Capítulo 14

SAINT

Todo lo que he guardado estos años en un cajón en mi memoria sale despedido causando estragos a mí alrededor. La casa de Mild no ha cambiado en absoluto, solo espero verlo bajar corriendo por las escaleras diciéndome que va a ser mejor atleta que yo, que mis piernas largas llegarán a ser un problema y que entonces él me vencerá. En vez de eso el que baja por las escaleras es su padre, ha envejecido mucho estos años, pero todavía conserva ese aura poderosa de hombre de negocios que hace temblar a cualquiera.

-Saint, gracias por venir, me alegro que aceptaras mi invitación- me dice tendiéndome la mano.

-Hola Sr Suttinut, me alegra verlo otra vez- le contesto estrechando la mano que me ofrece.

-Y este jovencito que te acompaña ¿quién es?- me pregunta dirigiendo su mirada a Zee.

-Este es Zee Pruk, mi marido- le respondo naturalmente.

El señor Suttinut se tensa un momento, pero se recupera inmediatamente y le tiende la mano cortésmente.

-Encantado de conocerte Zee- le dice.

-Lo mismo digo señor- le contesta mi marido con una sonrisa y un apretón suave de manos.

Una vez hechas las presentaciones nos invita a sentarnos en el salón y le pide a Olivia que nos traiga algo de beber.

-Bueno Saint, veo que has llegado lejos, eres un abogado famoso y por lo que tengo entendido todo te va bastante bien- me dice.

-Así es, no ha sido fácil pero he conseguido lo que siempre había soñado, ser un buen abogado y ayudar a niños que han sufrido lo que tanto Mild como yo sufrimos en su día- le digo sinceramente.

-Y todo eso sin ayuda de tu padre, es admirable Saint, me alegro mucho por ti- me responde con la misma sinceridad.

-No hubiese querido su ayuda igualmente, dejé de esperar algo de él cuando supe que quería enterrar lo que nos había pasado. Oí la conversación que tuvo con usted ese fatídico día en el que Mild se rindió- le resumo.

-Yo fui un cobarde Saint, tenía que haber hecho justicia por mi hijo sin importar nada más, pero tu padre me amenazó, me hizo ver que las apariencias en nuestro mundo son algo importante. Temí perder mi negocio y todo por lo que había trabajado tanto, pensé que la verdad no me devolvería a Mild y decidí enterrar todo en el olvido. Su madre jamás me lo perdonó, enfermó poco después de que perdiéramos a nuestro hijo y murió reprochándome lo cobarde que había sido y no la culpo- me cuenta.

-Lo siento mucho, no sabía que su esposa había muerto- le digo.

-Tú ya habías cambiado de instituto, estabas a punto de graduarte por ese entonces. Tu padre vino al funeral, no me lo podía creer, le dije que se fuera y rompí toda relación con él y su familia- me contesta.

-Es lo mejor que pudo haber hecho, tener relación con mi padre nunca trae nada bueno. No hablo con él desde que me fui a Bangkok y prefiero que siga fuera de mi vida.

-Por eso no te preocupes no sabrá nada de ti por mí, hace años que no hablamos, aunque en el círculo empresarial está en boca de todos. Ya sabes que no juega limpio y se ha hecho un par de enemigos peligrosos- me cuenta.

-Eso no es de mi incumbencia, si he venido a esta ciudad es por Mild, porque creo que debo hacer justicia por él y ahora estoy en posición de hacerlo- le digo tajante.

-Bien, entonces vayamos a lo que te ha traído aquí- me dice sacando dos sobres del bolsillo interior de su chaqueta- una de estas cartas es para ti, no he tenido el valor de abrirla, ni tampoco de hacértela llegar. En realidad me ha costado encontrarte, si no es por las noticias quizás nunca hubiese dado contigo.

Miro el pequeño sobre blanco que me tiende, en la parte posterior del sobre y escrito con su perfecta letra está mi nombre. El corazón se me acelera, pienso en mi amigo y en lo desesperado que debía estar mientras escribía esas cartas y tengo que contener un gemido de dolor.

-Preferiría leerla con tranquilidad si no le importa- le digo.

-Claro, es lo lógico, de corazón espero que te sirva de algo, no quiero reabrir heridas que pueden que ya estén curadas, pero no puedo ser cobarde otra vez, Mild quería decirte algo y creo que es justo que lo sepas- me dice con un nudo en su voz.

-Las heridas que tengo no se pueden curar, solo puedes vivir con ellas y yo lo hago con orgullo. He luchado, he sobrevivido y ahora tengo una familia y unos amigos que me aman por lo que soy, no puedo pedir nada más- le explico.

-Ya eras un chico excepcional, Mild te quería como a un hermano y ahora te has convertido en todo un hombre, estoy muy orgulloso de ti Saint- me dice dándome un abrazo.

-Gracias señor, le prometo que intentaré hacer justicia por Mild y los dos podremos descansar por fin- le digo.

Camino al hotel que hemos reservado para pasar la noche observo las concurridas calles que me vieron crecer. Pasamos por el parque donde Mild y yo solíamos entrenar y un nudo se me clava en la garganta. He intentado enterrar mi pasado, todo lo que viví me hizo querer empezar desde cero, pero tenía que saber que eso no es posible. El pasado siempre vuelve a pegarte una buena patada en el culo, he aprendido que no se puede borrar lo que un día ocurrió, solo hay que aprender de ello y seguir adelante.

Zee está muy callado, no sé si es porque quiere darme un respiro para que pueda asimilar el estar en esta ciudad que tan malos recuerdos me trae, o solo es que está tan abrumado como yo.

-¿Estás bien?- le pregunto sacándole de sus pensamientos.

-Sí, lo estoy. Solo pensaba en el señor Suttinut y en el dolor que ha debido de sentir todos estos años. Estoy preocupado por ti y por cómo te puedes estar sintiendo. Siempre he tenido una familia que me apoya, nunca he sentido el rechazo de los de mi propia sangre, nunca he estado solo en esta vida y pienso en como debiste sentirte y me duele, me cuesta respirar- me dice mirándome a los ojos.

-No te diré que ha sido fácil, pero ahora estoy bien. Tus padres me han tratado como a su propio hijo, tengo a Earth que es mi hermano a todos los efectos. Mew, Gulf, Kao son mis amigos, leales y fuertes. Y después, pero definitivamente el más importante, estás tú, mi marido. A veces me cuesta creer que estamos casados, pero así es, lo conseguí, me casé con el amor de mi vida. Tengo todo lo que alguna vez deseé y eso me hace fuerte, me hace creer que todo saldrá bien- le explico.

-Espero que siempre lo tengas en cuenta, todos ellos te aman sin condiciones, pero el que más te ama de todos soy yo, tu marido, no lo olvides nunca- me dice muy serio.

-Está bien gruñón, sé que eres el que más me ama y yo soy el que más te ama a ti, ¿hecho?- le digo bromeando para relajar un poco el ambiente.

-Es bueno que lo tengas claro, porque no existe persona en este mundo que pueda alejarme de ti- resuelve con una nota de posesividad en su voz.

-Me gusta tu lado posesivo, es muy sexy- le digo guiñándole un ojo.

-Y todavía no has visto nada, solo espera a que lleguemos mañana a casa y vas a saber lo que es la posesividad mi ángel- me dice con esa voz ronca suya que me hace babear por él.

-No puedo esperar- le digo en un susurro y él se ríe con ganas, es precioso cuando sus ojos desparecen en una línea cuando sonríe.

Nos hospedamos en un pequeño hotel en el centro, desde el balcón de nuestra habitación puede verse casi toda la ciudad, es un lugar precioso. Dejamos el equipaje y Zee va a darse una ducha. Me siento en la mesa que hay en el balcón y abro el sobre de la carta de Mild. Las manos me tiemblan un poco mientras saco un pequeño folio de papel con la letra de mi amigo en ella.

"Hola Saint:

Si estás leyendo esta carta es porque me habré rendido. He hecho todo lo humanamente posible para sobrevivir, pero no lo he logrado. Camino y camino pero mis pasos no me llevan a ninguna parte, recorro kilómetros en un círculo vicioso que siempre me lleva al mismo lugar.

A esa casa donde mi vida se torció de tal manera que jamás volvió a pertenecerme. Cada noche desde ese fatídico día la he pasado ahí, cada noche revivo esa tortura una y otra vez y ya no puedo más.

Quiero que sepas que he intentado seguir tu ejemplo, eres fuerte, decidido e inquebrantable, pero eso ya lo sabes, siempre has sido así, el mejor amigo que nadie pudiera soñar. Perdóname por no lograrlo, y gracias por regalarme tu amistad, han sido los mejores años de mi vida.

Quiero pedirte egoístamente una cosa, haz justicia por nosotros. Grítale al mundo lo que yo no he sido capaz de gritar, que nos hicieron daño, que nos transformaron inevitablemente en sombras de nosotros mismos, no dejes que queden sin castigo aquellos cuyas vidas alteraron las nuestras hasta el punto de no poder sobrevivir.

Perdóname por favor, intenta no odiarme por esto que voy a hacer, que ya habré hecho cuando leas esto. Siempre te querré, siempre serás mi mejor amigo, mi hermano.

Adiós Saint, cuídate mucho y espero con todo mi corazón que alguna vez llegues a ser feliz.

Mild Suttinut."

El dolor me atraviesa el corazón partiéndolo en dos, pero la rabia se abre paso para abrasarme las venas y dejarme un sabor metálico en la boca. No cejaré en mi empeño, esos hombres pagaran por lo que nos hicieron cueste lo que cueste, si antes mi voluntad era de hierro ahora nada me detendrá.

-Te lo prometo Mild, haré justicia por ti, por mí y por todos esos chicos que sufrieron después de nosotros porque los que tenían que protegernos decidieron que era mejor callar- hago mi promesa al aire, esperando que allá donde esté pueda oírla y sentirse orgulloso de mí.

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