Capitulo 2: Las chicas de otro universo y un desmadre en el oeste.
Capitulo 2: La Diosa del Sol Nipón, las chicas de otro universo y un desmadre en el oeste.
Josef salió del puerto de Tokio al mar con el único destino de llegar a México lo antes posible, para poder preparar a los liberadores antes de la invasión francesa y los conservadores.
Había navegado día y noche sin dormir y ya le estaba pasando factura, pues ya llevaba dos días y una noche sin dormir pero quería llegar rápidamente a su país, por eso no se dejaba que el sueño le ganase.
- Debo... llegar... - sus ojos empezaban a cerrarse – a... México... zzz... zzz... zzz...
Cayo al suelo dormido, no pudiendo ganarle a Morfeo mientras el barco zarpaba a un lugar diferente sin que el tripulante pudiera fijar el curso.
- Zzz... tacos de barbacoa... zzz... zzz... - Josef soñaba con comida deliciosa – sopes con pollo... zzz... agua de Jamaica... zzz...
Así Josef dormía plácidamente mientras el barco navegaba solo con un destino diferente a México.
Al día siguiente
Nuestro protagonista estaba despertando después de un buen sueño lleno de refrescos, tequila, cerveza, mezcal, aguas frescas, música norteña, de mariachi, de banda, birria de chivo, barbacoa, tacos dorados, tortas ahogadas, tamales, esquites, chilaquiles, pozole, frijoles, chiles en nogada y carnita asada.
- Ya me dio hambre – levantándose, para después estirar y... - un momento...
Mira a su alrededor y se da cuenta de algo... se durmió y no fijo el curso.
- .... ¡SUPUTAMADREEEEEEEEEE! – grito a los cuatro vientos.
- No sabía que los indígenas de los dioses prehispánicos fueran tan groseros – fue la voz de una mujer que se escuchó en el lugar.
Josef pega un brinco del susto y por instinto saca la Ballester aun sin balas y apunta al origen de la voz, pero al hacerlo, instantáneamente el baja la pistola y su mirada quedo con expresión de idiota por la belleza que estaba enfrente de sus ojos.
De cabello largo y negro, ojos rojos y rostro fino acompañado de una mirada relajada, también traía un kimono ceremonial blanco con rojo y unos lunares rojos estampados, estaba descalza y traía una especie de escudo a un lado y una espada al otro lado de ella, además de que estaba tomando el timón manejando el barco.
- ¿Quién Eren y que haces en Mikasa?, a no espera es barco – dijo como pendejo mientras la mujer lo miraba un poco curiosa.
- Eres un ser un poco extraño – dijo la mujer.
- Oye tu igual eres humana, y los humanos a pesar de insultarnos tenemos la misma sangre roja... además de que todos los humanos cometemos errores, y unos errores son muy estúpidos – dijo Josef.
- Yo no soy humana – dijo un poco seria.
- Uh si, ¿entonces que eres?, ¿una diosa nipona? – dijo para después reír un poco entre dientes.
- Con tan solo un intento ya lo has descubierto – dijo sorprendida.
- .... – Josef quedo con la mirada perdida para después verla – no sé cómo lo hago pero mis burlas y bromas terminan a veces siendo ciertas.
La diosa lo mira confundida, para que después Josef suspire mientras se lleva una mano al puente de su nariz.
- Quiero saber, ¿Cómo es que tengo el honor de estar frente a una diosa como usted, en toda su magnificencia? – Pregunta Josef a la pelinegra – ¿a que se debe su visita a este humilde mortal mi señora?
- Solo tenía curiosidad de ti – responde.
- ¿De mí? – Dijo arqueando una ceja - ¿Qué pudo ver de interesante en alguien tan patético como yo?
- No te menosprecies, después de todo a ti te vale lo que digan de ti y no te interesa lo que te suceda, solo quieres ver por el bien de los demás, a pesar de ser de otra época – dice ella sorprendiendo a Josef – no preguntes como lo sé, después de todo soy una diosa – dice con una sonrisa pero no era altanera o arrogante, sino una sincera y divertida.
- Ah es cierto, olvide que también existen dioses del tiempo – dijo el pelinegro recordando.
- ¿Conoces algún dios del tiempo? – pregunta la diosa.
- ....No. Aunque algunos aparecen en cuentos o son dioses creados por los humanos para entretener con cuentos de hadas – responde Josef – como las diosas del tiempo Cronoa (DB Héroes) y Crónica (MK11), dos diosas inventadas por personas para entretener a los demás humanos con sus historias.
- Eso es curioso – dijo la diosa.
- Si, pero que importa – dijo restándole importancia mientras se acerca a la diosa - ¿me permite?
La mujer le cede el timón al pelinegro para que siguiera surcando las aguas, mientras ella se sentaba en el borde del barco viéndolo con interés, mientras Josef se concentraba y luego suspirar para mirar a la diosa.
- Si eres una diosa, ¿sabes a donde me dirijo ahora? – pregunta Josef.
- .... Te diriges a... un rumbo diferente a México – dice la diosa
- .... ¿Hacia dónde? – pregunta.
- Estados Unidos aunque te falta tres días para llegar – dijo la diosa y mira a Josef con la mirada oscurecida – hay razones por las cuales te envió allí, solo que debes descubrirlo tu mismo.
- Si es así no puedo quejarme pero por cierto, ¿no debería irse?, después de todo está fuera de su reino o territorio – dice Josef confundido.
- tienes razón, pero solo vine a dejarte algunas sorpresas – dijo dejándolo confundido.
- ¿Cómo cuáles? – pregunta.
- Lo descubrirás con el tiempo o muy antes de que lo sepas – dijo para después caminar al borde – hasta pronto... Josef, por cierto... - lo mira con una sonrisa pervertida – no sabía que los hispanos fueran tan dotados jijijiji – desaparece en fuego.
- .... – Josef estaba más perdido de lo que dijo la diosa, hasta que se puso rojo al entender - ¡DIOSA PERVERTIDA DEPRAVADA PEDOFILA! – Grita con fuerza para después calmarse – bueno ya tengo 19 pero jamás creí que la Diosa Amaterasu fuera una pervertida.
No pensó más en eso y mejor sigue su viaje hacia Estados Unidos por las aguas tranquilas, también reviso sus armas y les dio mantenimiento para que no le fallaran más adelante, aunque la pistola no tenía balas.
Texas – Estados Unidos
Vemos a Enrique caminando con su escopeta en su espalda, su revólver y una espada medieval en su cintura, además de tener su traje.
Además, Enrique ahora iba acompañado de dos personas femeninas.
- A donde nos dirigimos Enrique-san – pregunta una chica de cabello morado o violeta.
- A una granja de algodón que se encuentra a casi una semana de aquí – dice el muchacho.
- ¿Por qué iríamos allí Maestro? – pregunta la segunda chica de cabello rosa y ojos verdes.
- Para liberar a los esclavos que trabajan allí Ikaros – responde Enrique – Por cierto, has mejorado en la práctica de disparo Saeko.
- Gracias a ti Enrique-san – dice Saeko – si usted no hubiera estado allí cuando esos sujetos nos aparecieron, no sabría qué hubiera pasado.
- Estamos en el año 1850 querida Saeko – le dice Enrique – en esta época la esclavitud es común para los del Sur de América, pero si son asiáticas como ustedes, simplemente las usan para el placer y quitar el estrés, contando el racismo que viven los extranjeros en los Estados Unidos. Estamos en la época del viejo oeste, así que para que pudieran pasar más o menos desapercibidas, debían vestir según los estándares de esta era.
Tenía razón, si las chicas hubieran vestido como en el siglo 21, las cosas hubieran sido problemáticas, así que les compro conjuntos de ropa estilo cowgirl para estar más "emparejadas" con la época actual.
(Saeko de High School of the Dead e Ikaros de Sora no Otoshimono para que lo sepan)
Los tres después de ir a la granja, se dirigiría a México, ya que Enrique les dijo que por alguna razón, algo va a ocurrir allí.
Ellas aún recuerdan cuando llegaron a ese extraño mundo o época, Ikaros estaba batallando en la Sinapse contra quien había tomado el control del lugar y Saeko cuando descubrió que el gobierno Estadounidense planeaba lanzar un misil nuclear a Japón, lo que si sucedió y ella estaba en una planta eléctrica junto a sus amigos escapando de los zombis hasta que una reacción nuclear se crea en la ciudad y en la planta que la alcanza, creando una explosión que cegó a todos y a ella muy herida.
Flashback
Saeko comenzaba a despertarse de forma lenta al igual que Ikaros, sentía su cuerpo adolorido y su uniforme estaba dañado dejando ver parte de sus bragas negras y estaba con solamente su sostén negro cubriendo sus pechos, de parte de Ikaros, tenía su traje habitual dañado además de sus alas rosas.
Estaban debajo de las sombras de unos árboles que había allí, en cambio alrededor, había solamente un amplio valle sin nada a la vista, mientras a la lejanía se miraba un gran cañón.
Ya ambas completamente despiertas, se miran un momento con sorpresa de parte de Saeko y curiosidad de Ikaros, pero fueron sacadas de sus pensamientos al escuchar el galopar de caballos a lo lejos. Ambas miran a la dirección donde venía el sonido y miran personas a caballo dirigiéndose a ellas, a lo que Saeko tuvo un mal presentimiento y trato de tomar su espada que estaba un poco lejos de ella, así que se acerca pero un disparo de los forajidos la hizo detenerse mientras Ikaros miraba todo detenidamente.
Eran como 7 forajidos y todos las empezaron a rodear encerrándolas en un círculo haciendo que Saeko frunciera el ceño por su vestimenta.
- Pero miren que trajo el desierto – dijo uno de los forajidos viendo a las chicas.
- Debe ser nuestro día de suerte jefe – dice otro.
- Sí, es cierto – dice el líder que eran un hombre barbudo – no están mal.
- ¿Necesitan ayuda señoritas? – pregunta uno de los forajidos.
- No sé qué carajos dicen, pero si no nos dejan en paz lo lamentaran – dice Saeko dejando confundidos a los bandidos, pues no sabían de que hablaban.
- ¿Qué dijo? – pregunta uno de los sujetos.
- No sé, no hablo chino – dijo otro.
- Señoritas, solo queremos ayudarlas a llegar a la civilización – dijo el líder acercándose a Saeko y tocarle la mejilla.
Saeko toma la mano del forajido y le aplica una llave haciendo que se quejara del dolor, a lo que sus seguidores sacan sus pistolas y le apuntan a ambas mujeres.
- Van a venir con nosotros perra china – dijo otro – ahora suelta al jefe.
Antes de que pudieran decir algo más, un disparo ensordecedor se escucha en el lugar alertando a todos pero oyen un cuerpo caer, a lo que todos voltean al lugar y miran a uno de sus compañeros caído, pero escuchan otro y nuevamente otro forajido cae muerto, así que los demás se refugian pero en un abrir y cerrar de ojos, la temperatura baja rápidamente haciendo que el frio les afecte a los forajidos, al igual un poco a Saeko por la falta de ropa e Ikaros no sentía nada en lo absoluto.
Escuchan pasos y miran hacia el origen de ellos, para ver a un muchacho acercándose tranquilamente y un vapor gélido rodeándolo.
- Bueno, tenía pensado buscarlos cerca del rancho Welling pero al parecer, vinieron a mí y eso me honra – dijo Enrique para mirar al hombre apresado por Saeko, el cual se libera y trata de tomarla de rehén pero Enrique lo congela dejando libre su cabeza – ¿tú eres Mike Pence verdad?, el que batallo contra los mexicanos cuando invadieron México ¿verdad?
- ¿Acaso quieres un autógrafo? – Pregunta – he matado a muchos malditos indios, pero debo decir que las mujeres están buenas jajajaja...
¡BANG!
Enrique lo calla con un balazo de escopeta en la cabeza destrozándosela, después mira a los forajidos y saca su pistola para dispararles en la cabeza mientras ellos gritan que los perdone pero hace caso omiso y los mata a todos.
Ante la mirada incrédula y aterrada de Saeko, pero de impresión de parte de Ikaros. Enrique se calma y deja de usar su poder liberando a los forajidos muertos para luego tomar sus caballos y poner los cadáveres en ellos, pero los congelo un poco para que no apestaran en el camino o se pudrieran.
Se acerca a las dos mujeres que no podían hacer nada, bueno Saeko no podría hacer nada en cambio Ikaros sí, pero no tenía a nadie a quien servir así que no le importaba, pues ella solo vivía para obedecer órdenes.
- Tomen – les da unas gabardinas para cubrirse – tomen los caballos y vayan a la frontera con México, allí estarán tranquilas – dijo para ir a subirse a uno de los caballos y jalar los demás caballos con los cadáveres.
- ¡Espera! – Dice Saeko – n-no sé si me entiendas pero... quiero ir contigo.
- ¿Por qué? – Pregunta sorprendiendo a Saeko de que hable japonés – con qué razón vendrías conmigo.
- Nos salvaste, y quiero devolverte el favor – dice la peli morada.
- Este bien, aunque puede que me encuentre con algunos problemas en el camino como los bastardos estos – dice Enrique.
- Gracias – Saeko hace una reverencia.
- ¿Y tú? – pregunta Enrique acercándose a la Angeloid.
Al estar cerca de la peli rosa, un extraño brillo se produjo en el lugar cejando a Saeko y Enrique. Cuando se despeja, miran a Ikaros con una especie de collar o grillete unida a una cadena, que estaba ahora enrollada en la mano de Enrique.
- Hay no – Enrique ya sabía lo que pasaría.
- Lo seguiré a donde usted vaya maestro – dice Ikaros a su nuevo amo.
- Ahhh – Enrique suspira – vámonos.
Enrique sube al caballo y las chicas igual, aunque Saeko después de 25 intentos para gracia de Enrique, aunque Ikaros pudiera volar, él quería que ella cabalgara para no llamar de más la atención.
Fin del flashback
Unos kilómetros atrás, habían dejado los cuerpos con una caballería que pasaba por ahí y preguntaron qué paso, a lo que Enrique les dijo que los mato cuando trataron de violar a las chicas y que él las salvo, a lo que al ver los cadáveres le dieron una recompensa por cada uno y les dijo que el que no tenía cabeza era un tal Mike Pence y las chicas afirmaron que había dicho eso antes de que lo mataran. ¿Cómo afirmaron?, Ikaros al ser una Angeloid podía hablar muchos idiomas y fue la mediadora o traductora de Saeko, ya llevan dos días viajando y querían encontrar un pueblo pronto para comprarle ropa a las chicas.
- (Aun me sigo preguntando, ¿Cómo pudo crear hielo de la nada, y en medio del desierto?) – Se pregunta mentalmente Saeko viendo a Enrique detenidamente – (eso es científicamente imposible según a palabras de Saya, además la tecnología queda descartada, pues en esta época las personas están muy atrasadas).
- Ya llegamos a un pueblo – dice Enrique llamando la atención de Saeko, ya que Ikaros pues... pues es Ikaros.
Era tal como se lo imagino, un típico pueblo americano del viejo oeste como en las películas o animes que veía el perfecto estereotipo del viejo oeste, y a ciertas palabras de Enrique, llamarían mucho la atención, ¿razones?, pues el color de cabello, ojos, apariencia y más como figura.
Cuando se adentraron al pueblo, las personas se le quedaron viendo a los visitantes, los hombres y mujeres miraban a los desconocidos entrar a su pueblo con mucha curiosidad por su extraño cabello y apariencia que empezaban a murmurar sobre ellos, contando que vieron que la peli rosa tenía un par de alas rosas que sobre salían de su espalda haciendo que rezaran algunos, también que la mujer tenía una espada, al igual que el hombre, un revolver y un extraño rifle.
Enrique y las chicas no le tomaron importancia, pues querían salir de ese lugar, no sin antes conseguir ropa y suministros, entonces el chico se acerca a una de las pueblerinas para pedir ayuda.
- Disculpe, ¿sabe dónde está una tienda de ropa? – pregunta en inglés.
- Si, está más adelante, es el de la izquierda, lo identificara enseguida – dijo la mujer.
- Gracias – dice en español sorprendiendo a la mujer.
Dicho eso, Enrique junto a las chicas fueron a la tienda de ropa mientras la mujer se iba a la comisaria del sheriff además de que los que escucharon, los miraron con repudio, después de todo hace dos años que la guerra termino y los estadounidenses aún tenían un sentir antimexicano por ello, debido a que ellos seguían repudiando a los mexicanos por matar a sus compañeros, los cuales se apoderaron de tierras que no eran suyas, solo para expandir su imperio y eso lo sabía Enrique, pero no le importaba, si tenía que matar a todo el pueblo, lo haría y no le importaba matar a todos ya sean ancianos, mujeres o niños, pero aun así tenía un código que lo detenía, y era que solo mataría a todo que portara un arma en la mano sin excepciones. Después de todo, los estadounidenses cuando invadieron México, asesinaron tanto a niños, ancianos, hombres que no tenían nada que ver y a las mujeres las violaron para después usarlas como juguetes o carnada para los patriotas, así que no le importaba matar a los inocentes, pues... él lo llamaba karma y eso le queda perfectamente bien.
Cuando llegan a la tienda de ropa, amarran los caballos y entran en el local haciendo que la campana sonara llamando la atención de los dueños siendo una chica con un hombre ya anciano.
- Hola bienvenidos – dice amable el anciano – en que podemos ayudarle.
- Necesito unos conjuntos de ropa para las señoritas por favor – dice asiendo que el anciano asienta.
- Por supuesto – dice el hombre – hija, ¿puedes ayudar a las señoritas por favor?
- Enseguida padre – dice la chica – por aquí por favor.
Estuvieron esperando un rato hasta que la hija del dueño llega con una sonrisa y detrás de ella, venían Saeko e Ikaros con unos conjuntos de ropa y un traje de cowgirl puesto, haciéndolas lucir sus bellas figuras, además de un sombrero vaquero cada una para el sol.
- Listo – dice la señorita.
- ¿Le gusta maestro? – pregunta Ikaros a Enrique en inglés.
- Te queda bien Ikaros y a ti igual Saeko – dijo Enrique aunque a Saeko se lo dijo en japonés sorprendiendo un poco al anciano.
- Arigato Enrique-san/Gracias maestro – dicen ambas.
- ¿Bueno cuánto es señor? – pregunta al anciano.
Una vez pagado la ropa los tres salen del lugar y fueron al mercado que había en el pueblo donde compraron los suministros para el viaje, y ya cuando salieron de allí, fueron a los caballos pero vieron que había personas en las calles viéndolos, a lo que Enrique se puso serio al igual que Saeko.
- Siento que lloverán balas – dice Enrique – manténganse atentas por si tienen que pelear.
- Si – dicen ambas.
Cuando estaban cerca de ellos, un hombre de avanzada edad, gordillo, con una escopeta de doble cañón y una estrella en la camisa se acerca y dedujeron rápidamente que era el sheriff.
- Muy bien muchachos, ¿pueden decirme porque están causando alboroto en este pacifico pueblo? – dice el anciano con buena actitud, lo que le causo repugnancia a Enrique pero no dijo nada, pues solo por ganar otra guerra con un país pobre e inestable ya se sentían poderosos.
Enrique lo ignora y pasa a su lado seguido de las chicas y cargan las cosas en los caballos, haciendo que los pueblerinos los vean mal por ignorar al sheriff.
- Les estoy hablando – dice el viejo.
- No escucho a los bastardos – dice Enrique – además no estamos causando alboroto a toda esta bola de estúpidos metiches sin vergüenzas – dice en voz alta para que lo escucharan los del pueblo que se enojó y empezaron a decir cosas negativas de ellos pero el mexicano los ignora.
- Ustedes son muy rebeldes – dice el viejo – vendrán conmigo a la comisaria, están arrestados por vandalismo.
- Mejor vete a tomar cerveza que para eso es lo único que sirves anciano, deja de molestarnos – dice el chico terminando de cargar las cosas y las chicas se suben a los caballos.
- Eres un irrespetuoso maldito indio idiota – dijo el anciano enojado con la escopeta en mano.
Ante eso, Enrique se paralizo por como lo había llamado el sheriff.
- ¿Escuchaste idiota? – vuelve a decir el viejo.
Enrique con la mirada seria, se da vuelta y afila la vista para mirar al sheriff y detrás de el al pueblo.
- Dime idiota.... Una vez más – dice retadoramente al viejo.
- .... IdioTAAAAAAAAAAAGHHHHHH -.
Enrique no lo deja terminar de hablar, cuando este saca su revólver y le depara en la pierna izquierda volándosela en pedazos por el enorme poder del disparo aterrando a las personas. Pero el chico no se detiene allí y se acerca al anciano para después apuntarle a la cabeza y dispararle volándosela en pedazos de cráneo y sesos y generando un pequeño cráter en el suelo demostrando lo poderosa que era el arma.
Ante eso, todas las personas gritan aterradas mientras una mujer se desmaya y los demás corrían a sus casas a refugiarse, haciendo que Enrique chasqueara la lengua y se subiera al caballo.
- Vámonos, no quiero seguir en este estúpido pueblo – dice empezando a moverse siendo seguido por las dos.
El trio había avanzado un buen tramo de camino siendo 3 kilómetros e iban tranquilamente, pues a Saeko no le importó ver morir al viejo, después de todo ella ya mato a alguien y lo disfruto, pero Ikaros... pues, ella es Ikaros.
Enrique empieza a escuchar el galopar de una manada de caballos al igual que las otras dos, el solo suspiro sabiendo quienes eran, así que les dijo a las dos que se prepararan para el tiroteo.
Después de unos momentos, llegan un grupo de 15 personas a caballo, armados con rifles y pistolas, pero eso no los intimido para nada por lo que los ignoraron.
Ellos siguieron como si nada hasta que los sujetos los alcanzaron y los rodearon, apuntándoles con sus revólveres y escopetas sin darles posibilidades de escapar.
Zachary Taylor
- ¿Creyeron que se podrían ir así como así, sin pagar las consecuencias? – Pregunta el alguacil – deben ser muy estúpidos.
Enrique los siguió ignorando y siguió avanzando a diferencia de las chicas a las que les dijo que se detuvieran, pero los sujetos del alguacil le apuntan con los revólveres para detenerlo.
- No sé si decir que eres muy valiente, o muy estúpidos – dice el alguacil – ustedes quedan arrestado por el homicidio de un representante de la ley y les puedo decir que eso les puede incluso llevar a la horca.
¡BANG!
Nadie supo cuando paso, pero se escuchó el disparo y todos se paralizaron pues no sabían quién lo hizo, hasta que escuchan un cuerpo caer y mira hacia el origen siendo el alguacil que yacía sin cabeza en el suelo, así que tratan de matar a los tres pero Enrique saca su arma y les comienza a disparar a gran velocidad mientras Saeko saltaba del caballo y arremetía contra los ayudantes del alguacil con su espada y el revolver con gran velocidad y la Angeloid con sus puños los mataba y a uno lo elevo hacia muchos metros de altura asustándolo pues iban a gran velocidad.
Después de haber acabado con todos, Enrique se sube a su caballo al igual Saeko y esperan a Ikaros para que descendiera, lo cual no tarda nada cuando se detiene en tierra y mira a Enrique el cual junto a Saeko escuchan el grito desgarrador del único sobreviviente que venía descendiendo a gran velocidad hacia su inevitable muerte.
- Tráelo Ikaros, él nos puede servir – dice el chico.
- Si maestro – Ikaros despliega sus alas e intercepta al sobreviviente para llevarlo al suelo.
Cuando estuvieron en el suelo, el hombre se encontraba temblando y cayó de sentón al fallarle las piernas y mirar aterrado al trio, tanto que se orino en los pantalones.
- Escucha bien basura yanqui – le dice haciendo que el aterrado y tal vez traumado hombre le ponga atención – quiero que te largues y nunca más nos persigas o terminaras como ellos – viendo a los muertos – pero también, quiero que corras la voz y le digas a todos para que también extiendan el mensaje. Diles: "Si algún maldito yanqui bastardo y escoria, se atreve a cazarnos o a detenernos... los mataremos, pero esta vez será peor ya que aniquilaremos a cada miembro de la familia del que se atreva, pero solo aquellos de la familia que se atrevan a levantar un arma en nuestra contra y también al ejército estadounidense y al gobierno, porque no habrá excepciones"
El hombre asiente rápidamente a las palabras de Enrique y la peli rosa se sube al caballo, mientras Enrique asentía satisfecho.
- Muy bien, me alegra que entiendas, ahora... ¡LARGATE DE MI VISTA ESCORIA GRINGA! – le grita Enrique con todo el odio del mundo.
El sobreviviente sin esperar nada se sube a un caballo y galopa a todo lo que el caballo da, para marcharse del lugar de regreso al pueblo.
- Sigamos – dice Enrique reanudando su camino siendo seguido por las chicas.
En otra parte del país
Florida – Estados Unidos
Ya era de noche en las costas de Florida, en las cuales se estaba llevando a cabo una subasta de esclavos a personas de alta clase, donde los africanos tenían que servir a personas que no les importaba nada su bienestar.
- Ahora pasemos a las siguientes adquisiciones obtenidas recientemente de Asia – dice el representante.
Se escucha el forcejeo y los quejidos de mujeres acercándose, entonces ven que dos chicas, una de cabello rojo y otra de cabello negro de piel bronceada y otra de piel algo blanca eran traídas a la fuerza por cuatro personas, pues a pesar de estar apresadas por cuerdas y grilletes les daban pelea para liberarse.
Los hombres sin excepción empezaron a mirarlas maravillados, era hermosas, únicas y los harapos que traían los calentaban, pues les dejaban apreciar los atributos que poseían, piernas hermosas y torneadas, cintura pequeña, pechos grandes y más para la que parecia menor de las dos que tal vez tenía unos 15 0 16 años y la otra 19 años.
- Empecemos con 2500 dólares – dice el hombre.
- 2500 dólares – dice uno.
- 2500 dólares, ya se dijo, quien da más -.
- 3000 dólares -.
- 3000 dólares, alguien sube más -.
- 4000 -.
- 5800 -.
- 7000 -.
Las chicas veian con impotencia como esas personas las trataban como mercancía y estaban por ser esclavas de gente repugnante, lo cual para la pelirroja eso era lo que más aborrecía, después de todo ella ya había sido una esclava en su infancia y no quería volver hacerlo, nunca más en su vida. En cambio la azabache, miraba tristemente como iba ser un simple juguete de personas despreciables después de caer en ese extraño lugar cuando hubo una explosión por el choque de poderes de All Might, Izuku contra All For One en su batalla final y la pelirroja, por el choque descomunal de poder entre Natsu, Zeref y Acnologia.
- ¡15000! – Exclama otro comprador.
- ¡Tenemos 15000!, quien da más, quien da más, ¿nadie?, 15000 a la una, 15000 a las dos... -.
- 0 dólares, una bala en el cráneo, cuerpos calcinados y achicharrados por rayos – dijo una voz que se oyó en todo el lugar.
Todos los presentes y los guardias buscaron el origen de la voz, muy atentos y los guardias empezaron a examinar los lugares.
¡BANG!
Fue el sonido de un disparo y ven como el cuerpo de un guardia cae al suelo con un orificio en la frente, pero no se acaba allí y escuchan otro disparo, luego otro, después otro, al igual que otro y con cada disparo caía un cuerpo.
Las personas empezaron a correr despavoridas, pero los esclavos aún estaban con grilletes imposibilitándoles el moverse, a lo que solo rezaban para que nada les pasase.
De pronto se escucharon rayos y vieron aterrados como los rayos caían en las personas haciéndolas pedazos al impactarles o dejarlas chamuscadas y agonizando, al igual que ataques de fuego que atrapaban a sus víctimas y las quemaban hasta que mueran.
La pelirroja y la azabache vieron a todas direcciones donde solo miraban una masacre y mucha sangre, pero luego escuchan pasos tranquilos y ven a una dirección encontrándose con un chico de 1.75 metros, de complexión normal, cabello marrón, ojos café y una cicatriz en el ojo derecho, al igual que una mirada fría. Tiene unas especies de dagas u hojas ocultas en sus muñecas, una espada japonesa en la espalda, un rifle de repetición a palanca y un revolver.
Ambas vieron como acababa con todas las personas con su rifle y revolver a gran velocidad, pero cuando se le acabaron las balas a su rifle y revolver, guarda las armas y saca la espada con la cual empieza a descuartizar a las personas que lo atacaban sin piedad, les rebanaba la cabeza, partes del cuerpo y los dejaba desangrarse al igual que agonizantes.
La masacre duro un buen rato hasta que solo quedo un sobreviviente esclavista, que estaba cagado de miedo al ver al monstruo que había acabado con su gente.
- Monstruo – dijo aterrado haciendo reír al hombre.
- ¿Monstruo?, te equivocas... soy el mismo demonio – dijo con una sonrisa desquiciada sacando su revólver.
- P-por favor no me mates – rogo el hombre.
- Lo siento, no conozco la piedad y además, hombres muertos no cuentan cuentos – dijo para después dispararle volándole la cabeza en pedazos.
Cuando mato al último esclavista, el hombre se acerca a las chicas que estaban impactadas por la carnicería que habían presenciado, también se tensaron cuando se acercó a ellas y la pelirroja estaba frustrada de no poder hacer nada, ya que no tenía magia y la pelinegra por miedo no podía hacer algo.
Ya estando cerca de ambas, su expresión se vuelve tranquila y saca una llave para quitarle enseguida los grilletes que las retenían, dejando confundidas a las chicas, pero no le dijeron nada cuando se acercó a los esclavos y también los libero recibiendo agradecimiento de ellos quienes se fueron a liberar a sus hermanos para después reunirse junto a él.
Ambas chicas se acercan al desconocido con un poco de desconfianza para hablar con él.
- ¿Quién eres? – pregunta la pelirroja.
- Solo un mexicano que quiere liberar a gente que se vuelve objetos de idiotas bastardos y escorias de la sociedad – responde el chico sorprendiendo a ambas de que pueda hablar su idioma, aunque la pelinegra podía hablar inglés un poco, pues pensó que tendría que hablar en otro idioma.
- ¿Viniste a salvarlos a ellos? – pregunta la pelinegra.
- Al inicio no, pues no tenía idea de nada de esto, hasta que unos borrachos hablaron de más y pude saber que pasaba – dice a la pelinegra.
- No nos hemos presentado, soy Erza Scarlet – dice la maga.
- Momo Yaoyorozu – se presenta la azabache.
- Ángel – dice el chico.
Ángel ve como todos los esclavos habían llegado a ellos y le agradecieron que los liberara, pero les dijo que no estaban libres hasta que estén fuera del país, preocupando a todos y a las chicas.
- Tenemos que buscar un barco para poder salir – dice Momo.
- No se preocupen – dice Ángel – tengo el presentimiento de que lo tendremos muy pronto.
- ¿Cómo lo sabes? – Pregunta Erza.
De pronto escuchan una campana haciendo ruido en el mar y ven que un barco se acercaba a ellos, haciendo que se pusieran alerta y asustados pensando que era otro barco de esclavos con soldados, pero Ángel se mantenía tranquilo, pues no era un barco esclavista.
Cuando el barco llega casi a la orilla, baja el ancla para hacerlo detenerse, entonces un muchacho pelinegro se asoma a la punta delantera del barco y mira a todos con una mira telescópica.
- ¡¿Alguien ocupa un transporte con destino al país donde los esclavos pueden ser libres?! – Pregunta en voz alta el chico – ¡porque ya estoy aquí!
- Damas y caballeros, nuestro transporte a llegado – dice Ángel alegrando a los esclavos.
Todos sin excepción van al barco y lo abordan, para que después Josef cambiara rumbo directo a México con destino directo a Veracruz.
- Gracias por ayudarnos – dice Erza al pelinegro.
- No hay pedo morra, yo estoy para servir a la gente honrada – dice Josef.
- ¿A dónde te diriges compadre? – Pregunta Ángel.
- A mi lindo y querido México – dice alegre poniendo en curso a su tierra natal.
Con la llegada de estas personas, México, podrá hacerle frente con más facilidad a los franceses y también con la siguiente intervención estadounidense en Veracruz y contra la expedición punitiva contra Francisco Villa.
Fin del capitulo
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