Lynn VS Lynn Jr.

Me he hecho tiempo para sacar pendientes. Y no, este capítulo no iba a quedar así. No, no no. Pero así quedo:

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Lynn vs Lynn Jr.

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Que hermosa que había caído la tarde.

Los árboles comenzaban a tornarse en ese ocre que solo la región holártica presume cuando el otoño se manifiesta.

Esa época mágica que el trópico anhela mientras su vegetación se encuentra eternamente en verde.

Diferencias geográficas que Lynn junior no sabía, ni le interesaba, ni le importaba.

Ella corría por la acera aplastando las crujientes hojas mientras contaba los saltos que daba.

...72...73...-luego dio un largo brinco abriendo los brazos- y 74...

El partido de soccer de las 2 de la tarde se había suspendido por causas de fuerza mayor (llámesele así a los súbitos casos de disentería que provocó un almuerzo almacenado en el baño toda la mañana) y ahora se dirigía considerablemente más temprano a casa de lo que había planeado. Sin embargo, iba feliz. Había un importante partido en la televisión que no se quería perder y que había estado resignada a no ver.

Una cosa por otra.- había pensado.

Estaba muy sudada. Su camiseta roja se pegaba a su espalda, pecho y vientre casi completamente. Había tanta humedad en el aire que se secaba el sudor continuamente por lo que lo primero que haría, sería darse una ducha.

No es que le importase mucho quedarse así toda la tarde; pero las constantes quejas de sus hermanos de que deja los sillones húmedos habían terminado en un dictamen que le prohibía terminantemente el uso de las áreas comunes sin un previo aseo personal.

Son unos bebés llorones- Pensaba mientras pateaba una lata de refresco metiendo un imaginario gol entre dos macetas.

-¡Ja! ¡Palo y adentro! - Gritó para luego arrancar a correr cuando vio su casa.

Abrió la puerta con fuerza y con la misma la cerró, subió las escaleras como el bólido que siempre era hasta llegar al cuarto de baño.

La necesidad apremiaba y mientras liberaba los 2 litros de Gatorade de naranja, notó en el cesto de ropa, la sudadera verde de su padre.

Había volteado sinceramente, por que le llamó la atención el aroma.

Inhaló una vez, inhaló dos veces.

Huele rico, como a balón nuevo.-Pensó. Y así, tomó la prenda para acercarla a su redonda nariz e inhalar aún más fuerte.

Una vez.

Y otra vez.

Y otra.

La quinta vez que llenó sus pulmones con su cara enterrada en la tela, no pudo evitar exhalar emitiendo un largo sonido de descanso.

Aaah...que rico que huele esto....- Pensó mientras sonreía.

En el cuarto de abajo, un Lynn padre rondaba de aquí para allá aun algo extraviado. Después de incinerar la evidencia de los actos ocurridos con sus 4 hijas mayores, se había planteado seriamente la posibilidad de, como decía cuando era joven, torcerle el pescuezo al ganso; ya que la presión que sentía en el cuerpo aun le mareaba, eso sin contar que estaba muy sensible.

-Deben ser efectos de la pastilla.- Pensó.

Apoyado en el marco de la puerta de su cuarto, trataba de reorganizar sus ideas; cuando de pronto se le vino a la mente el aroma de los pechos de Leni y sus rosados pezones brillantes. Sacudió la cabeza. Luego se miró la mano, específicamente el dedo con el que había sometido a Luna con aquel movimiento circular que tanto le gustaba a su esposa.

-No, tengo que hacerlo o voy a enloquecer.- Dijo mientras recordaba claramente como sintió a Luan meterse en su camiseta raspándole con aquellas piedritas que eran sus pezones, así como la humedad en el dedo que Lori le había succionado.

Te amamos, papi...

Ven...no le diremos a mamá...

-¡Aaah! No, no, no, tengo que liberar esta tensión.- dijo con alarma mientras, con urgencia, se dirigió escaleras arriba...al cuarto de baño.

Lynn shunior estaba en el suelo del baño. Se había puesto el suéter verde de su padre y, apoyada en la pared, se abrazaba a si misma mientras respiraba con delicia y se retorcía, tocándose.

Se sentía inmersa en el dulce y sabroso aroma de su padre. Sentía su esencia entrando en sus poros. Todo lo de él en ella.

Papi...si...así, papito...-Pensaba entre pequeños suspiros y se frotaba las piernas. Sin poder detenerse más, bajó su mano y la metió por debajo del short y su bóxer.

De pronto la puerta se abrió.

*****

Lynn Loud, padre de 11, miraba con los ojos extremadamente abiertos a su hija de nombre homónimo quien, sentada y apoyada en la bañera; traía puesto su suéter, super sonrojada, con las rodillas apretadas.

A Lynn junior le brillaban los labios, le palpitaba el pecho y alguna que otra zona al mismo tiempo. Y no dejaba de verlo.

Se miraron.

Se miraron más y se siguieron mirando mientras el silencio era fraccionado por una lejana gota.

Lynn Loud había abierto la puerta del baño ya con el cierre del pantalón abajo dispuesto a hacerse justicia; en el torso solo llevaba su playera blanca. Jamás, realmente jamás imaginó que la junior estuviese tan temprano en casa. Menos en el baño. Menos envuelta en su suéter...

El maldito suéter. Con todo lo que había ocurrido, se había olvidado del elemento principal, aquel que había rociado con mayor abundancia y el primero que había puesto en el bote antes de pasar con Luan.

-Yo...lo siento, Lynn, no sabía que estabas en casa.- He hizo a salir lentamente. Lynn Jr. agachó la cabeza.

-No...no te vayas...papá...- Dijo mientras que la mano derecha termino de bajar, hizo un par de movimientos estimulantes sobre su ya húmeda intimidad y, para susto de Lynn padre, lanzó un gemido muy fuerte.

-¡AAH! ¡SI!-

La chica extendió las piernas y tensó los dedos de los pies mientras sentía como el orgasmo se expandía por todo su cuerpo.

-Así...papi...¡ah! así...si...- Dijo entre labios mientras su respiración le pesaba.

Lynn padre comprendió de inmediato que su hija acababa de tener un poderoso orgasmo vistiendo su suéter. Palpó las pastillas en su bolsillo mientras el ser maligno que habitaba en él volvía a pensar en que iba a hacer con Lisa y Lincoln.

-Papi...- Dijo entrecortada una Lynn junior que le sacó de sus pensamientos asesinos. Al mirarla noto que ella le veía con un amor infinito y respiraba con dificultad.

-Papi, hoy...sudé...y sudé muchísimo. Estoy sucia y así no puedo...no puedo ver la televisión...

...¿Me...podrías...bañar? ¿Si?- Dijo con voz inusualmente suave – Como antes...cuando me querías mucho.

Lynn padre ya sabía que todo era por la pastilla, pero debía aceptar que sus hijas sabían donde afectarle más, y entonces el igual cedía y se daban las cosas a peor. Pero no podía ignorar semejante declaración.

O quizá, ya no le importaba. Todo lo anterior le había dado una extraña calma.

Ya no tenía miedo.

-¿Cuándo te quería mucho? ¿Qué significa eso? ¿Acaso ya no te quiero?

Ella se revolvía aun envuelta en el suéter casi completamente, presa del aroma. -Es que antes, hacías cosas por mí, me decías cosas muy lindas que...hace ya rato que no pasa...-

Lynn se acercó a ella y le acarició la cabeza. La junior lanzó un gemidito y se estremeció. Lynn padre ya no se inmutó ante esto.

-Es verdad, hace mucho que no te llamo como te solía decir: mi campeona, mi Micheal Jordan, Mi José Canseco, mi pequeña Messi...

-Y...mientras lo decías, me lanzabas al aire.- Dijo ella viéndolo con los ojos brillosos.

-Ya no puedo hacer eso. Pero para mi eres mejor que cada uno de ellos. ¿Me perdonas por olvidar decírtelo?

-Si...pero...solo...solo si me bañas...-

Lynn le miró serio.

Lynn junior le miraba nerviosa.

Lynn sonrió. -Va que va.

Los ojos de Lynn junior al escucharle aceptar algo que jamás creyó comenzaron a brillar de alegría, inmediatamente levantó los brazos y Lynn aprovecho para sacarle el suéter y arrojar lo más lejos posible ese artefacto del diablo. Apenas hizo esto y la castaña se sacó camiseta, corpiño, y short.

Él evitó que el panty igual saliera volando.

Aun así, Lynn se le fue al cuello y se le pegó como un koala.

Verdad era que Lynn junior estaba super sudada, y Lynn se dio cuenta que ese sudor no era solo de deporte.

Lynn restregaba su mejilla en el cuello del hombre y aquel solo fruncía la nariz ante el contacto.

A muy duras penas pudo levantarse cargando a su ya grande hija. Con una mano la sostenía pasando su brazo por sus piernas y recargándola totalmente contra él, y con la otra corrió la cortina de la bañera, abrió la regadera y se metió con todo e hija a la tina, donde se sentó con Lynn en su regazo quien le sonreía inmensamente feliz.

Ella se acomodó sobre él recostándose en su pecho, mientras el agua les mojaba a ambos. Lynn junior sintió que encajaba perfectamente.

El agua fresca les cayó un rato y Lynn padre cerró los ojos un momento. Y por un momento, fue como estar en total paz y calma.

El agua caía...

-Enjabóname...- Se escuchó suavemente. Él abrió los ojos como saliendo de un sueño.

Y asintió.

Tomó una esponja, le echó jabón líquido y la colocó en el hombro pecoso.

Ella aguantó la respiración.

Él le veía como ensimismado.

La esponja resbaló lentamente cruzando hasta llegar a la espalda baja. Lynn junior hundió su rostro en el pecho de su padre al sentir una descarga entre sus piernas.

La esponja subió y para ella fue tan fuerte el placer que se arqueó lanzando un gemido. Movió las piernas frotándose y frotando, sin querer, algo especialmente duro en los pantalones de Lynn.

Lynn continuó sin tomar en cuenta nada más. Frotó cuello, brazos y piernas mientras su hija le mordía el hombro.

Papi...por favor...préstame...préstame tu mano...

-Aun te falta el cabello.-Le dijo.

Ella hizo un mohín, enojada, pero inmediatamente se giró dándole la espalda y se recostó sobre él dejándose caer lentamente. Lynn cerró los ojos y levantó la cabeza hasta que sintió que ella se detuvo.

Entonces tomó el shampoo, se sirvió un poco en la mano, hábilmente soltó la liga de la castaña y derramó el líquido esparciéndolo por la cabeza de la junior para luego comenzar a frotar.

-Estas toda mugrosa, mira la tierra que sale.- Dijo.

-No me regañes...-contestó ella frotándose levemente contra él, quien detuvo un momento la respiración al sentir el contacto. -Además, así te gusto, ¿o no me quieres por mugrosa?

-Yo te amo como sea que estés, campeona.-

El agua enjuagó el cabello de Lynn junior y cuando esta se sintió libre de todo jabón se giró por fin atrapando a su padre nuevamente, como un koala. Y es que esta posición le daba un contacto completo que, en cualquier movimiento, le lanzaba un recorrido placentero que la enloquecía.

Sinceramente, también a Lynn.

Lynn junior respiraba por la boca y sus mejillas pecosas estaban radiantes.

Lynn le miraba directamente. Ambos bajo la caída de agua constante de la regadera que se escuchaba ya chapotear.

Vistos desde fuera, era Lynn padre metido en la bañera, en playera y pantalón, mientras una joven muy pecosa estaba sobre él aparentemente desnuda. Ambos viéndose en el silencio del agua que cae. En el fresco de su piel. En el apabullante aroma del suéter.

Lynn junior no pudo más y besó a su padre quien la abrazó con fuerza. La junior no sabía que hacer ante la sensación que le superó al sentir los labios y la poderosa lengua de Lynn quien entró con dominante: haló su cabello, le acarició toscamente las mejillas mientras cambiaba de posición para besarle de nueva cuenta, le apretó con fuerza los hombros mientras que él, tranquilo, le acariciaba la espalda de arriba a abajo como un artesano que trabaja la madera.

Lynn junior se separó viendo a su padre como nunca había visto jamás a nadie. Sentía su entrepierna arder y en su remolino de ideas, solo alcanzaba a decir, -préstame tu mano, papi...por favor...- y tomó con sus dos manos, la mano de su padre.

Lynn se dejó guiar. Ella la colocó sobre su pequeño pecho de donde escurría el agua y le movió de un lado a otro, gimiendo perdida mientras sus caderas se movían instintivamente.

Pasó la mano fuerte de su padre por su rostro, por su cuello, por sus labios jugando con su pulgar.

De súbito se detuvo y vio con fiereza a Lynn.

-Es que lo deseo...lo deseo...- Y fue bajando la mano de su padre por su vientre hasta llegar al inicio de su panty.

-Por favor...hazlo...-

Entonces la joven deportista sintió la otra mano de su padre tomarle suavemente del cuello y girarla, recostándola en una bañera que apenas llegaba a un cuarto de su límite máximo de agua.

Él, encima, le hacía sombra y el agua de la regadera dejó de caerle para recibir aquella que escurría de la espalda de aquel hombre.

Lynn instintivamente recogió las piernas y le miró.

El cierre de Lynn aun seguía abierto, y de la blanca tela que se pegaba por el agua algo se marcaba con mucha claridad.

La junior abrió los labios y le miró.

Te amo...completamente...

El agua aun caía. Un teléfono sonaba.

Y la sombra de la tarde a veces hace parecer muy fácil ciertas cosas.

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La panty de Lynn junior emergió cuál isla entre las espumosas aguas de la tina...
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En teoría, este iba a ser mas como un epílogo donde no pasaba nada y el fic terminaba...pero no fue así y nos vamos a un extra round.

Gracias por leer y comentar. Mi trabajo me esta matando y bueno, me agrada poder escribir algo de vez en cuando. 

Igual actualice Mi Pasado en Plata y espero igual pronto el de Lisa y su Isla.

Saludos, bonito fin.

Gendo.

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