Capitulo 7
— ¡Este día le toca ah…!— empezó a ojear su lista de nombres— ¡Mendrick Ellie!
Tenía que luchar yo contra una bestia que podría matarme.
Tragué saliva, y me fui acercando a esa extraña habitación de cristales.
— ¡Si no estás preparada no lo hagas!— me dijo amenazante como si yo fuera una pequeña niña que iba a entrar a una montaña rusa extrema.
Asentí con la cabeza, pero con un poco de inseguridad. Mis dedos temblaban por eso tenía que formar mis manos en puños.
Antes de entrar me ajusté la cola de caballo que tenía y metí unos cabellos rebeldes detrás de mí oreja.
Entré, y detrás de mí se cerró la puerta. Esta habitación era muy grande, como el galpón del gimnasio donde practico con Toma, nada más que con el techo un poco más bajo, estaba vacía, y en lugar de las paredes había espejos. *Genial, todos podrán verme hacer el ridículo y yo también*
Sonó un ruido, como de una jaula abriéndose, se me heló la sangre. Quería pedir que me sacaran de allí, pero ya era tarde, el boss estaba enfrente de mí.
Era como de esos cuentos que te contaban de niño para que durmieras por el miedo: como la habitación era grande, podía moverse con facilidad, pero no le quitaba que era gigante, se apoyaba en cuatro patas, tenía pelos por todos lados, no se le veían ni los ojos ni la nariz, solo sus colmillos que eran muy grandes y filosos al igual que sus garras y sus dos cuernos, parecía un toro mutante.
Respiraba tan fuerte y ruidoso, cada vez subía más mis ganas de salir de aquí, pero también las de adrenalina. Me puse en posición para atacar.
Entonces un sonido agudo chilló en mi oído, y por lo visto también a él. Empezó a correr hacia mí y yo me aparté saltando y aterricé de costado, haciendo que el piso quemara toda mi pierna derecha. Me levanté rápidamente y con una bola de fuego del tamaño que más pude le quemé su dorsal. El gimió y levantó una de sus patas y me empujó bruscamente al suelo haciendo que se corte mi cólera que mantenía mis pelos fuera de mi cara. Sentía un dolor agudo en un costado de mi estómago, no me importaba. Me levanté y con fuego hice un látigo ardiendo, le azoté la cara, lo cual hizo caer un poco de pelo y pude ver sus ojos, mejor dicho, sus huecos en donde deberían estar sus ojos. *Si no hago ruido no me captara* traté de calmar mi respiración y no hacer ruido, él estaba como loco tratando de saber dónde estaba, apuñalaba el aire. Me fui acercando de puntas de pie hacia la bestia. Justo cuando ya estaba al lado captó el olor de mi sudor y sangre *Que inteligente eres Ellie, estúpida* con su pata me empujó haciendo que mi espalda chocara contra una pared, escupí sangre. El boss se dirigía hacia mí como un cachorro que iba a buscar su pelota, yo giré en el suelo, haciendo que chocara contra la pared.
— ¡Sal! ¡Sal!— me gritaba el profesor que estaba en la otra punta de la habitación, donde entré, en los pies de la puerta.
Significaba que podría matarme,*Significa que puedes matarlo*.
Yo me levanté y con toda la fuerza que tuve, cuando venía hacia mí, le tire una enorme bola de fuego, mejor dicho una explosión, que hizo que volara hacia atrás y aterrizara de espaldas. Gemí.
Solo escuche sollozos extraños, cuando vi, el boss estaba muriendo lentamente quemado. Sonreí.
La poca visibilidad que me otorgaba la puerta abierta note caras sorprendidas y gente aplaudiendo.
Me tomé un pequeño tiempo para examinarme: mi pierna estaba en carne viva, tenía unos rasguños, no, tres aberturas en forma de sus garras en mi estómago, lo cual también estaba la remera rajada, moratones y raspaduras por todos lados. Mi pelo estaba grasiento, y mi respiración agitada.
Traté de levantarme apoyándome de la pared de vidrio, el boss por lo visto ya había muerto, pero seguía ardiendo *Mira el lado positivo, estas hecha mierda pero no muerta*.
Para caminar me fui apoyando un poco en las paredes hasta que me acostumbre al dolor y despegue mis manos para poder tener equilibrio propio.
Cuando salí, dos chicos estaban con sus manos extendidas para ayudarme, yo negué con la cabeza.
— ¡Tendrías que haber salido, casi te mata!— me grita el profesor, no le hago caso, estoy buscando entre el público sorprendido a Toma, pero solo me encuentro con Kenta, cuando mis ojos topan con los suyos me sonríe. Aparto la cabeza.
— ¡De todas formas, ese ha sido un ataque excelente, ese boss ha durado más de veinte años!—Me felicita— ¡Ven aquí para que te pongamos las vendas!
—Me conformo con el día libre— digo caminando hacia la puerta de salida.
— ¡Pero…!— ya había salido.
En los pasillos todos me miraban extraño, bueno, estaba en las peores condiciones.
— ¡Hey! ¿Adónde vas?— Kenta me toma despacio del hombro para que su tacto no doliera tanto.
—Ah mi habitación, para cambiarme y ponerme tranquilizante.
—Creo que no te gustaría ver lo que se encuentra allí— me dijo con una sonrisa.
— ¿Por qué?
— ¡Que ingenua eres! Bueno, si quieres ven a mi habitación, yo tengo tranquilizante allí.
—Adiós.
—Como tú quieras pero después no te arrepientas.
Seguí mi camino, pensando por qué podría arrepentirme.
**
Llegué a la puerta de la habitación, estaba hecha mierda, me dolía todo el cuerpo y mis heridas seguían sangrando, menos, pero seguían.
Abrí la puerta y me helé.
Toma estaba sentado en su cama y en su regazo estaba Any, con solo una toalla minúscula de vestido.
— ¡Ellie!— dijo Toma.
Bajé la mirada al suelo.
—Sé que no querías verme haciendo el ridículo pero te aseguro que no me fue tan mal— le respondí.
—Ellie en serio esto no es lo que parece— aparto de su regazo a Any, quien me miraba con una gran sonrisa *Que put**.
—No me importa, tú tienes la libertad de andar con quien quieras, quien soy yo para negártelo— tragué saliva y me dirigí al perchero que había al lado de la puerta y saqué mi campera negra con capucha—voy a salir un rato.
—Pero Ellie mira como estas…
Cerré la puerta de un portazo dejándolos a ellos solos y a mí afuera.
Noté que, además de todo mi cuerpo, me dolía la palma de mi mano, cuando noto que en toda esta conversación eh estado con los puños cerrados y me eh clavado las uñas en mis palmas hasta que me saliera sangre.
Entre punzadas de dolor me dirijo a la habitación de Kenta, no aguantaba y sentía que mis rodillas se doblaban.
Cuando llegué toqué su puerta.
El abrió, estaba sin camiseta y se le notaba sus marcas y que hacia ejercicio diariamente, toda su habitación estaba pintada de un violeta casi negro, estaba todo desordenado.
—Con que has venido, y ¿qué te pareció ese espectáculo?
—Si él quiere estar esa zorra es su problema— de tan furiosa se me escapo esa palabra.
—Eso me suena a celos— me sonrió.
—No jodas, solo dame el tranquilizante.
—Entra— empecé avanzar con una caminata un poco lenta, ya que las punzadas de dolor eran atroces— aquí tienes— me dio en la mano una botella mediana de tranquilizante y vendas— por ahí esta el baño si quieres verte en el espejo.
Entré a su baño y empecé a levantarme un poco la remera que estaba sucia y rasgada justo en el lugar donde el boss me había clavado sus garras. Hice los mismos pasos que Toma para ponerme las vendas. Terminé con toda mi panza y pierna vendada, y cambié mi venda de la rodilla.
Me vi en el espejo y estaba hecha mierda: toda mi remera estaba rota y casi toda manchada de sangre, mi pelo estaba despeinado, tenía mis marcas como tatuajes gruesos ,otra vez, y mi ojo gris resaltaba mucho.
Salí del baño y me puse mi campera.
—Mira, acepto que te quedes una noche a dormir conmigo, pero te advierto que no tengo sofá como Toma— sonrió.
—Voy a salir— le devolví la botella que estaba por la mitad—gracias.
Cerré rápido y me puse mi capucha para esconder mi pelo, me dirigí hacia la puerta de salida de este gran lugar, que estaba en el edificio de materias.
Cuando salí, ya era de noche, pero necesitaba libertad.
Caminé un buen rato para perderme, en medio de la calle, ya que los corrientes estaban dormidos.
Yo discutía conmigo a mis adentros:
—*Dios ¡¿Ellie por qué te enojas?! Si ustedes no son nada y él puede hacer su vida lo que se le dé la gana*
—*Pero tengo razón para enojarme, una cosa es que se revuelque con ella en cualquier momento, pero iba a pelear contra una bestia que podría matarme, y él le hizo caso más a sus hormonas desordenadas que a mi*
— *¿¡Y quien eres tú para ser la más importante de su vida!?
—*En eso tienes razón, pero verla con esa zorra que me hizo los primeros días imposibles…*
Un ruido de unos pasos desvió mi conversación. Paré de caminar y el también.
Me di vuelta y me preparé para pelear.
Era un chico de pelo negro que le llegaba a los hombros. Traía una campera negra como la mía, solo que la de él más desgastada y abierta, sin capucha, unos jeans desgastados y su mirada era entre una mezcla de amenazante y picara.
—Eres tan patética— su voz se me hacía familiar
Antes de que yo pudiera responder desapareció de la nada.
Su respiración en cuello me hizo dar cuenta de que estaba atrás de mí, me hele.
—Adiós— me dijo antes de que pudiera defenderme y me clavo algo filoso en mi costado, yo caí al suelo—Mi querida….
No escuché nada más, y mi vista se me hacía blanca, era el fin, ya había muerto.
Y AQUI LO DEJO BUAJAJAJA naa mentira pero es que me encanta dejar en suspenso, bueno lo subi antes porque ya lo habia terminado y querian que lo leyeran!!! perdonen mis errores de ortografia y muchichichichichichichichisimas gracias por leer esta historia :D y recuerden: Voten, comenten y porfavor recomienden, que no les cuesta nada y hacen mucho en mi y me dan animo para seguir escribiendo, si este capitulo en este dia llega a 5 votos y 5 comentarios subo unos pequeños pensamientos de Toma, no se como se dicen, bue, el pensamiento de Toma cuando llaman a Ellie hasta mas o menos cuando ella se va de la habitacion dejando a él y Any solos!! 5 votos :3 nos CHAO :D
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