Reclamo los dibujos gastados

Y las hojas amarillentas del cuaderno de un niño,

Perdidos y arrojados a los vientos.

Reclamo aquellas pieles

Que no supieron nunca de ninguna caricia

Porque los asesinos llegaron mucho antes.

Reclamo las matrices desoladas,

Violentadas, con sus frutos heridos y sangrantes,

Expuestos por el odio.

Reclamo la impotencia

de los durmientes fríos

barridos por la lluvia y el hielo de las calles.

Reclamo las angustias

de los abandonados en sus propios portales,

vista a las hostiles luces de la noche,

estupefactos por el miedo y la ira.

Reclamo los terrores subterráneos

Mientras retumba el cielo

Cubierto de alas negras aventando la muerte.

Reclamo los escombros,

Sembrados de rostros enterrados como flores marchitas,

Maquillaje de cegadora tierra

Regalo de cerebros demenciales.

Reclamo el abandono y el olvido

Y la disipación de la memoria,

Y las adoraciones que van quedando atrás

Igual que aquellos pétalos descienden lentamente.

Reclamo los tiempos

Sumergidos y ahogados

Y todos los momentos oxidados

Que aún pesan

Y se alejan

Con su carga de afectos.

Por último, reclamo

No poder reclamarle a nadie

Todo esto.