De cómo no seguir instrucciones

⊱✧⊰

Los dos jóvenes continuaron su camino. Para llegar al castillo del príncipe, tuvieron que pasar por el pueblo de las dos posadas, mas no contaban con que allí encontrarían un gran alboroto.

Montones de personas inundaban la calle principal del pueblo, gritándole improperios a alguien que los recién llegados no lograban ver. Curiosos, príncipe y princesa se acercaron a preguntar qué era lo que pasaba.

—¡Hoy ahorcan a dos rufianes! —les respondió un hombre con energía.

Tanto la princesa como el príncipe se estremecieron al notar el entusiasmo de toda la gente por ver morir a los desafortunados. Perdiendo el interés, los viajeros se dispusieron a seguir andando, pero justo antes de que el príncipe montara de nuevo en el caballo, vio a sus dos hermanos caminar, con las manos atadas, hacia el lugar de la ejecución. 

Su destino estaba escrito desde que, en la posada ruidosa donde se quedaron, hicieron crecer sus deudas y atentaron en contra de los otros huéspedes.

El joven muchacho no pudo haberse sentido más culpable por no buscar a sus hermanos cuando pasó por aquel pueblo la primera vez. De haberlo hecho, ellos no estarían a punto de perder la vida ese día. Tenía que hacer algo.

Intentando redimirse, el joven príncipe le preguntó a quien parecía ser el juez si era posible liberar a los condenados. No bien le respondió el hombre que sí, con las joyas que portaba en su atuendo pagó el muchacho por la libertad de sus dos hermanos y saldó sus deudas, sin pensar en las advertencias del fiel zorro y excusándose con la princesa hasta convencerla de que era lo correcto.

Así, todos juntos continuaron a pie su camino hacia el castillo.

Cuando llegaron al bosque, el grupo halló un lugar ideal para sentarse y descansar. Los dos hermanos mayores se recargaron sobre las piedras de un pozo que estaba junto a ellos, invitando a los otros para que los acompañaran. La doncella se negó, pero el príncipe más joven no lo hizo; incluso se sentó inocentemente a la orilla del pozo. Con una mirada de complicidad, los hermanos mayores arrojaron al muchacho dentro, tomaron al pájaro de oro, al caballo y a la princesa, y se alejaron del lugar tan rápido como les fue posible.

La princesa de Oro no paró de vociferar contra los hombres que se la llevaron, intentando escapar de ellos para ir en busca del otro príncipe. Se revolvió entre los brazos del hermano mayor, que la obligaba a caminar, e intentó golpearlo, consiguiendo solamente que este le levantara la voz y la sujetara con más fuerza. Asustada, la joven dejó de forcejear, aunque le hirviera la sangre.

Poco antes de llegar al castillo, el mismo hermano que la llevó por la fuerza a través del bosque le habló a la princesa con severidad. Si todo salía acorde a su plan, ambos hermanos tendrían un reino que heredar: el mayor, el que le cedería su padre; el segundo, el de la princesa de Oro. Para hacer realidad su cometido, el hermano amenazó de muerte a la doncella en caso de que dijera algo sobre lo sucedido con el príncipe más joven, además de que la condenó a casarse con el segundo hijo del rey, bajo la misma pena en caso de oponerse.

Aquella amenaza amedrentó a la doncella lo suficiente como para que los dos hermanos volvieran al castillo y se presentaran ante el rey con caballo, princesa y pájaro de oro. El soberano se regocijó tanto ante los obsequios que habían traído sus hijos que, sin demora, puso al pájaro en una fastuosa jaula de oro y piedras de colores, le mandó colocar al caballo la silla más lujosa del reino y, además, celebró ese día una gran fiesta.

Todos los invitados se asombraron al ver a un caballo y a un pájaro hechos de oro; además, la noticia de que pronto se celebraría una boda entre el segundo príncipe y una hermosa princesa llenó a la gente de dicha. Al parecer, los únicos que no compartían la felicidad que embargó al reino eran el pájaro de oro, que dejó de hablar y de cantar apenas estuvo en su nueva jaula, el caballo de oro, que se negaba a moverse y andar con una silla que no era la suya, y la princesa de Oro, a quien el primer príncipe recluyó en una torre del castillo apenas se hubo presentado con el rey. El hermano mayor le había dejado claro a la dama que ella no podría salir hasta el día de la boda. 

⊱✧⊰


N.A.: ¡Setecientas palabras! 

¿Alguna vez el príncipe más joven aprenderá a escuchar los consejos de su zorro mágico?

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top