Capítulo 2 - SIN EDITAR

Jericho despertaba con pereza, la lluvia había cesado pero apenas y se veía el sol para ser las 8 am.

-¿Zorrito?... ¿Donde esta? -algo adormilada la chica busco al zorro con la mirada por toda la habitación, pero no lo encontró y eso le hizo despertar por completo- ¿Donde estas? ¡Zorrito! -se levantó y abrió la puerta de su habitación, bajando las escaleras- ¿Se habrá ido ya?... -curiosa sintió un olor a tocino recién cocinado por la casa, asique siguiendo ese olor se encontró con él...

Aquel peliblanco que sus amigos le habían presentando. Si ella había cerrado todas las puertas ¿Porque él esta allí? ¡¿Cómo entró y porque parecía estar haciendo un desayuno?!

-¿Ya despertaste? Hice la comida -El peliblanco hablo poniendo un plato de comida sobre la mesa- ven, se enfría. -sus ojos escarlatas se posaron sobre Jericho, viendo la con una sonrisa burlona.

-... ¿Que haces aquí? ¿Cómo entraste? -Jericho hizo su pijama un poco mas hacia delante y la mantuvo así con su mano, pues lo que tenia abajo sólo era su ropa interior.

-Ese es mi secreto ¿Quieres comer o no? -Rió ban.

-¿Donde esta el zorro? Había un zorro en mi habitació-... ¡No entraste allí ¿Verdad?! -exclamó Jericho con miedo de que le hubieran visto dormida, ella era consciente de que no dormía de la forma más decente de mundo, tenia la mala costumbre de quitarse casi toda la ropa para estar fresca, lo descubrió poniendo una cámara de video en su habitación que luego borro por razones de vergüenza extrema.

-Tranquila, no entre. -el peliblanco se dio la vuelta mientras servía otro plato de comida y le daba la espalda- pero afuera de tu habitación había un zorro que deje libre.... parecía tener ganas de salir.

-hm, entiendo -ella bajo la mirada pero se recuperó al instante, comenzó a buscar con la mirada por donde había entrado él Hasta que escucho una risita.

-Entre por la puerta de atrás, no la cerraste -Ban puso un segundo plato y se sentó.

-Primero que todo, yo recuerdo haber cerrado bien esa puerta, segundo, apenas te conozco, asique no puedes meterte a mi casa como si nada, hacer la comida y comerla como si nada -se quejó la chica poniendo fuertemente las manos sobre la mesa, haciendo está retumbar.

-Tranquilizate, solo estoy aquí para que nos conozcamos -Sonrió el chico mientras comenzaba a comer- date prisa y cambiate, ¿O quieres que te vea así? Que atrevida -Burló con una sonrisa sacarrona.

-¡Es cierto! -Jericho enseguida se jalo la camiseta delante y detrás- esperame aquí, vuelvo enseguida.

-Claro, aquí espero -Ban miro como Jericho salía de la habitación y al ya no sentirla cerca dio un suspiró- el zorro parecía tener ganas de salir -dijo eso con una voz tonta mientras soltaba una risita.

Jericho se baño con rapidez, cambio de ropa y bajo para encontrar al chico aún sentando en la mesa, apenas había probado su comida y se había quedado viendo su celular.

- Ya volví... -Ella se sentó enfrente de él, ya que allí estaba su plato de comida.

-Oh, ya regresaste -Ban soltó su celular y le miro- tenemos mucho de que hablar, como ¿que edad tienes? ¿que te gusta?

-Oye, ¿porque quieres saber tanto de mi? -Dijo Jericho tomando el primer bocado.

-Curiosidad -Sonrió el chico.

No parecía ser mala persona ¿Podría confiar en él? Bueno, era amigo de sus amigos, asique asumía que si. Dudosa le respondió la pregunta.

-Tengo 19 años y me gustan las cosas dulces, pero no tanto, si se pasan de azúcar las detesto.

-hmm, ya veo, igual que a mi. Aunque prefiero un poco mas las carnes a las cuales le echan licor -Mencionó comiendo su comida también, a jericho le llamo la atención lo dicho y comenzaron una larga conversación sobre comida y alcohol, que terminó cuando el reloj de la sala sonó.

-Oh no, ya debería estar haciendo los quehaceres.... -Jericho se levantó con rapidez poniendo sus platos en el lavaplatos y tomando unas llaves con rapidez de la pared.

El peliblanco le siguió con la mirada y se levantó más perezosamente saliendo con ella. El sol brillaba de una forma muy hermosa, las hojas y el césped estaban mojados gracias a la tormenta del día anterior, habían ramas rotas en el suelo y Muchas hojas sueltas, pero en ves de dar una vista horrenda del paisaje, hacían que este se viera de alguna forma lindo y armonioso.

Las aves cantaban contentas por el rocio de la mañana y el agradable sol que hacía. Las flores empezaban a abrirse otra ves los animales a circular algo cerca de la gran escuela de equitación. A jericho le gustaba ese paisaje, el aire fresco, el olor a tierra mojada y el ver a los animales pasar... Eso le hacía sentir muy libre.

El albino chico sólo le miro desde atrás, algo curioso de su comportamiento.

La chica aspiro aire fresco y entonces empezó a caminar hacia una pequeña habitación aún lado de lo que sería "la casa principal". De allí saco implementos de limpieza y empezó a asear todo, el chico a su lado obviamente no tenia intenciones de ayudarla a limpiar, solo le seguía desde atrás hasta que Jericho se harto de que la vieran nada mas y le hizo ayudarla a barrer.

Así asearon casi toda la escuela. Todo se veía hermoso y como nuevo, todo menos el establo. Jericho debía sacar a todos los animales de allí para que pasearan mientras limpiaba y así, pero el joven paro su caminar en cuanto vio a donde se dirigían.

Soltó la cubeta de agua que tenia en las manos y se cruzó de brazos. Jericho sólo volteó y le miro.

-¿No me vas a ayudar con esto?

-No.

- ¿acaso no me tienes la confianza suficiente como para ayudarme en este tipo de cosas? -puso una cara decepcionada de broma, ban suspiró.

-No es eso.

-Los demás lo hacen ¿Porque tu no? O acaso... ¿Te dan miedo los caballos? -Jericho se comenzó a burlar en silencio de él. El chico Gruñó y negó.

-Si entró asustare a tus caballos, ¿Quieres eso?

-¿Quieres que diga que eres un cobarde? Está bien, eres un cobarde. -Burló la fémina dándole la espalda para abrir el establo, la chica le dirigió una mirada para que entrara y luego su mirada se volvió hacia el frente- ¡Hola muchachos! ¿Cómo están ternuritas? Hola~ Hola~

Jericho saludaba felizmente a cada uno de sus caballos, quienes contentos se acercaban a la puerta para que ella les acariciara. Ban suspiró desde la entrada del establo e intento poner un pie adentro con la cubeta de agua, pero al pisar todos los caballos le miraron y al notar su presencia, comenzaron a relinchar alterados.

-¿Eh? ¡¿Que rayos?! -soltó Jericho alejándose preocupada- ¡Quietos, tranquilos! ¡Soy yo! ¡calmados!

-¡Por eso te dije que no podía entrar! -Grito ban alejándose rápidamente del establo y dentro de este Jericho observó con sorpresa como sus caballos empezaban a calmarse.

-Pero ¿Porque? -Susurró curiosa saliendo y viendo al joven no muy lejos, cerca de los corrales, pero estos estaban vacíos. Se acercó a él- ¿Porque crees que esto pasa? ¿Acaso le hiciste algo? -La mujer le amenazó con la mirada y el chico sólo negó.

-Los animales siempre huyen cuando me acerco, es normal -el joven puso su mano en su cuello, acariciando la cicatriz que tenia en su cuello mientras cerraba los ojos, viéndose atractivo al hacer esa pose.

Más Jericho lo único que sintió fue desconfianza por el chico. Sus caballos jamás actuaban así, almenos uno solo, pero no todos.

-Aja...

-Oye, no me mires así. Me haces sentir como si hubiera hecho un crimen y te lo ocultará. -el chico se agachó un poco para hablarle de cerca, él era alto, pero no tanto, solo quería molestar a jericho.

-Pues eso parece. -la chica se cruzó de brazos sin despegarle la mirada.

-Vamos, escucha. Siempre es así. De todas formas más tarde tienen que estar llegando nuestros amigos, asique yo me iré y ellos vendrán y te ayudaran con lo demás ¿Si?.

-Claro. -Jericho sabía que tendría que hacer el establo ella sola. Sus amigos siempre llegaban cuando ya todo estaba listo, pero aun así agradecía la ayuda del joven en todo lo demás, aunque no hizo casi nada- Entonces nos vemos más tarde, voy a hacer una pequeña reunión para pasar el rato. ¿Quisieras venir? -le sonrió, almenos debía darle las gracias.

Ban se puso serio un momento, pero una sonrisa también se formó en sus labios.

-De acuerdo. Nos vemos niña tonta -se dio la vuelta con una sonrisa y empezó a caminar. Jericho rió.

-Claro tonto.

Cuando él desapareció de su vista, se dirigió a hacer su trabajo, pero entonces vio a su hermoso caballo tempestad salir de su siesta. El caballo se acercó para el saludo de su dueña y dio un pequeño resoplido.

Jericho supuso que había sentido el olor de ban en ella y rió, que bueno que él ya se había ido.

Una ves con la limpieza lista y personas terminando su curso del día en la escuela de equitación, las cuales no eran muchas, Jericho finalmente se dispuso a descansar.

-Mira, es la Srta.Jericho, parece que va a salir a cabalgar -uno de sus alumnos que estaba con otros 4, mencionó y apunto a su dirección, llamando la atención de los demás que salían.

-Wow, ese caballo es muy grande...

-Parece todo un semental, wow...

-¿Crees que la señorita lo monte? -se preguntaron unos a otros.

-Por algo esta poniendo la silla de montar.

-No creo que pueda, ese caballo... Como era ¿tempestad? Siempre es grosero, no creo que ella pueda montarlo. -soltó una chica.

-Miren y aprendan chicos -Hablo en voz alta Jericho. Comenzando a cabalgar con tempestad alredor de ellos.

-Wow.... Pero si ese caballo es tan bueno, ¿Porque nosotros no podemos montarlo? -grito molesto un joven, el tenía grandes puntuaciones en la escuela, habían montado Buenos caballo, casi todos menos tempestad- Considero que yo tengo la experiencia suficiente para montarlo, además debe ser dócil, si no, ¿entonces porque no usa protección?.

Jericho subió una ceja con una sonrisa y paro el cabalgar de tempestad. El equino oscuro paro sin solar un solo sonido.

-Tempestad es un caballo que a tomado años adiestrar y solo se comporta a sí conmigo, no dejará que lo montes. -el chico sólo torció los ojos.

-Esto no es Disney, no se haga la importante maestra. Déjeme subir. -Jericho rió sediendo.

Bajo de su caballo y le miro segura.

-Inténtalo. Vamos.

-Con permiso -el joven puso el pie sobre la montura para subir y entonces el oscuro esquino relincho haciéndose a un lado y haciéndole caer.

Jericho sólo se quedó expectante mientras sus compañeros reirán. El joven se levantó molesto e intento montar a tempestad una ves más, pero este se negó relinchando más fuerte frente a él, amenazando con patearlo.

-Ya ya, tranquilo tempestad -la voz de Jericho hizo parar al caballo, quien se acercó a ella, restregando su cara sobre la mejilla de la chica.- Por eso te dije que no podías, tempestad es especial y solo permite que yo y mi padre seamos los que los montemos.

Los cabellos blancos y algo lilas de la joven bajaron al ella agacharse para ayudar a levantar a su alumno, quien había caído del susto una ves más. Molesto el joven se marchó refunfuñando, y sus amigos sólo riendo.

Jericho se estiró riendo y se subió a tempestad, comenzando a cabalgar a toda velocidad por el bosque naranja por el atardecer. Ambos amaban hacer eso desde que Jericho tenía 7 años, sentir la adrenalina y el viento en sus caras, sentirse invencible.

Esquivando los árboles, saltando corriendo, y después galopando disfrutando de la vista del lugar.

Era hermoso.

Habían parado en una cascada cercana que formaba un río, allí su caballo tomaría algo de esa cristalina agua. Mientras que las aves cantaban y los animales también se detenían a tomar de ella o a bañarse en esta.

La fémina de largos cabellos lilas, amarrados en una coleta alta cerró los ojos sintiendo el mundo a su alredor, hasta que sintió algo suave pasar por su pierna. Abrio los ojos y allí se encontró ¡con el zorro de ayer!.

-Hola~, ¿Vives cerca pequeño? -Jericho se agachó acariciando al zorro, quien visiblemente alegre pegaba su cabeza a las manos de la chica, eso hasta que escucho el resoplido de su caballo.-Tranquilo tempestad, déjalo en paz -Jericho reto con la mirada al animal y este se contuvo de atacar al zorro, quien ahora le veía con una mirada superior.-Bien, adiós Zorrito~ debo ir a casa, vamos tempestad.

La fémina subió a su gran caballo, comenzando con un galope y empezando una carrera a toda velocidad, notando que el zorro competía con ellos. Ambos alegres por saber quien era mas rápido aceleraron, Jericho miro de reojo al zorro y vio algo que le impresionó un poco.

¿serán sus ojos mintiendole?

O... ¿Acaso el zorro estaba algo más grande de lo normal y con más pelo de lo común o...? Seguro era ella.

Pero lo que no entendió fue porque a mitad de carrera el zorro desapareció de su vista... decidió ignorarlo y finalmente regreso a casa con la duda en su ser, Sin notar a su caballo levemente nervioso y una mirada lejana que no eran precisamente sus amigos que vinieron vinieron a saludarla...

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