Capítulo 8
Diego miraba la entrada, los invitados empezaban a llegar y con ello saludar a todos y cada uno, gente con mucho poder económico y político, gente importante que lo mejor era tener una buena imagen delante de ellos, pronto él se uniría a esa clase de gente, y se sentiría satisfecha, era después de todo su plan B, al no conseguir a Manhattan.
Muchos eran hombres mayores, con sus esposas la mayoría estiradas, que debes en cuando no podían apartar su mirada el joven Brando, dado que más de una mujer se había casado por conveniencia con sus ahora esposos.
Y también llevaron a sus hijos, jóvenes y señoritas listos para hacer tratos con otros para ver si era buena idea juntar a sus hijos para hacerse más poderosos económicamente, políticos extranjeros los cuales la seriedad en sus ojos se mostraban, gente de poca palabra, y uno que otro pariente cercano de la Reyes de Inglaterra.
Diego sabía que no era sencillo entrar a ese mundo pero lo haría, a cualquier costo y su prometida era un buen costo, un costo muy bueno, como si hubiera ganado el premio mayor, mujer con influencia política, y con ello obtener una inmunidad con cualquier persona que trate de hacerle algo, lo soñado por él, desde el día en que prometió a su madre que sería muy fuerte y la protegería.
Johnny bajó a la media hora, casi nada lo había calmado desde que Diego salió de la habitación, su corazón aún podía sentirlo en la boca de su garganta, tenía miedo de verlo de frente de nuevo, estar cerca de él, miedo a confirmar sus propias sospechas de su corazón.
A cada paso acercándose al gran salón, donde mucha gente ya estaba reunida, y con ello, hombres no parecía que vinieron a divertirse, sino a discutir es estatus social que tenían, pisoteando al que este más abajo de ellos. Se hubiera sentido intimidado, sino fuera que sintió una mano en hombro, y Diego estaba detrás de él, de nuevo su corazón saltó, más que susto, era por lo que el otro le provocaba - justo estaba por buscarte, dentro de poco vendrá mi prometida, no te la he presentado hasta ahora - le dijo, con una sonrisa, la cual calentó el corazón, el pobre corazón de Johnny.
Apenas termino aquella palabra, dicho y hecho, la futura esposa de Diego se presentó, una mujer que claramente los treinta aún no se le notaba, debido a que no se desgastó por un matrimonio, nunca antes se había casado, por guardar viudez a su anterior prometido.
Diego soltó el hombro el Johnny, para luego encaminarse, e ir donde su prometida, tomando la mano para ser besada, más de uno aplaudió, más que por felicidad era por el hecho de tomar la mano de una mujer la cual más de uno había tachado como maldita, no solo por los hombres sino también por las mujeres, las cuales no podía evitar cuchicear a las espalda de aquella mujer, cosa que Johnny no evitar pensar.
Ella y Diego, eran igual, Johnny también se había comportado como aquellas mujeres, cuchicheando a la espalda de Diego, inventando un montón de cuentos baratos, tratando de que este bajara así su popularidad.
No vió venir que Diego estaba en frente de él con su prometida, - Él es Johnny, el invitado del cual te hablé - le dijo, a aquella mujer - Ella es Alice mi prometida - le dijo a Johnny, una parte del corazón del Joestar sentía que se estrujaba, más trato de no demostrar aquella sensación.
- Un gusto conocerlo joven - miro a su prometido como deseando que aquel matrimonio se diera cuanto antes, la mujer sabia que más de una mujer presente, le envidiaba, desde la más vieja hasta la más joven. - Pensé que me habías mentido, sobre tu invitado - volviendo a ver hacia Johnny dijo, en tono de interrogatorio - ¿Desde hace cuánto tiempo se conocen? - espero paciente por la respuesta.
Johnny por su parte aún trata de tragar todo lo que estaba pasando y respondió un poco lente - Nos conocimos cuando éramos niños - le dijo.
La mujer que se encontraba seria, cambió su mirada a una sonriente, ella sabía que si no coincidía la historia de Diego con la del invitado, sospecharia pero el invitado (Johnny) dijo exactamente lo mismo, para ella era lo que necesitaba.
La fiesta transcurrió tranquila, Johnny se sentía un perrito castigado, dado que no sabía con quién hablar, Diego había sido arrastrado por su esposa, a conocer a todos los invitados todos ellos amistades por política, Diego la tenía asegurada, ya nada le faltaría.
Johnny ahora de pensaba, si eso estaba bien casarse con una mujer que le resuelva sus problemas, utilizando el dinero como moneda de cambio, o mejor dicho su felicidad como moneda de cambio.
Se sintió perdido y pequeño en aquella fiesta, sino fuera porque Diego volvió por él, y le dijo - dentro que poco empezará el baile, yo bailare primero con mi futura esposa, para anunciar nuestro compromiso, luego tú bailaras conmigo, acabo de presentarte como mi hermano menor, no quiero un 'No' como respuesta, mi prometida casi se enoja por ello - le dijo, para luego darle una sonrisa a Johnny, lo cual el otro solo asintió.
Diego después se volvió a retirar, para seguir presentándose a la "Sociedad", dejando nuevamente a Johnny solo, el cual le miraba de lejos. El Joestar no entendía que es lo que pasaba, porque tenía miedo a lo que vaya a pasar de ahora en adelante, estaba aceptando de apoco y sin querer, a la extraña ayuda de Diego, el "conseguirle una esposa" la cual le ayudara con el problema en USA.
Más aún no sentía que esto era lo que quería, su corazón se estrujaba cada que escuchaba a Diego decir "mi futura esposa" o "mi prometida", sentía que esto le alejaba de Diego, pero luego estaba en pensamiento de 《estoy enamorado de Diego, que diría mi familia de ello》, aquello no era bueno, un hombre no se enamora de otro hombre.
Y él es un hombre, y el otro también es otro hombre, si alguien se enteraba de eso, estaba más que hecho que lo matarían, sin dejar decirle alguna palabra. Por eso Johnny seguía y trataba de engañar su mente que Diego tan solo le parecía "atractivo" pero nada más, pero tan solo la idea estaba mal, un hombre no consideraba atractivo a otro solo por que sí, había otro motivo o eso le dictaba la sociedad a la cual estaba por ser presentado.
Una melodía suave, una melodía la cual dejaba a más de uno contento de oírla se hizo presente, el vals en donde se presentaba a los futuros esposos estaba haciendo acto de presencia, Diego sacó a bailar a su prometida, ella estaba encantada feliz, para la sociedad había cumplido la meta la cual cualquier mujer debería de tener.
Se veía la felicidad de Diego, 《una felicidad comprada》 retumbaba en la mente de Johnny, quien miraba de lejos, su corazón seguía estrujandose, sino que quizás ya estaba roto. ¿Es real la sonrisa de Diego? porque la sonrisa de aquella mujer si lo era.
Ella estaba feliz, pero Diego sonreía, Johnny no quería saber que aquella sonrisa era porque Diego si estaba enamorado de quien sería su futura esposa, no quería, y no necesitaba saberlo.
La música cambió, y con ello los futuros esposos dejaron de bailar, Johnny se perdió en sus pensamientos, pero unas palabras lo sacó de su ensoñación - Desea bailar conmigo esta pieza - aquella voz hizo su corazón volver a latir con fuerza, Diego tenía la mano tendida esperando que el Joestar la tome, miro a su alrededor nadie le miraba mal, después de todo había sido presentado como el "hermano menor de Diego", sino fuera por el cabello rubio más de una persona sospecharia, pero este no era el caso, es más la gente estaba esperando a que pasara al frente con su "hermano".
De forma dudosa la tomó, una parte de Johnny le hizo sentir nervios, era una mentira para no ser mal vistos, pero también estaba el hecho de no saber bailar, lo siguiente que sintió fue estar en medio de la pista de baile, la música preciosa, tocaba por una de las mejores orquestas, la gente muy tranquila y calmada.
Luego la mano de Diego sostuvo firme la suya, y la otra la cintura para tener apegado a Johnny, este otro sosteniéndose del hombro del Brando, la música cambió a una, que sonaba bastante más alegre, ajustado a la forma en la cual ambos bailarian, Johnny dejándose llevar por los pasos alegres de Diego, el cual le miraba para que le mirara con una sonrisa, la cual no evitó a Johnny contagiarse con la alegría, sonriendo a la par del otro.
Pasos alegres, vueltas divertidas, hacían de aquel baile algo que en la vida de Johnny hubiera pasado, aplausos de la gente, al ver a dos "hermanos" llevarse tan bien, el corazón agitado de uno, esperando que esto nunca terminara, los ojos de Diego en los suyos, sentía el rostro arder en calor, vergüenza, timidez nunca antes mostrada de Johnny, enfrente de Diego.
Para el Joestar esto parecía una fantasía, una que nunca hubiera deseado en su vida, y ahora deseaba que no terminara, en las vueltas podía ver los rostros divertidos de las personas, pero entre tanta gente feliz viendo la felicidad de "hermanos" que compartían, había una la cual no sonreía, la prometida de Diego, ella era la única que sabía que ellos no eran hermanos, Johnny sintió un escalofrío calar por toda su espalda, recorriendo su cuerpo completo, no lo había pensado, estaba robándole el acto de compromiso a las mujer, la gente antes no habia casi aplaudido después de su baile con prometido, y ahora casi todos aplaudían al ver a Diego y él bailar juntos, bastante apegados, aunque la gente solo pensaba que se querían como hermanos.
La música terminó y con ello el baile de ambos, no quería quedar solo, y que aquella mujer con la mirada afilada le siguiera acuchillado la espalda, para suerte de él, Diego lo llevó consigo diciéndole en voz baja - Tengo que presentarte a alguien, verás que me lo agradecerás - le dijo, se dejó llevar, aunque se sentía bastante intranquilo, no podía ver a esa mujer entre la gente, pero la mirada si la podía sentir, escucho la voz de Diego hablando con alguien a su lado, le estaba presentando, más Johnny no hacía caso alguno a lo que pasaba a su alrededor. No había tenido este miedo ni cuando se enfrentó a Valentine, entonces que lo provocaba, no tenía ni idea.
Lo último que supo fue que Diego, lo volvió a arrastrar afuera del bullicio, juntos y solos, no sabía que pasaba, más tampoco le dio mucha importancia.
- Pasa algo Johnny ¿Estas muy distraído? - le pregunto, la verdad era que Diego veía como Johnny miraba bastante atrás suyo, haciéndole poco caso, a las personas delante suyo - Bueno no importa, lo importante es lo que paso - Johnny no entendió a lo que él otro se refería, es más su rostro de confusión se lo hizo saber muy en claro - Bueno, no lo entiendes pero aquel sujeto es un tipo muy importante en su país, es un político japonés que me dijo que estaba buscando un joven que pudiera casarse con su hija, de preferencia extranjero, por ello te ofrecí a ti - el rostro de Johnny era un paisaje total.
- ¡Diego! ¡Como pudiste, sin avisarme! - le dijo, no se sentía muy feliz al ser casi vendido como carne de cañón a cualquier persona.
- ¿Cómo no? Si tu mismo asentías, mientras el tipo explica los motivos, es más le pareció muy buena idea, como casi no hablabas, le fuiste de su completo agrado, que extraña la cultura de ese país - Johnny miró a Diego detenidamente, deseaba darle una cachetada, pero esto era su culpa, al no tomar mucha atención a lo que pasaba.
- No quiero - le dijo, mientras bajaba la mirada - No quiero sacarse con una completa extraña.
- No será tan extraña, solo te cazas con ella y con el tiempo se conocen - dijo, tan a la ligera.
- ¡Eso no va conmigo! - Por suerte la música dentro estaba muy fuerte, por lo cual la gente no escucharía lo que pasaba afuera - Yo realmente... - dijo, mientras ponía la mano en su propio pecho - no quiero casarme de esa manera, Diego yo... - Estaba su corazón animandose a decirlo. Pero la puerta que separaba la fiesta de su charla se abrió.
- Cariño - llego la prometida - debemos entrar para anunciar cuando será nuestra boda - dijo la mujer, para luego darle un beso en la mejilla a Diego.
El otro sin rechistar empezó a seguirla dentro, no sin antes decir - luego hablamos de esto - y la puerta se cerró detrás, dejando a Johnny solo, con el corazón en la mano. Realmente él no estaba hecho para matrimonios por compromiso. Y nunca lo estaría.
Al final los novios, anunciaron cuando seria la boda, aunque para los invitados eso era muy pronto, tampoco se negaron, sabían que en la fiesta de la boda habría mucho más alcohol y no estaría todos midiéndose a ver quien pisa a quien en estatus social.
Todos fueron invitados y la boda sería en un mes, según la prometida no tenía porqué esperar mucho tiempo. Si ya se conocían lo suficiente.
Para esa entonces Johnny ya se encontraba en su cuarto echado en la cama, pensando en el momento en el cual sabía que si la prometida de Diego no se hubiera presentado, él hubiera confesado sus sentimientos, sentimientos los cuales ya no le veía el motivo ocultar.
No bajo para la cena, con los invitados decidió que esa noche no comería, no se sentía muy feliz. Tan solo se quitó la ropa y cambió sus ropas para poder dormir más tranquilo, aunque los revueltas que daba en su cama solo significaba que realmente sueño no era lo que tenía, sino intranquilidad por el futuro, y por lo que venía más adelante.
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