𝗰𝗵𝗮𝗽𝘁𝗲𝗿 𝗲𝗶𝗴𝗵𝘁. a fanatic heart
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𝐄𝐋𝐄𝐂𝐓𝐑𝐈𝐂 𝐋𝐎𝐕𝐄 ━━ volumen uno
capítulo ocho
❝ a fanatic heart ❞
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—Se está demorando, ¿De que estarán hablando?— se preguntó Terra.
—Una vez te oí hablar de tierra durante dos horas— mencionó Stella —Tierra.
Fruncí mi ceño —¿Tierra?
Stella me miró y asintió —Dos horas— recalcó sus palabras.
—Hable de sustrato— corrigió Terra —Me preocupa que dejamos a Beatrix en la oficina.
—Tal vez está despierta, afilando cuatro cuchillos— reí, llevándome una mirada paranoica de Terra.
No le tenía miedo a Beatrix, ni un poco.
Mire a Terra devuelta y Musa asintió —Por favor, eso es imposible... usara un cuchillo cuatro veces.
Reí mientras ella fingía apuñalar el aire.
—Vamos a verla— pidió Terra.
—Bueno, pero estas exagerando— accedió Stella.
—¿QUÉ LES PARECE? Desapareció— habló Terra con ironía.
Mire a mi alrededor —No veo ningún cuchillo apuñalándome ahora mismo.
—Cuando la encontremos quiero una disculpa escrita— pidió ella.
—Y se pone peor— agregó musa.
Le mire confundida cuando vi a Dowling adentrarse, muy molesta y con el señor Harvey detrás de ella, no solo eran ellos sino también... Aisha.
—No tienen idea del daño que causaron— sentenció la directora.
—Solo la ayudamos a...-
—¡Silencio!— interrumpió a su hija —Vengan conmigo.
Me acerqué detrás de Stella, mirando a Aisha con desagrado, completo desagrado.
—Ojalá los créditos que ganaste te acompañen cuando no tengas amigas— susurro Stella.
Le mire y rodé los ojos dándole un leve empujón.
LA IDEA DE TENER que escuchar otro sermón haría que mi cabeza doliera, todo por culpa de Aisha, a quien creí ser mi amiga, pero ahora era más que claro que era todo lo contrario.
—Insubordinación, allanamiento, poner en peligro la vida de sus compañeros— enumeró el señor Harvey —¿Y liberar a Rosalind? ¿Tienen alguna idea de lo que hicieron?
Ya tenía suficientes sermones estando en casa con mi madre, que siempre que escuchaba uno tenía la costumbre de hacerme bolita en mi lugar hasta que todo pasara, como ahora.
—Diría que me decepcionan, pero esto va más allá— termino.
—Mentiste otra vez— gritó Terra al levantarse, le mire y su padre retrocedió.
—¿Disculpa?
—Sobre Rosalind, sobre Aster Dell, sobre todo ¿Y estas enojado conmigo? ¿Me castigarás por no saber algo que me ocultaste? No tiene ningún sentido.
Mire devuelta al adulto —Bueno, les sugiero que todas se calmen.
Se giró y cerró la puerta detrás de él, mientras Terra golpeó la puerta al darse cuenta que nos habían encerrado aquí.
—Selló las puertas con su magia— informó ella —Lo dije en evidencia y uso su magia para castigarnos.
—Ganaste.
—Está muy agobiado.
Mire confundida a Aisha —¿Adonde crees que vas?— se giró a mi confundida.
—Siempre supe que eras chupamedias, pero no que eras soplona— dijo Stella junto a mi.
—Planeaba bajar la intensidad de la situación alejándome, pero si quieres que suba...-
—¿Pueden esperar treinta segundos antes de que se empiecen a golpear?— pidió musa —Déjenme ir a buscar mis audífonos.
Negué retorciendo —Yo no voy a golpear a nadie a menos que alguien comience una pelea.
Corrí hasta encerrarme a mi habitación, no quería pelear, me haría perder el control y entonces alguien saldría herido, como la última ocasión.
Escuché como ellas discutían cuando la linterna junto a mi parpadeo, cerrando mis ojos y respirando profundo.
—¿Que diablos está pasando?— escuché hablar a alguien.
Me sobresalte haciendo que la luz se apagara por completo, forme una línea en mis labios.
—Hiciste que fundiera un foco— señale mirando a Sam —Es una larga historia.
Entendió acercándose a mi para abrazarme fuertemente, cerré mis ojos por un momento mientras ellas discutían, los gritos me asustaban, los sermones me atormentaban y todo eran recuerdos de mi madre.
La gran Elizabeth Shaw, quien mantenía una buena imagen a todos menos a su propia hija y todo lo que lo había iniciado había sido la muerte de mi querido padre.
—Quiero que esto se detenga— admití.
Acaricio mi cabello —¿Quieres que te traiga esas paletas de chocolate que amas?
Se separó de mi y asentí levemente mientras dejaba un cálido beso en mi frente y desaparecía en la pared.
LAS LUCES PARPADEARON en nuestra habitación, mientras me cruzaba de brazos mirando confundida.
—Leigh, si esto es una mala interpretación para que la discusión se detenga...-
—No soy yo— interrumpí a Aisha.
Escuchamos un estruendo y luego alguien se adentró desde la puerta, traspasándola y gritando de dolor.
—¡Sam!— grité asustada a ayudarlo.
—¡Hay un quemado en la escuela!— exclamó.
Nos miramos entre nosotras, Stella tomó su teléfono e imaginaba que enviada un mensaje de texto a Bloom, ya que era la única en no volver.
—La infección se propagará— dijo Terra.
Los gritos, de nuevo, escuchaba ecos pero sabía que no eran los gritos de Sam los que escuchaba.
—¿Estas bien?— Musa me tomó del brazo.
Negué devolviéndome al mundo —Que alguien haga algo.
—Perdí la señal— se quejó Stella.
—¡Que alguien haga algo!
Terra fue la única en reaccionar —Necesita zanbak, tenemos que salir.
Aisha asintió trayendo una almohada que coloque sobre la cabeza de Sam.
Terra y Stella corrieron hasta la puerta para abrirla, sin embargo, levante la mirada mientras sostenía la mano del castaño cuando escucha que fue golpeada.
Podía sentir la corriente eléctrica pasar sobre la palmas de mis manos, hasta mis dedos y brazos, con cada golpe, las demás estuvieron alerta.
La puerta se abrió y vimos a Sky y Bloom parecerse, haciendo mi expresión aligerarse.
—Necesita ayuda— pedí, llamando su atención.
—Mierda.
—Dijo qué hay un quemado aquí.
Sky se acercó a mi —Debemos llevarlo al patio, están fortificando, estaremos a salvo.
Asentí dejando que le ayudara a ponerse de pie, sin soltar su mano en ningún momento.
—¡Papá!— llamó la castaña al llegar al patio.
—Necesita zanbak— repetí en un murmuró.
A este punto mis ojos estaban llorando por si solos, sentía un nudo en mi garganta y no podía dejar de temblar.
Había salido por mi, había sido todo mi culpa.
—¡Cuanta sangre! ¿Por qué no lo trajiste antes?— regaño.
Los gritos aumentaron, lo que me hizo sobresaltarme y soltar un sollozo.
—Porque nos encerraste, papá.
—¡Supongo que todos lo saben!— habló la directora a todos —Los quemados se infiltraron en la barrera y la escuela, los pozos mágicos de energía que abastecen la escuela fallaron, alcance a hablar con la reina Luna, entiende la gravedad de lo que ocurre, por lo que las trompas Solarianas están en camino.
Mire a Stella de reojo.
—Cerramos todas las entradas al patio, estamos a salvo, por ahora pero debemos prepararnos para la realidad, los quemados pueden entrar antes de que lleguen las tropas.
Era la realidad y estaba totalmente asustada de aquello, jamás me había asustado así.
—Para esto hemos estado entrenando, sean cuidadosos, pero valientes, que la magia los guíe y demostrémosles lo que significa ser alfeanos, preparen la barricada.
Todos obedecieron mientras se movían de un lado a otro, haciendo de lo suyo y lo que le correspondía.
—¿POR QUÉ NO funciona?— pregunte al señor Harvey con los ojos solo cristalizados.
—Es una herida muy profunda— me miró de reojo —Encontré una astilla de quemado cerca de su corazón.
—Oh.
Forme una mueca y cerré mis ojos al escuchar sus gritos nuevamente, por un momento se había detenido y ahora estaba más tranquilo.
—¡Le duele, ayúdelo!— suplique.
—¡Hago todo lo que puedo!— grito.
Mire a Terra, quien había tomado mi lugar y ahora era quien sostenía la mano de Sam, yo solo podía observar y evitar toda imagen de ese día.
Sus gritos eran como pesadillas a mis oídos, los flashbacks rondaban por todos mi cabeza, provocándome un dolor a mi.
—¡No puedo hacer esto!— solloce retrocediendo lo más lejos posible.
—¡Leigh!
Ignore el llamado de Terra mientras me encogía en una esquina, en lo que me dejaba caer al suelo y escondía mi rostro sobre mis piernas.
—¿Qué demonios?— me cuestiono Terra.
Le ignore y ella tomó de mi brazo para hacerme mirarla, y así lo hice con mis mejillas enrojecidas y llenas de lágrimas.
—Leigh, no puedes huir, esta sufriendo y papá lo intenta— se sentó junto a mi.
—Déjame sola— pedí.
—Sé que él te importa.
—Ese no es el problema— murmuré —No puedo ver a alguien que me importa morir, otra vez no.
—¿Qué? Leigh...-
—Mi papá murió cuando tenía once años, Terra— solté —Y yo lo vi, unos hombres lo mataron solo porque él no quiso entregarles el anillo que mamá y yo le dimos en su cumpleaños, ellos le dispararon, en el Primer Mundo... y yo, yo estaba junto a él hasta que dejó de respirar y entonces estos dones aparecieron y toda la heladería explotó... por eso nunca hablo de como los obtuve y por eso no puedo estar con Sam ahora, porque cada grito es como un viaje en el tiempo para mi, no puedo, por favor, no me hagas viajar hasta ese día...-
Ella me abrazo —Tranquila, esta bien... esta bien.
Sorbí mi nariz mirándola de nuevo.
—No lo dejaré morir— aseguró.
La vi irse, mientras me asustaba por el estruendo proveniente de las puertas.
SI NO PODÍA AYUDAR a Sam, al menos intentaría mantenerlo a salvo.
—Mantengan la calma— pidió la chica a cargo del grupo.
Titubee cuando las puertas fueron casi tumbadas, mire hacia el techo, donde uno de ellos ya había roto el vidrio y estaba por adentrarse.
Así lo hizo, un chico le lanzó fuego pero no le hizo nada, solo corrió hasta otra chica, quien no dudó en sacar su espada y se le colocó cara a cara.
Fruncí mi ceño cuando titubeó pero la ignoro por completo, yendo hacia otro lado.
—¿Qué le pasó?— susurre para mi.
Era como si siguieran algo o a alguien, pude reconocer los gritos de Sam, titubee un poco pero debía hacerlo, debía dejarlo ir y seguir adelante, estar para Sam y sanarlo.
—Lo perderemos— murmuró Terra al acercarme.
—No, no lo perderemos— contradije, sonriéndole al castaño cuando me miró —Estaré aquí, contigo.
Los gritos siguieron y otra espina del quemado salió de su cuerpo, acaricie su cabello en un intento de tranquilizarlo.
—Falta menos— murmure sin dejar de mirarlo.
—Aguanta, Sam— pidió su padre.
Mientras Terra le ayudaba a atenderlo, él apretaba mi mano con fuerza cada vez que gritaba, ya había dejado de llorar a este punto y ahora solo intentaba apoyarlo en cualquier segundo que pasaba.
—Se va— hablo Terra de pronto.
Era verdad, la infección comenzaba a desaparecer de sus ojos y mejillas.
Sonreí —Creo que mataron al quemado.
Terra rió cubriendo su rostro, no pude evitar reír con ella mientras dejaba un cálido beso sobre la frente de Sam, quien sonrió al ver mi acción.
—Gracias a las dos— dijo el señor Harvey.
—¡Lo hiciste!— festejo Terra abrazándome muy fuerte.
Le correspondí en abrazo cuando las luces se encendieron, permitiéndome por un momento sentir esa felicidad que no sentía en mucho tiempo.
LE ENTREGUE LA taza de té a Bloom mientras Aisha y Stella la ayudaban a recostarse, a lo que ellas me dijeron, había matado a todos los quemados y era obvio que estaba cansada después de haber usado tanto sus dones.
—¿Sam esta bien?— me preguntó la pelirroja.
Asentí tomando su mano —Si, gracias a ti y a Terra.
—¡Por favor! Terra nos operará a todos dentro de poco— añadió Musa mientras reía.
—Incluso si no lo necesitamos— señale.
—Me decepciona no haber visto las alas— dijo ella —¿Eran como las de campanita?
—Más geniales.
—¿Más?— exclamó ella y yo en unisonido.
—Me encanta Campanita.
—Obvio— le sonreí.
El móvil de Bloom sonó, haciéndome tomarlo y mirar a la chica cuando vi que eran sus padres.
—Tu descansa, yo te cubro— le dije —Confía en la Leigh mentirosa.
Me levante contestando el teléfono y fingiendo confusión mientras ella sonreía esperando mis palabras.
—Hola, señor y señora Peters, no, no, Bloom esta bien, anoche se quedó estudiando ¿Sabe? Fue una semana difícil, los exámenes son muy duros, claro, yo le daré su mensaje, hasta luego.
Holii, ¿Qué les pareció el capítulo?
Espero les guste, estoy considerando subir fanfic edits a tiktok pero aún no se me ocurre nada, aún así si me siguen lo verán :)
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