Capítulo 17. Ladrón de fresas

17 de Marzo de 1997

— ¿A dónde vamos?

— A los establos, ahí se reúnen la mayoría del tiempo los seguidores del capataz. No olvides que si me sueltas ellos te podrán ver y oír.

Gretel lo sujeta con fuerza y avanzan a los establos adentro hay tres hombres de pie charlando ruidosamente, mientras un hombre algunos años mayor se esfuerza en recoger la suciedad con una pesada pala.

— Hay un reporte de robo.

— ¿Otro? Para mí que son estos malagradecidos inútiles los que se llevan las fresas.

— Ya le di su merecido a Sebastián las suficientes veces como para que no me vuelva a mentir en su miserable vida. Hay un ladrón y no es uno de los trabajadores.

— Patrón...— interrumpe un joven de unos 24 años, delgado y con cortes en la cara— el ladrón está en el huerto, en las fresas, cerca de la barda.

Los hombres lo escuchan y se apresuran a tomar sus caballos y a todo galope salen. Gretel observa pensado a prisa, ¿Un ladrón? A ella nunca le dijeron nada sobre eso, pero lo que la molesta ahora es la ira marcada en el rostro de aquellos hombres, teme por la vida del ladrón.

Sin pensarlo hecha a correr en la misma dirección que los otros tomaron segundos antes, está conciente que llegará mucho después que los trabajadores y que quizá sea muy tarde, pero no pudo evitarlo, ya no podía quedarse observando.

Intentando pasar desapercibida corre esquivando trabajadores que cargan pesadas cestas llenas de fresas. Llega casi sin aliento a la barda, a unos cuantos metros los trabajadores se pasean aún arriba de los caballos, buscando al mencionado ladrón. Gretel retrocede hasta un gran y viejo árbol demasiado frondoso, piensa que quizá se pueda ocultar, ahora que lo analiza no sabe qué pasaría si alguien la ve.

Poniéndose atrás del gran tronco Gretel se esconde sin perder de vista a los hombres que conforme pasa el tiempo se ven más molestos.

— Oye te van a encontrar, dame la mano, sube conmigo.

Gretel suprime un grito a causa del susto que el muchacho arriba del árbol le acaba de dar. El muchacho debe tener unos 16 años, con piel bronceada, delgados músculos, cabello castaño muy claro y brillantes ojos azules. Ella sin darse tiempo a pensar sujeta la mano del muchacho, que aunque es delgado tiene la suficiente fuerza como para subirla rápidamente y sin ruido.

— Gracias.

— No es nada, pero una señorita como tú no debería de estar aquí, tienes que irte antes de que alguno de los trabajadores te vea, eres demasiado bonita.

— Amm ¿Gracias? Tú tampoco deberías de estar aquí, esos hombres están buscando a un ladrón y si te encuentran te harán daño.

— Ya lo sé, yo soy el ladrón, y nunca me han podido encontrar, ¿Una fresa?— pregunta con una sonrisa pícara, mientras extiende una cesta llena de fresas en dirección a Gretel.

— ¿Esto fue lo que robaste? Tanto alboroto por una pequeña cesta— le contesta Gretel mientras come una fresa y sigue observando a los hombres.

— A los ladrones les molesta que les roben— el muchacho se encoge de hombros y se dedica a meter las fresas a una sucia mochila que se cuelga en la espalda.

Un grito llama la atención de Gretel que vuelve a mirar a los hombres que ahora abajo del caballo rodean al trabajador con cortes y lo sujetan con fuerza.— ¿Nos mentiste? ¿Dónde está el ladrón? ¿No nos estarás robando tú, verdad?

— ¡Déjenlo en paz!— sin contenerse Gretel grita y les arroja la cesta con la suficiente fuerza como para estrellarse en la cabeza de uno de los hombres, inmediatamente tres hombres se giran con rostro furioso.

— Si, esa no fue una buena idea señorita ¡Corre!— grita el muchacho al lado de ella.

~Isa 💕

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