FISURA
Ya estaba llegando al final de aquel libro que me facilitó el padre Vicent, fue bastante entretenido y a la vez educativo sin embargo me generaba más preguntas que respuestas. Baje un poco el libro para mirar al frente y verificar que mis compañeros de orfanato siguieran en lo suyo, algunos jugaban atrapadas por el patio mientras que otros se distraigan persiguiendo insectos voladores.
- ¿Me pregunto por qué no soy como ellos? -me pregunté a mi mismo-
La respuesta vino a mi mente cuando con los años desarrolle mi propia personalidad, una personalidad curiosa del mundo y en especial de mi afinidad a la luz. Intentando saciar esa curiosidad tomaba cualquier libro de magia y ciencia que se me cruzara para tratar de entender, el padre Vicent al notar mi curiosidad en vez de reprimirla intento satisfacerla facilitándome todos los libros a sus disposición.
Dentro de poco cumpliré once años, y en vez de preocuparme de cosas como la cercana pubertad o incluso ser adoptado me preocupaba por entender la luz. Termine de leer el libro en cuya portada decía "Estructura de la existencia", en el cual intentaba explicar que el individuo se componía de tres aspectos fundamentales.
El alma que era su núcleo, el centro de todo, algo que sabemos que está allí pero no entendemos porque y como funciona del todo, el espíritu que recubría al alma y la protegía de ser herida de influencias que el cuerpo no podía detener. Por último pero igual de importante el propio cuerpo, igualmente protegía al alma solo que el plano físico, entonces se podía concluir que la función del cuerpo y espíritu eran proteger al alma en dos planos diferentes.
Hace tiempo ya sabía esto pero no me terminaba de convencer, muchos libros explicaban que del alma provenía la energía, la magia que extraemos al exterior por medio de algún sello y luego la canalizamos con un objeto como un báculo o arma. Se había demostrado miles de veces con experimentos, simplemente era una ley lo expuesto en estos libros pero me parece increíble la poca información respecto a la propia alma del individuo.
Levante mi vista nuevamente, cerré los ojos canalizando un poco de energía en ellos y los volví a abrir, una técnica bastante básica que había aprendido años atrás y me permitía ver a profundidad el estado físico, espiritual y astral de los seres vivos. Fije mi vista en unos niños que corría y podía ver perfectamente su cuerpo en un estado perfecto, dentro de ellos una silueta con su misma forma física pero que variaba de color dependiendo de su afinidad, era su espíritu.
Agudice mi vista y me enfoque en una pequeña cría de raza bovina que jugaba con muñecas de trapo , aún más adentro de esa silueta que era el espíritu pude divisar una pequeña esfera blanca que ya bien sabía que era el alma. La mire detenidamente como esperando que algo ocurriera y me revelará los secretos del universo, que tonto de mi parte.
Gire mi vista a otro sitio y vi a otro grupo de compañeros trepando los árboles del patio, casi todos eran felinos como yo, parecía que era algo bastante natural en nuestra especie, después de todo yo también lo hacía de vez en cuando. El sonido de una rama rompiéndose captó mi atención, una gata de no más de siete años estaba cayendo al suelo rápidamente al suelo, considerando la altura a la cual estaba se podría hacer daño.
Extendí mi mano en su dirección y manipule la luz cerca de ella, casi instantáneamente la envolví y forme una pequeña capa invisible por todo su cuerpo. Justo antes de tocar el suelo detuve mi mano y ella quedó flotando a centímetros del suelo. Hice un chasquido con la mano disipando la luz en ella y terminó por caer suavemente al suelo.
Negué con la cabeza al pensar que hubiese pasado si no hubiese estado cerca, igualmente otro escalofrío escapó de mi cuerpo si el padre Vicent se hubiese enterado de lo que hice. Hace algunos años descubrí cómo manipular la luz en forma de barreras en el espacio, no muy lejos de mi cuerpo y en poca cantidad, una habilidad que si bien el buscó algún registro nunca encontró algo así.
Me ayudó en el inicio en lo que a magia básica respectaba y aprendí al poco tiempo a hacer más que crear pequeñas barreras, aprendí a hacerlas en todas formas y tamaños. También aprendí a envolver objetos con ellas y manipularlos en el espacio como hice con la cría, Vicent estaba muy orgulloso de mi pero a la vez tenía miedo.
Tenía miedo de que alguien que no debía se enterase de mis habilidades y me quisieran llevar lejos, como los militares que siempre estaban buscando talentos para la guerra. Entendía su motivación, necesitaban talentos para defender la vida misma de las monstruosidades del Vacío que nos amenazaban pero Vicent decía que yo era muy joven para ellos, si quería involucrarme debería esperar a ser mayor y tomar la decisión por mi propia voluntad.
Me levanté de mi sitio de descanso bajo el árbol Gaztainondoera, me encanta sentarme en su sombra por el simple hecho de que lo usaba de objeto canalizador, si bien no tengo un báculo para moldear mi magia podía usar el árbol, no era lo mismo pero daba buenos resultados. De vez en cuando el padre Vicente me prestaba su sello personal y su báculo para practicar magia bajo su supervisión, obviamente no podía hacerlo siempre ya que los empleaba para su trabajo diario de médico de la ciudad, era uno de los pocos Magos de Luz de apoyo que curaba gratuitamente a cualquiera que lo necesitará.
Aquella buena intención es lo que todos le tuvieran respeto en nuestra pequeña ciudad, además del aporte económico del estado también recibimos la misma cantidad o incluso más en puras donaciones de individuos agradecidos. Dado que no tenía las herramientas apropiadas a mi alcance debía ingeniar alguna forma de practicar, en algún punto descubrí que el árbol central del orfanato era excelente para canalizar mi magia y practicar pequeños hechizos.
Mis compañeros del orfanato eran buenos sujetos de prueba por decirlo de algún modo, evitaba accidentes, revisaba su estado físico, a veces los curaba como el padre Vicent me había enseñado. La clave de todo era el entendimiento, si sabía que estaba mal podía enfocar mi magia en ese punto y restaurarlo, si no lo entendía no podía hacer nada, eso me impulsó a leer cualquier libro de medicina a mi alcance para entender el cuerpo.
Gire hacia atrás quedando de frente al árbol Gaztainondoera, puse mi mano en él, cerré mis ojos e hice fluir mi magia a través de él una vez más, aquel tipo de árbol me intrigaba mucho ¿Como este simple árbol podía estabilizar el espacio y evitar que se abrieran fisuras hacia el Vacío?. Lo poco que pude leer de él no arrojaba mucha información al respecto, por más pruebas que le hicieran no entendían como aquel árbol estabilizaba el espacio, solo por eso se había convertido en un árbol sagrado que debía estar en cada casa para brindar seguridad.
Mi curiosidad me llevó a experimentar con él un poco, eso me llevó a descubrir que reaccionaba relativamente bien a la magia de luz convirtiéndolo en un buen canalizador. A parte de eso curiosamente note que cuando mi magia fluía a través de él ésta empezaba a oscilar en una frecuencia curiosa que no era la misma que la de nuestro plano ¿Los eruditos sabrán de este dato curioso?.
Deje de lado mi curiosidad sobre el árbol y comencé a caminar hacia el sector sur del orfanato, en aquella zona estaba la capilla dedicada al Creador y unas habitaciones especialmente construidas para tratar a individuos enfermos. Me adentre en los pasillos, de vez en cuando debía hacerme a un lado para dar paso a algún que otro personal, estos solo me dedicaban una sonrisa y alborotaban mi cabello sacándome una sonrisa.
Seguí mi camino hasta llegar a una puerta doble, una de ellas estaba abierta y me asomé con cuidado, pude sentir ligeros pulsos de magia de luz en aquel lugar proveniente de un viejo hurón. Me adentre con silencio y me puse en una esquina a ver aquel procedimiento de curación que miles de veces he presenciado, aunque me lo sabía de memoria igual seguía fascinándome.
En el centro de la sala había una camilla de roca, llena de muchas almohadas para la comodidad del paciente, en este caso un caballo de edad avanzada. Use mi visión para intentar descubrir lo que estaba mal, no tardé en encontrar una irregularidad en su brazo derecho, como estaba un poco lejos no podía saber que era, pero podía intentar adivinar que era alguna clase de herida o fractura.
De repente un anillo dorado apareció alrededor de Vicent, era su sello que giraba de forma constante, por el centro del anillo símbolos del idioma latín que hacían referencia a la fuente de la magia de luz, el sello de forma resumida decía "En nombre de" que se abra esta puerta. Varían de individuo a individuo, de elemento a elemento, de nación a nación, pero la mayoría de las veces se empleaban los propuestos por las escuelas de alta magia por su alta eficiencia.
Muchas veces la alteración de los sellos causaban accidentes, por lo tanto se recomendaba sólo el uso de sellos "oficiales", no era algo obligatorio pero por sentido común todos los usuarios de los elementos lo hacían. El sello era de forma resumida la puerta que conectaba la magia producida por el alma al plano físico, dicho de otra forma nos permitía extraer la magia que yacía en nuestro interior al exterior.
Justo en ese punto el objeto canalizador que en este caso es el báculo de Vicent, recolectaba la magia extraída por el sello para que luego el usuario pudiera moldearla en alguna habilidad particular. En este caso era bastante simple, el hurón puso su báculo en el brazo herido junto con su mano libre, dejó fluir la magia moldeada al brazo del paciente y poco a poco los tejidos comenzaron a restaurarse de forma lenta pero segura.
Pasaron unos segundos hasta que el brillo del báculo se apagó y el sello desapareció dando a entender que había finalizado, el caballo se sentó en el borde de la cama probando su brazo. La mueca de felicidad que puso se contagió rápidamente hacia el hurón he incluso a mi, después de un fuerte abrazo por parte del caballo este se despidió prometiendo traer dentro de una semana unos sacos de papas a manera de agradecimiento.
Una vez el caballo salió por la puerta este se giró hacia mí, pude detallar su tradicional túnica marrón obscura con bordes dorados dando a entender su posición de Mago de Luz, en su cuello colgaba una cadena de plata que poseía un anillo, su sello. Dado que muy pocos magos pueden crear un sello de la nada con su afinidad estos emplean algún objeto que represente el sello como lo es un anillo, al hacer fluir un mínimo de magia a él directamente este proyecta el sello, el resto es historia.
- ¿Más papas? -le sonreí- las cocineras se volverán locas de tanta papa que nos han traído últimamente
- No puedo exigir -se detuvo frente a mi- son donaciones que vienen voluntariamente, aunque -se quedó pensativo un momento- podemos intercambiarlas en el mercado por otra cosa que nos falte
Seguimos hablando de cosas sin importancia durante unos minutos, me habló sobre los casos que a atendido el día de hoy sin necesidad de que se lo pidiera, él ya sabe que siempre lo hago. Después de explicarme cada caso nos fuimos a su oficina cerca de la puerta principal, allí aproveche de devolverle el último libro que me había prestado.
Pasó otro rato más en que discutimos acerca de este, al hurón parecía sorprenderle lo fácil que me había resultado la lectura y aún más el haberla entendido. Los próximos diez minutos Vicent me paso su sello y báculo, ya yo sabía lo que seguía, un reto simple para ver que tanto había avanzado.
- Está más que claro que puedes manipular objetos en el espacio de forma simple -dijo- ¿Pero puedes hacer tareas más complejas? ¿Puedes hacerlos con múltiples objetos a la vez? -me miró con duda- los grandes magos pueden dividir su concentración en múltiples cosas para realizar tareas complejas, curar es una tarea relativamente simple, haces una lista mental de lo que hay que arreglar y vas haciéndola una por una hasta finalizar pero hay veces en que debes hacer múltiples tareas de forma simultánea
Vicent se levantó de su escritorio y caminó a uno de los libreros, tomo varios libros y los colocó en la mesa de forma desorganizada, eran unos veinte libros aproximadamente.
- Fácilmente podías devolverlos a sus puestos uno a uno -me miró mientras se sentaba en la silla- ¿Puedes devolverlos a sus puestos todos al mismo tiempo?
Cuando terminó la pregunta no pude evitar tragar un poco de saliva, de verdad era un desafío nuevo para mi, en el patio había alcanzado a hacer dos tareas a la vez pero no veinte. Mire los libros fijamente intentando resolver el problema, me levanté de la silla y me aleje un poco, hice fluir la un poco de magia al sello y este se proyectó, rápidamente canalice la energía al báculo y envolví a todos los libros con mi energía para hacerlos levitar.
- Aquí es donde viene la parte difícil -pensé-
Podía agruparlos con la forma de los espacios libres en el librero y poderlos todos al mismo tiempo pero entonces me di cuenta que los espacios vacíos en el librero no eran continuos, los había sacado de forma desordenada, muy astuto. Hice una seña con mi mano y los libros se posicionaron frente al librero, imagine los huecos faltantes y distribuí los libros en el espacio de tal forma que simulaban ya estar en el librero.
Mire directo al librero y los libros siguieron mi voluntad, poco a poco se acercaron flotando al librero alineándose con los espacios vacíos. Hice un gesto parecido al de empujar un pequeño objeto y estos pocos a poco fueron entrando en sus lugares, una vez entraron grite victoria por dentro con una sonrisa y corte el flujo de magia liberando los libros.
- Excelente Argoitz -aplaudió fuertemente- no esperaba menos de ti, en el futuro se que se presentarán retos más difíciles pero se que los podrás resolver
- ¿Cree que pueda ponerme un reto más difícil? -pensé un poco- como curar heridos de gravedad, no hay gracia en curar los raspones de mis compañeros o evitar que se caigan de árboles
- Argoitz
El anciano se levantó de su sillón lentamente y caminó rodeando la mesa de caoba para quedar a mi lado, se agacho quedando a mi nivel y me tomó suavemente por la mejilla.
- Se que te sientes capaz de hacer muchas cosas en este momento, eres un prodigio y de eso no hay duda pero nunca, repito nunca debes buscar demostrar cuán talentoso eres, el exceso de confianza y la soberbia a menudo son la perdición de tanto magos como guerreros por igual ¿Si?
- Pero---
- Pero nada Argo -me corto- a lo largo de mi vida he visto muchas veces eso, la soberbia de algún maestro llevándolo a su destrucción, pon tus habilidades al servicio de algo bueno, nunca para satisfacer tu soberbia ¿Entendido?
Me quedé mirando su expresión, algo confundido, veía tristeza en sus ojos como si alguna mala experiencia guardará, supe entonces que lo que me decía lo hacía por mi bien. Asentí suavemente con mi cabeza y el me abrazo dándome luego una cariñosa lamida sacándome una sonrisa.
Me quite su sello del cuello para devolverlo junto a su bastón, acto seguido me pidió el favor de hacer un mandado al centro de la ciudad, llevar una carta a la oficina de correo. Corrí a mi habitación que compartía con otros cachorros de mi edad, esta se encontraba vacía por la hora, eran apenas las diez de la mañana en pleno sábado, obviamente todos estaban afuera jugando.
Tome un pequeño bolso que estaba colgado a un costado de mi cama, en el proceso pude ver unos cuantos libros apilados en mi velador personal y no pude evitar sonreír, eran regalos que Agatha me había hecho pues sabía que amaba leer. Di media vuelta y salí corriendo por el pasillo con dirección a la salida, justo cuando pasaba por la cocina me detuve frente al gran espejo para verificar mi imagen.
Llevaba puesto un pantalón negro igual que mi pelaje, me llegaba hasta un poco más abajo de las rodillas, mi cola negra se balanceaba suavemente demostrando mi felicidad por salir, mi camisa blanca de botones estaba impecable, era manga larga dándome un toque semi formal, lleve mis manos a mi cuello para abrir el último botón que de vez en cuando sentía que me asfixiaba.
- ¿A donde va mi pantera favorita?
Mire el reflejo que apareció junto al mío con una sonrisa, aquella marmota que tanto me consentía me veía con ternura.
- El señor Vicent quiere que lleve una carta a la oficina de correo -me giré a verla-
- Oh ya veo -se agachó ante mí- pero no puedes estar por allí con el cabello desarreglado
Agatha llevó su mano a su falta y sacó un pequeño cepillo para acto seguido comenzar a darle forma a mi cabello superior, inconscientemente empecé a ronronear, de alguna forma aquello me encantaba y ella lo sabía. Pasaron unos segundos hasta que escuche un "listo" salir de su hocico, me gire para verme en el espejo y efectivamente mi cabello estaba ahora hacia atrás pasando entres mis orejas a excepción de un mechón que caía por el frente.
- Gracias Agatha
La abracé suavemente, si el señor Vicent era como mi padre entonces sin duda aquella marmota vendría siento como mi tía consentidora, aunque sabía que era cariñosa con todos los niños y no sólo conmigo, así la veía y estoy seguro que no solo yo.
Le despedí con un sonoro beso en la mejilla y atravesé la puerta principal con dirección a la oficina postal, esta no estaba a más de unas siete cuadras del orfanato, por lo tanto ir sería dar un pequeño paseo. Comencé caminar por la acera, aquella zona no era muy transitada ya que estaba un poco lejos del centro, sin embargo de vez en cuando se observaba uno que otra carroza transitar por la calle jalada por caballos ferales.
Ya por la quinta cuadra me detuve en una esquina junto a otros pocos peatones que esperaban un momento adecuado para pasar, un carruaje de entre otros tantos llamó mi atención al igual que la de los demás. Era uno de madera fina obscura bellamente decorado, todo estaba bien detallado, desde los guardafangos hasta el diseño de las puertas, incluso los caballo ferales tenían una especie de chaleco con la insignia de la empresa de transporte.
Muchas veces he visto ese tipo de carroza antes, se les alquilan a figuras importantes para moverse por la ciudad, aunque somos una ciudad pequeña eso no nos resta importancia ya que mucho comercio de los países vecinos circulan por acá. Tire mi vista hacia arriba del carruaje y pude divisar un viejo pitbull que igualmente reconocía, era el chófer de aquella hermosa carroza, a medida que avanzaba tire mi vista hacia la ventana esperando ver algo más lo único que pude divisar fue una melena roja dorada que reflejaba el sol.
La carroza siguió su camino, y los peatones aprovechamos de cruzar, yo seguí el flujo de personas, agradecía mucho aquellas salidas que me brindaba el padre Vicent, era una ciudad bastante tranquila y segura, había desarrollado cierto sentido de cariño. No era para menos, llevaba toda mi vida en ciudad Dunak, sospecho que el nombre viene de las enormes dunas de arena que se forman saliendo de la ciudad con rumbo a la frontera de nuestro país vecino Deserent.
Nunca ocurría nada malo gracias a Dios a pesar de vivir tan lejos de la capital, es bien sabido que la mayor cantidad de incidentes con Esbirros del Vacío ocurrían más cerca de las frontera donde había menos árboles sagrados. Por lo que sabía el último incidente fue hace cuarenta años siendo este muy aislado y catalogado de incidente menor.
No pasaron cinco minutos hasta que llegue al centro de la ciudad, muchos individuos de diferentes especies caminaban de un lado a otro con cierto apuro, sus vestimenta variaban desde lo informal a lo formal. Algunos con traje elegante, otros con ropa ligera debido al calor, algunos pocos magos usaban su vestimenta característica al igual que los guardias de la ciudad que patrullaban, no había nada que destacar realmente.
Tras girar en una esquina llegue a la oficina de correo, no estaba muy concurrida por la hora y pudieron atenderme rápido, el recepcionista, un viejo castor, me recibió con una sonrisa pues nos conocíamos de hace tiempo. Mientras tomaba mi carta y la procesaba me puse a jugar con mis garras, gire a ver el reloj en la pared que marcaban apenas las once con treinta de la mañana, aún era temprano.
Sentí un escalofrío en mi cuerpo, algo que nunca antes había sentido, un ligero dolor de cabeza me invadió y lleve mi para a mi frente.
- ¿Estás bien muchacho?
Levante mi vista para encontrarme con la mirada preocupada del anciano, el dolor había pasado pero tenía una ligera sensación de malestar, fingí una débil sonrisa y asentí. Pasó otro minuto donde una inquietud interna me invadió, miraba a todos lados buscando algo pero no sabía que, el castor me entregó un pequeño papel que servía como comprobante del trámite.
Salí con paso apresurado de la oficina y me detuve a mirar por todos lados, solo veía los edificios que no pasaban de los cinco pisos en aquella ciudad, mi concentración se rompió cuando otro escalofrío cruzó mi cuerpo y erizo hasta los pelos de mi cola. Una multitud de gritos en la distancia se escuchó seguido de lo que parecía ser una explosión proveniente del lado sur de la ciudad, afortunadamente el orfanato estaba en la dirección opuesta.
Un fuerte y conocido sonido inundó el lugar, una alarma que se sonaba sólo dos veces al año como prueba de simulacro, todos a mi alrededor se quedaron paralizados un segundo incluyéndome. Habían diferentes tipos de alarmas, como la de peligros naturales o militares, esta sin embargo era diferente, era peor, era la alarma de Esbirros del Vacío.
Todos comenzaron a correr en dirección opuesta a donde se escucharon las explosiones de forma desesperada, los adultos que iban acompañados por crías las tomaron en sus brazos para correr, muchos dejaron lo que tenían en mano para salir corriendo. Algunos en vez de correr al sentido opuesto corrían hacia el origen de la explosión, seguro por que allí tenían familiares o personas queridas.
Mire como un grupo de soldados corría apresuradamente al sitio, su uniforme los distinguía entre el caos, los había visto antes, no vestían armaduras, si no ropas negras compuestas de diversos materiales flexibles. Los lugares más vulnerables estaban protegidos por placas escamadas que al moverse provocan un suave chasquido metálico, no podía falta un casco adaptado para cada especie, no era grande, no era llamativo, era simplemente justo.
Al final de aquella marcha de soldados otros dos individuos los seguían, esta vez con ropas diferentes, pantalones de negro igual con camisa blanca, ambos llevaban una gabardina que llegaba un poco más abajo de la cintura de igualmente negro. Aquella gabardina está finamente decorada por intrincados diseños de distinto color, color que identificaba qué elemento usaban, eran magos de guerra marchando a la batalla al igual que los soldados.
Otra explosión me sacó de mis pensamientos, esta se escuchó a unas calles de distancia, estaba muy cerca de mi posición, empecé a correr en sentido opuesto como los demás, cuando llevaba una calle recorrida otra explosión de color violeta hizo derrumbarse un edificio enfrente de mi. Vi como los escombros caían en cámara lenta sobre aquellos pobres individuos que tuvieron la mala suerte de estar justo cerca del sitio.
Un rugido de inframundo se escucho y mi corazón se estrujo, fui presa del pánico, corrí hacia la derecha, una calle aparentemente despejada, no estaba seguro de que hacer, quería llegar al orfanato con los demás pero todo se volvió un caos. Me escondí tras pasar una esquina e intenté calmar mi respiración, apenas lo hice levanté mi vista y solo me sorprendí al ver un cruce totalmente destruido, vi varios cuerpos inertes a los alrededores, cortados y mutilados por igual.
Lleve mis patas a mi hocico intentando evitar un inminente vómito que afortunadamente no consiguió salir, gire mi vista y en una de las calles pude apreciar la hermosa carroza que había visto minutos atrás totalmente destruida. No había señal del chófer y uno de los caballos yacía muerto a un costado, el otro asumo que escapó en medio del caos, un movimiento captó mi atención, luego siguió un crujido proveniente de aquella carroza.
Mire a los lados y sin una señal de movimiento alguno corrí hasta el sitio, quizás el ocupante aún estaba vivo y sentí la necesidad de ayudarlo, apenas llegué intenté forzar la puerta pero no pude. Me desespere un poco y sin mucho meditarlo estire mi mano para rodear la puerta con mi energía, simulé un fuerte jalón y arranque la puerta de su lugar, aquel truco se llevó buena parte de mi magia residual que el cuerpo genera naturalmente.
Apenas asome mi vista dentro de la destruida carroza pude ver a un gran león respirando de forma agitada, pude ver la razón a simple vista, una viga de madera había caído de forma extraña en su pecho presionándolo contra su voluntad. Desvíe un poco de la energía que quedaba a mis ojos y active mi Visión, su estado físico era crítico, podía ver al menos tres costillas quebradas y sospechaba que alguna había perforado el pulmón.
No me quedaba suficiente magia residual para mover aquel objeto, mucho menos para curarlo, era el fin para el león.
- Lo siento -dije con voz quebradiza-
Estaba entrando en pánico por verlo en aquella situación y no poder hacer nada, entonces note algo simple que no había notado antes, su vestimenta, su ropa no era común y corriente, vestía la ropa clásica de un mago pero lo más importante era que el bordado de su gabardina era dorada.
- ¡Eres un Mago de Luz!
Eso significaba que debía tener un sello y báculo con el, busque rápidamente y a un costado encontré algo con forma de báculo entre algunos escombros, apenas lo saque pude notar de inmediato que aquel báculo no era ordinario. La calidad del cuerpo y el mango era de calidad superior, la gema canalizadora en la punta de forma esférica estaba finamente sujeta por una jaula dorada que recorría su superficie asegurándola a su lugar.
Gire rápidamente hacia él directamente a su cuello buscando el sello pero me llevé la sorpresa que no había nada, quería decir que su sello no lo tenía en forma de colgante, busque en sus dedos pero tampoco. Podía ser cualquier objeto en su persona y me estaba quedando sin tiempo, a este ritmo él moriría por el desangramiento interno.
- Si no cuento con un sello físico entonces deberé crear uno -pensé-
Era algo que había teorizado las últimas semanas para no tener que depender del sello personal del padre Vicent ¿Si podía crear formas sólidas en el espacio entonces por qué no un sello?. Conocía de memoria el sello de Vicent, no tenía nada que perder y mucho que ganar, enfoque lo último que quedaba de mi magia en mi mano para estirarla frente a mi, cree dos líneas paralelas en el horizonte de forma recta, luego las hice rodearme hasta que las puntas se cerraron.
La base del sello estaba hecha, rápidamente puse mi mano en un punto y comencé a darle forma a la luz entre las líneas, comencé a escribir los símbolos tal cual los conocía, el sello estaba girando lentamente mientras hacía esto y al cabo de unos segundo había dado la vuelta completa hasta volver al punto inicial.
Apenas retire mi mano el sello improvisado comenzó a brillar con mayor intensidad, la magia comenzó a fluir desde mi interior al exterior, el sello estaba funcionando, una sonrisa se formó en mi hocico por tal hazaña. Gire rápidamente hacia el león que me veía con asombro, mire la viga y estire mi mano hacia ella, rodee la viga en una delgada barrera y la empecé a retirar lentamente hasta liberar al león.
Este soltó un rugido de dolor, no era para menos, podía observar con mi visión que retirar la presión había causado que el desangramiento se acelerara, puse mi mano en su pecho y lo en envolví en una fina barrera para restringir sus movimientos, apunte la punta del báculo al pecho y enliste en mi mente todo lo que debía hacer para curarlo. Cree mini barreras en las perforaciones para evitar que siguiera entrando sangre a los pulmones e hice un fino tubo que iba del interior del pulmón al exterior para bombear la sangre hacia fuera liberando la presión.
En pocos segundos sus pulmones estaban libres de sangre y su respiración había mejorado, envolví luego sus costillas con mi energía y las llevé a su posición original, el león soltó un fuerte espasmo que me dio a entender el dolor que sentía, no podía rugir por que lo había inmovilizado completamente para poder trabajar. Terminé de alinear las costillas y aplique un poco de mi energía en los bordes de las roturas para acelerar la regeneración ósea, en unos segundos las costillas estaban soldadas.
Por último enfoque mi concentración donde había creado una barrera en las perforaciones del pulmón, poco a poco cerré la herida a la vez que retiraba la barrera, ya no había más que pudiera hacer por él, su vida ya no corría peligro pero no podía hacer nada por él shock del dolor. Alce mi vista para verlo y este solo me veía con una mirada perdida.
- Siento lo del dolor señor -le dije apenado- pero ya cure sus heridas internas así que estará bien
Iba a ayudarlo a salir pero en este momento un fuerte sonido penetró fuertemente en mis oídos haciendo que me llevara mis manos a mi cabeza, gire mi rostro hacia afuera y pude ver dos patas extremadamente grandes de color violeta fuera del carruaje. La respiración se me corto un segundo al observar como un enorme brazo con garras paso frente a las piernas, mi mente inmediatamente supo que era para tomar fuerza y golpear contra el lugar donde estábamos.
Estire mi brazo y cree un muro lo suficientemente grande para bloquear un gran impacto seguido del sonido de la madera crujiendo y volando por todas partes, cuando el polvo se esfumó pude ver aquella criatura que tanto temía encontrarme.
- Un Esbirro -susurre mientras lo contemplaba-
Ante mí yacía un criatura de al menos cuatro metros, la había visto antes en dibujos de libros, aunque siempre inspiraron terror en aquellas ilustraciones verlo en persona era un nuevo nivel de miedo que estaba experimentando. Su color era de entre un color grisáceo al violeta, los tonos variaban por todo su cuerpo, sus brazos eran tan largos que llegaban a sus rodillas, sus manos eran afiladas garras puntiagudas listas para matar.
En su torso una especie de falda totalmente destruida llegaba hasta apenas sus rodillas, su pecho estaba desnudo salvo por una placa sostenida por unas correas en su pectoral derecho, su cuerpo reflejaba el sol, como si estuviese cubierto de un sudor azulado, miles de cicatrices se hacían presente en su piel. Un sonido parecido a un azote llamó mi atención, una gruesa cola llena de púas se paseaba por el suelo desfigurándolo, otro gruñido llamó mi atención y mire su rostro.
- Que el Creador me ayude -dije-
No había un rostro que ver como tal, lo que debería ser su cabeza era un casco sin forma, se podría decir que era un metal mal trabajado, podía distinguir dos hoyuelos donde supuse deberían estar los ojos pero no había nada, mirar aquellos orificios era como mirar un vacío sin fin.
Otro fuerte rugido salió de ese intento de casco, no entendía como podía producirse aquel sonido si no había algún hocico en aquella cabeza cubierta por tan mal casco, eso de alguna forma solo me aterrada más al saber que siquiera se parecía a alguna especie de nuestro mundo. Podía sentir que esa cosa me miraba aún sin poder ver sus ojos, su brazo se alzó nuevamente contra nosotros y yo apenas pude reaccionar creando otro muro de luz entre nosotros.
El sello seguía girando tranquilamente a mi alrededor dándome a entender que el flujo de magia al menos era constante a pesar de no tener un sello físico, apunte el báculo al frente y reforcé la barrera. El Esbirro pareció entrar en frenesí por tal acto y comenzó azotar con ambas manos el muro que nos defendía, de seguir así eventualmente agotará toda mi magia, debía encontrar la forma de deshacerme de él y rápido.
Todo lo que había hecho en mi vida era cuidar, curar y proteger, solo defensa no ofensa, los Magos de Luz no teníamos ninguna técnica ofensiva, solo éramos apoyo, quizás deba dejar de pensar como un Mago de Luz clásico y hacer algo diferente. Recordé unos libros que leí sobre otros usuarios elementales, los de viento siempre llamaron mi atención, ya fuese magos o guerreros tenían algo en común, usaban técnicas de viento que acuchillada y cortaban todo.
Desvíe parte de mi concentración al centro de mi barrera y me enfoque en crear una segunda barrera, está sin embargo tendría otra forma, la moldeé con algo de esfuerzo en algo que se asemejara a un arma, hice una lanza sencilla de luz. Rugí a todo pulmón y con mi mano libre señale la lanza e hice un gesto violento de empujar teniendo como foco la cabeza del Esbirro, la lanza salió disparada a toda velocidad y se clavó en su cabeza.
La criatura gruñó una última vez antes de caer desplomada en el suelo, lo había logrado, logre salvarnos de esa horrible criatura pero mi felicidad no duró mucho tiempo. Escuché varios gruñidos esta vez, la sangre se me congelo al ver como del edificio donde estaba oculto antes de correr a la carroza salían violentamente tres criaturas más.
- Debe ser una broma -dije-
- ¡Niño huye de aquí!
No tenía que girarme para saber que era el león que había salvado el que me hablaba, pero no podía dejarlo, no después de haberlo salvado, además si huía no creo que pudiese llegar muy lejos. Podrían matarme a mí primero y luego venir por el león, o quizás primero matarían al león y luego vendrían por mi, si huía definitivamente ambos moriríamos.
Los Esbirros me vieron desde lejos y se abalanzaron a toda velocidad contra mi arrollando el cadáver de su compañero, apenas me dio tiempo de cambiar la forma de la barrera a una esfera que nos rodeo a mi y al león. Aquella esfera apenas tendría unos cinco metros de circunferencia, pero podía al menos defendernos de los ataques que los Esbirros en todas direcciones, de cuando en cuando la barrera parecía agrietarse e inmediatamente la reparaba, sus golpes combinados me estaban llevando al límite, nunca antes había experimentado algo así.
Debía entrar una forma rápida de deshacerme de ellos, eran tres alrededor nuestro golpeando con furia, no tenía suficiente concentración para mantener la barrera y hacer tres lanzas simultáneas para dirigirlas a tres puntos específicos diferentes. Otra idea vino a mi mente, debía sacrificar el escudo y ser rápido si queríamos sobrevivir, cuando las tres criaturas golpearon la barrera y retiraron sus brazos para dar el siguiente golpe la deshice, enfoque mi energía en los tres seres que nos rodeaban y logre envolverlos en una fina capa de luz inmovilizarlos.
- Ahora es mi turno -dije molesto-
Alce mi mano hacia el cielo e hice que los tres Esbirros flotaran hacia arriba alejándonos de nosotros, apunte mi báculo hacia el frente y los tres cuerpo salieron disparados violentamente hacia el primer cadáver, los hice chocar entre sí dejándolos aturdidos momentáneamente. Canalice energía en la punta del báculo, forme una esfera e imagine recrear una de las técnicas de viento cortante más populares de los usuarios de viento, solo que en vez de viento usaría la luz.
Cuando los tres Esbirros se pusieron de pie y empezaron a correr hacia mí tomé el báculo con ambas manos para seguidamente girar rápidamente sobre mi eje simulando que los golpeaba a los tres. Durante el movimiento del báculo la luz en la punta que había canalizado dejó en el aire una fina línea que voló en dirección de los Esbirros y casi de forma instantánea los alcanzó atravesándolos a los tres por la mitad.
Los tres Esbirros se quedaron quietos unos segundos sin emitir sonido alguno, luego uno por uno empezó a desplomarse por la mitad cayendo los cadáveres en el suelo, lo había logrado de alguna forma, había matado a cuatro Esbirros y salvar nuestras vidas. El sonido de algo rompiéndose llamó mi atención y fije mi vista en su fuente, el cristal canalizador del báculo se había fracturado y estaban cayendo a pedazos en el piso.
- Oh mierda -pensé-
Me quedé paralizado un segundo, otra vez aquella horrible sensación de minutos atrás antes del ataque atravesó mi cuerpo haciéndome caer de rodilla al piso, era peor, era más fuerte, sea lo que sea estaba muy cerca de donde estaba. Me levanté como pude y me gire hacia el león que aún seguía en la misma posición mirándome con asombro en su rostro, pude observar entonces el porqué seguía allí, sus piernas estaban aprisionadas por unas maderas.
- Lamento mucho lo de su báculo señor -dije- pero no se me ocurrió---
Abrí mis ojos de golpe al sentir algo extraño en mi visión, pude ver como por un momento como todo se distorsionó, como si el mismísimo espacio se hubiese torcido y volvió a su forma original, el león no pareció notarlo pero yo si de alguna forma. Apunte mi mano hacia sus piernas y despeje los maderos que lo apresaban rápidamente con mi manipulación de objetos, estaban heridas pero nada grave.
Puse el báculo a su lado y le di la espalda para ponerme en marcha hacia aquello que producía mi malestar, escuche que el león decía algo pero la verdad mi cabeza no estaba bien en ese momento, solo quería saber que estaba mal y de ser posible arreglarlo. Si el león era un Mago de Luz seguro podría curarse a sí mismo aún sin la ayuda de su báculo, la parte difícil ya la había hecho al salvarle la vida después de todo.
Corrí varias calles alejándome nuevamente del orfanato, llegue al centro cerca de donde estaba la oficina de correo, todo estaba desolado, seguí corriendo en dirección a donde la primera explosión se escuchó. Tras algunos minutos corriendo supe a donde mi instinto me llevaba, a una plaza secundaria de la ciudad que tenía el árbol sagrado más grande de la ciudad.
Al terminar de recorrer la última calle llegue a la plaza y lo que vi me obligó a esconderme en unos arbustos que encontré a un costado, en el centro de la plaza había una fisura del Vacío, y al lado de esta donde debería estar el árbol sagrado solo había un tronco destruido, el resto del árbol yacía en el suelo. Fue cuando me di cuenta de lo que había pasado, las criaturas habían talado el árbol, con el árbol fuera de juego se creó una fisura, una camino directo al Vacío.
La fisura en sí no era más que una especie de grieta en el espacio, su forma era irregular, sus bordes eran extraños y sin sentido, no se podía observar nada a través de ella, era todo negro simplemente. Horrorizado vi como dos garras emergieron de la fisura apoyándose en los supuestos bordes de esta, un Esbirro del vacío había llegado a nuestro mundo.
Unos sonidos de lucha llamaron mi atención, más allá del vacío un grupo de soldados peleaban con esas criaturas con todas sus fuerzas, los soldados peleaban físicamente contra ellos, pude notar como algunos usaban técnicas especiales elementales en sus armas para hacerlos retroceder. Los magos estaban retirados a una posición más segura, ellos eran más vulnerables que los guerreros pero sus habilidades eran más poderosas.
Mi atención se lo robo una guepardo, cada vez que una Esbirro la atacaba esta desaparecía y volvía a aparecer en otro punto para aceptar un golpe mortal con dos pequeñas navajas que tenía en sus manos, era un usuario de la luz, pero no mago, era un guerrero de velocidad. La batalla se desenvolvía de forma negativa para los soldados, de la fisura seguía saliendo Esbirros cada cierto tiempo, debían hacer algo y pronto.
- ¡Lucas! -grito la guepardo- ¡Los estabilizadores! ¡No podremos aguantar esto más tiempo!
Uno de los magos corrió hacia atrás a lo que parecía ser un baúl de madera, lo abrió y sacó unas barras de madera de aproximadamente un metro cada una, de forma cilíndrica con punta en un extremo. El zorro mago del fuego corrió apresuradamente hacia las línea delanteras, los soldados al ver esto le abrieron camino como pudieron entre los Esbirros hasta llegar a la fisura.
Otra criatura del vacío emergió de la fisura y casi instantáneamente la guepardo la decapitó apenas salió, acto seguido tomó una de las barras y la clavó cerca de la fisura, el zorro plantó otra y finalmente la guepardo tomó la última para clavarla igualmente. Las tres barras había sido clavadas alrededor de la fisura y estas comenzaron a resonar.
Una pequeña sensación de alivio me lleno por aquel sonido, la fisura estaba comenzando a cerrarse gracias a los estabilizadores improvisados, si bien no igualaba fuerza o efectividad de un árbol sagrado ayudaban mucho a cerrar fisuras. Lamentablemente el tiempo que tardaban se podía extender de varios minutos a horas dependiendo del daño en el espacio provocado por la fisura.
- ¡Está funcionando! -grito Lucas-
Me horrorice al ver como otra mano salió de la fisura y atravesó el pecho del zorro arrojándolo unos metros de distancia de donde me encontraba, la mano que lo había atravesado destruyó dos estabilizadores de un barrido dejando solo uno en pie que fue protegido por la guepardo. Un Esbirro que se había alejado de campo de batalla corría frenéticamente contra la guerrera de velocidad, pude ver entonces el rostro de desesperación en aquella guerrera al no poder hacer nada, pero yo si.
Rápidamente extendí ambas manos y recre el sello que use momentos atrás, la magia empezó a fluir por mi cuerpo de inmediato, aunque no tenía un báculo para moldear mi energía aún podía hacer otras cosas. Extendí mis manos hacia la guepardo y cree una barrera a su alrededor protegiéndola del ataque del Esbirro que se estrelló contra la barrera al mismo tiempo que mi barrera cercenaba el brazo que hacía fuerza contra la guepardo.
Ella aprovechó el momento de libertad para clavar su daga en la cabeza del Esbirro que la ataco por detrás, yo al mismo tiempo inspirado por lo que acaba de pasar cree una barrera alrededor del cuello del Esbirro que apenas estaba saliendo de la fisura decapitándolo. Una vez finalizó la guepardo tomó un respiro y miro a todos lados buscando una explicación de lo sucedido, pero no la encontraría tan fácil pues yo estaba escondido.
Observe cómo se alejó nuevamente de la fisura con ruta al otro mago, posiblemente a buscar estabilizadores de repuestos, sin embargo el tiempo no era su amiga. La fisura resonó causándome un fuerte dolor de cabeza otra vez, se abrió nuevamente a su tamaño inicial y otro Esbirro recién empezó a emerger.
Por mero impulso cree otra barrera igual que el anterior decapitándolo pero algo extraño pasó, pude sentir como la barrera que recién había creado cerca de la fisura para decapitarlo reaccionó con el borde de la fisura haciendo que esta retrocediera. Un rayo de inspiración me iluminó en ese momento, quizás podía cerrar la fisura yo mismo.
Enfoque mis manos en dirección a la fisura, entonces note algo extraño nuevamente, cuando hice fluir mi energía por los bordes de aquella fisura esta empezó a vibrar de forma particular, de una forma muy grotesca que sentía me enfermaba. Fue cuando me di cuenta que existía una resonancia en aquel borde, aquella resonancia era la causante de fracturar el espacio, pero para que ocurriera resonancia dos frecuencias debían ser iguales, una de aquel lado y otra de este.
- ¡Quizás la frecuencia del árbol es inversa a las que viene del Vacío! -pensé sorprendido- el árbol evita que exista resonancia entre los dos mundos en un mismo punto, sino se crearían las fisuras
Cerré mis ojos, delinee con mis manos en el aire la forma de la fisura y poco a poco pude encerrar estos en una barrera, no estaba causando el mismo efecto que cuando decapité al Esbirro, algo fue diferente. Medite en mi mente con calma para entender por qué un pedazo de mi barrera anteriormente había anulado tan drásticamente el avance de la fisura.
- Si la barrera que cree en ese momento tenía una frecuencia igual que el árbol sagrado -pensaba- eso explicaría entonces porque retrocedió la fisura, recrear la frecuencia del árbol evita la resonancia, entonces solo debo intentar hacer que la frecuencia de mi barrera sea la misma frecuencia que la del árbol
Respire profundo y me calme lo más que pude, volví a enfocarme en la barrera que rodeaba el borde de la fisura, sentí la vibración que emitía en el espacio y descubrí que efectivamente no era igual que la del árbol, estaba muy alta, la del árbol era muy baja. Comencé a disminuir su vibración y por ende la frecuencia, las partículas de luz comenzaron ralentizarse y poco a poco pude sentir como los bordes se empezaron a reducir conforme me acercaba a la frecuencia correcta.
Abrí mis ojos para ver la fisura, me sorprendí al ver como mi barrera estaba reduciendo la fisura rápidamente, pude ver por el rabillo del ojo como la guerrera de velocidad volvía con más estabilizadores pero se paró en seco al ver como la fisura se cerraba tan rápidamente frente a sus ojos. Ahora entendía por qué el árbol era el opuesto a las fisuras, con la ausencia del árbol si en el vacío algo vibraba a la misma frecuencia de algo de nuestro mundo provocaba una resonancia, eso rompía el espacio originando las fisuras.
El árbol de alguna forma se aseguraba de que esas resonancias no ocurriera manteniéndonos a salvo, ahora mi admiración por aquel árbol era mucho mayor que antes, cuando todo esto termine me asegurare de estudiarlo un poco más. Pasaron otros segundos en los que termine de llevar la frecuencia de mi barrera a la misma que un árbol, básicamente mi barrera era un pequeño árbol sagrado en ese momento, una vez la fisura terminó de cerrarse convertí la barrera en una pequeña esfera para mantener estable el espacio.
La guepardo no lo dudo mucho y clavó los estabilizadores alrededor de mi barrera, disipe la magia que tenía destinada a la barrera y esta desapareció, caí al suelo agotado mientras intentaba recuperar el aliento. Me asomé nuevamente por los arbusto y miré preocupado como la guerrera de velocidad corría hacia mí a toda velocidad.
- ¡Me descubrió!
Iba a comenzar a correr cuando un fuerte gruñido se escuchó por todo el lugar, los soldados aún combatían con las bestias que quedaban de forma desesperada, la guerrera de velocidad se debatió si seguir a mi ubicación o devolverse, elijo la segunda. Aprovechando que se alejaba de mí me puse de pie rápidamente y comencé a correr con dirección al orfanato, pasé unos minutos a trote constante para no agotarme, me detuve unas tres veces a ayudar a uno que otro herido con mis habilidades de sanación.
Recibía un gracias acompañado de una sonrisa cada vez que me levantaba a seguir mi camino, tras otro minutos por fin llegué a mi destino solo para encontrarme una gran cantidad de individuos en las puertas del orfanato gritando por ayuda. Unos soldados hacían de porteros impidiendo el paso la multitud hacia el interior, no había que ser listo para saber qué ocurría, las personas sabían que el padre Vicent era un sanador habilidoso y generoso.
Pude observar muchos heridos en el piso sosteniéndose las heridas, otros cargando heridos, otros desmayados que fácilmente podían estar muertos, un enorme tristeza invadió mi interior dándome ganas de llorar. Corrí rápidamente hacia las puerta habiéndome paso como pude, el olor a sangre me estaba embriagado aumentando mis ganas de vomitar, cuando llegue a las puertas dos soldados con lanza me cortaron el paso.
- ¡Yo vivo aquí! -les grite- ¡Soy el aprendiz del padre Vicent!
- ¡Largo de aquí crio!
El perro de pelaje dorado me empujó contra la multitud, no podía pasar a ayudar al padre con los heridos, de modo que tendría que llamar su atención para que me dejaran pasar y hacer una escalera de luz para cruzar sobre los muros no era una opción. Baje las escaleras rápidamente como pude y con la poca magia residual que me quedaba hice cuidadosamente una barrera invisible a mi alrededor y empuje a todos atrás dejándome a mí al frente de la multitud.
- !Soy un Mago de Luz y se sanar! -les grite- ¡Déjenme ver a los más graves primero por favor!
Antes de que la multitud enardecida se abalanzara contra mí hice otra pequeña pero resistente barrera invisible para mantenerlos a raya pero entonces un grito desesperado entre toda la multitud llamó mi atención.
- ¡A mi hijo le cayó una escombro en las piernas y se está desangrando por favor ayúdalo!
Busque el origen de la voz y provenía de una eriza de tierra que sostenía en brazos a su cría de no más de cinco años , apenas se podía mantener en pie por la violenta multitud que buscaba abrirse paso hacia el orfanato. Alce mi mano hacia ella y cree otra barrera a su alrededor con sumo cuidado aislándola, está sorprendida comenzó a correr en mi dirección, apenas llegó active mi visión para efectivamente ver que su hijo se estaba desangrado por el fémur.
Extendí mis manos al frente y recre una vez más el sello de Vicent para hacer fluir magia, sentía que estaba llegando a mi límite pues todo lo que había hecho fue improvisado y consumió mucha magia. De ahora en adelante debía ser más prudente como sanaba, mire a la cría y lleve mis manos a su fémur cree micro barreras en las arterias perforadas para evitar que siguiera el desangre, luego simplemente comencé acelerar la curación del cuerpo.
En unos pocos segundos había reparado la piernas de su cría y al menos ya no estaba en riesgo de morir por desangramiento, la madre estuvo a punto de decir algo pero repentinamente fue interrumpida por las peticiones desesperadas de la multitud ahora pidiendo mi ayuda.
- Que el Creador me de fuerza
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