La Pastilla Dorada

Y continuamos con este fic. Puede que alguno se sentirán incómodos con el tema pero, bueno, ya está aquí.

Esto es: 

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- Electrashock -

La Pastilla Dorada

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En el pasillo del segundo piso de una casa cualquiera de un bonito suburbio de Michigan, un padre amoroso lidiaba con algo un poco complejo.

De hecho, literalmente, lidiaba con el complejo de Electra.

-E-e-e-espera, cariño. Esto...no...no es correcto. – Dijo separándola con suavidad, tratando de seguir las indicaciones de Lisa: No gritar, no autoridad de padre...y demás cosas que no entendía.

-¿Qué pasa? ¿No me quieres ya?- Dijo Lori con expresión angustiada.

-N-no, no es eso, cariño...claro que te quiero, ahorita vamos a reparar la cama de las gemelas solo, necesito ir por algo a la habitación de...de Lisa, ¿sí?.-

-Me estas evitando...-Dijo Lori bajando la cabeza.

-No, Lori, es solo que... espérame en el cuarto, en dos minutos voy ¿Ok?.- Y el hombre salió por un costado y se encerró en el cuarto de la genio.

Inmediatamente se lanzó a la cajonera donde revisó con ansiedad.

-¿Por qué me pasan estas cosas a mí?- Pensaba mientras revisaba el segundo cajón, del lado izquierdo, debajo de una cajita café.

-Pero me las van a pagar esos dos...van a conocer a Lynn Loud furioso.-

Por fin, encontró un frasco de tapa blanca.

Lo revisó y se dio cuenta que no eran como tal, pastillas, eran más bien unas perlitas redondas doradas que brillaban levemente.

"Debes hacer que tomen una de esas. Si lo logras, padre, todo volverá a ser normal. Y yo iré a una universidad decente."

Se metió el frasco al bolsillo.

-Puedo meter la píldora en un bollo y dárselos para comer, pero si lo mastican no servirá de nada.-

Negó con la cabeza y decidió, ante todo, ir por una botella de agua a la cocina.

Salió de la habitación de Lisa y Lily, apresurado. Sin embargo, al pasar por el cuarto de las gemelas, el cual estaba con la puerta abierta, vio dentro a Lori, sentada en una de las sillitas de la mesa de té de Lola, sosteniendo una tacita de plástico con el rímel levemente corrido.

Y él no pudo resistir esa imagen.

-Lori...- Dijo mientras la miraba desde el marco de la puerta del cuarto.

-¿Sabes, papá?- Dijo la rubia sorbiéndose un poco.- Yo sé que... yo sé que soy tu hija mayor.- Dijo sin voltear a verle; solo miraba aquella taza con mucha tristeza.

-Sé que...que cada vez merezco menos tu atención.

Que, por ser mayor, ya no necesitas ver por mí y que...que las menores te demandan más.-

Le tembló el labio, y luego se echó a llorar. - Sé que...sé que...todas las demás son más importantes que yo.-

"oh, por dios"

Lynn no pudo soportar verla así, fue por ella y la abrazó.

-No, mi amor, no. Tú sabes lo importante que eres para mí. Sabes que te quiero mucho.-

-¡Mentira! Ya quieres que regrese a la universidad para no verme más...total las tienes a todas, yo ya no importo...- Decía la rubia mientras lloraba en el pecho de su padre. El hombre sintió que Lori le dejaba caer su peso y, estando agachado, no le quedó más que sostenerla y sentarla en la cama de Lola.

-No me digas eso, Lori. Viste como me puse cuando te fuiste. Me da mucha tristeza cada que te vas.-

Lori al escuchar eso, aprovecho para sentarse completamente en las piernas de Lynn y colgársele de nueva cuenta en el cuello y hombro. Volvió a pegar la cabeza a su pecho.

-¿De...de verdad aun me quieres?.- Le dijo sin verle, solo tallaba su nariz en la ropa. -Juro que no te he cambiado por Bobbie. Eres y seguirás siendo el hombre más importante de mi vida.-

Lynn sonrió. Se relajó un poco al darse cuenta que, quizá, las cosas podrían ir mejor de lo que estaba suponiendo. Suspiró aliviado y abrazó a su hija con fuerza, le acarició la cabeza. Sintió algo de ternura de ver como las piernas de Lori, largas como las de su madre, sobresalían al estar sentada en él.

-No, mi amor, no te preocupes, sé que son formas diferentes. Yo sé que ustedes...-

Lori no lo dejó terminar; había levantado la cabeza y le interrumpió con voz suave.

-Siempre soñé casarme con un hombre como tú, ¿sabes?.-

-¿E-en serio, nena?-

-Si, ¿Sabes por qué elegí a Bobbie, papi?-

-Eeh...no, no lo sé, realmente. Por ¿Latino?-

-Nope, lo elegí porque se parece mucho a ti...- Le dijo mientras le pasaba el dedo índice por la nariz una y otra vez mientras le miraba sonriente con los ojos entrecerrados, cada vez más recargada en él.

-Noble, bueno, dulce y guapo...pero nunca tanto como tú...-

-Je, je, je, gracias, cariño. Esteee, Lori, amor...-

-¿Si?— Dijo levantándose un poco, frotando su pecho levemente en él.

-Que-quería decirte que si será posible que te tomaras una pastilla de vitaminas que...-

Lori le dio un beso en la mejilla.

-¿Vitaminas, papá? ¿Ahorita?-

Lynn se dio cuenta que su hija recargaba su peso cada vez más en él, por lo que la tomó de la cintura con suavidad para levantarle un poco, sin embargo, ella se dejó caer completamente.

-Tu eres mi vitamina, papi...- Le dijo y volvió a besarle la mejilla, luego le dio un leve beso en el cuello que finalizó con un largo suspiro vaporoso.

La respiración de Lori sobre el oído y cuello de Lynn le calaron (era su punto débil). El corazón le golpeteaba y sintió una oleada fuerte de calor. (Culpó el haberse quedado prendido desde la mañana con su esposa.)

-Lori, espera, mira...de verdad necesito que tomes la vitamina.- Y rápidamente, sacó del bolsillo una de las perlitas doradas (con suma dificultad había logrado destapar el frasco con una mano).

Lori se separó un poco, sonrojada. Vio la pastilla y luego a su padre.

-¿De verdad necesitas que la tome ahora?-

-Si, cariño, es muy, muy importante.- Y Lynn sonrió ampliamente, tratando de ocultar su deseo de salir huyendo por la ventana.

-Bueno.- Dijo ella cantarinamente y; devolviendo la sonrisa, se levantó de las piernas de su padre solo para sentarse sobre él de nueva cuenta, aunque esta vez de frente, a horcajadas.

-¡Lori!-

-Entonces dámela, papá.- Dijo la joven rubia, y abrió levemente la boca dejando ver un poco de su lengua; con una expresión verdaderamente sexy.

A Lynn se le fue la respiración y la garganta se le secó.

-S-s-si te-te la doy pero si...¡bájate!.-

-Si no me la das aquí, ya no la tomaré. – Dijo y volvió a abrir la boca. Sus rosados labios brillaban levemente. Lynn apretó las piernas cuando sintió que la situación se ponía cada vez más dura.

Pensó en sepárala a la fuerza, pero sintió que sería empezar de cero y justo ahora podría hacer que, de una u otra forma, tomara el remedio.

Tragó saliva.

-Está bien...cariño. Te la daré pero la tomas de inmediato.-

-Si, papi.-

Respiró profundo para darse valor. Es su hija y él no iba a hacer nada malo. Solo sería un momento más y acabaría todo.

Y con mano temblorosa, Lynn fue acercando la píldora dorada sostenida entre el dedo índice y el pulgar de la mano derecha, a aquellos rosados labios.

Cuando estuvo lo suficientemente cerca, pudo sentir el aliento de Lori como un vapor caliente, literalmente quemándole la piel de los dedos.

Por fin, colocó la píldora en la punta de la lengua y sintió un gran alivio cuando lo hizo.

"Lo logré"

Sin embargo, Lori con ambas manos, agarró muñeca y mano de Lynn, atrapando con los labios la mitad del dedo índice que había dejado la píldora y lo introdujo todo lentamente mientras suspiraba. El hombre sintió una indescriptible humedad cálida en su dedo.

-¡Lori!-

-Aun no tomo la pastilla.- Le dijo liberando un poco.- Tienes que revisar si la tome, papi.- Y comenzó a un jugueteo con la lengua al dedo cautivo del señor Lynn, mientras le miraba con un deseo que no pensó verle en esta vida ni en otra.

El hombre intentó retirar la mano, pero su hija lo tenía bien sujeto. Usar más fuerza podría significar lastimarla.

Luego sintió como Lori succionaba con fuerza su dedo al meterlo y suave y escurridizo al retirarlo.

Sintió un volcán en la entrepierna al sentir la acuosa sensación. Cerró los ojos y apretó un tanto los dientes tratando de bloquear cualquier sensación mal habida.

-Lori, tómatela pastilla, ya...-

-Aun...no.- Dijo ella sin liberarlo. En vez de eso comenzó a lanzar suspiros mientras continuaba totalmente perdida.

-Lori...¡por favor!-

-No...un poquito más ¿Si?...- Y la nena comenzó un movimiento cadencioso de caderas mientras continuaba la succión. Lynn apretó más las piernas al sentir el roce.

Cuando escuchó gemir a Lori, pensó en cortar de tajo la situación poniéndose de pie, pero desgraciadamente, pudo sentir en el jugueteo de Lori con su dedo, la pastilla aun en su boca.

Lori intensifico sus movimientos.

-¡Lori! ¡Tómatela ya!- Y en respuesta, la joven golfista se metió de subió todo el dedo de Lynn dejándolo allí. El hombre pudo sentir la totalidad de la húmeda cavidad y la lengua que le jugueteaba sin descanso.

También sintió la pastilla. Pudo, además, a través de la boca, sentir los gemidos callados, fuertes y vibrantes de Lori que aceleraba los movimientos de cadera...

...y la mente se le cerró.

"A situaciones desesperadas, medidas desesperadas"

Retiró su mano con cierta fuerza y Lori se le quedó viendo sumamente afectada por el hecho.

-¿Ya...ya no me quieres?- Le dijo.

Sin embargo, Lynn guardó silencio. Puso con seriedad su mano izquierda en la nuca de su hija mayor, mientras la derecha la colocaba en su espalda baja.

La inclinó un poco hacía el lado izquierdo, y con cierto dramatismo...

...le beso en la boca.

Lori le abrazó la espalda y clavó algo de sus uñas mientras sentía como su short café caqui se humedecía levemente y soltaba gemidos ahogados.

El beso duró varios segundos, mientras Lori se tensaba totalmente.

Por fin, Lynn se separó de ella y se quedaron viendo unos segundos, jadeantes.

El pecho de Lori subía y bajaba sudoroso, respiraba un tanto por la boca.

-Te amo, papi.- Le dijo medio ahogada. El hombre aprovechó el momento, le agarró levemente la cara, le abrió la boca y le revisó.

La pastilla había desaparecido.

-Es...uff...es...el mejor orgasmo que...-

-¡No...lo digas por favor! No lo digas...-

-Pero es que...es... ver...verdad...- Y Lori se fue quedando dormida.

El hombre ayudó a su hija a recostarse, haciéndolo con mucha suavidad y delicadeza. Una vez hecho esto, la tapó con la sábana de unicornios de Lola. Sintió su pantalón, en la parte superior frontal, levemente mojado y bloqueó su mente para no pensar de que estaba mojado.

Se recostó en el piso al lado de la cama respirando con dificultad mientras se repetía:

"...los voy meter a un costal y tirarlos al lago...los voy a freír y darlos de comer a los gatos...los voy mandar a un gulag a Rusia...los voy a vender en el mercado negro...los voy a asesinar..."

Lejos de allí, Lisa y Lincoln sufrían un ataque de escalofríos.

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Lo más probable es que esto sea lo último que actualice por ahora. Esto por que hay trabajo, nenes. Hay trabajo.

Ya veremos quien sigue en la administración de la vacuna anti Electra. 

Saludos y gracias por los comentarios :)

Gendou Uribe

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