MARCHA

Veía las noticias mientras sostenía en su vientre un alma, vio una pareja y decidió darla y veo a mi madre en mis ojos y los míos en la niña o niño en mi vientre.

Ella era lo que no pudo hacer y yo mi reflejo, lo que veía de ella soy la que guarda y esa pareja lo que yo no pude vivir la cuidó y veo crecer con alguien más o simplemente me despido, pero que clase de monstruo deja a su hija.

No podía juzgarme lo que no vive entre mis manos no podría gritarme.

El hubiera por qué ese mismo ya no existe, no puedo vivir en ese mismo y lo pienso como todo, lo pienso con el tiempo y con el alma.

Y lloró con la muerte, por qué ante ella mi vida aquí a terminado, estaba tan débil que nueve meses no fueron suficientes, estaba tan sola que mi nombre ni siquiera lo recordaba y tan mal que morimos en el parto, una de 13 otra de 11 y las preguntas no se hicieron esperar.

¿Dónde estaban los padres?, Eso es lo que duele ellas querían, no debía de pensar en eso , pero lo vi , lo viví y morí en sus manos morí en el primer grito, morí en cada paso , el hospital se convirtió en llanto.

Y los doctores en suplicios quitándose el casco ante el combate y la guerra, el suicidio por el que no aguanto los ataques y las bombas.

La vida no tenía por qué verse como un campo de guerra, pero ya ni el mar abierto los bucaneros se sentían tranquilos, la noche se volvía día y la gente en personas el tiempo en circunstancias y yo en cenizas, como las semillas los gusanos y las tierra, sus lágrimas mi abono y mis sonidos en viento y aún así los árboles se mostraban para defenderme.

Tal vez si no diera nada y ese niño o niña se quedará en mis brazos abría un momento en el que alegro mis ojos se vuelven a abrir y el brillo en ellos se despego envolviendo todo, sin embargo ya no veo y soy una buena madre la mejor, pero es tan cansado, es lindo ver crecer, soñar y brillar tiene más de una madre que de ella misma, escucho una historia y le escribirá otras, le canto sueño y bailó con ellos todos los días lo escucho decirme mamá, duermo a su lado, ese niño o niña sin embargo al despertar solo veo sangre.

Estoy encerrada ahí, no hubo más que un grato, dicen que la llorona grito por sus hijos una vez que los vio morir.

Ese grito es parte de cualquier mujer el perder, ese grito de dolor que embriaga el sentimiento penetra los tímpanos, perdidos en el cruel momento que me vi que las cadenas se volvieron más fuertes, ese grito que me dejaba sin aire y dejaba que cerrará las piernas junto a esa sangre.

Ese grito que se despegó desde lo profundo de mis pulmones en ironía y umbral ese grito que me devolvió poco a poco.

Cuando me dejó de escribir me miró.

-¿Pudo salir de su cárcel?- pregunté al notar su sonriente llanto.

-Jamás lo hice- hice que volvieran a juntarse las vi llorar, pelear y gritar con uñas y dientes y más, fui sus ojos, sus manos y sus labios.

Las hijas que no lloramos y las madres que intentan gritar.

Atrapan a nuestras hijas, y sus madre hacían todo lo posible por encontrarlas, gritan por las que no pueden hacerlo.

Solo para salvarlas o encontrar sus cuerpos en alguna fosa.

Avía escuchado de una historia en el ballet, unas mujeres llamadas Willis grupo de místicas vírgenes nocturnas abandonadas por sus amores que matan a los hombres después de la media noche.

Sin embargo una vez que todo se cayó poco a poco me senté fuera de la casa abandonada, toque la puerta y no había nadie.

Ella era una mujer fuerte que soñó con su rescate y murió dando a luz.

-Hola- le dije a la casa deje un par de flores en la mesa, sola y sucia, con lágrimas una vez que lo recordé todo, cuando te das cuenta de la impotencia el enojo saca lagrimas por su solas, tus manos se pierden y tus recuerdos te hacen caer llena de dolor, la impotencia corre por tu sangre.

Solo puedes ver soledad, su dolor se confunde con odio y margara, se confunde entre los gritos y la falta de aliento, caes miras, te pierdes.

Me hubiera gustado salvarte, me dije a mi misma.

-Cuando dijiste que ya tenías la historia no me imaginé esto Camila - mire a mi jefe y sonreí.

-Hay muchas cosas que simplemente interpretas, sin saber lo que pasó realmente- respire profundo ocultando mis lágrimas.

Al darle la noticia completa deje de escucharla, pero eso no significa que la haya olvidado.

-tu amiga realmente se salvó - lo mire y no dije nada solo salí.

La calle era linda y las personas caminaban de un lado a otro, tome mi cosas fui en el bus y respire profundo, llegué a mi casa un pequeño barandal, unas cuantas flores la ventana abierta y un árbol como a mamá le gustaban.

Todas ellas se reunían corrían y gritaban, levantaban los brazos, se habían encontrado a si mismas, pedían ser escuchadas gritaban el nombre de mujeres que no podían hacerlo.

Gritaban el nombre de desaparecidos que nunca fueron encontrados como una historia que no debió ser escrita por mi.

Como un desaparecido que jamás debió de serlo, cada mujer gritaba, se armaba de valor y levantaba el brazo.

Dejaba de callarse y lloraba mientras hablaba, las palabras se le iban, las calles se pintaban de color morado.

De color verde, de color rosa, el mundo se tenía lo peor, mientras ellas en ese infierno al que se le llamaba vida.

No se rindan hay muchas que no pueden gritar

Cuando estaba en el fondo, alguien llegó a salvarla, uno que se arrepentía de cada uno de sus actos la llevo en sus manos y la cargo hasta la salida tomo un auto y la dejo junto a sus mejores amigas, aunque ya no estuviera con vida.

-Sabes mi abuela me contaba una historia- escuché decir.

-Que historia...

Creo que ya la contaste tu

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