Capítulo 29

ZEE

Saint ha estado inconsciente todo el trayecto hasta el hospital, los sanitarios me han dicho que está estable, sus constantes son buenas, pero que está algo deshidratado y el cansancio ha podido con él, me dicen que no me preocupe que pronto despertará. Es tan fácil decir eso cuando no es el amor de tu vida el que está en esa cama inconsciente, pero yo ya he pasado por esto y sinceramente estoy empezando a odiar los hospitales.

En cuanto llegamos se llevan a Saint a observación y no me dejan pasar más allá de las puertas de urgencias.

Aprovecho el tiempo para llamar a Earth, tengo mil llamadas perdidas de su teléfono.

-Zee, ¿cómo está Saint? – casi me grita por el auricular.

-Está estable, lo están examinando ahora – le cuento.

-¿En el universitario? – me pregunta.

-Sí, estoy en la sala de espera de urgencias – le respondo.

-Yo estoy en la UCI vine a ver a Gulf, voy para allá para que tú puedas ver a tu hermano – me dice y cuelga antes de que le replique, me conoce demasiado bien.

Mientras espero a Earth veo salir a Fiat acompañado de Tine, tiene un ojo morado y el labio partido, pero no ha perdido ese aire de niño bueno que siempre ha tenido.

-Fiat, veo que te han remendado un poco – le digo.

-Zee, ¿cómo está Saint? – me pregunta.

-Está bien, lo están atendiendo ahora, no te preocupes saldrá de esta – le contesto.

-Lo siento mucho Zee, por todo. Por besar a Saint, por dejarlo solo y por ser un mal compañero – me dice entre sollozos.

-Fiat hiciste lo que tenías que hacer, Saint cree que eres un buen abogado y confió en ti para que lograras conseguir ayuda. Fue gracias a tu coche que pude localizar en primer lugar a mi marido, así que no tengo nada que perdonar – le digo.

-Gracias, ya veo porque Saint te ama tanto, eres un gran hombre – me contesta.

-En cuanto al beso, como se te ocurra volver a intentarlo te volveré a estropear esa cara de niño bonito – le advierto con mi mejor sonrisa.

Fiat traga saliva y asiente con la cabeza. Tine y él salen hacia Kan Security, Kao no se fía que esté a salvo en ningún otro sitio.

Después llega Earth como un torbellino, se tira a mis brazos y me da las gracias.

-Zee eres el mejor, otra vez has salvado a mi hermano – me dice soltándome de su abrazo.

-Tu marido también ha ayudado un poco – le digo.

-¿Un poco?, mi marido es el mejor – me dice con mucho orgullo.

-Por supuesto, no he dicho lo contrario – me río un poco de él.

-Ahora vete a ver a tu hermano, Mew está con él, pero necesita descansar – me dice.

-Cuando sepa algo de Saint... - empiezo pero Earth me calla con su mano en alto y su cara con un gesto que no me deja opción.

-Ve ahora, yo me quedo aquí y cuando se despierte te aviso, ¿vale? – me ordena y yo, como no puede ser de otra manera con este testarudo, obedezco.

El área de la UCI está muy tranquila, apenas se oyen ruidos o gente pasar. La enfermera me indica la habitación de Gulf y entro en ella con la sensación de que le he fallado a mi hermano. En el torbellino de mis emociones decidí dejar a mi hermano en manos de Mew y concentrar mis esfuerzos en la tarea de encontrar a mi marido. Tuve que elegir y elegí a Saint, y ahora que todo ha pasado la culpabilidad me ataca con saña.

-Zee, hola ¿cómo está Saint? – me pregunta Mew levantándose del lado de mi hermano.

-Estable, lo están revisando ahora, Earth está con él – le respondo.

-Tus padres han salido a comer, volverán enseguida – me cuenta.

-¿Cómo está mi hermano? – le pregunto, aunque puedo ver que bastante mal.

-Los médicos dicen que se está recuperando, hay que esperar a ver si el pulmón empieza a funcionar por sí solo. Que tengamos paciencia, ya ves, algo que no tengo ni he tenido nunca – me dice.

-¿Y tú cómo estás? – le pregunto.

-Creo que me volveré loco, pero aguantaré, no saldré de aquí hasta que Gulf se recupere – dice muy seguro.

-Sabes, cuando éramos pequeños quemé la alfombra del salón jugando con el mechero de mi padre, me había dicho que no podía cogerlo, que era peligroso, pero yo no hice caso y casi incendio la casa. Gulf le dijo a mi madre que había sido él y se llevó el castigo por mí. Cuando mis padres tenían que estar fuera por alguna misión vivíamos con mi abuela, me acuerdo que una de esas veces, Gulf tendría como quince o dieciséis años, mi abuela se desmayó en la cocina. Entré en pánico, no sabía qué hacer pero mi hermano me dijo que llamara a emergencias, mientras él le hizo la maniobra de reanimación, le salvó la vida. Gulf siempre ha sido un cuidador, una persona que está ahí cuando es necesario. Mi hermano ha sido médico desde siempre, pero ahora necesita que alguien lo cuide a él, que de verdad lo proteja – no sé por qué le cuento todo esto, quizá me lo diga mí mismo para despejar mi mente de la sensación asfixiante de que le he fallado totalmente a mi hermano.

-Yo seré esa persona, él es lo más importante para mí, y él lo entenderá – me dice.

-¿Entenderá?

-Que tuviste que buscar a tu marido, no lo verá como una traición, cuando lo encontré destrozado en el suelo del salón, lo primero que me dijo es que te llamara para que salvaras a Saint. Él sabe lo que significa Saint para ti, por lo tanto él lo protegió lo mejor que pudo – me dice.

-Gulf tiene mucha suerte de tenerte, me alegro de que tenga a alguien que estará con él contra viento y marea – le digo sinceramente.

-La suerte es mía, Gulf me ha dado una nueva vida, una que nunca me imaginé que pudiera ser para mí, y no voy a renunciar a eso, lucharé por él, estaré aquí para él siempre – me dice como una promesa.

Mi hermano no puede estar en mejores manos, Mew lo ama con todo su corazón, y Gulf es fuerte tiene razones para vivir, tengo que pensar que se recuperará, mi hermano se recuperará estoy seguro.

Me acerco a la cama donde una máquina respira por mi hermano, le digo que Saint está bien, que tiene que recuperarse pronto, que si no le diré a papá que él estrelló su coche contra la puerta del garaje cuando estaba intentando sacarlo sin su permiso.

Oigo a mi padre reír detrás de mí, me giro para ver como mi madre entra en la habitación para abrazarme con fuerza.

-Ya sabía lo de la puerta del garaje – me dice mi padre abrazándome también.

-¿Cómo está Saint? – me pregunta mi madre.

-Está bien, Earth está con él, me llamará en cuanto los médicos acaben de examinarlo – les cuento.

-Mamá pareces muy cansada, deberías ir a casa y dormir un rato, en cuanto sepa algo de Saint te llamo – le pido.

-Estoy bien, cuando vea a Saint me iré un rato a descansar, es mi hijo también y no me iré hasta que sepa que está fuera de peligro – me dice con un tono que me dejaba muy claro que no la iba a convencer.

-Está bien, iré a ver cómo va y te aviso ¿vale? – le ofrezco, ella asiente y va a sentarse junto a mi hermano.

Salgo de nuevo hacia la sala de urgencias, estoy agotado mental y físicamente, solo quiero abrazar a mi marido y llevármelo a casa. Ahora que la adrenalina ha abandonado mi cuerpo me siento desfallecer, después de esto nos merecemos unas puñeteras vacaciones, unas en las que no pienso salir de la cama.

Cuando llego a urgencias Earth me hace una seña, por lo visto el médico ha terminado de examinar a Saint.

-¿Sr. Pruk? – me pregunta.

-Sí, soy Zee Pruk, ¿cómo está mi marido?

-Un poco deshidratado y agotado, pero nada que una noche de descanso no arregle, ha preguntado por usted, una enfermera le llevará hasta su habitación – me dice.

-Gracias doctor – le respondo.

Minutos después una enfermera nos deja a Earth y a mí frente a la puerta de la habitación de Saint. Earth entra como un vendaval y se tira en los brazos de mi marido, que lo mira como si estuviera loco, pero le devuelve el abrazo con el mismo cariño. Yo lo observo desde la puerta con los brazos cruzados, mi marido está aquí conmigo, tan bello como siempre y por fin el hueco de mi pecho se cierra dejándome respirar con normalidad.

-Bueno yo me largo, tengo que recoger a Gun de sus clases, los dejo solos – nos dice Earth saliendo por la puerta.

-Hola – me dice mi marido mirándome como si no me hubiese visto en años, y a mí también me lo parece, una eternidad desde que lo tuve en mis brazos.

-Hola mi ángel – le contesto acercándome a él lo más rápido posible.

Saint sale de la cama y cuando lo tengo frente a mí lo abrazo como si no fuese hacerlo otra vez. El miedo, la ansiedad y la culpa se agolpan en mi garganta impidiéndome decirle cuanto lo he echado de menos.

-Te he echado de menos mi amor – me dice apretando su cara contra mi pecho, él lo sabe mejor que yo, sabe lo que siento, lo que pienso, todo de mí.

-He pasado mucho miedo Saint, pensé que te perdía – le digo entre sollozos que ya no puedo controlar.

-No llores cariño, estoy aquí, estamos juntos y yo no volveré a irme. Voy a dejar que el caso lo termine alguien de mi equipo, y nosotros nos iremos un tiempo, donde quieras tú y yo solos – me dice.

-Pero Saint has trabajado mucho por este caso, no puedes irte – le digo.

-He trabajado mucho, el caso está listo para ser ganado, no tengo que ser yo quién esté ahí, ahora tengo que estar contigo, necesito estar contigo – me responde.

-¿Seguro? – le pregunto.

-Sólo llévame a casa, quiero ir a casa – me pide.

-Claro cariño, te llevaré a casa – le digo levantando su barbilla para poder mirarlo a los ojos.

-Te amo Zee, gracias por encontrarme – me dice.

-Yo también te amo mi ángel – le digo, después mis labios se posan sobre los de Saint y mi corazón vuelve a latir de nuevo.

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