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Capítulo 4
Alocada, pero justa decisión
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Se acercó un poco temeroso hacia la fogata hecha por los espadachines, todavía no estaba acostumbrado a estar cerca de personas que no lo dañaran y que lo aceptaron aun sabiendo la existencia de uno de sus hermanos sellados en él. Sin contar que detestaba mantenerse en esa forma mucho tiempo y más de noche, lamentablemente cerca de los espadachines no podía quitar el genjutsu y estirar la cola mientras saltaba de rama en rama como lo hacía tiempo atrás en el campo de entrenamiento número 44.

Salió de sus pensamientos al oler algo extraño, le recordaba a los peces que cazaba y cocinaba en compañía de sus nee-chan en el bosque de la muerte, pero a la vez a la basura en la cual tuvo que buscar

Naruto: –¿Q-qué es eso?– pregunto algo desconfiado al oler plantas no comestibles en ¿eso?

Ameyuri: --Oh, despertaste justo a tiempo, debes de estar hambriento, ven lo prepare para que recuperen las energías– dijo con una sonrisa amable la cual intentaba engatusar al pobre rubio

Naruto: –¡mira, fuegos artificiales!– dijo apuntando al cielo

Ameyuri: –¡¿Dónde?!– pregunto emocionada la burlona kunoichi

En esos momentos ambos hombres del grupo hicieron los sellos respectivos para la técnica más útil

Zabuza/Naruto: –kawarimi– pensaron al unísono intercambiándose por las gallinas de un campesino que caminaba por los alrededores

Ameyuri: –¿gallinas?– en eso recapacitó la situación –ya veo, creo que es hora de jugar a la cacería... y ellos serán mis presas– dijo con emoción mientras desenfundaba las kibas –¡si los atrapo comerán esto por un mes! –grito haciendo que tanto la momia como el medio zorro se estremecieran

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Pasaron alrededor de dos horas y el pobre vendado fue el primero en caer debido a su pequeño secreto

Ameyuri: –¡si no sales del bosque momia mal amarrada quemaré esto!– grito mientras que de la mochila de Zabuza sacaba un libro con tapa naranja e insertaba chackra a una de las kibas

Zabuca: –¡aléjate de mi bebé, enana loca!– gritó mientras saltaba de los arbustos y le arrebataba el libro de las manos

Ameyuri: –¿Cómo me llamaste Za-bu-za?– dijo con un tono demoniaco y un aura obscura alrededor de ella

Zabuza: –mierda– pensó mientras se volteaba tembloroso –h-hola A-Ameyuri-sama– dijo mientras veía como se acercaba lentamente mientras desenfundaba y colocaba chackra en su segunda espada –sálvate niño– fue lo último que pensó antes de sentir el punzante dolor de los rayos recorriendo su cuerpo

A lo lejos, el pequeño se había quitado el genjutsu para moverse con más libertad en el bosque. De pronto escucho un grito desgarrador.

Naruto: –pobre momia-san– dijo mientras veía como el mencionado salía volando por la golpiza otorgada por el único espadachín de la niebla femenino –maldición, se está acercando– exclamo alarmado mientras veía los tenues relámpagos reflejarse entre las ramas de los arboles

Shiro: –creo que este es un mejor entrenamiento para los reflejos, escondites y velocidad que vagar por una semana por el campo de entrenamiento 44– exclamo en el espacio mental del ojivioleta de forma tranquila mientras el zorro a su lado asentía al darse cuenta de que esto le ayudaría a su cachorro para acostumbrar su quimérico cuerpo a las situaciones más extremas

Ameyuri: –¿dónde estará ese pequeño?– se preguntó a si misma mientras guardaba sus espadas ya que no veía necesario tenerlas para atrapar al pequeño

El pelirrojo entonces dio a conocer su posición de la manera menos esperada... un gruñido de estómago.

Ameyuri: –ven pequeño, no te haré lo que le hice al idiota de Zabuza– dijo mientras que de su mochila sacaba una manzana

Naruto salió de su escondite mientras que su ojo brillaba al ver la apetecible manzana, no se dio cuenta que su henge estaba desactivado. Ameyuri realmente no se sorprendió por la apariencia del joven pelirrojo, gracias a la habilidad del control de la electricidad otorgado por las kibas sintió la presencia de los nervios de la cola y las orejas del pequeño, pero no le dio importancia ya que tenía entendido que, muchos de los jinchurikis conseguían una o varias características de su bijuu si su sello era defectuoso o la segunda opción era que, si el contenedor estaba al borde de la muerte absorbía más chackra de la criatura de lo que debería ocasionando la radical adaptación en su cuerpo.

Ameyuri: –ven, tenemos que preparar algo comestible– dijo dándole la manzana al pequeño y ofreciéndole lo que muchos no habían visto de ella... una sonrisa sincera, mientras le extendía la mano para que se pusiera de pie

Naruto: –h-hai– como era de esperar el pequeño dudo, recordó lo acontecido por el día, pero todas sus dudas se disiparon al ver esa sonrisa, la segunda de ese estilo que vio en su corta vida

Y así los dos emprendieron el viaje al campamento pero de pronto Ameyuri se detuvo

Naruto: –¿Q-qué sucede Ameyuri-sama?– pregunto observando a la pensativa espadachín

Ameyuri: –no me digas -sama me hace sentir vieja– dijo –ahora que lo pienso, nunca te pregunte tu nombre– le declaro con una sonrisa nerviosa

Naruto: –mi nombre es Naruto– contestó

Ameyuri: –Naruto...– esperaba que siguiera con el nombre de su clan

Naruto: –solo Naruto– continuó –nunca he sido aceptado en mi clan– respondió amargamente a la pregunta no formulada

La espadachín vio el cambio de actitud del pequeño por lo que, con todo lo acontecido, tomo la decisión más alocada de su vida

Ameyuri: –...Ringo– exclamó con convicción confundiendo al pelirrojo que estaba regresando de sus recuerdos menos favorables

Naruto: –¿Q-qué?– pregunto aun sin entender la situación

Ameyuri: –Naruto Ringo, ese será tu nombre, pórtalo con honor– dijo desviando la mirada para que no viera su avergonzado rostro

Naruto:–E-entonces eso significa que...– no termino al darse cuenta de lo que simbolizaban esas simples palabras

Ameyuri: –hai, Naru-chan– dijo abrazando al pequeño, el cual correspondió de una manera desesperada y necesitada de cariño, sintió como su hombro se humedecía

Naruto: –gracias, gracias– repetía mientras que sus hermanos bijuu sonreían en su interior al darse cuenta de que encontraron a un nuevo guardián y la única persona capaz de crear un octavo sello/pilar emocional para mantener cuerdo al pelirrojo

Ameyuri: –no dejare que vuelvas a sufrir de esas maneras, lo prometo– pensó mientras abrazaba maternalmente al nuevo integrante de su familia

Y así continuaron sin darse cuenta de que una momia los estaba viendo mientras sonreía

Zabuza: –al fin encontraste la motivación que necesitabas ¿no Ameyuri?– pensó mientras saltaba de árbol en árbol al campamento

Continuará...

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Y hasta aquí el capítulo de hoy que, como se dieron cuenta es un especial del día de la madres.

Este es el uno de los pocos capítulos en los que tendré que explicar:

La razón por la que se creo un octavo sello es porque tengo la creencia de que una figura materna es, como yo le digo, el mayor pilar emocional para una persona.

Comenten algún error, duda o sugerencia

Y sin nada más que decir se despide su servidor Claus

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