Capítulo 6

ZEE

El visionado de las imágenes del CCTV no ha dado los frutos esperados. Con ayuda de Jenny he ido conociendo a los vecinos de Saint y en las imágenes no se ve a nadie fuera de lo normal. Me frustra la idea de no encontrar lo que esperaba, pero sigo pensando que alguien cercano a Saint es su acosador.

Las fotos son de su rutina diaria, pero hay una en concreto que no me quito de la cabeza. Esa instantánea la enviaron por correo electrónico y Saint no sabe de su existencia, Mew la interceptó y me pidió que no se lo contara.

Se trata de una foto de Saint con la cabeza apoyada en una almohada y parece que está durmiendo. Han cerrado mucho el ángulo, pero juraría que se ha tomado en su dormitorio. Si lo que creo es cierto ese lunático ha estado en su casa. Por supuesto he cambiado la contraseña y he colocado mi propio sistema de seguridad en el apartamento. Voy a atrapar a ese tipo como sea.

Durante toda la tarde y parte de la noche me he entretenido colocando mis cosas, que Kao me ha acercado, en la habitación de invitados. La habitación es amplia y muy luminosa, como el resto de la casa. No cuenta con un baño por lo que Saint y yo debemos compartir el suyo. Dejo mis productos de aseo y mi cepillo de dientes en la gran encimera de mármol del baño. La imagen me gusta bastante, hace que me sienta extrañamente en casa, es un poco raro ya que no hace ni 24 horas que estoy aquí.

Ya son casi las 23.00 h y Saint no llega. Llamo a Tine para pedir reportes sobre nuestro cliente y al tercer timbre me contesta.

—¿Qué tal todo por ahí? — pregunto intentando que no se me note la ansiedad.

—Todo bien jefe, estamos en camino al apartamento, nada sospechoso por ahora— me resume con su típico tono profesional.

—Perfecto, estaré esperando en el portal para relevarte de tu puesto— le comunico antes de colgar.

Me doy una ducha rápida, me pongo un pantalón de lino cómodo y una camiseta, me peino con las manos y bajo a esperar a Saint. Tengo que admitir que estoy ansioso por verlo, intento respirar y que no se me note, pero no creo conseguirlo.

Al poco rato Saint baja del todoterreno de Tine y viene caminado hacía mí, es un verdadero ángel, lleva un pantalón vaquero ajustado y una camiseta sencilla de algodón blanco, su pelo alborotado y sus mejillas un poco rojas. Es perfecto.

Cuando llega y por fin se fija en mí sus ojos brillan un poco, o eso creo apreciar, a lo mejor es más un deseo mío que la realidad.

—Hola Zee, ¿me esperabas? — me pregunta con timidez.

—Claro, es mi trabajo debes estar siempre acompañado Saint, ya te lo he dicho.

Sus ojos se oscurecen y su boca se pone seria, veo su cambio de actitud al instante y no sé qué he hecho, pero Saint se mete en el ascensor y aprieta el botón de subida sin esperarme.

Maldigo para mí mismo y veo a Jenny mirándome con cara de pocos amigos.

—¿Qué he hecho? — le pregunto

—Di mejor que has dicho – me responde ella con un tinte de reproche en la voz.

—¿Qué? — no sé a qué se refiere y la miro desconcertado.

—Me parece que Saint quiere ser para ti algo más que trabajo— me dice ella con un mohín, reprochándome que no me entere de algo tan obvio.

Será obvio para ella, pero no creo que Saint me vea de ese modo, quizá si le gusto físicamente, en realidad no estoy nada mal, pero ese ángel jamás se fijaría en mí.

—Nunca he visto a Saint traer a nadie a su casa. ¿No te dice nada que deje que te quedes en su casa, en vez de alquilar un apartamento en este edificio? Podrías hacer perfectamente tu trabajo desde otro piso— me pregunta como si estuviera hablando con alguien que no se entera de nada.

Llamo al ascensor y me despido de Jenny, no puedo dejar a Saint solo mucho tiempo.

Al llegar lo veo sentado en el pasillo junto a su puerta. He cambiado la contraseña y no he podido decirle la nueva.

—Creo que no puedo entrar en mi propia casa— me dice con voz cansada.

—Perdona Saint te has ido tan rápido que no he podido decirte que he cambiado el código.

Tecleo el nuevo código en el panel y le pido que lo memorice.

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Él me mira y asiente con la cabeza, parece exhausto y un poco triste. Sin pensarlo mucho le ayudo a levantarse y le rodeo con mis brazos. Creo notar un breve temblor, pero no me aparta y se apoya en mí para llegar al apartamento.

—¿Tienes hambre? ¿Quieres que pida algo de comer? — le pregunto con una sonrisa.

—Claro, pide lo que quieras mientras me doy una ducha— me contesta mientras se dirige al baño.

Miro su hermosa espalda caminando hacía el dormitorio y siento que algo dentro de mí explota. Es una sensación de comodidad y calidez que hace tanto que no experimento. Supongo que es algo parecido a la felicidad. No sé hasta qué punto Saint está interesado en mí, pero estoy dispuesto a averiguarlo.

SAINT

Por fin terminamos el rodaje por hoy, me cambio de ropa y me despido de todos incluido Earth. No hemos tenido tiempo de hablar de su hombre soñado, por lo que hemos quedado en salir el fin de semana. Tengo que contarle a Zee todo esto porque se empeñará en acompañarme.

—No importa llévalo y te lo follas en el baño del club— me dice Earth tan tranquilo.

—¿Pero qué empeño os ha entrado a todos con que me lo folle en un bar? — le pregunto.

—Zee es mi guardaespaldas nada más. Tarde o temprano descubrirá en que trabajo y saldrá como alma que lleva el diablo. No quiero sufrir otra vez.

—Entonces me estás diciendo que te gusta de verdad. — me interroga con su carita de ángel.

—Yo no he dicho eso— le hago una burla y le enseño la lengua.

—Claro que sí. Si no te gustara te importaría un pimiento que se entere en que trabajas y te lo follarías en el baño de cualquier bar, estas jodido Saint.

—Pero bien jodido, Earth— le respondo con las lágrimas al borde del precipicio.

Intento cambiar de tema y centrarme en su hombre maravilloso.

—¿Y tú no estás jodido también? — le pregunto mirándole a los ojos.

—Mucho, no sabes cuánto. Pero hay algo que debes saber, Kao sabe perfectamente a lo que me dedico. También sabe a qué te dedicas tú. Es amigo de Mew desde la infancia, está al corriente de todo. –me confiesa.

Me quedo helado y creo que mi corazón se para un momento. Si Kao lo sabe, podría decírselo a Zee y no estoy preparado para afrontar eso ahora mismo.

—No te preocupes por Kao él no dirá nada. Es leal a sus amigos y le he pedido que no le cuente nada a sus empleados. Para mí no es importante que alguien sepa cómo me gano la vida, pero sé que para ti lo es todo. –intenta tranquilizarme.

—Gracias por siempre cuidar de mí— le digo mientras lo abrazo.

—Tú cuidaste de mí cuando más lo necesitaba, así que quedamos en que nos cuidamos mutuamente— me regala una sonrisa y camina hacía la calle donde su hombre maravilloso lo está esperando.

—Buenas noches Saint— me saluda Kao con la mano.

Le devuelvo el saludo y me meto en el tanque con Tine.

El camino de regreso a casa es silencioso, pero realmente lo agradezco, ahora mismo mi mente es un torbellino y necesito poner un poco de orden antes de ver a Zee.

Llegamos en un tiempo record a mi apartamento, este chico tiene que relajarse al conducir, es un peligro potencial.

Me bajo un poco mareado por la velocidad y me despido de Tine. Entro en el portal y una visión maravillosa me está esperando.

Zee está sentado en el sofá de la recepción mirando algo en su móvil. Lleva un pantalón de lino y una camiseta básica. Hasta ahora siempre lo he visto con traje, pero esta noche con su look informal y relajado, su pelo negro salvaje y su sonrisa está tan guapo que me cuesta respirar.

Lo saludo y le pregunto si me esperaba, me sonríe y me dice que es su trabajo no dejarme solo en ningún momento.

Se me cae el alma a los pies y sé que se ha dado cuenta, pero me importa un bledo. Me meto en el ascensor y pulso el piso 16. Lo dejo en el vestíbulo con cara de asombro.

Trabajo, trabajo, trabajo, no deja de decirme eso y yo tengo que pillarlo de una puta vez, para él no soy nada más.

¿Cómo he podido pensar otra cosa? ¿Vivo en el mundo real? La vida me ha enseñado que los cuentos de hadas no existen y mucho menos tu alma gemela. Tengo que volver a centrarme porque esto que me está pasando acabará conmigo.

La puerta del ascensor se abre y camino por el pasillo hasta la puerta de mi piso. Introduzco el código y un pitido de advertencia me dice que no es el correcto. Lo vuelvo a teclear y nada. No tengo fuerzas para esto, me siento en el pasillo y espero que Zee llegue y me dé el código nuevo que sospecho ha cambiado nada más salí de casa.

Enseguida el ascensor se abre y veo a Zee caminando hacia mí con cara de circunstancias. Seguramente no tiene ni idea de lo que me pasa, pero no lo culpo, no le sé ni yo.

Le digo que no puedo entrar y él teclea el código nuevo y me dice que lo memorice.

La verdad lo he olvidado en cuánto lo ha puesto y no me importa, estoy demasiado cansado para memorizar nada.

Me ayuda a levantarme y me rodea con sus brazos, no intento que se aparte no tengo fuerzas ni para rechazarlo. Zee me pregunta si tengo hambre y me dice que pedirá comida mientras me ducho.

Me dirijo al baño y enciendo la luz, en la encimera del baño me encuentro el cepillo de dientes de Zee y todos sus productos de higiene junto a los míos. Una sensación cálida me inunda, me gusta ver sus cosas aquí, es como si mi apartamento de repente fuese un hogar.

Cierro la puerta, me desnudo y entro en la ducha. En cuanto el agua toca mi piel mis lágrimas corren por mis mejillas sin control. Todo lo que ha pasado esta semana me golpea de repente. Mi acosador, mis sentimientos por Zee, el trabajo que cada vez me deja más vacío por dentro. Todo eso que me hace anhelar tener una vida normal me hiere el corazón.

Dejo que todo salga y que el agua caliente se lleve mi pena, cuando salga de este baño la tristeza se quedará en él y yo pondré mi mejor cara para Zee. Al fin y al cabo, soy actor y fingir se me da de maravilla.

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