𝗰𝗵𝗮𝗽𝘁𝗲𝗿 𝘀𝗲𝘃𝗲𝗻. stella's return

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𝐄𝐋𝐄𝐂𝐓𝐑𝐈𝐂 𝐋𝐎𝐕𝐄 ━━ volumen uno
capítulo siete
❝ stella's return ❞

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Espere impaciente a por mi compañero para entrar en el laberinto, mirando a mi alrededor como los demás se iban con sus respectivos compañeros.

—Llegas diez minutos tarde— me quejé girándome al chico.

—Lo siento, la hierba puede hacerte distraerte con... todo.

Mire a Riven, arrepintiéndome de inmediato, tenía rostro de drogado y recién despierto.

—No puede ser— murmure.

—¿Ya vamos a empezar o seguirás admirándome?— cuestione y rodé los ojos.

Camine junto a él hasta aquel laberinto, claramente no me agradaba Riven, ni sus amigos, el daño que le hicieron a Terra grabando ese video fue suficiente para ganarse todo mi odio.

Después de unos minutos caminado, me detuve al escuchar el crujir de unas ramas.

—¿Por qué te detienes?— cuestionó el castaño.

—¡Shhh!— sisee sin moverme.

Mi instinto tenía razón, venía un quemado, uno ficticio, directo hacia nosotros a lo que me coloque junto a Riven para activar mis dones mientras él sacaba la espada.

—Di cuando— murmuró Riven.

Asentí mientras el quemado seguía corriendo, mientras gritaba furioso.

—¡Dilo, ahora!— exclamó nuevamente asustado.

—¡Ahora!

Utilice mis dones hasta dejarlo petrificado en su lugar, retorciéndose constantes veces y siendo un beneficio para que Riven clavara la espada sobre el pecho de esa cosa.

—No creo que este muerto— dije.

—Lo estará— contestó, antes de cortar su cabeza y hacerlo desaparecer —¿Ves?

Le sonreí irónicamente, en lo que el señor Harvey se acercaba a nosotros y garabateaba en su libreta.

—Les quedan cuatro más, recuerden que cada uno cuenta como dos puntos extras en sus finales— señaló y asentí.

—¿Cuatro?— me pregunté cansada.

El señor Harvey asintió y se fue sin despegar la mirada de su libreta.

—Parece que estaremos mucho tiempo aquí— coqueteo Riven.

Le mire formando una mueca y alejándome bastante —Olvídalo, Riven, tengo novio.

ES LA QUINTA vez que lo intentan— señaló Musa hacia Bloom y Sky.

Ellos habían intentado vencer a algunos quemados, obviamente siendo simulaciones pero al parecer no tenían éxito aún.

—¿Y?

—Él está un poco desalentado, ella está frustrada pero ninguno está cansado.

—Bien— felicito Dowling.

Ah, era eso, Musa usaba sus dones como prueba.

—Directora, quisiera pedir un cambio de compañero— corrí hasta ella.

—¿Algún problema con el que tiene ahora?— me miró de reojo.

Asentí —Ah, si, es un id... un tonto.

—Tu magia ayuda a los otros a terminar con el enemigo, los distrae y provoca una sensación de arrepentimiento.

—¿Como la de Beatrix?— cuestionó Aisha y todas le miramos.

—Exacto.

—¿Cómo está, por cierto?— intervino Musa.

—¿Ya averiguó por qué mato a Callum?

Aclaró su garganta —Concentrémonos, Shaw vuelva a su lugar.

—¿Y el cambio?

Negó —No habrá cambio hasta que exista un problema verdadero.

Obedecí a regañadientes, sentándome junto a Terra cuando la vi con Riven.

—¿Qué está pasando aquí?— cuestione entrecerrando mis ojos.

—Nada, solo hablábamos— se apresuró a contestar Terra.

—¡Que buenos movimientos, Riv! Nunca vi a alguien morir de tantas maneras tan rápido— halago Dane.

Le mire tan mal como a Riven.

—¿Qué fue eso?— me pregunté mirando al castaño.

—Un insulto del monstruo de primer año que creé... o que Beatrix creo— contestó —Todavía está obsesionado con ella, en un enamoramiento gay muy raro, ¿Es gay?

Encogí mis hombros mirando a Terra, quien se mantuvo seria.

—Ya no se nada— agregó él.

—No sabemos nada— corregí —Se estaba burlando de ti.

—De nosotros, ambos morimos.

Metafóricamente porque literalmente en el laberinto lo intentábamos ya seis veces y aún nos quedaban tres quemados.

—No voy a dejar que nadie se burle de mi— señale frunciendo mi ceño —Y menos alguien como Dane.

Me levante a paso decidido hasta el laberinto, escuchando los pasos de Riven al seguirme para volver a intentarlo.

TODA LA HABITACIÓN estaba en silencio sin Stella, era como si por alguna rara razón ya nadie discutiera hasta por quien comió que.

—Bueno, supongo que como ahora sabes que Sam y yo...— me recargue sobre el marco de la puerta mirando a Terra.

—Sigue haciéndolo, no quiero leer algo inapropiado de mi hermano— pidió y reí.

—Crees que me acuesto a escuchar música y a hablar de sexo con tú hermano, ¿No?— le inquirí con mis mejillas rojas.

—Solo unas plantas más y no se sentirá tan fantasmal— ignoró.

—¿Exorcizas a Stella con plantas?

—No, las habitaciones vacías me asustan.

—Yo las amo, el silencio, la obscuridad, tienes que intentarlo, no te arrepentirás.

Suspiro —Ya pasó una semana, hay que aceptar que no volverá, no importa si nos preguntamos cómo está o... si le escribimos, la llamamos o revisamos sus redes sociales.

La seguí hasta la habitación de Stella, fruncí mi ceño —Espera, ¿Extrañas a Stella?

—¡No! Era desalmada, me insultaba y se fue sin despedirse— se giró a mi —Que es lo más cruel de todo.

—¿Quieres que te insulte? ¿Eso podría hacerte sentir mejor?

—¿Qué? ¡No!— rió llevándonos una mirada de Musa —Tal vez... puede ser, ¿Podrías hacer eso?

—Yo...-

—Dime, ¿Te gusta mi atuendo? Porque lo hice yo, es... ¿Patético?

Abrí mi boca para hablar cuando escuchamos algo quebrarse —¿Y eso qué fue?— pregunté.

Aisha se nos unió, mirando la maceta con la planta hecha trizas en el suelo.

—Ya hay suficientes plantas— sentenció Aisha.

Terra asintió —Entendido.

CAMINE A PASO FIRME mientras miraba de nuevo a mi compañero, Riven, quien sonrió al verme caminar así que rodé los ojos sosteniendo con fuerza el bastón para pelear.

Me miró burlón —¿Te gusta tomar palos grandes?

—Que gracioso, deberías ir a un concurso, apuesto a que ganarías cinco premios por ser el payaso más grande de la historia— conteste.

—Tomare eso como un si.

—Creo que vomite— dije —¿Tu no estabas saliendo con Musa?

Encogió sus hombros —Tal vez.

—Si la engañas, tú, yo y un tenedor tendremos una seria conversación.

Frunció su ceño —¿Que podrías hacerme con un cubierto?

Sonreí —No quieres saberlo.

—Sabes, te vi dar rondas con Dowling ayer, te mueves bien para ser un hada del aire.

—Solía practicar Ballet, extraño moverme— encogí mis hombros.

—Lo siento, eres un hada— se inclinó levemente —No les importa lo que quieres, sino lo que quieren que seas.

—Suenas como mi madre— me burlé —Si que odias estar aquí, ¿No?

—No sabes un carajo— me señaló y le mire molesta.

Rodé los ojos al verlo irse y Sam cruzar junto a él con una mirada de pocos amigos.

—Buena suerte con ella— Riven palmeo su hombro y solté un bufido.

—¿Qué fue eso?— me preguntó él en tono amable.

Negué —Nada, lo molesté y se enojo, ¿Quieres que vayamos a mi habitación?

Formó una sonrisa, lo cual me indicó un definitivo si, así que más tarde ya estábamos besándonos hasta perder el aliento, no nos culpen, culpen a las hormonas.

—Esto es sexi, eres sexi

—Es mejor en silencio— conteste volviendo a juntar nuestros labios.

Se separó —No quiero decir "agresivo", pero...-

Le ignore plantando otro largo beso, haciéndolo sonreír levemente.

—No puedo creer que voy a decir esto, pero, no soy émpata, pero tengo empatía, ¿Qué sucede?

Entendí deteniéndome, baje la mirada apunto de soltar todo.

—Me molestan los entrenamientos, siento que puedo hacer mas que solo lanzar chispitas por las manos.

—Las hadas del aire son poderosas como las otras.

Negué —Es solo mierda, las hadas del aire también podemos hacer más que solo usar los dones, cualquier hada puede hacer más que solo usar sus dones.

Me arrepentí al ver su expresión, había gritado, pero no fue con intención.

—Esto va más allá del entrenamiento, ¿Pasa algo?— tomó mis mejillas con preocupación.

—No— mentí —Bueno, si, fue hace mucho tiempo, asuntos familiares y todo este entrenamiento es... no importa, estoy frustrada, en tu lugar, aprovecharía la frustración mientras pueda.

Le sonreí para intentar tranquilizarlo, tomando de sus manos y recostándole sobre la cama de en medio, quedando sobre él.

—Bueno, mantente frustrada— agregó colocando sus manos sobre mi cintura.

Reí ligeramente volviendo a unir nuestros labios, mientras que con su ayuda sacaba mi blusa, con nuestras respiraciones agitadas ya, balanceé mis caderas haciéndolo soltar un gruñido que me hizo sonreír.

Me separé de golpe al escuchar otra maceta romperse, al mismo tiempo en el que Sam grito mirando con miedo y asustándome en el momento.

Mire devuelta a Sam—¿Ese es tu grito de macho?

—Por favor, no juzgues mi miedo legítimo y masculino a los fantasmas, que son espeluznantes...— se sentó para acercarse a mi.

Reí —El momento pasó.

Asintió —Sí.

—Debería vestirme— informe —Debi reunirme con Terra y Aisha.

Me senté sobre la cama mientras él imitaba mi acción.

—Nos vemos luego.

Asentí besando sus labios —Adiós.

Espere a que cerrara la puerta para suspirar mirando la habitación, ¿Quién mas podría tirar las macetas? Dudaba que fuera un fantasma.

—Si estas ahí, ya puedes salir— hable en voz alta.

Esperaba a que no fuera un error mío o sino me vería muy estúpida. Le sonreí a Stella cuando apareció frente a mi.

—Magia nueva, nada mal— admití.

—Gracias, ¿Cómo lo supiste?

—Recordé tu odio a las macetas— le mire preocupada al escuchar su voz entrecortada —¿Cuándo volviste?

—Hace unos días.

—¿Quieres hablar?— me hice a un lado para que se sentara y así lo hizo.

—Todo iba bien al principio, pero... no tienes idea de cómo es, cómo es ella— suspiro cerrando sus ojos.

—¿Tu madre?

Asintió —Me escapé hace un par de días, debe tener a todo un ejército buscándome, pero en secreto.

—¿No te buscará aquí?

—No, aún no— negó —Tendría que admitir que perdió el control de algo y eso nunca sucederá, proyectar fuerza y poder, nunca mostrará debilidad... es lo único que le importa y yo soy una extensión de su fuerza.

Curioso, me recuerda a alguien, si, mi madre.

—Mi magia debe ser poderosa sin importar cómo— agregó —Eso me enseño.

Asentí levemente —Mi madre me enseñó cuando era pequeña, así que... no puedo decir que entiendo lo que sientes.

—Ella dijo que si las emociones positivas no funcionaban, pasaba a las negativas.

—Muy negativas— complete.

—Mi magia es errática por su culpa, Ricki era mi mejor amiga— me miró con sus ojos cristalizados —No quise lastimarla, perdí el control y... era mejor para mi mamá que pensaran que lo hice a propósito, porque al menos si soy una perra o un monstruo, no soy débil.

—Eso está mal, Stel.

—Lo se— sollozo —Y en cuanto llegue a casa, comenzó de nuevo, así que... vine aquí, hasta que sepa qué hacer, no le digas a nadie que estoy aquí.

—No tienes que esconderte, las chicas te dejarán quedarte aquí.

—¿Bromeas? ¿Sabes como suelen criticar?

—¿POR QUÉ LE hacen caso a Aisha como si supiera todo?— se cuestionó Stella mientras recibía mensajes constantes de Aisha.

Encogí mis hombros leyendo cada mensaje, ahora no solo eran de Aisha, sino de Musa.

—Ha sudo difícil no opinar mientras el cuarto se va a la mierda, solo podía empujar cosas.

—Siempre tirabas macetas— recordé.

—Tengo opiniones, sino las expresó verbalmente, seré un fantasma.

Escuchamos algunas voces fuera, lo cual fue suficiente para que Stella desapareciera otra vez.

—¿Y tú? ¿No recibiste mis mensajes?— cuestionó Aisha.

Asentí —Si, los vi, lo siento, estaba ocupada y Sam estaba aquí y...-

Terra formó una mueca —¿En el cuarto?

Musa sonrió con picardía —¿Y qué pasó después?

—Está bien— interrumpió Aisha —Detuvimos a Bloom, creo que está enloqueciendo, se que dije que no lo haríamos, pero debemos decírselo a Dowling.

Mire de reojo la maceta —¡No te atrevas!— dije señalándola.

—Si, debemos decírselo— Aisha frunció su ceño.

La maceta seguía moviéndose así que simplemente me rendí —Stella quiere opinar al respecto.

—¿Qué?

—Me niego a seguir limpiando, así que diles— grite.

Las tres me miraron confusas, mientras yo me giraba alrededor de la habitación, donde finalmente Stella se dignó a aparecer.

—Quiero opinar— dijo ella —Todas en este cuarto son tan extremistas, Bloom es una molestia, pero merece saber quien es en verdad, no lo que dicen los maestros.

Levante mi mano —Opino igual, ahora, ¿Discutiremos quien tiene la razón o ayudaremos a nuestra amiga?

Stella me sonrió —¿Qué dicen?

MUSA COLOCÓ EL ARTEFACTO junto a Bloom, mientras las tres le sonreíamos a la pelirroja.

—Necesitas respuestas— comenzó musa.

Asentí —Te las han estado ocultando y la verdad no queríamos ser parte de eso, ya no.

—¿Donde está Aisha?— se preguntó.

—Uh, tenía muchos resquemores y no estaba del todo de acuerdo con...-

—Está en la habitación— interrumpió Musa.

Terra asintió —Sí.

—Supongo que no le puedo pedir más— rió —¿Entonces van a ayudarme a...?

—Te ayudaré a abrir el candado— accedí —Sigo practicando pero lo haré.

—Si, esa es la parte con la que Aisha no estaba de acuerdo— agregó Terra.

—Nunca le gustaron mis ideas, así que...-

Bloom miró confundida a Stella, mientras nos miraba a nosotras y luego a ella de nuevo.

—¡Sorpresa!

ENTRE TRAS BLOOM mientras miraba a Beatrix sacarse las cadenas, en las cuales tenía heridas gravemente rojas y llenas de sangre.

—¿Mejor?— pregunte y ella asintió.

—Es bueno saber que entre hadas del aire nos ayudamos— sonrió.

—¿Podemos hacerlo de una vez?— se preguntó Bloom con incomodidad.

Asentí —Retrocedan.

La puerta rápidamente se abrió, sorprendiéndome al lograr hacerlo.

Beatrix salió —Aquí vamos.

CUANDO LLEGUE Dane, lo empujamos.

Me recargue sobre la madera del escritorio con los brazos cruzados y mirando a Beatrix.

—Que cruel usarlo para activar la trampa— mencionó Bloom.

—Estará dispuesto o no, lo haremos de todos modos.

—¿Y tú?— cuestione —¿Estas dispuesta?

Beatrix me miró confusa y en un instante Stella ya había aparecido y la había empujado para activar la trampa.

—Fue mucho más gratificante que empujar una maceta, ¿Ven? Liberar a la villana para ayudar a Bloom y volver a atraparla.

—Tus ideas son geniales— halague.

—Lo se.

Pasamos dentro, mientras iluminaba todo con la linterna, Stella y Terra conversaban detrás de mi y musa y Bloom caminaban frente a mi.

—Todo lo que busco está detrás de esa puerta— señaló la pelirroja.

—Estaremos aquí cuando salgas— asegure sonriéndole.

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