CAPÍTULO 2.
Hablando de eso, ¿Dónde estaba mi mamá cuando más la necesitaba?
Miré para todos lados sin obtener resultado alguno. En obscuras no veía absolutamente nada.
Pero esa voz, se seguía escuchando cada vez más y más cerca.
Pero por cerca que se sintiera, no entendía ni una sola palabra de lo que decía.
En unos cuantos segundos sentí una luz pero solo iluminaba un pedazo de la habitación -o al menos eso parecía ese lugar- Fabricaba la figura de una puerta, bastante grande.
En eso, se asomó la silueta de un señor.
No sabía si enfrentarlo o salir a correr, de hecho la idea de salir corriendo me parecía muchísimo mejor que enfrentarlo.
Hasta que recordé que ni siquiera tenía la menor idea del lugar donde me encontraba, porque así como podía ser un lugar grande y espacioso, también podría ser una diminuta habitación.
Pero tenía dos opciones y las dos eran muy arriesgadas.
Opción 1: Salir corriendo y escapar.
Opción 2: Quedarme y no hacer nada... ¿cómo se suponía que tenía que enfrentar a algo o alguien del cual no tenía la menor idea?
La verdad preferí quedarme y arriesgarme, aunque creo que mi cara no tenía expresión alguna, por dentro estaba más que aterrada.
El hombre se acercaba a mí pero cuando estaba a punto de tocarme un mechón de cabello, le mire con desprecio, mis ojos reflejaban el desprecio que sentía hacia aquel hombre. El mismo que en este momento, se encontraba justo en frente mío.
En eso se prendieron las luces del lugar, era como un palacio –a pesar de que solo era una habitación, fácilmente podría medir lo que mide un apartamento grande- en ese momento se escuchó la voz de una joven mujer, la cual con total autoridad le ordenó al hombre:
-DEJA A LA NIÑA QUIETA, Gael- dijo una chica en tono firme.
En cuanto él se alejó de mí, exhale con gran alivio.
Corrí hacia la joven para presentarme, ella tenía un hermoso vestido de color morado con tela fina llena de brillos.
-Hola señorita, mi nombre es Eleanor Wynnerson, encantada de conocerla- Dije con una sonrisa en mi cara, y decidí ignorar mi primer apellido, por cuestiones de seguridad-
-Wynnerson...- La escuché decir en un tono casi inaudible.
-Hola Ell, cuanto haz crecido, la última vez que te vi, estabas en los brazos de tu madre -ella miraba al diagonal mío como si estuviera teniendo... algo así como una visión. Lo cual hacia que sus ojos se tiñan de blanco –¡Hay Dios mío!, esa mujer está poseída o ¿qué se trae?- Fruncí el ceño demostrando muchísima confusión en mi rostro.
En cuanto logré procesar sus palabras, abrí mis ojos como platos, eso significaba que ella venía del mundo normal...o yo de este mundo.
-Disculpa, pero no... no sé quién eres.
-sí, perdón.
Mi nombre es Astrid Coupering, soy la princesa de este mundo alterno.
Yo estaba más que confundida ¿Mundo alterno? ¿Princesa? ¿Cómo podía conocer a esa mujer desde bebé?
E: Mucho gusto Astrid, es un honor... conocerte.
Aprovechando la ocasión, ¿quién era el hombre de hace un momento, un tal...?
A: ¿Te refieres a Gael?
E: si
A: Gael es la persona encargada de cuidar el palacio y el reino, al ser el futuro rey. Es mi primo, pero lo quiero como a un hermano aunque a veces se pone MUY pesado con nuestros invitados...
E: Si, pude notar ese detalle- Respondí guiñando mi ojo y con mi tono de voz destacando la ironía -Desde hace cuánto estás en el mundo Alterno?
A: de hecho...yo nací aquí, le heredé el trono a mi padre Nahuel Coupering cuando falleció hace 3... 3 años ya.
E: lo lamento mucho Astrid. Yo perdí a mi mamá cuando tenía 10 años, no entendía realmente que estaba pasando... ni siquiera sabía que estaba viviendo un luto, que estaba pasando el peor momento de mi vida...-en ese momento se escaparon dos lagrimas por mis mejillas.
-Astrid secándome las lágrimas, me dijo - Princesa, recuerda que para ver el arcoíris... primero hay que pasar por la tormenta.- Dijo ella mirando hacia el suelo.
Cambiando de tema, ¿cómo está tu padre?
Deslicé una sonrisa por mis labios al recordar a mi padre.
E: Muy bien gracias –pero esa sonrisa desapareció repentinamente- él debe estar sumamente preocupado por mí, me debe estar buscando por cielo y tierra.
A: Concuerdo contigo en el aspecto que debe estar preocupado por ti, por tú bienestar.
Moví mi cabeza de arriba abajo en símbolo de aceptación.
A: pero dudo que te vaya a buscar...
Abrí mis ojos de golpe tratando de analizar las palabras de Astrid ¿Quién se cree esa chica para hablar así de mí padre?
E: ¿Por qué dices eso de mi papá?
A: Se suponía que esto iba a pasar a tus 15 años, pero por lo visto se atrasó un poco...
E: A qué te refieres? ¿Qué tenía que pasar? ¿Cuándo tenía qué hacerlo?
A: Entiendo tu extrañeza, si yo estuviera en tu lugar, estaría igual o peor que tú.
E: Podrías ser más específica al momento de hablar por favor.
A: Lo que sucede es que tu mamá no pertenece a la otra realidad, ni tú tampoco...
Quedé más confundida de lo que ya estaba, ¿recuerdan cuando Astrid visualizaba a mi madre y a mí? Pues supone que... que... ni yo misma logro deducir lo que está pasando, todo es tan nuevo para mí...
E: Astrid, no te entiendo- Dije con mi ceño fruncido, mirando el espejo al frente mío- no entiendo que me estás diciendo
Astrid dudó por algunos segundos su respuesta, puesto que ella suponía que lo correcto era que mis padres le dijeran toda la verdad.
Pero Astrid decidió contarme las cosas tal cual son.
A: Ell, tu mamá nació aquí, ella es una mujer... mágica.
¿¡Qué!? Mi boca se entreabrió, haciendo que se formara una pequeña curvatura en mi mejilla.
Fue la mejor amiga de mi padre hasta el final – soltó aquella joven rubia con un rulo cerca de sus labios de color rosado pálido- Pero mi padre no supo diferenciar el amor de amigos con el amor de una pareja.
Ella se levantó del mueble color blanco y rosado, con detalles en oro.
A: No, mi padre no fue capaz de confesarle su amor a tu madre- ¿Y a esta quién le preguntó?- y el único día que tomó el valor suficiente para decirlo, se citaron en este mismo palacio.
Al llegar, tu madre llegó más feliz de lo normal, cuando mi padre le iba a decir, tu madre le pidió el favor de otorgarle la palabra a ella. Mi padre accedió y le dio una noticia que le cayó peor que un baldado de agua fría en pleno invierno. Le dijo que en 4 meses se iba a casar con Erick, tu padre.
Una persona normal de otra realidad, él conocía perfectamente cómo era la vida de tu madre, y aún así, accedió a formalizar la relación de esa manera.
Quedé perpleja al escuchar tanta información en alrededor de cinco minutos, eso significaba que mi madre era de esta realidad, ella pertenecía a esta realidad.
Todo era tan confuso.
Hasta hace más o menos un día yo era una chica común y corriente, bueno... había pasado por momentos bastante difíciles que una niña no debería vivir a su corta edad.
Pero seguía siendo alguien normal de mi edad, asistía a la secundaria, de vez en cuando salía a casa de mis amigas, tenía redes sociales, era muy inactiva... pero tenía una cuenta al menos.
Y en menos de cinco minutos me cuentan una gran cantidad de cosas dejándome con más dudas de las que anteriormente tenía.
-Y ¿por qué estoy aquí? Yo debería estar en mi casa, con mi padre- dije haciendo señas con sus manos.
Eleanor, debes superar algunos pequeños retos aquí y dependiendo tus resultados... veremos si ganaste tu residencia definitiva aquí.- Respondió Astrid.
Quedé perpleja al escuchar esas palabras, yo era muy apegada a mi madre. Pero mi padre era todo para mí, él se había ganado que a la hora de mencionarlos con mis amigas, lo hiciera con orgullo, que estuviera orgullosa de ser su hija.
Mis ojos se llenaron de lágrimas.
Estamos hablando de mis padres, las personas que me guían, que me complementan, que hacen de Eleanor... Eleanor.
No sabía cómo reaccionar ante aquella confesión. Ella sabía perfectamente que no podría enojarse con mi madre por cosas del pasado, pero me daba sentimiento de tristeza no solo por el hecho de que mi mamá no me hubiese contado, no hubiese tenido la confianza para decirle a su hija sobre su verdadero pasado. Sino también por el hecho de que el padre de Astrid se llevó una desilusión gigantesca ese día, ahí está el problema.
No siempre ocurre lo que planeamos, y eso nos afecta.
Yo no me quedo con dudas, era una chica directa y fugaz con mis preguntas. Bueno, algunas veces por ser tan directa resultaba siendo imprudente.
Yo le iba a responder, pero fui interrumpida por Astrid.
A: Pensándolo bien, no lo haría. –dijo mostrando una expresión natural.
Fruncí mi ceño en muestra de confusión- ¿Qué? ¿No harías qué cosa?- Ella solo me miró de reojo.
Astrid me respondió después de un corto momento silencioso:
- Porque si algo me dejó mi padre en enseñanza, es que de los errores estamos hechos y sin ellos no tendríamos aprendizaje alguno.
- Ah?- La miré raro.
- No me mires así- Dijo ella soltando una leve carcajada- Estabas pensando en cambiar el pasado de mi padre, eres una fiel seguidora del sentido de la empatía- Dijo con una sonrisa de labios cerrados.
- Que mierd- Astrid y sus ojos castaños me retaron- Perdón- Dije acomodando mi mano- Espera. ¿Cómo supiste que estaba pensando en eso? Yo no recuerdo haberlo dicho, ¿o sí?
- Nah, para nada. Solo que soy un hada de pensamiento, según la historia de Warilc, habían 3 guardianes. Mi papá fue uno de ellos, la mamá de Gael también pero... la otra guardiana, le cedió su puesto a alguien del cuál no hay conocimiento. No sabemos si es hombre o mujer aunque sea.
Eso hace que yo tenga magia en mis venas, heredada de mi padre.
Yo estaba haciendo lo que siempre hago mientras enrollaba mi cabello en mi dedo, quedé pensativa, pero en medio de mis pensamientos, a lo largo del pasillo, vi caminar hacia mí un chico con un porte muy elegante, al igual que su traje color azul rey sin saco.
Es alto y apuesto. Porque la puerta hacia donde estamos, tan solo lo pasa por unos cuantos centímetros.
Tenía el cabello castaño oscuro de hecho, pestañas largas, no demasiado pero sí lo suficiente para ser notorias y bastante notorias. Y unos labios no muy gruesos color melocotón.
Al darme cuenta que lo estaba observando sin pudor alguno, inmediatamente gire mi mirada hacia la cara de Astrid, tenía un semblante...difícil, ¡hay a quien engaño no tenía expresión alguna!, por eso no pude siquiera adivinar su estado de ánimo. Ella estaba totalmente ahogada en sus pensamientos.
Y ahí, justo en ese momento escuché una voz. Su voz.
Era un poco ronca, algo carrasposa y a la vez dulce.
Gire mi cabeza hacia el frente captando en mi mirada, unos hermosos ojos color esmeralda.
Esos ojos tan hermosos me observaron detalladamente, lo cual fue lindo, pero después de un pequeño lapso de tiempo se tornó incómoda la situación, así que decidí ser yo la que mencionara la primera palabra.
-Hola- solté el aire, apenas veo que estaba conteniendo la respiración –Rayos- intenté que mi voz no sonara tímida, porque normalmente lo soy- ¿cómo estás?- Dije sonriendo, pero parecía una mueca más que una sonrisa.
Segundo intento ¡Fallido!- me repetí internamente al notar que mi voz salió como un susurro.
El chico soltó una sonrisa de labios cerrados con aires de suficiencia, lo cual hizo captar la atención de Astrid y hacerme enojar, ¿ese idiota qué se creía?, de verdad creía que me estaba intimidando con su sola presencia –pues sí que lo hace- me gritó mi subconsciente, al cual decidí ignorar.
-Acaso se te comieron la lengua los ratones?- Solté sin pensarlo dos veces, haciendo una sonrisa hacia mi lado derecho y enarcando una ceja. Lo cual hizo que cayera en cuenta de algo, un pequeño detalle que para mí era lo peor del mundo, había sonado como una completa niña pequeña peleando por un dulce – Y bien que parece eso- me dijo mi inconsciente eso hizo que mis mejillas tomaran un color carmesí.
Acto seguido, el desconocido lindo se dignó a hablar.
-Hola, estoy bien gracias.
Hay por Dios sentí mis mejillas arder, ¿por qué su voz tenía ese efecto en mí? No lo sé, muchísimo menos por el simple hecho de que actuaba como un completo tonto.
-Y ¿tú cómo estás?- Hizo contacto visual conmigo.
Bueno, dejémonos de estupideces y a responderle al tonto –con cara hermosa- pero eso no hace que deja de ser un tonto rodé los ojos al cielo internamente.
-Bien gracias- respondí en un tono firme, demandando autoridad por mi parte.
-Me alegra- respondió el perfecto desconocido, en un tono dulce. Eso me hizo retractarme con mi tono de voz.
Astrid estaba mirando y analizando la escena, en sus ojos reflejaba... un tono burlón? Esperen, ¿por qué Astrid estaba burlándose de la escena? Tan fatal nos estábamos comportando.
Eso hizo que Astrid le dijera a aquel desconocido en frente mío mi nombre y también le dijo algo que estoy más que segura de haber reaccionado con cara de confusión total. Pues ella le dijo: ¿Te acuerdas de ella?
-Espera Astrid, ¿lo conozco?- dije señalándolo con mis dedos índice y meñique.
El me respondió dejando a Astrid con la boca abierta lista para hablar.
-Se supone que sí, pero seamos sinceros, desde pequeña haz tenido una pésima memoria así que yo opino que lo mejor es comenzar de nuevo.-dijo con un tono tranquilo y amistoso.
-Ok, en ese caso creo que comenzaré yo. Mucho gusto, mi nombre es Eleanor Lower, tengo prácticamente 17 años, es un gusto conocerte- dije con una sonrisa en mi rostro y extendiendo mi mano para que el la estrechase en símbolo de cortesía.
El chico tomó mi mano y pensaba que la iba a estrechar, pero no, como acto seguido obtuve un beso en mis nudillos, lo cual hizo que me sonrojara, definitivamente el color de mis mejillas no estaba de mi lado el día de hoy.
Y por fin llegó el momento que tanto esperé, él se presentó.
-El gusto es mio princesa, mi nombre es Gael Waite Coupering, tengo 17 años y vivo aquí en Warilc, nací aquí al igual que tú.
Se llama Gael, Gael Waite -soy muy olvidadiza, necesitaba repetirlo, no es como si me hubiese gustado su nombre ¿o sí?.
Esperen, ¿me dijo princesa?
Hay no, seguramente estaba flirteando conmigo, ¡eww! ¿es en serio? Tan lindo y fue lo único que se le ocurrió ay por Dios, esperaba más de ti Gael. Aquí hay algo que no me cuadra...dijo que yo, Eleanor Lower nací aquí!
¿¡Pero qué!?
Definitivamente cuando me encontrase con mi mamá le pediré que me resuelva tantas dudas!
Y en eso, Gael me sacó de mis pensamientos, y la verdad se sintió como si me quitase un pequeño peso de encima, no me gusta pensar mucho las cosas innecesarias.
G: Eleanor, quieres dar un paseo por el palacio? -dijo en un tono relajado- si quieres también puedes ir Astrid. -Preguntó y extendió su mano hacia mí persona y nos miró a las dos.
A: No Gael, gracias pero estaré ocupada realizando unos asuntos pendientes del palacio. Mejor lleva a Lower, creo que le servirá- Dijo mirándome de una manera pícara.
Y esta por qué me mira así? Fruncí mi ceño –supongo que es lo que mejor me sale- ahhh, hada del pensamiento. ¡HADA DEL PENSAMIENTO! Abrí mis ojos como platos.
Oh shit! ¿Por qué siempre se me olvidan las cosas importantes?
¿¡Tanto me cuesta recordar!?
Nota de la autora:
¡Fue increíble tener el privilegio de escribir este capítulo tan emocionante para algunos!
Espero sea de su total agrado! Si les gustó, agradecería mucho si pueden tocar la estrellita de votación. 🌟
Eso hará que la historia pueda llegar a más lectores, y así, tener la oportunidad de nuevas lecturas para esta historia. ✨💕
Como ya les había mencionado anteriormente, les solicito de la manera más amable que me hagan llegar sus recomendaciones, correcciones ortográficas y/o comentarios sobre el capítulo en sí.
Les agradezco muchísimo la acogida y el buen recibimiento hacia mi libro. Gracias de verdad, los amo muchooo. 💖
¡Nos vemos en una próxima ocasión!🌌
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top