Historia OO1

Chapter 1: Cuarentena

Descripción - Caitlin invita a Barry a pasar el rato en su casa, según ella debido a que no se ven hace mucho debido a la cuarentena.

—Te ganarás mi desprecio, Allen — pronunció la joven con el ceño fruncido.

— Estoy preparado para todo lo que se me venga en contra — anuncio él, levantando las cejas.

— Mírame a los ojos — pidió la misma. — ¿De verdad le quieres hacerle eso a estos ojitos? — pregunta, en un intento por buscar la compasión de su compañero.

— No — pronunció — Pero esto va más allá de toda empatía que exista entre nosotros — comentó dramáticamente levantando su mano derecha.

— Te odio — dijo esta, cruzando sus brazos.

— UNO — anunció este, tirando su penúltima carta, tratándose de un +4 — Vamos Cait, junta esas cartitas — sonrió arrogante, aplaudiendo esperamos la acción de la joven.

— Me caes mal, muy mal — expresó levantando cuarto cartas, cuando antes tenía tan solo una, estaba a un paso de ganar. — ¿Qué color? — preguntó ya con sus cartas en mano.

— ¡Como me dueles! — carcajeo con una mano en su pecho. — Y color rojo — levantó la comisura de su labio mientras contestaba.

— Vas a perder — expresó segura, mientras su labio inferior mordía. — Un +2 para ti — sonrió, saboreando su futuro triunfo.

  Más así no fue cuando el castaño tiro su última carta, no se trataba de ningún color en realidad, se trataba de otro +4, con ello pudo cancelar el +2 que la castaña había tirado. Una sonrisa se extendió por sus labios, él había ganado esa partida. Y a pesar de sentirse un poco mal por su nuevo triunfo, le encantaba ver el ceño fruncido de su doctora favorita, que con una expresión de asombro lo miraba con sus ojos penetrantes en indignación.

— Hiciste trampa, ¿Usaste tu velocidad y cambiaste las cartas? ¿Verdad? — acusó — Estoy segura de que hiciste eso — se cruzó de brazos.

— Jugué limpio, como las últimas dos partidas anteriores — contestó, mientras juntaba el resto de las cartas y las ordenaba.

— Ya van tres veces seguidas, no es justo — se queja ya frustrada. — Mucha convivencia contigo, velocista — sonríe.

— Sabes que puedo irme a mi casa cuando quieras — le dice amablemente.

— No es a lo que me refiera, disfruto de tu compañía — admite, relajando su cuerpo y recostandose por completo en el sofá.

—Me sorprendió que me llamarás a mi, creí que estarías con Cisco en la cuarentena — comentó

— Él está pasando con su nueva novia, no iba a molestarlo, no quería ser una tercera rueda — explicó. — Ya tengo tres semanas sin salir, necesito curar las heridas de alguien — ríe esta ante sus propias ocurrencias, junto a el velocista a su lado.

— Y decidiste llamarme a mi. Burlarte del chico que no tiene vida social — sonrió, mientras mezclaba las cartas.

— Tampoco la tengo y lo sabes — también sonrió, girando su cabeza que antes estaba observando el techo, ahora lo miraba a él.

— Y se nota que llevas tres semanas aquí — bajo su mirada riendo.

— ¿Qué estás insinuando, Allen? ¿Qué no me baño? — decía esta con una indignación fingida.

— No, no para nada — negó rotundamente — Lo digo porque hace mucho tiempo no te había visto con ropa de casa y relajada — sonríe.

— Alguna vez te lo dije, no siempre me visto como directora de primaria — sonrió, viendo como su compañero repartía las cartas — Esta será mi ronda — predijo agarrando sus cartas.

— Ya lo veremos — expresó el castaño tomando sus cartas.

  La ronda paso, entre carta y carta, entre ceños fruncidos y carcajadas. La castaña estaba jugando sus cartas a todo vapor, mientras el velocista disfrutaba de las hazañas de su compañera y sus pequeños triunfos cuando lograba cancelar sus movidas, era de esas pocas veces en donde ambos sentían que el tiempo se relentizaba. Así fue como la última parte de la ronda llegó, ya con la joven irradiando en triunfos.

— UNO — expresó la castaña, tirando su +4 con orgullo. — Seguro debes de tener uno entre esas cartas, ya conozco como piensas — acusó divertida.

— No es así, no tengo ninguno — afirmó el mismo, aunque ella lo conocía bien.

— Déjame ver — se acerco ella a sus cartas.

Si bien fue un intento de broma inocente, aquel joven aprovecho la movida para correr sus cartas dejando a Caitlin perpleja ante el rápido movimiento, dejándola a pocos centímetros de la respiración del otro. Pudo sentir como Barry se acercaba o quizás era su imaginación jugandole una mala pasada.

— Hace tres semanas no hablamos, ¿Por qué me invitaste en realidad? — hablo él, sin moverse de la posición en la que estaban.

— Ya te lo dije, estaba aburrida y sola — afirmó.

Intentento apartarse lentamente pero la mano del castaño en su mejilla le impidió aquello. Por un momento sintió que su respiración se había cortado ante el tacto de sus manos, creyendo que quizás ese sería su último aliento.

— ¿Estas muy segura de ello? — preguntó nuevamente, a lo que ella asintió con su cabeza, sin dejar de vagar sus ojos entre los labios del chico y su mirada. — ¿Por qué será que no te creo? — habló, realizando una pregunta retórica — Solo dilo y lo haré — recalco, acercándose un poco más.

— Me gusta pasar tiempo contigo — expresó — y te extrañaba — soltó su verdad, dejando camino libre para que el castaño por fin la besara.

   Sus manos se entrelazaron por detrás del cuello del chico, mientras él la aferraba cada vez más a su cuerpo. En un intento por tenerla más cerca de lo que ya la tenía, pensando que quizás si la dejaba suelta se le escaparía de sus manos. Ninguno de los dos creyó en algún momento que esta situación iba a pasar, al menos no fuera de sus mentes, donde más de una vez se habían parado a pensar en cómo se sentiría el tacto de los labios del otro.

  Cuando sintieron que era el momento, se separaron y sin despegar sus frentes, ya que a pesar de sus respiraciones entrecortadas, no deseaban que el otros se separara sintiendo que quizás la magia se perdería. Ambos se apartaron un poco solo para ver la mirada y expresión del otro, intentando comprender lo que acababa de suceder. Ella miró hacia el sillón, más específicamente donde se encontraban las cartas que antes estaban en la mano del castaño.

— Si tenías un +4, Allen — sonrió ella, mirándolo, a lo cual el levantó ambos hombros en inocencia. — ¿Quieres quedarte esta noche? — propuso, cabizbaja esperando su respuesta antes de notar que eso parecería una propuesta un tanto precipitada. — No me refiero a.. Solo quiero decir que puedes quedarte a dormir si deseas, no es como que quisiera que.. Hay otra habitación...

— Me encantaría — respondió con una sonrisa cortando el nerviosismo de la chica, acercándose a ella y envolviendola en un cálido abrazo.

— Solo déjame ganar una vez más al menos — se quejo en su pecho, abriendo sus ojos.

— Eres un caso particular, Dra. Snow — carcajeo este, besando la frente de la chica.

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Muchas Gracias por leer! Espero les haya gustado y nos leemos en la próxima actualización.
Pd: Esta historia ya la había publicado en otro apartado el cual he borrado, pero tiene algunos cambios que decidí agregar o quitar.

❤️


Aviso: Anteriormente esta historia era la de One-Shot pero como sentí que no estaba progresando con las historias decidí renovarla y formar historias de Snowbarry ya que tengo muy pocas de ellos dos. Es por eso que encontrarán ya votos y lecturas porque no las quería desperdiciar ✨

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