Capítulo 7

Días después...

Miraba y miraba su foto en mi relicario y soñando con él que volvería, me llené de risas y sonrisas locas y sentí que más lo quise.

Al fin nos habíamos conocido y aunque fue por poco tiempo, sentí que uno de mis sueños se hizo realidad, el que aquel tierno vocalista entrará en mi chocolatería y se fijará en mí, al menos por esos momentos y que más encima después me besará.

Recordé aquel inolvidable beso suyo y con anhelos me toqué los labios. Deseé que otra vez volviera a besarme.

_ Eso es imposible Margarita. Joey no volverá nunca más aquí y yo no lo veré otra vez.

Pude al fin conocerlo y que él, sin imaginármelo, se fijara en mí. Y ahora estaba embarazada de él, producto de mi sueño y de que él coincidentemente fuera donante de esperma.

_ Mí amado Joey. Me pregunto si lo supieras ¿Lo aceptarías? ¿Aceptarías este bebe, o simplemente te irías? como muchos lo hacen

<< No, no creo que él lo hiciera, aunque no me amara y se enterará que yo me embaracé por medio de inseminación, quizás querría conocer a mi hijo >>

<< O tal vez no, y ahora que lo pienso, estaría en todo su derecho, pues yo no significo nada en su vida. Solo fui una aparecida y ya >>

_ No soy como las mujeres que él posiblemente suele frecuentar...

Se me llenaron los ojos de lágrimas al pensar en aquello y me contuve. Saqué un chocolate blanco y me lo comí de una mordida.

Aquel día, afortunadamente había tenido muchas ventas y los clientes hasta andaban de buen humor, lo que calmaba un poco mi ansiedad.

Eso me hizo recordar a Joey y saqué un bombón sabor a menta y me lo comí con cariño e ilusiones.

De pronto, mi sonrisa se fue al ver llegar a mi tía Eliana.

Me miró en seco y se acercó hasta mí en el mesón.

_ Por lo que veo, has tenido muchas ventas hoy

_... – ya la detestaba y ella me sonrió con burlas.

_ Y como yo seré la futura dueña de esta chocolatería, quiero que a partir de ahora me des la mitad de todas tus ganancias

_ ¡Eso nunca señora! ¡Yo sigo siendo la dueña de esta chocolatería! ¡Así que ahora le voy a pedir que se largue y me deje tranquila!

Mi tía no lo toleró y abrió los ojos de rabia e impotencia.

_ ¡¿Qué te crees muchacha estúpida?! ¡Nadie, mucho menos tú, me viene a decir lo que debo o no debo hacer!

_ ¡Lárguese! ¡Fuera de mi chocolatería!

_ ¡No! ¡La que se va a largar eres tú muchachita estúpida!

_ ¡No!

Mi tía despiadada, me jaló del brazo y me sacó a la fuerza del mesón.

_ ¡Suélteme! ¡Suélteme!

_ ¡Ahora verás de lo que soy capaz!

Abrí los ojos y ambas forcejando, ella me lanzó sin piedad al suelo y a mí se me escapó un grito.

Sin poder moverme, mi primer pensamiento fue...

_ Mi hijo...

Preocupada y asustada por él, mi tía se me acercó y sonrió con gozo. Luego se fue y me dejó ahí tirada.

Llorando, solo pensé en Joey y en mi bebe. Traté de enderezarme y me vino un fuerte dolor en el vientre. Entré en pánico.

_ ¡Ayuda! ¡Ayúdenme! ¡Ayúdenme por favor! ¡Mi hijo!

<< Joey, Joey. Si estuvieras aquí conmigo... >>

Lloré con más tristeza y doliéndome mucho, una pareja se acercó a la chocolatería y corrieron a socorrerme.

Ahogado, no entendía que le pasaba y con el corazón acelerado, se sentó en el sofá y solo pensó en ella, en aquella joven mujer.

_ Algo no anda bien, Margarita...

Sin dejar de pensar en mí, llamó urgente a Vicente.

Tomándose un café, se sobresaltó al oír su celular sonar y luego frunció el ceño.

_ ¡¿Ahora qué quieres Joey?!

_ ¿Ya habrás recibido mi carta Vicente?

_ Por el amor de dios Joey. Solo han pasado un par de días. Relájate quieres

_ Es que siento que ella no está bien

_ Si que te pasas de alucinado, eh amigo

_...

Justo le llegó una paciente de urgencia, la que ambos desconocían de quien se trataba y Vicente le cortó a Joey...

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