Capítulo 3
Ethan siguió recordando y acabó por remontarse a su primer recuerdo en aquella era plagada de guerras.
AÑO 666 D.C
Ethan se encontraba perdido. Había saltado siglos en el tiempo y había llegado al año 666 D.C.
¿Cómo?
¿Por qué?
No había respuestas para eso.
Sin embargo, el destino quiso ponerle en el lugar equivocado. O más bien, en la era equivocada.
"Porque el destino es caprichoso y le encanta jugar con nosotros."
Había despertado en un laboratorio viejo y anticuado de la ahora en guerra colonia de Sagitario.
Un laboratorio militar en el que él era un intruso y un extraño.
Espía
Así lo llamaron y ese fue su nombre durante mucho tiempo. Él trató de negarlo, de defender su desconcierto, su inocencia, pero todos lo tildaron de loco y mentiroso al saber su historia.
Empezó a odiar la frase "vengo del pasado" porque al oírla, los que no se reían le daban la espalda.
Los más locos creyeron su historia, aunque el resultado no fue el deseado. Nada de comprensión, ni empatía.
La sala de torturas
Su recuerdo de aquel lugar era el más horrendo de todos. Una celda fría y húmeda en la que fue sometido a interrogatorio durante meses.
De dónde venía
Para quién trabajaba
Todos allí lo consideraban un espía de La Tierra sin ningún tipo de prueba. Uno muy hábil para haber llegado hasta allí o uno muy tonto para haber sido apresado con tanta facilidad y usar en su defensa escusas baratas.
Baratas
Porque nadie creía en su historia ni en él.
Después de meses acabó resignándose y sus torturas cesaron tras tragarse su orgullo y haberse humillado como un perro ante su amo.
"Haré lo que sea"
Recordaba esa súplica con odio y desprecio. Pero a la vez estaba agradecido de haberlo hecho.
"Incluso el hombre más recto se doblegaría al sentir en su sien el cañon de una pistola"
Gracias al haberse arrastrado aún estaba vivo.
Vivo pero solo.
Estaba solo, y tal vez sea eso no podía llamársele estar vivo . Lo cierto es que vagaba solo en un lugar que desconocía. Completamente perdido. Simplemente solo.
Después de un año, se decidió que para probar su inocencia o lealtad a Sagitario se le pondría a prueba.
Sería un soldado que lucharía por la independencia y daría la vida por unos ideales impuestos. Por así decirlo, le lavaron el cerebro y le impusieron dos opciones:
Morir en batalla o morir allí mismo.
Desalentado, se decantó por la segunda opción y recibió un forzoso adiestramiento militar.
Pero allí solo era uno más. Alguien que de la noche a la mañana fue convertido en soldado y enviado a una nave de guerra de Sagitario.
Sagitario, la última colonia bajo la tutela de la Tierra, había decidido seguir el camino trazado por sus hermanas.
Los combates empezaron, y Ethan olvidó todo menos el hecho de que de ahora en adelante era un piloto.
Pilotaba una nave mono plaza, dirigía los controles y disparaba.
Ese era su trabajo lo quisiera o no.
Una vida miserable, pero vida al fin y al cabo.
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