Capítulo 47. "Esta soy yo... intentándolo"

Esperanza.

Eso es lo que sentía en el corazón desde el momento en el que me plante frente al restaurante de comida mexicana en el que he trabajo durante los últimos años de mi vida. Sentía un poco de esperanza y temor de dar el paso que tenía en mente, pero Lauren tenía toda la razón: las cosas no podían solucionarse de un solo tiro. Tenía que detenerme a observar todo el panorama y ver cuál era mi situación antes de actuar.

Y ahora, frente al imponente letrero con letras verdes y rojas donde se puede leer "BurriToe's" siento que por aquí debería empezar para tomar las riendas de mi vida. 

Me sudan las manos y siento unas inmensas ganas de gritar sólo para quitar un poco de tensión de mis hombros. Me paso detrás de las orejas aquellos mechones que se han salido de la coleta e inhalo todo el aire que puedo antes de dar un decidido paso para entrar al restaurante. Todo sigue igual como en los últimos días, salvo que la persona que hace turno conmigo está tan sola como el cliente en una esquina comiendo un burrito de frijoles. 

Lo saludo rápidamente con la mano y sigo mi camino hacía la oficina de mi jefe, antes de que me arrepienta. Doy dos golpes firmes en la fuerte y esta se abre justo cuando estoy por dar el tercero. El hombre que abre la puerta parece sorprendido de que esté parada frente a él, pues desde el pequeño "incidente" dentro de aquellas cuatro paredes, he mantenido la distancia con él sólo para que las cosas no se malinterpreten. Que claro, una parte de mí dice que después de aquello sería muy difícil que todo fuera como antes. 

Y es que el constante cambio es la clave de la vida. 

—Que sorpresa, Grecia, ¿Qué necesitas?

Las piernas comienzan a temblarme y meto mis manos dentro de las bolsas delanteras de mis pantalones, sólo para que no vea lo ansiosa que me pone su presencia.  

—Necesito hablar con usted—claro que no iba a tutearlo después de toda la insinuación. 

Se hace a un lado para dejarme pasar y de reojo veo la pequeña mueca que hace con los labios. Me siento en la misma silla que la vez pasa y se me hace un hueco en el estómago al ver que él no toma asiento; se recarga en el escritorio y se cruza de brazos tal como la vez pasada. Limpio el sudor de la palma de mis manos y tardo unos segundos en tragar el nudo que se aprieta en mi garganta. 

Observo mis botas color vino y tengo que cerrar los ojos dos segundos sólo para recordar lo que tenía planeado decir.

—Creo que esto será extraño y muy sorpresivo—comienzo—. Y antes de iniciar me gustaría decirle que la decisión que he tomado no tiene absolutamente nada que ver con lo sucedido entre nosotros.

Sí, claro,  me reprocha mi cabeza.

Mi jefe asiente levemente con la cabeza y una de sus manos se coloca bajo su mentón, mientras que sus ojos me miran con determinación a negociar. Pongo el marcha el motor de mi cabeza para que mi boca pueda hablar de manera fluida sin que se vea interrumpida por mis abismales nervios y ganas de llorar.

—Quiero darle las gracias por haberme dejado trabajar aquí tanto tiempo y por las oportunidades que me brindó desde el día uno—le digo de manera lenta y sincera—. Yo sé que muchas veces me equivoqué y quizá lo perjudiqué de manera indirecta, pero quiero decirle que aquí aprendí muchas cosas que quizá la vida no te enseña.

Hace un leve sonido con la garganta y asiente con la cabeza de manera melancólica. Respiro lentamente y no lo miro cuando digo mis últimas palabras:

—Y  a pesar de que aquí crecí en muchas cuestiones personales... vengo a renunciar. 

Veo que mi ex jefe chasquea la lengua y mete sus manos a los bolsillos de su pantalón gris.

—Recuerdo cuando llegaste aquí preguntando por la vacante disponible—sonríe—. Es gracioso que aún recuerde como tartamudeabas al hablar. 

Era un día bastante caluroso cuando tenía la necesidad de comprar una computadora nueva para hacer las pruebas piloto para el examen de la universidad. Había pasado todo el día buscando un trabajo de medio tiempo que me diera el dinero suficiente para hacer aquello, pero sólo había conseguido deshidratarme y tener las mejillas coloradas por el sol. Hasta que vi el letrero en aquella ventana que ahora conozco de memoria; desde la pequeña mancha de pintura verde hasta los rastros de la cinta adhesiva. Fue un milagro que siguiera consciente después de haber estado caminando casi cinco horas por la ciudad, así que cuando entré para preguntar si el puesto estaba disponible, los nervios me traicionaron y termina tartamudeado y hablando con un poco de incoherencia. 

Así que cuando menciona aquello, no puedo ocultar la sonrisa que se forma en mi rostro. Incluso la nostalgia se hace presente en mi pecho. 

—Lo recuerdo—murmuro.

—¿Este es el momento en el que te ofrezco un aumento para que te quedes?—pregunta de manera divertida, en un intento por hacer menos tensa la situación—Sería una maravillosa oportunidad para ti.

Sí que lo sería, pero definitivamente no podía quedarme más tiempo en este lugar. Aunque doliera, tenía que comenzar a marcar mi camino.

—Sería genial ganar un poco más—lo miro con un poco de pena—, pero no puedo aceptarlo.

—Repito, sería una enorme oportunidad para crecer laboralmente.

—Créame que entiendo esa parte—me adelanto a hablar para explicar las razones por las que me voy—. Pero en estos momento estoy teniendo una situación complicada conmigo misma que me gustaría arreglar. Creo que no estoy en disposición de aceptar un aumento con todos los problemas que últimamente intento solucionar.

Agacha la mirada al tiempo que lo miro, casi suplicándole que acepte mi renuncia. Y es gracioso pero, ¿le cuesta dejarme ir por lo que siente por mí o por otra razón no aparente para mí?

—Creo que no tengo nada que decir salvo que te vaya muy bien en la vida—se rinde—. Supongo que hoy es tu último día, ¿no?

Asiento con la cabeza efusivamente y aprieto los labios a espera de que diga algo más. Sin embargo, sólo suspira y sin mirarme dice:

—Espero que encuentres lo que quieres, Grecia. A tu edad es más difícil ver el camino, pero supongo que pronto encontraras la paz que tanto quieres. 

—¿Lo tomo como un consejo o como una recomendación?

—Como te parezca mejor—me da un intento de sonrisa—. Ahora ve a disfrutar de tu último día aquí.

Por la noche, al terminar mi turno siento ganas de gritar sólo para sacar un poco de la efusividad que siento. Cada pedaleo que doy siento la emergencia de llegar a casa, cenar y acostarme en la cama sin preocuparme por qué tan pesado será el día siguiente. Me siento de un modo un tanto desconocido que me sorprende el revoloteo en mi pecho; como si quisiera comerme al mundo con calma. Y es tan extraño que, cuando llego a casa lo primero que hago es abrazar a mamá como si no la hubiera visto en tantos años, pues me da una clase de calma estar entre sus brazos. Incluso abrazo a mi hermano menor antes de despeinar su cabello y salir corriendo hacía mi habitación para no sufrir las consecuencias de mi acto. 

Podría decirse que parecía otra persona o que quizá me había lavado el cerebro, porque eso me daban a entender las miradas que me lanzaba mi familia antes de dejarlos cenar.

Termino aventando mi mochila en un rincón de mi habitación y me quito el uniforme del trabajo para aventarlo al bote de la ropa sucia. Me pongo mi pijama y corro al baño para lavarme la cara. Cuando veo mi rostro reflejado en el ovalado espejo veo las bolsas debajo de mis ojos, aquellas que he intentado esconder con maquillaje y mucho polvo compacto; no pierdo de vista la pequeña línea de cansancio que se me forma en el entrecejo y se forma solo cuando frunzo el ceño. Y tampoco pierdo de vista el lunar que ha salido en mi mejilla gracias a la exposición solar... de Praga. 

Mis dedos recorren aquel sutil y diminuto punto café en mi piel y pienso en aquella salida al zoológico, donde termine bronceada de una manera dispareja y horrible. Aquel mismo día Julián me besó sólo para escapar de la lunática de su ex novia y esa misma tarde contemplamos un gran atardecer. Y aquella mancha en mi piel es el recordatorio del comienzo de una buena amistad.

Una que debería recuperar.

Recargo ambas manos en el mueble frente a mí y dejo caer la cabeza con cansancio ¿sería buena idea llamarlo?, ¿o tan sólo mandar un mensaje?, ¿no estará en la oficina?, ¿o estará con la loca de su ex prometida? Okey, quizá sería buena idea sólo mandarle un mensa y esperar a que él decida el momento óptimo para aclarar todo frente a frente... o pantalla a pantalla.

 Me siento en la taza del baño y saco el celular de la bolsa de la falda del trabajo. Me pongo una mano en la mejilla sólo para sentir los locos movimientos de mi corazón.

>Ha pasado un rato y siento que es prudente preguntar si este sigue siendo tu número... de ser así, espero que leas el mensaje y no sólo lo mandes a la carpeta de "eliminados". Y de verdad espero que este siga siendo tu número porque no quiero perderte.

No quiero perder a la única  persona que me ha recordado lo buena que es la vida... y que a veces es aún mejor cuando estas bien acompañado. Y tú eras o eres una buena compañía.

Tenías razón. Todo el tiempo me diste tus sabios consejos y yo sólo los ignoré y te dije que eras un perdedor. Perdón por no escucharte, perdón por hacerte a un lado; perdón por ser la torpe Grecia, pero sobre todo, perdón por haber encapsulado todo y haberte metido dentro de esa píldora llena de problemas. 

¿Sabes? hace un rato tuve una platica con una persona que curiosamente me habló sobre almas gemelas y esas cosas. Y creo fielmente que TÚ eres mi alma gemela, Julián. No tengo duda alguna que nuestra conexión no fue al azar; creo que fue porque de algún modo el universo quiso que aprendiéramos uno del otro. De ser esto verdad, me veo en la necesidad de pedirte perdón porque quiero tenerte el resto de lo que me queda de vida. 

Te extraño muchísimo. Extraño las llamadas por las noches (días, en tu caso) y tus historias aburridas de oficina. Simplemente extraño poder sentirme un poco cerca de ti. 

Aquí todo ha cambiado para bien... creo, pues justo hoy he renunciado a mi empleo, de algún modo he encontrado el problema con Tom y también he decidido que mañana iré a casa de Elizabeth para arreglar todo. Sólo falta arreglar el pequeño detalle de el baile de graduación con Michael... es una larga historia, pero estoy pensando en asistir con él sólo para darle la gran despedida a este asunto y seguir con mi vida sin él. 

De verdad espero que veas este mensaje.

Una vez que envío el mensaje, aviento el celular en mis piernas como si su contacto me quemara las yemas de los dedos. Me pellizco el labio inferior, imaginando las posibles respuestas que obtenga de su parte o qué hare si ignora mi mensaje. Sin embargo, cuando el aparto comienza a vibrar en mis piernas me quedo congelada, incluso tardo dos segundos en reaccionar para ver si no es alguien más llamando.

Llamada entrante de Julián F.

Un suspiro nervioso sale de mi boca cuando corro a sentarme en la silla del escritorio. Intento peinar rápidamente mi cabello y contesto antes de que se corte la llamada. Recargo el celular en unos libros y en la pantalla aparece Julián, sentado en la silla de su oficina, con una camisa azul cielo y una corbata blanca y azul a medio apretar. Aprieta los labios y mueve un bolígrafo entre su dedo índice y el pulgar. Lo primero que noto además de que no sabe qué decir, es que las ojeras han desaparecido un poco y que su cabello está más corto que la última vez que lo vi. 

—Hola—digo con la voz un poco estrangulada por los nervios. 

—¿Estás ebria?—pregunta mientras entrecierra un poco los ojos.

Lo miro confundida y miro a ambos lados buscando alguna botella o algo que haya insinuado aquello. Pero no encuentro nada más que ropa sucia y libros mal acomodados.

—Si lo dices por mi mal aspecto, lo entendería—intento bromear, pero el no sonríe por completo.

—Lo digo por tu mensaje—explica—. Estabas muy decidida a defender a Michael y ahora no, ¿qué cambió?

Me rasco la nuca y arrugo la nariz, aceptando la pena que siento al escucharlo hablar. Y es que es cierto, creí ciegamente en que su amabilidad era sólo eso y no un intento por regresar conmigo después de acostarse con las chicas que quería. Me da directo en el orgullo admitir que él tuvo la razón, así que sólo dejo caer la espalda en la silla negra y me muevo de un lado a otro de un modo  infantil.

—Bueno... tuve una maravillosa epifanía donde me di cuenta que estaba arruinando todo y que Michael... ya sabes... sólo... quería ver si podría regresar a mi vida—acepto.

—¿Y a qué precio?

—El perder a mi mejor amiga y a ti—murmuro sin mirar la pantalla de mi celular.

—No diré "te lo dije" porque es completamente innecesario y dudo mucho que quieras escucharlo—sonríe—. Así que iré a la parte en donde pregunto ¿por qué rayos irás al baile con él?

 Aprieto los labios y dejo salir aire por ellos, provocando un sonido parecido al de un globo al desinflarse. 

—Digamos que hubo un mal entendido y yo no lo resolví y es por eso que ahora seré su pareja. 

—¿Y por qué no lo resolviste?

—Me daba miedo hablarle y terminar en otro malentendido.

—Admito que ese punto es cierto—se burla—¿Pero cómo se acepta por error ir a un baile?

—Creo que la respuesta que era para mi hermano él creyó que era para su pregunta—me quejo—Y cuando le dije que no era lo que creía salió corriendo emocionado. 

—Podrías mandarle un mensaje de texto diciendo que se vaya al demonio—sugiere.

—Lo  he pensado, pero quiero ver su cara cuando le diga que es un idiota.

—Eso me gusta más.

—¿Y tú?—cambio de tema—¿Cómo está el tema de tu ex prometida?

—Tan muerto como nuestro compromiso.

Abro los ojos por la intensidad de su comentario y ladeo la cabeza esperando que me diga algo más.

—Salí con ella sólo para decirle que era una tonta si creía que iba a volver con ella después de todo el drama—enarca las cejas—. No es tan difícil darte tu lugar y mandar al carajo a personas innecesarias en tu vida. 

—Eso no decías hace unos meses.

—Sí bueno, tus problemas me inspiraron bastante a hacer lo correcto.

—¿Es sarcasmo?

—Sólo un poco—sonríe.

—Vamos lento, vamos lento—le digo feliz de ver que la situación aquí fluye sin problemas—esta soy yo, intentándolo, así que después te diré si ya me di mi lugar. 

______________________________________

¡YA ESTAMOS MÁS CERCA DEL FINAL!

Yo espero terminar la historia esta semana, porque quiero terminar los Spin Off rápido y continuar con la nueva historia que tengo en mente y ahora si cerrar para siempre el tema de los Smith, los West y Grecia. 

Gracias por tanto.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top