Capítulo 19


SAINT

Zee me saca de la universidad a toda velocidad, me encantan esos arrebatos suyos. No tengo ni idea de adonde nos dirigimos, pero no me importa, ahora estoy rodando por la carretera con mi adorable novio entre mis piernas y su pecho en mis manos, no puedo ser más feliz.

Después de unos 20 minutos me doy cuenta que vamos a casa, supongo que la celebración que quiere Zee es nosotros desnudos en la cama y creo que esa es la mejor idea del mundo. Me excito solo de pensar en lo que me espera. Me aprieto un poco más contra su cuerpo y noto como el suyo tiembla. ¿Será muy peligroso si mi mano aterriza en su entrepierna? Decido probar a ver qué pasa. Poso mi mano en el bulto bajo los pantalones de Zee y él pega un pequeño respingo, pero no se desestabiliza. Espero un poco y empiezo a tocarlo arriba y abajo, su erección ya es más que evidente y yo voy a explotar en mis pantalones.

En un momento dado Zee se desvía del camino y me lleva debajo de un puente que sirve para desviar el agua de lluvia.

Para el motor y se quita el casco, se da la vuelta y retira el mío con cuidado. Sus ojos son negros, sus pupilas dilatadas se confunden con su iris y yo como siempre me pierdo en ellos. Sin decir palabra se sienta a horcajadas en la moto dándome la cara, se desabrocha su pantalón y saca de su ropa interior lo que yo quiero tocar hasta morir. Seguidamente y sin parar de mirarme me desabrocha el cinturón y abre mi bragueta, saca mi polla del bóxer y junta su bonita erección con la mía. Joder es genial, empieza a masturbarnos con su mano lentamente, con la otra acerca mi cara a la suya y me besa salvajemente. Yo me dejo hacer, es maravilloso cuando Zee tiene el control y yo solo tengo que disfrutar.

Acelera el ritmo y yo estoy a punto solo un poco más y tocaré el cielo.

-Sí amor, no pares, por favor-le susurro entre beso y beso.

Él no dice nada, solo aumenta la velocidad de su mano y yo me pierdo en mi orgasmo con su nombre en mi boca, segundos después Zee aprieta sus labios con los míos y se corre también.

Nos quedamos un rato mirándonos intentando respirar normalmente de nuevo. Cojo su mano que está manchada por nuestro semen y me la llevo a la boca. Le chupo la mano hasta que la tiene limpia, él me observa con los ojos como platos y con una nueva erección creándose en su entrepierna.

-Saint eres demasiado sexy para mí, para ya o tendré que follarte aquí mismo y alguien podría vernos- me dice mientras arregla su ropa y la mía.

-Pararé pero cuando estemos en casa tendrás que follarme como yo quiera, hoy es mi día especial y yo mando- le respondo mimoso.

-Por supuesto, mi ángel mandará hoy- me dice mientras me planta el casco de nuevo y pone la moto en marcha para llegar a casa.

Zee aparca la moto en el garaje delantero, me parece raro ya que siempre lo hace en el lateral que va al jardín trasero, pero no le doy mayor importancia.

Coge mi mano y me arrastra hacia la parte trasera de la casa, cuando giramos la esquina unos gritos de sorpresa me hacen saltar del susto. No me lo puedo creer nuestro jardín está precioso decorado con guirnaldas y un cartel que reza FELICIDADES SR. ABOGADO en letras enormes.

Están todos nuestros amigos y los padres de Zee, me entran ganas de llorar, pero intento que no se me note, esto es lo que todo el mundo llamaba felicidad y yo nunca creí que encontraría. Ni siquiera pensé que existiera realmente, tenía un plan para mi vida, ser abogado y hacer pagar a todos los abusadores de este mundo el daño que hacen.

Pero ahora veo que hay muchas personas que me quieren y que se preocupan por mí. Ninguna de ellas lleva mi misma sangre, pero todas ellas han elegido quererme por lo que soy.

Dejo que todo el mundo me abrace y me felicite y disfruto de cada palabra y cada gesto de cariño, así es como quiero vivir mi vida, dando y recibiendo amor, no perderé el tiempo odiando a nadie porque el odio solo me lastima a mí mismo.

Comemos, bebemos y reímos sin parar toda la tarde, es maravilloso y disfruto cada minuto. En un momento dado la madre de Zee me agarra del brazo y me lleva a la cocina.

-Cariño quería hablar contigo un momento a solas- empieza a decir.

-Claro madre, ¿qué ocurre? - le respondo un poco preocupado.

-No ocurre nada malo, sólo quería darte las gracias por hacer sonreír de nuevo a Zee, desde el incidente que ocurrió en Siria no había sido él mismo. Ahora lo veo feliz y en paz, es algo muy importante para nosotros. Además quería darte mi regalo a solas.

-Zee me ha salvado más a mí que yo a él se lo aseguro madre, así que no hay nada que agradecer, excepto que yo tengo que darle las gracias a usted por haberlo criado tan bien.

-Gracias hijo, ahora formas parte de esta familia por lo que esto te pertenece- dice tendiéndome una caja de terciopelo azul.

Abro la caja y dentro hay una medalla al valor por méritos en el frente, es preciosa y no sé porque debería tenerla yo.

-Perteneció al abuelo de Zee, durante la guerra salvó a mucha gente y lo condecoraron en varias ocasiones. Esta se la concedieron por salvar a una familia que se encontraba enterrada bajo los escombros, nunca renunció, nunca se rindió hasta que todos ellos estaban a salvo.

Zee nos ha contado tu historia, espero que no te moleste, sé que tampoco te has rendido nunca, que has luchado con todas tus fuerzas y has vencido todo obstáculo que se ha puesto en tu camino. Por eso el padre de Zee y yo creemos que debes tener esta medalla.

No sé qué decir, se me nubla la vista y las lágrimas caen de mis ojos sin que pueda controlarlo. Ella me abraza con cariño y vuelvo a sentir ese calor especial del abrazo de una madre.

-Ahora eres parte de esta familia, para bien y para mal, espero que no te arrepientas nunca de pertenecer a esta tropa de locos sin remedio- me dice dándome un beso.

Sale de la cocina al jardín gritándole a su marido que deje de comer tanta carne, que ya no tiene edad para atracones. Es una mujer maravillosa, por eso no me extraña que Zee sea el ser más especial de la tierra.

-¿Qué haces tan solo aquí?- me pregunta mi novio apoyado en la puerta que da al jardín con una cerveza en la mano.

Le enseño el regalo de sus padres y abre los ojos como platos.

-Mis padres no me han dicho nada de esto, pero te lo mereces, te mereces todo lo bueno de este mundo- me dice.

-¿Zee le has hablado a tus padres de mi pasado?- le pregunto sin reproches solo quiero saber que pensaron.

-Así es, pensaba decírtelo después de la fiesta, no te enfades mi madre es muy intuitiva y ya se había dado cuenta de que tu vida no había sido fácil.

-No me enfado solo quiero saber su reacción nada más- le aclaro.

-Pues la verdad una vez terminé de contarles todo, mi padre me abrazó y me dijo que te cuidara mucho porque un hombre tan valiente como tú es un tesoro y mi madre estuvo llorando toda la semana por ti. Es muy sentimental pero una vez que se desahoga vuelve a ser la misma mujer alocada de siempre- me relata con un amor inmenso por su familia.

Vale ahora dejando este tema aparte quiero enseñarte mi regalo y el de Gulf, mis padres también han colaborado en él.

-Zee no hacían falta más regalos, me vas a volver un mimoso consentido- le reprocho.

-Quiero poner el mundo a tus pies y si eso te convierte en un consentido que así sea- me replica dándome un suave beso en los labios.

Me tiende una venda para los ojos y yo lo miro extrañado pero me la pongo. Me guía por toda la casa creo que hasta la puerta delantera. Me ayuda a bajar las escaleras y se detiene en la acera.

-¿Ya me puedo quitar la venda?- le pregunto.

-Un segundo amor, no seas impaciente-me responde.

Después de unos minutos que me han parecido una eternidad Zee me quita la venda y yo ajusto la vista a la luz de la tarde.

Delante de casa hay un Ford Mustang nuevecito de color rojo fuego, tiene un lazo dorado enorme sobre el capó, es precioso.

Miro a mi novio y todos nuestros invitados que se arremolinan a nuestro alrededor, no me lo puedo creer, es el regalo más fantástico de la historia.

Me tiro en brazos de Zee y enredo mis piernas a su cintura y él me da una vuelta en el aire que me hace sentir mareos.

-Gracias, gracias, gracias, es perfecto- le digo llenando su cara de besos.

Les doy las gracias a todos y no puedo evitar que mis lágrimas traicioneras corran por mis mejillas sin control alguno.

Ha sido el día más fantástico de mi vida, siento que vuelvo a nacer de nuevo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top