Capítulo 27

Atención, este capítulo cuenta con 21 paginas de word, les recomiendo que lo lean en partes. Gracias por esperar. La espera tiene su recompensa...

—Es Josh y Amber... los ha capturado el gobierno.

Me los quede mirando, esperando que se rieran, que dijeran un "es broma", que detrás de nosotros aparecieran ellos asustándonos diciéndonos "¡Sorpresa!" pero no sucedió. ¿Por qué tardaban tanto en decir la verdad? ¿Cómo podían contener la risa? Seguramente, ahora mismo Toma y yo tenemos cara de subnormales.

— ¿Nos están bromeando?— pregunto con incredulidad Toma.

—Y a Aeryn— agregó Alex.

— ¿A Aeryn? Ahora sí que estas drogado— le digo con una risita— dejen de fingir, eso fue un chiste bastante bajo...

Pero Toma se dejó caer de rodillas.

— ¿Es...— masculló Toma, como si fueran sus últimas palabras y en su pecho estuviera clavada una espada—...verdad?

Alex, Eliot y Connor asintieron lentamente con la cabeza.

— ¿Cómo paso?— pregunto, aceptando la verdad pero no dejándome caer.

—Parece que los vecinos los vieron y llamaron a la policía. Cuando estaban por llevárselos Aeryn se aferró a la pierna de Josh, y antes de que preguntes— me quedé como una estupid* con la boca abierta— como llego aquí Aeryn, la respuesta es que nos siguió, ella quería venir con nosotros— explicó Eliot.

— ¿Y ustedes se quedaron como inservibles plantas escondidos detrás de una casa ante esa escena?— les pregunto incrédula.

—Ellie, tu no lo entiendes, cuando ya te pilla el gobierno es como que la parca te toque con su hoz, estas... muerto— me explica Toma.

—Porque ustedes les han dado ese poder...

—No discutamos sobre esto ahora, Ellie, están muertos...— replica Alex— vayamos al instituto y olvidemos todo, incluso la búsqueda de Zoey...

Tenía los puños tan apretados, mordiéndome la lengua por contener la rabia, mirando el cemento de la calle.

— ¡Cobardes! ¡Eso es lo que todos ustedes son! ¿¡Para qué mierd* nos enseñan a defendernos si nos vamos a quedar como estúpid*s cachorros indefensos?! ¡¿Solo nos dicen cómo manejar nuestros poderes para hacerse los hombrecitos con peleas absurdas entre nosotros?! ¡Y después lamentan todas las vidas que se ha llevado el gobierno sin batallar por ellas! ¡El poder que tiene el gobierno es solo una ilusión que nosotros le damos con nuestro miedo! ¡Se quejan de la situación que estamos viviendo pero no hacen ni el más put* esfuerzo en cambiarlo!

Cuando termine tenía la respiración entrecortada, los mire y todos tenían caras de sorprendidos. Escupí en el suelo y levanté la mirada.

—Tiene razón— murmura Connor— Ellie, si tú vas al gobierno, yo voy contigo— exclama con un tono de seguridad y emoción, levantándose del cemento.

—Debo estar loco por hacer esto...— susurra Toma y empieza a levantarse.

—Yo no tengo nada que perder—Alex ya estaba parado y preparándose para la acción.

— ¡Yo sí! ¡Mi vida! — brama Eliot, señalándose a sí mismo, aterrorizado.

—Qué pena, tal vez podría estar Zoey allí, a la espera de tu rescate...— hago una sonrisa, él se endereza sacando el pecho.

—Conozco un atajo para llegar a la estructura de Experimental. Si corremos, con un poco de suerte, llegaremos antes que los automóviles...— Connor empieza a correr y todos los seguimos.

Me planteé un instante en preguntarle como conocía ese atajo, o por qué tenía un tono de excitación en su voz, pero no había tiempo para preguntas, Amber, Josh y Aeryn estarían sufriendo en estos momentos.

Envés de seguir la carretera nos internamos en una pradera de césped seco y largo, tanto que nos llegaba a las rodillas.

Estuvimos horas y horas corriendo hasta que nos pareció ver luces. Cuando nos acercamos más, notamos tres edificios, dos un poco más atrás que el del centro, de color blanco como la nieve, unidos por extraños pasillos que solo se sostenían de las estructuras, como si fueran esas cuerdas para tender ropa. No se veían casi ninguna ventana, y las que estaban se notaban sus cristales prácticamente pegados, como si no hubiera la necesidad de renovar el aire de vez en cuando. En la entrada principal, identificada fácilmente por el tamaño de sus puertas, había un gran transporte parecido a un autobús, pero este estaba pintado de negro y no tenían ventanas para ver el exterior.

Me odie a mí misma cuando me alegre al saber que ese automóvil no estaba saliendo Amber, Josh y Aeryn, sino que estaban metiendo una cantidad de jóvenes para llevarlos a algún lugar.

Y ahí estábamos nosotros, detrás de unos arbustos cuyo tamaño nos escondía, a tan solo unos metros de la entrada principal, a tan solo una calle.

Noté que había guardias con esos trajes extraños, los que me encontraron la vez que seguí a mis padres a un lujoso restaurante donde tendría una reunión.

— ¿Cómo vamos a entrar allí? No sé si lo notes, Connor, pero está lleno de guardias— susurra Toma, un poco nervioso.

—He oído que el infectado que entra allí nunca más sale... ¿Y si nos pasa lo mismo? — Eliot estaba preparado, pero para irse lo más rápido envés de entrar.

— ¡Por favor, con el negativismo no se soluciona nada! Yo opino que rodeemos el edificio principal...— opino, mirando fijamente a los guardias, imaginando que se van hacia adentro y nos dejan el paso libre, pero eso es muy bueno para ser verdad.

—Buena idea— me felicita Connor— ¡Andando!

De cuclillas empezamos a rodear el edificio manteniendo los mismos metros de distancia, hasta que llegamos a la parte trasera Allí, al parecer, habían solo cuatro guardias, un grave error que nos beneficia.

—Aunque hayan menos, siguen habiendo ¿Qué vamos hacer? ¿Dormirlos? — se exalta Eliot.

—Matarlos— responde tranquilamente Alex, levantando los hombros pero con los ojos fijos en el guardia más cercano.

Eliot comienza a reprochar pero yo lo callo.

—No piensas que vamos a entrar y salir sin violar reglas ni lastimar a nadie, es el precio— trato de hacerlo entender, después de dirijo a Alex— también creo que matarlos seria derramar sangre para nada, ¿podrías hacer algo como encerrarlos o por ese estilo?

Alex suspira, indignado de que su propuesta haya sido rechazada, parece que él ya está acostumbrado a matar. Yo creo que nunca podría.

—Tengo algo bajo la manga, pero necesito a alguien de refuerzo que los ataque o desvíe las balas...

—Yo puedo hacerlo— susurra Connor.

—Bien, cuenta regresiva de tres— Alex levanta tres dedos, después baja uno, de modo que quedan dos... uno.

Alex avanza a una velocidad tremenda, junto con Connor, que dejó a los guardias unos segundos sorprendidos. Alex aprovechó ese impacto para encerrar a uno en un tubo en vertical de ondas sonoras. Eso hizo reaccionar a los guardias, supe eso porque comenzaron a dispararle a Alex, excepto el encerrado que estaba aturdido. Connor hizo una barrera de agua enfrente de Alex y él para que las balas no atravesaran sus cuerpos. Alex corrió hacia ellos y los encarceló con mucha facilidad.

Cuando ya estaban todos aprisionados, salimos de nuestro escondite.

Un guardia trata de traspasar su jaula pero cuando la toca da un brinco hacia atrás. Se saca el negro casco, dejando ver su melena rubia y sus ojos cerrados con fuerza, tanto que pensé que explotaría. Se lleva las manos a los oídos y se dobla en sus rodillas, después cayendo de costado.

—La jaula sorda— dice Alex— se encierra a la víctima en ondas de gran volumen táctil, es decir, si la tocan o intentan traspasarla comienza un proceso imparable, lento y doloroso para quedarse sordo— miro al guardia que ahora está retorciéndose en el piso, como un pez fuera del agua, entre sus dedos se escapa sangre espesa. Giro para no seguir viendo esa masacre.

— ¿Dónde lo viste?— pregunta curioso Toma.

—Lo invente yo mismo— se enorgulleció— junto con muchos trucos más...

—Increíble— se escapó esa palabra de mi boca.

— Seguramente hay cámaras allí adentro— prosigue con el plan Connor— romperlas atraería la atención a los vigilantes, asique tendremos que hacer ilusiones que nos ayuden a ocultarnos... ¿Quién es bueno haciendo ilusiones?

—Toma— dije rápidamente, todos se voltearon hacia mí y Toma me observó desconcertado— Él puede hasta hacerse invisible...

— ¿Es eso cierto?— preguntó Connor.

—Si...— masculló modesto Toma, rascándose la nuca y mirando hacia abajo.

—Pues tú estarás conmigo adelante tirando ilusiones a las cámaras. Yo los guiaré.

Nos pusimos en posición enfrentados contra la puerta de cristal trasera del edificio central, que dejaba ver solo un color blanco que llenaba su interior. Empezamos a correr. Toma y Connor abrieron las puertas. Lo que estaba ante mí me deslumbró:

Era un pasillo largo que lo atravesaban otros pasillos de forma perpendicular, las paredes pintadas de blanco perfecto y las baldosas blancas del suelo estaban tan lustradas que servían de espejo. A los lados había puertas con distintas etiquetas y dispersados por todo el pasillo había carros de medicina, donde se colocaba bisturí y esas cosas. Pero lo que se encontraba allí era jeringas fuera de lo común, sus agujas eran mucho más gruesas y de metal, y su contenido vareaba entre el color azul galaxia y negro.

El olor era mezclado con cloro, metal derretido y aromas antisépticos que inundaba mis pulmones y daba unas tremendas ganas de toser.

Toma y Connor comenzaron hacer movimientos con las manos apuntando a las cámaras, pero solo movían sus dedos, no salían ni rayos ni nada, supongo que así se ve la ilusión. Mientras, corríamos hacia el lugar que nos guiaba Connor.

Corrimos y corrimos, subiendo escaleras que se encontraban en lugares muy escondido pero no menos iluminados. Por alguna razón no había guardias merodeando por estos pasillos. Si me preguntaran como se volvía los decepcionaría, esto parecía un maldito laberinto de aficionados por la limpieza.

Y doblamos a la derecha, luego a la izquierda y subimos unas escaleras hasta llegar ya al tercer piso. Hacia todo lo que Connor nos decía.

Una pregunta atravesó mi mente: ¿Cómo Connor sabía todo esto? Como si Eliot hubiera leído mi pensamiento dijo:

— ¿Cómo sabes todo esto, Connor?

—No hay tiempo de preguntas— respondió con tono emocionado— ya llegamos.

Se detuvo repentinamente enfrente de una puerta, de color blanco, como todas las cosas de este enfermizo lugar. La abrió tan rápido como pudo y se apartó para un costado, dejando ver la habitación cuadrada. En tamaño era mediano, los fluorescentes hacían un poco de ruido y expandidos por todo el cuarto habían esos carros de medicina, solo que con tijeras y demás objetos punzantes. También había mesadas que dividían la habitación, con distintos frascos para poner líquidos. En unos percheros de metal bien limpio estaban colgadas unas batas blancas, como las batas de los científicos locos.

—No... es aquí—susurró Connor, con un pequeño tic en el ojo—No están aquí...

—Cálmate, puede que logremos encontrarlos en otro lugar, pero vamos a tener que pasar por guardias...— Alex tranquiliza a Connor, quien rápidamente recupera la mayoría de cordura.

—No sé si estoy en lo correcto, pero en una expedición de la escuela en el que vinimos aquí no nos dejaron pasar a unas puertas dobles que habían por el camino, podemos probar— aconseja Eliot

—Si quieren nosotros no, pero Ellie tiene que seguir con su vida de corriente después del receso, tendríamos que disfrazarla— piensa Toma.

—Lo malo es que ese color de cabello es muy particular— Connor empieza a rodarme, caminando lentamente y mirándome detalladamente, mientras su mano posa en su barbilla.

—Si alguno de nosotros supiera hacer ilusión temporal...— desea a voz alta Alex.

—Yo sé hacer eso— dice Eliot, y todos volteamos a verlo, incrédulos— De verdad, pero solo puedo volver su cabeza rapada y de un color esmeralda.

—Seguro pasará desapercibida— ironiza Alex.

—Muéstranos— Acepta Toma.

Eliot se abre paso entre Toma y Connor y se pone enfrente de mí.

—Cierra los ojos— me ordena y yo obedezco.

Siento un hormigueo en todo el cráneo que hizo que me diera escalofríos.

—Oh Ellie, estas irreconocible— dice entre risitas Toma.

Abro los ojos y me veo en el reflejo del piso. *Dios, parezco un extraterrestre*. Exactamente tengo el cabello verde y rapado. Esto es una demostración de que el esmeralda no me queda bien.

Connor, que al parecer se había ido al fondo de la habitación, se dirige a nosotros cargando unas telas negras y rajadas, como si las hubiera arrancado de alguna prenda.

—Tomen— ordena mientras nos da un pedazo a cada uno, en el mío veo que tiene dos agujeros más— son como antifaces caseros, para que no nos reconozcan y Ellie— se dirige hacia mí— será mejor que te pongas la capucha.

Al mismo tiempo todos nos ponemos los antifaces y hacemos un nudo en nuestra nuca. Acto seguido me coloco la capucha y sin decir nada más partimos a donde nos guiara Eliot, mientras Toma y Connor hacían ilusiones con las cámaras.

**

Después de subir y bajar llegamos al lugar. Como describió Eliot, era una puerta doble y blanca, pero con pisadas en la parte baja, como si alguien las hubiera pateado. Dentro se escuchan ruidos de discusiones y cosas cayéndose. Sin dudarlo entramos.

Ahogo un grito. Esto es impactante, de verdad el que creo esto es demasiado psicópata: Es una habitación igual de mediana que la anterior, solo que adornando sus paredes hay capsulas conectadas desde el suelo al techo, son como las capsulas de películas donde encierran extraterrestres, solo que en vez de ellos son infectados. El líquido que los mantiene a flote es de un color verde aguado, parece una sustancia pegajosa. Enfrente de nosotros estaban unos guardias tratando de poner en unas capsulas vacías a dos personas. Una de ellas era una chica que su pelo castaño se despegaba un poco de sus hombros de lo corto que era, de ojo color avellana y trataba de liberarse de un guardia que la sostenía por la espalda, el cual la dirigía hacia una capsula. El otro era un rubio dorado, su ojo era más o menos del mismo color de su cabello, gritaba el nombre de la chica mientras trataba de zafarse del agarre de su guardia.

— ¡Amber! ¡Amber!— sollozaba Josh hasta que se dio cuenta de nuestra presencia.

— Rómpeles los trajes— me dijo Toma desesperado, yo lo obedezco y con unos movimientos de mis dedos saco filosas cuchillas negras que se dirigen a gran velocidad hacia ellos y hacen una pequeña abertura en sus trajes.

Connor dirige unas finas olas que toman la abertura de sus trajes y las abren más, destrozándolo y dejándolos en calzoncillos. Toma maneja la electricidad de los fluorescentes y hace saltar unos rayos, electrocutando a los guardias que en vez de atacarnos intentaban cubrirse lo más que podían. Ellos reciben la carga de los rayos y se desmayan.

Josh, que se separa del hombre desmayado que todavía lo sostenía con un par de dedos, corre hacia Amber, que está completamente aterrada, sentada en el suelo y agarrando sus rodillas.

—No puedo creerlo...— susurra Josh cuando nos acercamos lo suficiente para ver a Amber, yo me arrodillo al lado de ella— ¡Todos ustedes están locos!— exclama, pero no regañándonos, sino con una amplia sonrisa y un tono de emoción y ansiedad que me contagio y entro por mis emociones haciéndome sentir orgullosa y feliz, con una alta necesidad de reír.

De repente Amber se pone de rodillas y en un movimiento rápido y me abraza.

—Gracias— gime, aún está llorando y siento mojada mi nuca por sus mejillas empapadas.

—No solo fui yo— digo con un tonito de alegría.

—Sé que ellos no hubieran venido, sé que tú eres la única idiota que les hubiera dicho que fueran aquí a salvarnos...

Yo largo una risita seca y miro a Toma, él nos mira con una amplia sonrisa, todos están sonriendo mostrando los dientes, menos Connor que seguramente está pensando en cómo salir de aquí, ya que está viendo para todos lados en busca de algo.

—Ellie— me llama Josh.

— ¿Qué pasa?

—te queda divino ese cambio de look, pero te veo mejor en rojo.

Hago una risa sin ganas. En eso levanto la cabeza y veo todas las personas encerradas en las capsulas abrieron sus ojos, nos están viendo suplicando ayuda con la mirada.

Me levanto y me dirijo hacia los bolsillos de los trajes destruidos. Nada, ni una llave, ni un botón para abrir esas abstractas jaulas.

— ¿Ellie, que ocurre? Tenemos que irnos— Toma me agarra del brazo y me levanta del piso, donde estaba rebuscando.

— ¿Dejando aquí a estas personas?— le pregunto.

*¿Podrán romperse con oscuridad?*

Ignorando los berrinches de todos, voy hacia las capsulas. Los miro frente a frente y hago que una especie de látigo demasiado largo salga de mi mano, pero sin despegarse de ella, como si estuviera adherida a mi cuerpo. Sin pensarlo más lo pongo en movimiento y azoto de forma horizontal y seguida todas las capsulas, haciendo añicos los cristales especiales.

Rápidamente me voy hacia atrás para evitar que ese líquido no tocara mi piel. Los cuerpos se desmoronaron en el suelo, unos se veían intentando pararse, otros con la respiración agitada incapaces de separarse del piso por sí mismos. Hay algunos que prácticamente están parados, dirigiéndose a la salida y gritándonos gracias por lo lejos.

—Busquen guantes o algo en los cajones— ordena Amber— puede que ese líquido sea mortal.

Josh y Eliot empezaron a sacar los cajones de manera brusca, hasta que encontraron cuatro pares de guantes, de los que usan los médicos para operar. Nos dividimos los pares dejándonos con los guantes a Eliot, Amber, Connor y yo. Josh y Toma son los más fuertes y usan los guantes de los trajes de los guardias.

Empezamos a agarrar personas, tan solo eran unas cuatro, las otras eran lo suficientemente estables para correr por sí mismo. Cada uno apoya una persona en su espalda y empieza a llevarlo. De esta manera solo Amber y yo nos quedamos sin quien salvar.

Vamos lo más rápido que podemos y nos perdemos otra vez en los pasillos que conforman laberintos difíciles.

Voy al último, vigilando si alguien nos sigue cuando veo detrás de una puerta abierta una capsula, el doble o tal vez el triple de ancha, con una hermosa chica adentro, tenía pelo castaño oscuro y ondulado y al parecer le llegaba a la cintura, no se podía saber exactamente ya que revoloteaba como si el viento lo soplara, sus brazos estaban delicadamente cruzadas arriba de su pecho, formando una cruz y sus piernas estaban juntas y un poco flexionadas, incapaz de tocar el fondo de esa capsula por el líquido que la elevaba. Parecía una sirena delicada que aunque estuviera destrozada seguía manteniendo su elegancia.

En unos segundos me doy cuenta

—... yo tenía una amiga llamada Haydee... me dijo que ella fue elected, pero cuando era niña le robaron la mayoría de los poderes y solo le quedaron el de tierra y oscuridad... Tenía un pelo castaño oscuro y ondulado que casi le llegaba a la cintura... Vi como se la llevaban los hijos de perra del gobierno...

—Haydee— susurro— ¡Haydee!— digo lo más fuerte que puedo para que me escuchen.

— ¿Encontraste a Hayde?— pregunta Josh.

—Ayúdenme a sacarla de aquí, no se ve a nadie adentro, pueden volver en cualquier momento los científicos o guardias que la vigilan.

Todos entramos a la habitación y yo con un movimiento rápido rompo la jaula y ella se desparrama por el piso como un vaso que se voltea y deja salir toda su bebida. Amber sostiene a la chica que tenia Toma y él acuesta en sus brazos a Haydee.

Salimos corriendo dejando atrás todo hecho un desastre, pero cuando se enteren ya no estaremos aquí.

—Ahora buscaremos a Aeryn— propone Josh mientras seguimos corriendo hacia no sé dónde.

—Ya es muy tarde, que Ellie vaya sola de distracción y para buscarla mientras nosotros escapamos— le niega Connor.

— ¿¡Por qué Ellie!?— exclama Toma.

— Mira no es momento de romanticismo, si alguno de nosotros va en vez de ella, seremos la cena de los científicos, muerte segura. Ella es elected, va poder derrotar a todos, quédate tranquilo que ella volverá sana y salva— explica Connor.

— Está bien, cuídate— dice sin aceptarlo del todo y escapan.

— Mira— Connor se dirige a mí— creo que la sala de los niños está en el piso tres, o sea este y creo que tiene algunas pegatinas para tranquilizar a los niños cuando se los llevan— *Que tranquilizante, si me están a punto de matar me muestran unas pegatinas de florcitas y ya estoy bien* ironizo en mi mente— Busca esa sala y vete lo más rápido de aquí— A continuación se van.

**

Creo que ha pasado media hora desde que comencé a buscarla y todavía no encuentro ninguna habitación. He tenido que esconderme en los lugares menos pensados y estoy demasiado cansada.

—Atención— una voz de una mujer sale por todos los parlantes de los pasillos, seguro se han enterado de lo de Haydee y las demás personas— algunos niños se han escapado de su sala especial, si encuentran a uno, por favor destruirlo, repito, destruirlo.

Se me hiela la sangre *¿¡Qué acaso son monstruos, como pueden destruir a un niño!?

Pero por lo menos no nos han descubierto. Justo en este momento veo que alguien pasara por este pasillo así que me escondo detrás de estos carros metálicos. Me doy cuenta que es un niño que anda con la mirada perdida, mejor dicho una niña, Aeryn.

Trato de ir a buscarla pero en el momento veo un científico un poco obeso y con entradas, su cabello es de un castaño oscuro y su cara es parecida a la de un sapo, me agarro de nuevo.

— ¡Tú!— le grita a Aeryn— ¡¿No te han enseñado a obedecer órdenes?!— la agarra del cuello y la levanta apoyándola en la pared, me hizo recordar cuando ese boss me ahorcó de la misma manera.

— Por favor, piedad— sollozaba Aeryn, retorciéndose y tratando inútilmente de zafar del agarre del científico.

El hombre saca una jeringa de esas que vi antes, solo que con liquido rojo. Se lo inyecta en el estómago atravesando la ropa y ella aúlla del dolor. El tira la jeringa haciendo que el vidrio se rompa y saca otra idéntica y se la clava esta vez en el brazo derecho. Repite la acción y saca otra mientras Aeryn aúlla cada vez más fuerte y desgarradora. Finalmente deja de gritar y sus ojos quedan mirando al infinito, mirando sin ver.

El hombre la suelta por lo cual hace que caiga resbalándose por la pared. Él patea el cuerpo sin vida de Aeryn. Saca un aparato de otro de sus bolsillos y aprieta un botón.

—Limpieza en el pasillo 16.

Me enfurezco, con él y conmigo, podría haber hecho algo, soy una imbécil.

Justo cuando se está por ir me levanto tirando el carro. Él me mira y sonríe.

—Tú tampoco sabes obedecer...

—No tengo que obedecer sus put*s órdenes.

El viene hacia mí y saca de su bolsillo otra jeringa. *¿Cuántas tenia?*

—Ríndete, si no, tu nunca saldrás de aquí con vida— trata de clavármela en el vientre pero yo saco una aureola negra de la palma de mi mano y la dirijo hacia la jeringa y rompo el cristal, haciendo que el líquido caiga en la mano del hombre. Veo como su piel se quema y grita. Me mira con terror y trata de escapar pero yo lo tiro al suelo y saco el mismo látigo que use para romper las capsulas. Lo agito y azoto tan fuerte que abro su cuerpo, dejando ver todo su interior. El grita de dolor, un grito que se apaga repentinamente y muere. Sin embargo yo sigo azotando haciendo salpicar su sangre en mi ropa y cara. Hasta que me doy cuenta que los de limpieza van a venir. Me detengo y me dirijo hacia Aeryn, unas cuantas lágrimas huyen de mis ojos, resbalándose por mis mejillas.

—Voy a usarlo cuando estemos todos juntos de nuevo, ya no quiero ver a mi familia llorar porque desapareció Josh ¡yo lo he encontrado y lo traeré devuelta así estaremos todos juntos y felices para siempre como en los cuentos!

Sin embargo dejo de sollozar silenciosamente y cierro sus ojos, así aparentara que está durmiendo y descansará mejor.

*No mataste a una persona, mataste a un monstruo, no a una persona, a un monstruo*

Me levanto y salgo corriendo antes de que venga el personal de limpieza. Tengo que salir de aquí.

**

Voy corriendo, tratando de encontrar una salida cuando de repente tengo que esconderme detrás de otro carro. Un hombre con un traje negro va hacia el pasillo de la izquierda, acomodándose su roja corbata, cuando veo su cabello despeinado y largo, su cara doy cuenta de quién es: Ese chico que me persigue para verme muerta.

Se veía muy diferente sin su ropa rota y ni suciedad, pero seguía teniendo su cabello despeinado y esa sonrisa de superioridad en su rostro.

*—Nos vemos esta noche, Ellie... *

*¿De verdad controlara mis sueños?*

Tengo que irme, pero quiero saber a dónde va y que hace aquí. No lo pienso dos veces y empiezo a seguirlo.

**

Varios pasillos más tarde, se detienen en una puerta grande y marrón, que contrastaba mucho con el pasillo y las demás puertas blancas. Tenían pequeñas ventanitas para ver el interior.

Él toca la puerta.

— ¿Quién es?— pregunta un hombre desde adentro, que por su voz creo que tiene cuarenta años.

— Soy yo— responde el joven.

— ¡Ah! ¡Pasa!

El joven pasa y lo pierdo de vista, con sonido escucho su conversación.

—Señor Warbeck— Es el jefe de experimental, Robert.

— ¿Has conseguido traerlo aquí? ¿La nueva arma?

— Sí señor— su voz no sonaba como el de un sirviente que obedece a su amo, si no con algo de rebeldía, siempre con su tono superior.

— No me digas señor, Jack, somos familia ¿Qué acaso no te acuerdas— se me hiela la sangre. Ese niño que parecía tan dulce, inofensivo es el, ese joven que quiere matarme sin importar que.

Unos segundos se quedan en silencio.

— ¿Qué ocurre, te sientes más?— pregunta confundido Robert.

— Un medar nos está escuchando.

Abro los ojos como platos *¡¿Qué mierd*?!*

— ¡Señor!— la voz de la dulce mujer del parlante aparece— ¡Han encontrado a los guaridas de la parte trasera encarcelados en algo invisible, uno ha muerto con sangre en sus orejas! ¡También, han encontrado las capsulas de la habitación dieciséis rotas y sin nadie adentro, y dos guardias electrocutados! ¡También al doctor Adolf prácticamente partido a la mitad! ¡Lo peor es que también se ha escapado el arma frontal!

— ¿¡Que!?— grito desquiciado Robert.

— El medar que nos está escuchando ha sido el primero en entrar a estos edificios y ocasionar tantos problemas— dice con calma Jack, hasta su voz parece divertida.

— ¡Guardias! ¡Vengan aquí lo más pronto posible!

Empecé a correr y sentía pasos y disparos detrás de mí. Doblo a un pasillo pero no hay más camino solo una ventana. Mientras voy corriendo trato de romperla con agua, después con fuego, tierra. Nada funciona y pronto quedare atrapada. A un metro del cristal pruebo con oscuridad y logro partirlo. Salto sin importar nada y me doy cuenta de que está más alto de lo que yo pensé. Hago más suave mi caída con aire y aterrizo.

Con la respiración entre cortada miro hacia arriba, nadie se atreve a saltar. Veo que un mechon rojo cae en mi cara, ya se acabo el tiempo de la ilusión temporal. Sonrió y me voy lo más lejos de aquí.

¿Llegaron ya? ¡Ya! Dios si que leen rápido. Okno jajaja hola no había muerto solo preparaba el mejor capítulo hasta ahora del libro!! Aunque eso ya es decisión de ustedes. Espero que estén bien, en especial los de Chile y Argentina, aunque eso ya paso jajaja gracias por la espera :3 y nos vemos en el próximo capitulo, cuídense CHAO CHAO  


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