este dolor que siento de impotencia.— me queje y él tragó en seco. Era la primera vez que me arrepentía de mi pasado religioso, no aguantaba la ansiedad y a medida que esperaba la información de parte del abuelo de Eleine o de Tony nosotros serpenteábamos la el lugar.

Ellos habían decidido secuestrarlos casi de tarde. Ya se iba oscureciéndose y a este paso si amanecía ambos estarían en peligro. Esa gente al cobrar liquidarían a Eleine y Joe y con los datos que había dado de la mujer ya la habían conseguido, pero para nuestra desgracia no sabía nada.

— Está sonando — mire el número desconocido y lo levanté rápidamente, podía ser Tony o los secuestradores.

— Papá... — escuché su voz casi llorando desde la otra línea.

— ¿Estas bien?¿donde estás? ¿Y eli? — le preguntaba preocupado

— Papá... estoy en una cafetería ven a buscarme por favor.

— ¿Y Eleine? ¿ donde están?

— Ella... yo no puedo hablarte de eso, no sé. Pero te diré que esta trabajando en fábrica de cajas y me dijo que trabajara hasta tarde... yo... te enviaré un texto ya que esté teléfono no es mío — al colgar y luego que Joe enviara una extraña dirección mire a Fernando que esperaba un destino a cuál conducir.

— ¿ Que paso?

— Eleine seguro le dijo esa pista por si él estaba con alguien desconocido. Tal vez hay una fábrica en la zona... Nos vamos a dividir, tú busca a Joe y ponlo seguro y yo me voy con los hombres de Tony que deben estar cerca.

— ¿ es una buena idea? — sosteniendo mi mano que inspeccionaba el arma, la aparté decidido.

— Si... es lo mejor que se me puede ocurrir. Si joe esta solo, significa que huyeron para darles chance, pero si es lo que creo..¡maldición, Eleine! Ella está en mas peligro si hizo enojarlos. — golpee mi pierna frustrado y Fernando aceleró para llegar mas rápido dónde estaba mi hijo.

— ¡Maldición! No puedo creer que ella sea así... de imprudente, ¡demonios! — me quejé mientras seguíamos el camino de tierra.

Por mas que Fernando me intentara calmar no podía dejar de pensar en lo que ocurriría. Mi cómplice, Fernando quien había sido mi mejor amigo del seminario y sobretodo era la segunda vez que íbamos a rescatar a alguien me apoyaba incluso cuando coqueteaba con las muchachas y me apartaba el hábito y por eso lo seguí en ese rescate, ahora él me seguía y sonaba Bastante trillado y desbalanceado pero con el apoyo de Dios lograríamos ganarle al bastardo que la secuestró y me las cobraría todas.

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