Capítulo 24
SAINT
No sé muy bien cuanto tiempo ha pasado, pero la luz no entra por el pequeño ventanuco por el que Fiat ha escapado. Mi mente navega entre oscuros pensamientos, no me puedo creer que esté de nuevo en esta situación, ¿por qué me rodeo de enfermos mentales? Recorro el caso de arriba abajo, si estoy en lo cierto el ministro tiene que ver con todo esto ayudado por alguien de mi equipo. Yo voto por John por varias razones, la primera la extraña indigestión de Mary, creo que la quitaron de en medio para poder meter a John en mi equipo. La segunda ha estado dentro del caso casi sin llamar la atención, poco a poco se fue ganando la confianza del miembro más débil, Fiat es demasiado confiado para su propio bien. Y por último confío en Ty, él jamás haría algo así y él me juró que New es igual de confiable.
Todo esto me lleva a una pregunta que lleva rondando por mi cabeza desde hace tiempo, ¿cómo sabía dónde vivía?, en los registros de Panam está mi antigua dirección, he querido cambiarla desde que me mudé con Zee, pero no he tenido oportunidad de ir a recursos humanos a hacer ese trámite. Fiat sabe dónde vivo, pero él también se preguntaba como carajo me habían encontrado, por lo que deduzco que él no se lo ha dicho a nadie.
Tengo mil preguntas que no tienen respuesta, así que me siento en un rincón a la espera de que mi carcelero vuelva y se dé cuenta de que Fiat ya no está, seguramente seré el blanco de su ira, pero no pienso dejarme avasallar sin pelear.
ZEE
Llego a la oficina y entro como una bala en el despacho de Kao, allí ya están Max y Tine esperando instrucciones.
-Zee, bien ya estamos todos – dice Kao asumiendo el mando.
- ¿Has podido rastrear el móvil de Saint o de Fiat? – le pregunto.
-Preecha está en ello ahora mismo, pero hablemos un momento – me dice.
- ¿Hablar? – le contesto sin saber a qué se refiere.
-Zee, vamos a tranquilizarnos un momento y pensar con la cabeza. Tenemos que averiguar quién está detrás de todo esto, porque correr como locos en círculos no va a salvar a Saint – me explica.
Me dejo caer en el sofá de su despacho y suspiro largamente para tranquilizar mi alterado corazón, sé que tiene razón, pero razón es lo que precisamente me falta ahora mismo. Me ahoga la sensación de terror que tengo anclada en el pecho, necesito encontrarlo o enloqueceré.
-He llamado a Ty y a ese amigo suyo que trabaja con victimas especiales, New. Los he citado en diez minutos y también a un tal John que por lo visto es nuevo en el equipo de Saint. Hemos supuesto que alguno de ellos es el que ha estado filtrando pormenores del caso y ha proporcionado información personal de Saint – sigue explicándome.
-Bien, entonces partimos de la base de que ninguno es fiable, los separaremos y los interrogaremos individualmente, me quedo con Ty, aunque es improbable que sea él, si lo es lo mataré con mis manos por hacerle eso a Sammy – dice Max aplicando el protocolo estándar en estos casos.
-Está bien, Tine tú te ocuparás de New y yo me pondré con John – ordena Kao.
- ¿Y yo? – pregunto, necesito hacer algo o acabaré tirándome por el balcón.
-Tú ve a hablar con Preecha, en breve tendremos las imágenes de seguridad de tu barrio y necesito que le eches una mano con eso y el rastreo de los móviles – me dice y sé lo que hace, simplemente me mantiene cuerdo hasta que demos con el sitio donde puede estar mi marido.
-Está bien, manos a la obra entonces – le digo levantando mi culo del sofá y dirigiéndome al departamento de informática.
Por el camino pienso en Saint, ¿estará asustado?, seguro que sí, pero es fuerte y sé que aguantará hasta que dé con él, por favor que así sea, me digo a mí mismo.
Cuando llego al área informática tropiezo con Michael Green que sale perdido en sus pensamientos.
-Zee, perdona no te vi venir – me dice disculpándose.
-No te preocupes, yo también voy despistado, ¿qué haces aquí? – le pregunto.
-He venido a traer a mi hija, parece que ha hecho buenas migas con tu jefe de informática – me dice con una sonrisa.
-¿Un café? – me invita.
-Lo siento Michael pero ha pasado algo y no puedo entretenerme ahora – le digo sorteándolo a paso ligero.
-Zee, espera ¿puedo ser de ayuda? – me dice.
-No creo Michael, mi marido ha desaparecido y por lo que he podido averiguar lo han secuestrado debido al caso que está llevando – le resumo mientras sigo mi camino.
Él igualmente me sigue hasta el despacho de Preecha donde lo encuentro en compañía de la joven hija de Michael enfrascados en una pequeña discusión.
-Preecha, ¿has encontrado algo que me pueda valer para encontrar a Saint?
-Hola Zee, he intentado ubicar el teléfono de Saint y el de Fiat, pero no estaban operativos. He querido encenderlos a distancia, pero parece que no solo están apagados. Le he pedido a la compañía que me mandara la última ubicación desde la que se conectaron y los dos perdieron la señal aquí – me dice señalando un punto en el mapa a doscientos kilómetros de mi casa.
-¿Qué hay en esa dirección? – pregunto.
-Pues un inmenso paraje boscoso con infinidad de propiedades regadas aquí y allá – me responde.
-¡Joder! – no me lo puedo creer, otra vez no.
-Tranquilo Zee, algo habrá que podamos hacer para acotar la búsqueda, ¿no? – pregunta mirando a su hija y a Preecha.
-En realidad sí, cuando llegaron estábamos discutiendo precisamente eso – dice su hija con una sonrisa.
- Bueno par de cerebritos, ¿nos lo explican a los simples mortales? – pregunta Michael.
- El coche de Fiat, lo hemos seguido hasta que ha salido de la ciudad, seguía la misma dirección que nos ha dado la compañía telefónica, pero al llegar a la zona rural lo hemos perdido. Yo le digo que es un Ford Ranger de 2019 y ella que es un Ford Maverick – nos explica.
-Es un Ford Ranger, ¿qué importancia tiene eso? – le pregunto.
-El Ford Ranger de 2019 tiene un sistema de localización GPS integrado que avisa a una central de emergencias si por ejemplo tiene un accidente y se activan los airbag – me explica Preecha.
-Y resulta que Kan Security tiene un contrato con la central de emergencias del condado, por lo que si introducimos la matrícula del coche de Fiat, nos dirá dónde está en estos momentos – continua explicando Angelica Green, estos dos son como las dos caras de una misma moneda.
Un minuto después que se me antoja una eternidad Angelica nos señala un punto en el mapa donde aparece en rojo la matrícula del Ford de Fiat, está en una finca a cien kilómetros de donde los teléfonos perdieron su señal.
-Mándame la ubicación a mi teléfono Preecha y dile a los chicos donde estoy – le digo saliendo a toda prisa hacia el aparcamiento.
-Zee, espera – oigo a Michael correr tras de mí.
-¿Qué quieres Michael? – le digo con disgusto cuando me atrapa por el brazo.
-No puedes ir solo a ese sitio, no sabes con qué te vas a encontrar – me dice.
-Suéltame Michael no quiero hacerte daño, pero no tengo tiempo para discutir, Saint está en peligro y no pienso esperar a que la policía se movilice – le digo soltándome de sopetón.
-Zee, voy contigo – me dice Max saliendo de la sala de juntas donde estaba hablando con Ty.
-¿Has acabado aquí? – le pregunto.
-Sí, este tipo no ha hecho daño a nadie en su puñetera vida, así que lo mandaré a casa con Sammy – me dice.
-Bien, entonces vamos de una vez – le digo corriendo hasta mi coche.
Ya voy Saint, aguanta mi ángel, solo un poco más.
SAINT
Me despierto de mi duermevela con una sacudida brusca, me levanto del suelo sobresaltado y veo a ese lunático mirándome con cara de incredulidad.
-¿Dónde está, maldito imbécil? – me dice señalándome amenazadoramente con el dedo.
-No sé de qué me hablas, si me preguntas por Fiat debe estar a varios kilómetros de aquí – le digo con un guiño.
-Maldito abogaducho del demonio – dice cogiéndome por el cuello y lanzándome contra la pared.
-Déjalo ahora mismo – oigo una voz ronca desde la puerta.
-El otro abogado ha escapado – le dice el del tatuaje en el brazo.
-Pues ve a buscarlo, que para eso te pago – le dice el hombre que no puedo ver, su voz me es muy familiar.
Cuando el chiflado me suelta y el hombre entra en la habitación creo que estoy soñando.
-¿Papá? – pregunto porque no me lo puedo creer.
-Sí Saint, ahora relájate un poco y hablemos.
Esto tiene que ser una pesadilla, seguro que me han vuelto a drogar y estoy alucinando porque no puede ser verdad.
FIAT
El brazo me duele horrores, y el aire frío me araña la cara con saña, pero no puedo dejar de correr. Necesito encontrar una carretera o alguna casa desde donde pueda llamar a la policía o a Kan Security. No dejo de pensar en Saint, lo he dejado solo con ese bestia que puede matarlo, pero no teníamos más opción me repito una y otra vez.
No he visto a nadie siguiéndome, pero no puedo estar seguro de eso, así que sigo corriendo. Tropiezo con la maleza y vuelvo a levantarme, si me rindo no solo será mi fin sino también el de Saint.
De repente veo luces a unos doscientos metros de donde estoy, es una casa. Parece que es una cabaña, rezo para que tengan un teléfono o por lo menos un móvil. Llamo desesperadamente a la puerta y un hombre de unos cuarenta años me abre sorprendido por mi urgente manera de llamar.
-¿Puedo ayudarle? – me dice mirando mi cara con espanto.
-Por favor, necesito su ayuda, me han atacado solo quiero hacer una llamada – le digo llorando de miedo.
-Pasa, hay un teléfono en el salón – me dice y me deja entrar, por esta vez he tenido suerte.
-Gracias, de verdad – le digo cogiendo el teléfono y marcando el número de información, los teléfonos los tengo agendados en mi móvil y no me los sé de memoria.
Le pido a la operadora el teléfono de Kan Security y enseguida me ponen con la recepción.
-Señorita necesito hablar urgentemente con Zee Pruk – le pido.
-Zee ha salido a una misión – me indica.
-¿Me podría pasar con su móvil? , es una urgencia soy Fiat y me han secuestrado junto a Saint – le resumo.
-No se retire intentaré pasarle – me dice y al segundo me da la señal de llamada desviada.
-¿Sí? – me contesta una voz ronca.
-Zee soy Fiat – le digo.
-¿Fiat? ¿Dónde coño está Saint? – me grita.
-Estamos en medio del bosque, nos secuestraron frente a tu casa el sábado por la mañana, yo logré escapar, pero todavía tienen a Saint, tienes que venir – le cuento.
-Tengo una ubicación aproximada de donde pueden estar, necesito que me confirmes que tu coche está cerca de la casa – me dice.
-Sí, lo tienen en la parte trasera – le contesto.
-Fiat no te muevas de ahí, llama a la policía y diles donde estás. Seguramente te estarán buscando no salgas, escóndete en algún lugar seguro hasta que lleguen los refuerzos – me explica.
-Está bien, por favor date prisa Zee, ese lunático es capaz de cualquier cosa, no quise dejarlo solo, pero Saint me dijo que tenía que buscar ayuda, de verdad que lo siento mucho – le digo sin poder evitar sollozar como un niño.
-No pasa nada, lo has hecho bien, ahora haz lo que te he dicho – me dice y cuelga para que pueda llamar a la policía.
Llamo a la policía y les pongo en situación, me dicen que mandarán algunas patrullas y que no salga de la casa. El dueño de la cabaña y yo decidimos meternos en el sótano y cerrar con llave toda la casa, no quiero que nos encuentren antes de que llegue la policía, no he estado tan asustado en toda mi vida.
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