Capítulo 16
GULF
Llevamos dos meses viviendo juntos y todavía me siento irreal. Esta casa que ahora es nuestra casa, no se siente un hogar. Todo lo que hay en ella nos pertenece a alguno de los dos, lo hemos traído con nosotros de nuestras vidas pasadas. Esta casa necesita algo nuestro, algo que sea de los dos, algo que me haga sonreír cuando llego después de mil y una horas de dura guardia. Pienso mucho en eso estos días y hablando con Saint durante una cena familiar me dijo que tenía una foto estupenda de los dos que sacó mi madre el día de la boda de Zee y Saint.
Esta mañana me la envío al correo y cuando la abro me deja sin aliento. Mew está radiante, como siempre, pero eso no es lo que me pone la carne de gallina. En la foto estamos los dos mirándonos de frente, en el precioso jardín iluminado del hotel donde celebramos la boda de mi hermano. Yo lo miro a él con una sonrisa en mi cara, como si no existiera nada más en el mundo y él me mira a los ojos con tanto amor que cualquiera que la viera se le saltaría un latido. Nos representa a tantos niveles, es tan perfecta que decido que la necesito en casa. Aprovecho mi día libre y me dirijo a un estudio de fotografía y le digo al chico que me atiende que necesito la foto en un tamaño grande y en blanco y negro. Él mira la foto, la coloca en su ordenador y cuando la tiene en pantalla empieza a retocar la luz, el enfoque y no sé cuántas cosas más que no entiendo en absoluto. Después la retoca para que aparezca en blanco y negro y es perfecta.
Le doy el visto bueno y el chico me recomienda que en ese formato tan grande lo imprima en lienzo. Es un poco más caro, pero el resultado es impresionante.
-Una foto así se merece un buen marco – me dice el chico.
-Lo sé, ¿qué me recomiendas? – le pregunto.
-Un marco negro sencillo, pero aparente. Que no le quite protagonismo a la foto, que le añada el punto final, la guinda del pastel, por así decirlo – me contesta.
-Me fío de tu talento, el que elijas estará bien – le digo con una sonrisa.
-Tardará un rato, puedes sentarte ahí y esperar – me dice y se va a la trastienda a preparar lo que le he pedido.
Mientras espero Mew me manda un mensaje preguntando donde estoy. Le contesto que en breve estaré en casa con una sorpresa y que busque su caja de herramientas. Él me manda una interrogación, y yo no le contesto, quiero sorprenderlo.
Media hora después el chico sale con mi pedido y el resultado es totalmente impresionante.
-Es precioso, muy buen trabajo – le agradezco.
-Su novio es un hombre con suerte – me dice y yo me sonrojo hasta los dedos de los pies.
-El que tiene suerte soy yo – le contesto.
-Espero que le guste – me dice.
-Gracias, le encantará – le digo despidiéndome y saliendo por la puerta.
Tardo poco más de quince minutos en llegar a casa, cuando entro en el portal Jenny me saluda con la cabeza.
-Buenos días Jenny – la saludo.
-Buenos días Gulf, ¿qué llevas ahí? – me pregunta.
-Una sorpresa para Mew – le digo enseñándole la foto.
-Joder, es impresionante, se va a caer muerto – me dice.
-Espero que no, necesito que dure un par de años más, no puedo pagar la hipoteca yo solo – le digo.
Ella se ríe con ganas y yo me meto en el ascensor rumbo al piso 16. Eso me da un minuto para calmar mi pobre corazón. Nunca he pensado en mí como alguien romántico, de hecho siempre me he reído de Zee por su comportamiento cuando está cerca de Saint, pero ahora lo entiendo por completo. Quiero que Mew sea feliz, y que esa felicidad tenga que ver algo conmigo, quiero complacerlo y verlo reír más que nada en el mundo. ¡Dios, me he vuelto un sentimental! Cuando llego al último piso camino por el pasillo e introduzco el código de la puerta 1812, no la he cambiado desde que me mudé aquí, así si Saint o mi hermano quisieran entrar por alguna urgencia podrían hacerlo sin problemas.
Llamo a Mew en cuanto entro y él me grita que está en la cocina.
-Hola – le saludo.
-Hola mi precioso, ¿para que necesito mi caja de herramientas? ¿has roto algo? – me interroga con la mirada.
-Para nada, solo necesito que cuelgues esto – le digo tendiéndole el marco con nuestra foto.
Mew abre mucho sus preciosos ojos oscuros, no dice nada, por un momento creo que no le ha gustado mi sorpresa. Pero de repente me mira y un millón de sentimientos explotan en él.
-Es totalmente perfecto, ¿de dónde la has sacado? – me pregunta adelantándose para abrazarme por la cintura.
-Saint me la mandó, la hizo mi madre el día de su boda, ¿te gusta? – le pregunto.
-¿Qué si me gusta?, es totalmente preciosa y muy nuestra, me encanta.
-Quería tener algo de los dos en esta casa, para que pareciera un hogar, uno para los dos – le digo intentando explicar mi sensación.
-Lo entiendo, algo por dónde empezar a hacer nuestra esta casa – me dice dando en el clavo totalmente. Siempre me sorprende la asombrosa capacidad de Mew de saber lo que pienso y de aceptarlo sin reparos. Me entiende a muchos niveles y yo agradezco intensamente el día que nos conocimos en el cumpleaños de Earth.
Recuerdo muy bien ese día, en cuanto llegué al club me sentí muy arropado por todos, Saint se hizo cargo de hacerme sentir incluido y cuando mi vista se posó sobre Mew, mi corazón rebotó un instante y mi polla le siguió en consecuencia. Le pedí a Saint que me lo presentara, no tenía nada que perder, aunque no tenía esperanza de que un hombre como Mew se fijara en un chico como yo. Mew es un hombre impresionante, diez años mayor que yo y con una mirada que me decía que había vivido mucho. Su pelo negro y con un corte con mucho estilo enmarca una preciosa cara, mandíbula fuerte y unos ojos espectaculares, de esos que te quitan el aliento. Su cuerpo tampoco desmerece su cara, torso fuerte con una espalda ancha y bien formada, en definitiva el hombre ideal para cualquiera. Y no es una exageración, porque en el poco tiempo que llevaba observando a Mew al menos tres chicos se le acercaron con diversas excusas y para mi regocijo los ignoró a todos.
Una vez Saint nos presentó comenzamos una amena conversación, que acabó convirtiéndose en la mejor noche de mi vida. Mew me atrajo físicamente desde el principio, pero después de eso su carácter fuerte, su sentido del humor agudo y su inteligencia acabaron por hacerme perder la cabeza. Cuando la fiesta de Earth terminó Mew se ofreció a llevarme hasta el ático, una vez en la puerta dudé en invitarlo a pasar, no quería que pensara mal de mí, así que opté por ver que hacía él.
-Eres precioso Gulf, divertido y muy inteligente. No puedo decirte lo mucho que me gustaría entrar contigo ahora mismo – me dijo leyendo mi pensamiento.
-¿Y? – le pregunté.
-Que me gustas de verdad y no quiero estropear la posibilidad de algo más que sexo entre nosotros, ya tengo una edad Gulf, no busco un lío ocasional – me dijo, dejándome decidir a mí.
-No quiero nada ocasional entre nosotros – le contesté, y no mentía, deseaba mucho más que eso con Mew.
-Entonces, ¿estás libre el sábado por la noche? – me preguntó.
-Estoy libre hasta el lunes – le contesté.
-Pasaré a buscarte el viernes a las doce, prepara una muda para el fin de semana Gulf – me dijo en un tono que no daba pie a desobedecer.
-¿Me estás pidiendo una cita Mew? – le pregunté.
-Así es, hoy me acostaré en mi fría cama yo solo, pero este fin de semana no te voy a dejar escapar – me dijo y después de eso me dio el beso más impresionante que me habían dado hasta el momento.
Después de ese beso vinieron muchos más, todos igual de impresionantes. Y después de ese fin de semana no pude dejar a Mew, y ahora aquí estamos colgando una foto nuestra en el hogar que compartimos. Ha sido un viaje increíble, de descubrimiento de como soy como persona, como soy en el amor y sobre todo de como soy cuando alguien como Mew me ama. Las posibilidades de encajar en el mundo donde mi novio había vivido hasta entonces me parecieron pocas al principio. No sabía a lo mucho que Mew renunciaba al estar conmigo, su estilo de vida, la forma en la que veía el sexo y ahora a su propia empresa. Necesito hacerle ver que todo ha valido la pena, que lo nuestro siempre valdrá la pena.
Hay algo que quiero hacer desde hace tiempo, la idea se ha ido abriendo paso en mi cabeza desde que Mew decidió vender su empresa para que no se interpusiera en nuestra felicidad. Mi trabajo me encanta, pero me deja poco tiempo libre para dedicarle a Mew, a mi familia o a mis amigos. Tampoco me da la oportunidad de dedicarme a lo que realmente me gusta que es la medicina pediátrica. Cuando acepté el puesto en el hospital era soltero y acaba de terminar mi residencia, pensé en trabajar un par de años y ahorrar lo suficiente para abrir mi propia consulta. He hecho cálculos y visto diferentes medios de financiar mi proyecto y es algo que puedo llevar a cabo. Quiero contárselo a Mew y saber qué opina del tema, ahora somos dos y quiero contar con su apoyo.
Después de colgar la foto en la pared principal de la sala de estar, Mew y yo nos sentamos a comer algo y aprovecho la ocasión para contarle a Mew mis planes de futuro.
-Mew quiero contarte algo en lo que llevo pensando un tiempo – le digo.
-Está bien, dime – me responde con esa serenidad tan suya y tan contagiosa.
-He pensado en abrir mi propia consulta – le suelto y espero su reacción.
-¿En serio?, es fantástico – me dice con una sonrisa sincera.
-Tengo el proyecto y he visto opciones de financiación y algunas ubicaciones interesantes – le cuento.
-¿Y ese proyecto lo quieres hacer por tu cuenta o podría no sé... ayudarte? – me pregunta dubitativo.
-¿Querrías ayudarme?, a ver no quiero que inviertas dinero, pero me encantaría que te involucraras como te parezca, podríamos ser socios – le ofrezco, aunque no lo había pensado hasta ahora, no sabía que Mew quisiera meterse tan de lleno.
-¿Me dejarías? – me pregunta sin creérselo del todo.
-Claro, de verdad me gustaría hacer esto contigo – le respondo con una sonrisa.
-Este día se está convirtiendo en un gran día, es fantástico, muchas gracias – me dice mientras me sujeta por la cintura y atrae mi boca hasta que la suya la atrapa en un beso ardiente. Jamás me decepciona, su boca hace arder mi cuerpo.
-Quizás pueda ser un día totalmente fantástico si jugamos un rato, ¿te apetece? – le digo sin separarme de su cuerpo, que se pone rígido al instante.
-¿Jugar en el cuarto de juegos? – me pregunta para estar seguro.
-¿Dónde se puede jugar mejor? – le pregunto mirándolo intensamente.
Mew se pone serio metiéndose en su papel de inmediato, es muy natural para él, ha sido dominante durante muchos años y aunque desde que tenemos una relación esa parte de su vida ha quedado reducida a pequeños encuentros en el cuarto de juegos, sé que lo disfruta mucho cada vez que hacemos uso de esa habitación.
A veces me pregunto qué pensaría Saint si supiera en qué hemos convertido el cuarto de invitados, pero después me acuerdo de que; primero Saint jamás juzga a nadie y segundo ha trabajado para Mew, así que sabe perfectamente de que va todo esto. Quitando de mi pensamiento a nadie más me concentro en Mew y en lo que espera de mí dentro de ese cuarto.
En cuanto pasamos el umbral y la puerta se cierra tras de mí, me desnudo completamente y asumo la posición de reposo en el medio de la habitación.
Nuestro cuarto de juegos tiene las paredes cubiertas de terciopelo del color de la sangre, una enorme cama con dosel ocupa la parte derecha de la habitación. Hay armarios de pared a techo lleno de todo tipo de juguetes sexuales que puedas imaginar. Del techo cuelgan anillas para suspender a alguien por sus brazos. En el centro de la habitación enmoquetada hay un suave y mullido cojín y en él me encuentro yo, totalmente desnudo, de rodillas con las piernas abiertas y mis manos sobre los muslos, esperando por mi amo. La tenue luz que proyectan las lámparas dispersas por el cuarto hace que haya un ambiente muy erótico y decadente, perfecto para todo lo que Mew tiene preparado para mí.
La primera vez que Mew me habló de este mundo me asusté horrores, esperaba que fuera algo sórdido, algo depravado, un mundo de dolor infinito, pero nada más lejos de la realidad. Un verdadero Dom no daña a su Sub, todo lo que pasa en este cuarto es de mutuo acuerdo y si algo te incomoda dices tu palabra de seguridad y todo para de inmediato. Este tipo de relación requiere una gran dosis de confianza entre las partes que la componen.
Mew supo desde el principio que no tengo alma de verdadero sumiso, mi carácter no me permite llevar una vida con las reglas de una relación D/S. Pero decidí probar la forma en la que Mew había vivido hasta ahora y sorprendentemente me gustó mucho. Tener la suficiente confianza en él como para dejarlo que lleve el control es algo altamente estimulante, así que decidimos que usaríamos el cuarto en ocasiones especiales y esa fue la mejor idea que pudimos tener. Desde entonces he disfrutado de muchas sesiones en esta sala de juegos.
Siento como Mew se quita la ropa, no puedo verlo, porque no se me permite mirar a los ojos de mi amo sin permiso, pero sé perfectamente cómo va esto. Ya puedo imaginar a Mew sin camiseta ni zapatos, solo con sus vaqueros gastados, sin ropa interior. Ese único pensamiento hace que mi polla se llene y se eleve hasta que está dura como una piedra tocando mi estómago. Sé que Mew puede verme desde todos los ángulos, oigo como me rodea como una pantera que acecha a su presa, su presencia es tan abrumadora que un gemido de anticipación escapa de mi garganta.
-Esos sonidos que haces son preciosos, hace tiempo que estuvimos aquí la última vez y quiero disfrutarlo plenamente – me dice Mew, como no me ha preguntado nada yo sigo callado, así son sus reglas.
Mew pasea sus manos por mi pelo, su toque es suave y relajante, pero sospecho que no será así mucho tiempo y así es, en un momento dado agarra un buen puñado de mi cabello y tira hacia atrás para sus ojos conecten con los míos, la lujuria y el deseo que se reflejan en ellos se suma a algo como, no sé, ¿agradecimiento? Mew me agradece que le regale estos momentos y ahí es donde radica el poder de un sumiso, sin mi permiso estos encuentros no serían posibles y eso los Dom lo saben bien. Aquí desnudo y de rodillas me siento el hombre más poderoso del mundo y esa sensación es tan gratificante que tiene mi orgasmo al borde del abismo.
-¿Estás preparado, mi cachorro, para lo que va a pasar aquí hoy? – me pregunta con una voz firme que me estremece de placer.
-Sí, Amo – le contesto.
-Así me gusta, ahora ofréceme tus manos – me pide y yo obedezco.
Mew pone un puño forrado en mi muñeca izquierda y otro en la derecha, después los amarra juntos delante de mi cuerpo. El peso de los puños es agradable y familiar, a Mew el encanta cortarme el movimiento en las manos.
Después de eso camina hacia el armario que está frente a la cama y empieza a preparar todo lo que va a necesitar. De momento he sido bueno, así que no es necesario el castigo, pero estoy pensando en quebrar alguna norma para que use el látigo conmigo, hace tiempo que no lo hace y es algo que disfruto. Veo que coge lubricante, unas pinzas para pezones y un tapón anal, lo deja todo sobre la mesa al lado de la cama y vuelve conmigo al centro de la habitación.
Cuando Mew llega hasta mí lo estoy mirando directamente a los ojos sin permiso, eso hace a los suyos brillar, le estoy dando la excusa perfecta para un pequeño castigo.
-Parece que te has vuelto un insolente, o quizás hayas olvidado las normas dentro de este cuarto – me dice.
-Sí Amo- le digo con una mirada pícara.
-Entonces tendremos una sesión de recordatorio – me dice mientras su mano tira otra vez de mi pelo. Su cara está a un milímetro de la mía y su preciosa boca me llama de mil maneras, pero sé que no puedo pasarme de la raya o el castigo que reciba no me permitirá caminar mañana.
-Ahora vas a abrir la boca y me chuparás la polla hasta que yo te diga, no puedes tocarte ni correrte hasta que yo lo diga. Después te aplicaré un correctivo acorde a tu falta, ¿entendido? – me dice muy serio.
-Sí Amo, lo he entendido – le digo e inmediatamente abro la boca como me ha pedido.
Mew sonríe complacido y se aparta para bajar su bragueta y liberar su preciosa erección. La polla de Mew es tan perfecta como él. Grande, gruesa y suave. Las venas se resaltan en toda su longitud, está muy excitado y eso me llena de orgullo, es así como le hago sentir.
Con las manos atadas no tengo una posición muy cómoda para lo que quiere hacerme pero consigo sujetarme a sus tonificados muslos y él me mete la polla poco a poco hasta que toca fondo. Un gruñido bajo sale de su garganta y mi propia erección está goteando. Intento ignorar el pulso que siento en mi polla y sigo chupando a Mew de arriba hacia abajo sin parar. Sus manos en mi pelo, su preciosa polla tocando la parte trasera de mi garganta, los gemidos que salen de Mew mientras me usa para su propio placer, es algo tan erótico que no sé si podré aguantar mucho más.
Parece que él tampoco quiere perder el control, por lo que se retira de mí y se deshace de sus vaqueros. Camina hacia el gabinete donde están expuestas las fustas y elige una de cuero negro, es corta y suave, su favorita. Un ronroneo sale de mi garganta por la expectación, sé lo que va a pasar y no puedo esperar a que me marque con ella.
-Gulf, a la cama bocabajo, y tu precioso culo arriba – me ordena.
No tiene que volver a pedirlo, me levanto cómo puedo con las manos atadas y hago lo que me ordena. El tacto suave y fresco de las sábanas contra mi polla es estimulante, me restriego un poco en busca de algo de fricción e inmediatamente la mano de Mew aterriza en una de mis nalgas enviando un estallido de placer hasta mis pelotas.
-No te he dicho que hagas eso, compórtate cachorro o tendré que sumar otro castigo al que ya tienes, ¿está claro? – me pregunta.
-Está claro – le respondo.
-¿Está claro, qué? – me dice serio.
-Amo, está claro – le respondo.
Mew se acerca a la cama y separa los puños de mis muñecas, pone mis manos en la espalda y vuelve a atarlas juntas.
Un segundo después siento el cuero de la fusta contra la piel de mi trasero, su tacto es suave y yo me arqueo ante la sensación. Después Mew sigue su tortura por mis piernas y mis bolas, pasando suavemente la fusta por mi piel que ya arde.
Tras lo que me parece una eternidad siento estallar la fusta contra mi culo, un latigazo de dolor que se convierte en calor en un segundo se extiende por mi nalga izquierda. Oigo como Mew destapa el lubricante y al segundo siento como inserta el tapón anal que vi antes. Lo mete y lo saca estimulándome y haciendo que me vuelva loco. Cuando estoy lo suficientemente dilatado empuja el tapón hasta el fondo tocando mi próstata, un grito ahogado sale de mi boca y sé que eso lo enloquece.
-Eres tan perfecto, ahora toca seguir con tu castigo, creo que con diez será suficiente, ¿qué piensas? – me dice.
-Diez, sí amo, lo que quieras – jadeo ya fuera de mi mente por completo.
-Que ansioso, no sé si esto puede considerarse un castigo si estás goteando por ello – me dice.
Pienso que quizá me niegue los golpes para castigarme, ¡oh, Dios!, espero que no. Pero es demasiado tentador para él como para negármelo, así que enseguida siento la fusta estallar contra mi culo.
-Cuenta conmigo Gulf – me pide.
-Uno – le digo casi sin aliento. Mi polla necesita atención, me duele de lo dura que está.
El siguiente latigazo resuena en la habitación como un trueno, uno que me llena de placer, creo que moriré antes de llegar al diez. Mew sigue cargando la fusta contra mi cuerpo, nunca en el mismo lugar, nunca demasiado fuerte ni demasiado flojo, sabe lo que me gusta más que yo mismo. Dos, tres, cuatro, cinco veces, hasta que el último latigazo aterriza en mi culo que debe estar al rojo vivo. Entonces Mew tira la fusta a un lado y se abalanza sobre mí. Besa mi culo que está sensible y retira el tapón pasando su lengua por mi entrada, saboreando el momento. Su lengua juega conmigo y estoy a punto de correrme, necesito toda mi fuerza de voluntad para no hacerlo en este momento. Estoy barajando la posibilidad de rogarle que me folle de una vez, pero no me da tiempo a que siquiera lo piense cuando tengo su polla enterrada en mí hasta las pelotas.
Agarrando la esposas de mis muñecas me eleva hacia arriba con una mano, mientras la otra se entierra en mi cadera para marcar el ritmo.
Estoy en el cielo, Mew me folla salvajemente mientras me dice que soy lo más hermoso que ha visto jamás. No puedo aguantar más necesito que deje que me corra, voy a enloquecer de placer.
-Por favor amo, necesito correrme, por favor ya no aguanto más – le suplico.
-Aguanta cachorro, y estoy ahí, quiero sentir como me estrujas la polla mientras te corres – me dice sin parar el movimiento de sus caderas. Su respiración agitada y sus erráticas embestidas me dicen que él está tan cerca como yo.
-Córrete para mí, vamos cariño, ya estoy casi – me da permiso mientras que con una fuerte embestida toca mi próstata, mi cuerpo se arquea y me corro con un grito desgarrador saliendo de mi garganta. La fuerza de mi orgasmo arrastra a Mew al suyo con una fuerza brutal que hace a mi corazón palpitar.
No hay nada más hermoso que entregarte a la persona que amas y que esa persona se entregue a ti en cuerpo y alma, y eso es lo que pasa cada vez que estamos juntos de esta manera.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top