Capítulo 11
Al otro día...
Solo con la idea de que perdería la chocolatería, tomé mi bolso y bajé lentamente por las escaleras, para salir a tomar un taxi.
<< Creí por un minuto que lo tendría todo bajo control, que con la chocolatería podría mantener feliz a mi bebe, pero ahora todo se destruirá. >>
Pensé en Joey y el corazón se me oprimió. Solo quise llorar otra vez.
A punto de cruzar la calle, esperé el semáforo y sin darme cuenta, Eliana estaba a unos metros más allá en su auto. Me miró y esperó a que yo cruzara.
El semáforo cambió a verde, yo crucé y ella con gozo arrancó a toda velocidad el auto.
Cruzando la calle, no vi venir el auto, Eliana sonrió y yo me volteé. Traté de esquivarlo, pero ella me golpeó y yo caí al suelo.
<< ¡MI BEBE! >>
_ ¡SANTO DIOS!
Gritó una mujer y todos corrieron a verme.
Yo asustada, afortunadamente aquel auto no me había golpeado en el vientre.
Dos personas me ayudaron a levantarme y yo preocupada por mi bebe me toqué la barriga.
_ ¿Se encuentra bien señorita? ¿Está herida?
_... Estoy bien. Gracias. Solo asustada
_ Ese auto pudo haberla atropellado
_ Por suerte solo le dio el topón
_... Si, menos mal...
Todos reunidos junto a mí, Eliana lo vio todo por el espejo retrovisor y se echó a la fuga.
_ Estúpida mosca muerta. Estuve a punto de eliminar a ese escuincle, pero para la otra no tendrás tanta suerte...
Pensé en Joey y aún asustada, una pareja se me acercó y a mí se me escaparon las lágrimas.
_ Es mejor que vayas a urgencias
_ Así estarás más tranquila, si te revisan a ti y a tú bebe
_... Sí, creo que es lo mejor
_ Ven, nosotros te llevaremos en nuestro auto
_ Muchas gracias...
Por suerte el auto solo me había dado el topón, de modo que ambos estábamos fuera de peligro, pero el miedo aún me rondaba y no dejé de pensar en la patente que alcancé a ver de aquel auto.
1 semana después...
Más que deprimida, solo agradecía que mi bebe se encontraba bien. Lo único que me alegraba era el ya sentir sus constantes pataditas y su rápido corazón latir dentro de mí.
Con un gran pesar, saqué todas las decoraciones e innovaciones que había hecho en la chocolatería. Mi tía Eliana me tenía en sus manos por aquel falso documento que había presentado, en mi contra, en la contraloría.
Ya nada era como antes, la única gran alegría que existía en mi vida era su amado bebe que ahora llevaba dentro de mí y del que él jamás sabría.
Me apoyé del mesón, di un suspiro y miré por la ventana, tal como ese día, y soñé con que él volviera y cruzará por la puerta. Me mirara sexy y todo apuesto, y que me sedujera con sus profundos ojos celestes, como lo hizo ese día...
Distraído y serio, salió del hotel y quiso caminar solo por aquella ciudad.
Anoche habían dado el tan prometido show en Londres.
Solo ansió verme. Solo verme, y fue al parque a dar una vuelta.
El día estaba helado, con algo de viento y él ausente y muy abrigado, llevaba puesta una bufanda azul, como el resto de su ropa.
Solo caminó por el desierto camino, cubierto de hojas de otoño, y se dirigió al lago.
Miró los, vacíos, largos botes cisnes y se subió a uno de ellos.
El bote comenzó a andar y él apoyado de las barandas, miró cabizbajo el agua.
Pensó en mí, en que deseaba volver a veme con desesperación. Dio un suspiro y se sentó triste. Miró a lo lejos el horizonte gris.
Barría un poco y el relicario me colgaba radiante del cuello; me lo miré y lo sujeté con cariño en mi mano, para ver su dulce y serena sonrisa. Me detuve a mirar su foto y contemplé cada rasgo y curva de ella.
Miré perdidamente sus ojos celestes y me acaricié la barriga, cuando entró gente a la chocolatería.
Un par de personas querían comprar bombones y chocolates bajos en grasas y yo les sonreí.
Me acerqué al mesón y les di una muestra...
Una mujer me sonrió y no tardó en preguntar...
_ Que dulce te ves
_ Gracias
_ ¿Para cuando tienes fecha? – le sonreí con ilusión.
_ Para el 23 de Noviembre
_ Oh, ya no falta mucho
_ Aún me quedan tres meses jejeje
_ Me imagino que debes de estar muy feliz. Se te nota en la cara
_ Pues la verdad que si
_ ¿Y qué va a ser?
_ Un varoncito
_ Oh que lindo ¿Ya le tienes un nombre? – volví a sonreírle y pensé en él.
_ Si. Se va a llamar como su padre. Joey...
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