Capítulo 12
SAINT
Desde que Zee ha decidido apoyarme en esta cruzada mía contra el hombre que acabó con mi infancia y con la vida de Mild me siento fuerte, a prueba de balas. Puedo dormir bien y estoy haciendo un esfuerzo por no sobrepasarme con las horas de trabajo. Esta mañana Fiat me ha traído los últimos informes sobre el caso, ya tenemos fecha para el juicio, en un mes a partir de hoy estaré enfrente de todos esos abusadores y acabaré con todos ellos.
-Saint, ha llegado esta carta para ti, por lo que veo es urgente- me dice mi secretaria metiendo la cabeza por mi puerta entreabierta.
-Gracias, déjala en mi mesa ahora mismo la leo- le digo y sigo repasando el dosier que me ha traído Fiat.
Paso parte de la tarde atando cabos y repasando declaraciones de testigos. El trabajo más pesado ya está hecho, las pruebas y los testimonios son totalmente sólidos, no podrán escapar de la justicia, no esta vez.
Estoy recogiendo la mesa para ir a casa, esta noche la cena corre a cargo de Zee y tengo algo de miedo de lo que me voy a encontrar en la cocina, al menos espero tener cocina cuando llegue, cuando veo la carta que mi secretaria me trajo a primera hora de la tarde.
Cuando veo el remitente la sangre se me hiela en las venas, Kamon Suttinut, el padre de Mild me escribe una carta. La última vez que lo vi fue en el entierro de Mild, después mi padre lo amenazó para que no contara nada de nuestra terrible historia, por lo que no lo volví a ver nunca más. Con manos temblorosas intenté abrir el sobre y sacar la carta para empezar a leer lo que el padre de Mild quiere decirme después de tantos años. El pequeño trozo de papel escrito de su puño y letra reza:
"Estimado Saint:
Hace mucho que no hablamos, desde ese día que enterramos a mi hijo y un poco de mí murió con él. Sé que pasaste un infierno muy parecido al que sufrió Mild, pero milagrosamente has logrado sobrevivir y me alegro mucho por eso.
Te preguntarás que ha hecho que te escriba una carta en vez de llamarte o ir a verte. Es un método anticuado, lo sé, pero este pobre viejo quiere darte un tiempo para que pienses en lo que te voy a pedir.
He visto en las noticias que vas a llevar el caso sobre abusos en menores y en concreto en el que está implicado ese bastardo que acabó con todo lo bueno que tenía en mi vida, acabó con la vida de Mild y tiene que pagar por ello. Sé que estarás haciendo lo humanamente posible y debo decirte que admiro tu valentía y entereza para llevar a cabo esta tarea. No hay nadie mejor que tú para hablar por mi hijo, de lo que le pasó y de lo que nunca nadie supo. El mundo siguió girando sin saber por el infierno que pasaron los dos y ese hecho no me ha dejado dormir bien. Fui un cobarde cuando no hice pública esa carta que nos dejó Mild, no debí hacerle caso a tu padre, pero ahora tengo la oportunidad que el mundo sepa lo que ese hombre le hizo a mi hijo y por eso te escribo. Me gustaría que vinieras a verme, quiero entregarte la carta que Mild me escribió y la que te escribió a ti. Necesito que hagas justicia, es lo mínimo que le debo a su recuerdo.
Esperando pronto noticias tuyas, recibe un gran abrazo.
Kamon Suttinut"
No salgo de mi asombro, Mild me escribió antes de morir. Tengo que ir a casa, debo hablar con Zee, él es mi remanso de paz en el torbellino de emociones en el que siempre me sumerge este caso. Le prometí no tomar decisiones importantes sin contárselo antes y lo voy a cumplir.
Apago las luces y salgo del despacho rumbo a mi casa. No sé muy bien qué voy a hacer, ¿es demasiado tarde para reabrir ciertas heridas?, pero por otro lado ¿no se merece el padre de Mild algo de paz?
ZEE
Esta noche me toca preparar la cena, soy un inútil total cuando se trata de cocina, pero lo haré lo mejor que pueda. Descarto la pizza congelada, es lo que preparé la última vez y Saint no estaba muy contento. Pero es que no todo el mundo tiene el talento culinario de mi marido. Entonces se me ocurre una idea, soy un estratega no un cocinero, así que salgo de Kan Security rumbo al restaurante de Rachel. La llamo por el camino y le pido que me ponga dos raciones de su estupenda lasaña para llevar. Sé que es trampa, pero es eso o pizza congelada, así que esperemos que me salga bien la jugada.
Llego a casa justo a tiempo de vaciar la comida en los platos y servir la mesa. Cuando está todo preparado, me ducho y me pongo ropa cómoda para esperar a Saint. Diez minutos después entra por la puerta y se queda de piedra cuando ve la cena.
-Zee Pruk, ¿has hecho lasaña? ¿Qué ha pasado con la pizza congelada?- me dice escéptico.
-Hay muchas cosas que no sabes aún de mí precioso- le respondo con mucha seguridad.
Él se encoge de hombros, se lava las manos y se sienta en la mesa frente a mí. En cuanto prueba el primer bocado de esta deliciosa lasaña levanta su vista hacia mí y me dice:
-Mi marido es un tramposo de tomo y lomo, esta es la lasaña de Rachel.
-No sé de qué me hablas- le respondo tan fresco.
-Zee conozco la cocina de Rachel, su lasaña es la segunda mejor que he probado nunca- me recalca.
-Vale, me has pillado ¿preferirías pizza congelada?- le pregunto levantando una ceja.
-Por supuesto que no, esto está de lujo, gracias- me dice metiéndose otro trozo de lasaña en la boca.
-Entonces la segunda mejor, ¿cuál es la primera?- le pregunto.
-La lasaña de Earth es épica, ya lo sabes- me recuerda.
-Sí, es verdad- le respondo haciendo memoria.
Cenamos en relativo silencio disfrutando de la lasaña y de nuestra mutua compañía, pero hay algo en Saint que hace que se disparen todas mis alarmas. Es esa sensación de tensa tranquilidad que emana de su cuerpo, sé que hay algo que quiere decirme, así que espero paciente a que terminemos de recoger y fregar los platos de la cena.
Cuando nos sentamos en el sofá y su cuerpo se enrosca en el mío veo que se relaja lo suficiente para decirme lo que sea que lo está reconcomiendo por dentro.
-Zee hoy ha pasado algo y no sé qué hacer al respecto- empieza, espero a que siga hablando, pero se levanta del sofá, saca una carta de su cartera del trabajo y me la tiende. El remitente es un tal Kamon Suttinut, su dirección es de la ciudad donde nació Saint.
Abro el sobre y leo su contenido, es el padre de su amigo Mild que le pide que vaya a verlo. Inmediatamente me entra el pánico, no sé hasta qué punto Saint va a aguantar esta confrontación con su pasado y el episodio más aterrador de su vida. Intento calmar el ansia que tengo de decirle que no vaya, que deje todo esto y que vuelva conmigo al presente. Espero a lo que tenga que decirme, le prometí apoyarlo y eso es lo que tengo que hacer.
-¿Qué te parece?- me pregunta mordiéndose la uñas.
-No lo sé cariño, ¿sirve de algo que vuelvas a abrir esa herida?- le digo.
-No lo sé, pero quiero saber que tenía que decirme Mild antes de morir, y sé que merece justicia, era un buen chico, con sueños y aspiraciones que nunca pudo cumplir- me resume, creo que él ya ha tomado la decisión de ir, solo está cumpliendo con lo que me prometió y no dejarme al margen, y eso es todo lo que puedo hacer por él.
-Está bien, dime cuando quieres ir y te acompañaré- le digo dejando salir un suspiro.
-¿En serio?, ¿irás conmigo?- me pregunta un poco sorprendido.
-Saint, no te voy a engañar, no creo que sea buena idea ahora mismo ir a ver a ese hombre, pero te prometí apoyarte, estar ahí para ti y quiero cumplirlo- le explico.
-Gracias, sé que estás preocupado por mí, pero créeme cuando te digo que estoy bien, te tengo a ti y eso es lo único que me importa- me dice muy seguro.
-Entonces está decidido, avísame cuando va a ser para coger un par de días libres en el trabajo- le digo dejando un suave beso en sus labios.
No sé cómo acabará todo esto, rezo para que Saint pueda con ello y no tenga que recoger los pedazos heridos de su corazón.
SAINT
He llamado al padre de Mild y le he dicho que este fin de semana lo visitaré junto con Zee. Él se ha mostrado bastante feliz por la idea, así que me preparo mentalmente todo lo que puedo para este viaje. Aunque le he dicho a Zee que estoy bien, honestamente no sé cómo me sentiré en el momento que pise la casa de Mild, espero ser lo suficientemente fuerte para salir bien de todo esto.
De momento me concentro en el caso, hoy estoy con Fiat repasando los detalles del alegato inicial que daré en el juicio. Se ha hecho bastante tarde y Fiat ha pedido comida china para cenar en el despacho. Llamo a Zee para avisarle que llegaré tarde y me siento con mi compañero a comer algo mientras seguimos trabajando.
-Creo que lo tenemos todo, lo harás genial seguro- me dice Fiat muy seguro.
-Eso espero, estoy algo nervioso, es un caso importante y no quiero estropearlo en el último momento- le respondo con una sonrisa.
-Eres uno de los abogados más locuaces que conozco, lo harás bien- me responde con otra sonrisa.
-Bueno, no está de más ir preparado, gracias por ayudarme con el discurso- le digo y sigo leyendo el texto que tengo delante.
-Saint- me llama.
-¿Sí?- le contesto levantando la cabeza, cuando de repente me encuentro con sus labios sobre los míos. Lo aparto de un empujón y lo miro sin entender a que ha venido eso.
-Fiat, ¿qué coño haces?- le pregunto todavía en shock.
-Es algo que quería hacer desde que te conozco, sé que estás casado pero también sé que no eres feliz, así que déjame amarte.
-Mira Fiat, no sé qué crees saber de mí, pero te voy a decir una cosa y espero que te quede clara como el agua. No solo estoy casado, mi marido es el único hombre para mí, no existe ni existirá jamás la persona que me aleje de él. Siento que hayas pensado algo que no es posible, y te pido disculpas si he hecho algo que te ha llevado a pensar así- le respondo lo más calmadamente que puedo, esto es lo último que necesito ahora mismo.
-Saint, me gustas de verdad..- empieza a decirme.
-Pero yo amo a mi marido y si no puedes entender eso no podemos trabajar juntos, le diré a Nim que te traslade a otro departamento- le digo, tengo que cortar esto por lo sano.
Él me mira con el terror en sus ojos castaños y me dice que lo ha entendido, me pide perdón y sale del despacho con alma que lleva el diablo.
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